Partida Rol por web

La estrategia de Raoki había sido buena. Había usado su pokémon Buizel para hacer que el campo de batalla se empapara, para ser imposible esquivar el ataque de su poderoso Electrike. Mientras Bunnelby corría, golpeando con sus poderosas patas el suelo y empezando a provocar un poderoso terremoto, Electrike saltó. Empezó a brillar y pequeños rayos brotaban de su cuerpo eléctrico. Las nubes lanzaron un poderoso rayo que impactó sobre el pokémon eléctrico, que aprovecho esa energía para lanzarla contra su rival.

En otra situación, quizá el rayo de Electrike no hubiese alcanzado al rápido Bunnelby. Pero el agua llevaba la electricidad allí donde se movía el pokémon conejo, hasta que al final le alcanzó. La descarga fue tan fuerte que levantó al pokémon orejón del suelo, provocando que emitiera un chillido de dolor.

Cuando el rayo cesó, Bunnelby cayó al suelo, inconsciente. Raoki aún no había dicho su última palabra.

Chihiro chasqueó la lengua. Había subestimado la velocidad de su rival y la energía de su golpe. Pensaba que Bunny podría soportar un envite como aquel pero estaba equivocada. Aquello le serviría de futura lección para próximos encuentros, era mejor no vender la piel del oso antes de cazarla.

Chihiro tanteó sus pokéball, pensó en sacar a su pokémon eléctrico, le daría un toque de gracia al asunto y podría hacer que el combate se volvera más interesante. Se podría decir que podría ser hasta más divertido y todo. Un encuentro digno de verse, pero quizá estuviera cometiendo el mismo error que antes. No debía confiarse, y aunque pensaba que ya tenía aquel encuentro ganado, debía seguir sin subestimar a su rival. Así que lo mejor sería sacar a su artillería pesada.

¡Vamos Golett! No podemos dejar que Raoki de la vuelta al combate, debemos darlo todo. Dijo soltando otra pokéball distinta a la que había cogido segundos antes y lanzándola al aire.

La esfera cayó al suelo y un rayo rojo se iluminó dejando suelto a un pokémon fantasma de tipo tierra. ¡Vamos grandullón! Animó la entrenadora a su pokémon. Aguanta el ataque que nos haga. Y dalo todo después. ¡Tú eres más lento que él, pero eso no evitará que le derrotemos!

¡Terremoto, Golett!

Sonrío, asustado, al ver a su Pokémon tierra. El combate parece decidido, casi con seguridad, pero...

- No nos vamos a ir sin luchar, ¿eh, Electrike?

Miro al cielo y sonrío abiertamente. Este año no será cuando gane. "Lo siento, padre. Lo siento, hermano. En cualquier caso, ha sido divertido".

- Al final la lluvia no ha sido tan buena idea. Pero habrá que hacer algo. Así que, Electrike, vamos a darle calor a este combate. ¡Lanzallamas!

La aparición de Golett complicaba el combate a Raoki. ¿Sería capaz de dar la vuelta al combate?

El veloz Electrike, sabiendo que sus ataques eléctricos serían inmunes para el pokemon de Chihiro, se preparó para una nueva estrategia. Y llegó de la mano de su entrenador. El fuego se formó en su garganta mientras el pokemon eléctrico abría más y más la boca.

Como si se tratara de un lanzallamas, Electrike escupió fuego por todo el campo, golpeando a Golett con fiereza. Pero el pokémon fantasma no se rendiría tan fácilmente. A un grito de su entrenadora, Golett empezó a patear el suelo, provocando un poderos terremoto.

Electrike luchó para esquivarlo, saltando de un lado a otro, pero no tenía nada que hacer. Quedó sepultado bajo un montón de piedras. Cuando todo parecía acabado, un poderos rayo salió de entre esas piedras, despejándolas. Allí estaba el pokémon, muy malherid, pero con ganas de combatir... Pero las heridas provocadas por Golett eran demasiadas. Electrike cayó al suelo, y el árbitro levantó la bandera.

¡Electrike ha caído! ¡El combate es para Chihiro Ikura!