Partida Rol por web

-Bueno, si, quién sabe.-Me encogí de hombros ante sus teorías.-Si quieres te acompaño hasta la habitación si necesitas un hombre que te proteja.-Dije mientras me levantaba y ponía rumbo a la puerta haciendo un gesto para que pasase delante de mi con una sonrisa de oreja a oreja.-Te cubro las espaldas lanita.

Aceptó el gesto de "caballerosidad" (porque siempre podía esperar que tuviese alguna treta maligna alemana preparada para vengarse por el lanzamiento de pollo heroico) pasando por delante de él pero mirándole de refilón.

-Ya verás cuando consiga unas planchas para el pelo, se te va a acabar lo de llamarme lanita- aguardó a que Kurt saliese por el pasillo y caminó con él hasta la zona de las habitaciones.
 

Solté la mano de Ben y le hice un gesto para que me esperara, dándole a entender que ya me encargaba yo de ir a buscar la comida. Me acerqué a la barra, donde aún quedaban restos de la cena, y serví varias cosas en un par de platos, a lo que sumé algo de pan, fruta y dos botellines de agua. Cogí cubiertos y regresé con Ben.

-Pica de donde quieras, he cogido un poco de todo lo que quedaba. – dije poniendo la bandeja frente a ambos y sentándome a su lado en la mesa que había escogido. – H-hay que reponer fuerzas... – dije avergonzada, pensando en lo que habíamos estado haciendo antes de quedarnos dormidos.

Miré hacia abajo y cogí un tenedor, tras lo que pinché una patata y me la llevé ala boca.

Me siento a la mesa y espero, ante la insistencia de Elizabeth de ocuparse ella de la cena. Miro alrededor, dándome cuenta de lo tarde que hemos venido. No queda nadie por aquí, ni siquiera el cocinero recogiendo.

Al poco tiempo regresa Liz con una bandeja. Me pongo en pie y saco la silla para que se siente mi novia, esperando a que vaya a sentarse para acercársela.

¿De donde quiera? -Pregunto con picardía, y le doy un beso rápido- Pero también habrá que comer... -Sonrio ante su comentario de reponer fuerzas, cogiendo algunas patatas mientras miro su rostro ruborizado- ¿Tan cansada estás?

Ben aprovechó mi comentario para bromear y robarme un fugaz beso en los labios. Tras esto comenzó a comer, al igual que yo hacía, deteniéndose unos segundos para preguntarme.

-¿Cansada? No especialmente. Lo decía más por comer algo, como tampoco vinimos a la hora de comer, y dicen que se gastan calorías cuando… - miré hacia un lado avergonzada, metiéndome otro trozo de comida en la boca.

Continué comiendo, hasta que caí en una cosa.

-Antes, me has dicho que me dabas tu palabra de dragón… - me detuve unos segundos, pensativa. - Pero… Yo aún no sé qué soy. – dije algo entristecida. – A lo mejor saberlo podría ayudarme con lo que nos espera, quizás me de alguna pista sobre cómo trabajar mis habilidades. Ahora que ya se algo más de mí... Igual encontramos algo en la biblioteca, ¿No? - le pregunté, dubitativa, buscando su opinión al respecto.

Tenía que habérseme ocurrido antes...

Solo espero que no tengamos agujetas mañana... -Replico sonriendo cuando ka veo ruborizarse de nuevo, aunque a mi también me aflora algo de vergüenza hablar del tema.

Entonces, mientras continúo comiendo con calma, saca el tema de su naturaleza. Noto cierta tristeza al hablar de ello. Tiene que ser difícil todo esto con la incertidumbre de no conocer su propia naturaleza, la verdad.

¡Claro! Deberíamos ir en cuanto cenemos y buscar algo con los nuevos datos que tenemos. Además, tengo que devolver el libro que me llevé... -Recuerdo el ejemplar que consulté en la habitación, lo que descubrí sobre ese dragón de Canadá del que se supone que provengo- A ver si es tan interesante como eso del "dragón meteoro" que encontré yo. -Pongo una mano en la espalda de Elizabeth, acariciándola- Algo encontraremos, seguro.

Mis ojos se abrieron más al ver el entusiasmo con el que me respondía Ben, al contrario que yo, que tenía tantas dudas, el parecía muy seguro de que era una buena idea.

Sonreí, mientras acariciaba mi espalda y me animaba diciéndome que algo encontraríamos.

-No sé si seguro, pero al menos habrá que intentarlo. – volví a acercar el tenedor al plato, pinchando las últimas verduras. – De todas formas eso del dragón meteoro es difícil de superar… – le sonreí, por su comentario de lo interesante que había sido lo que había descubierto sobre él. – Con no resultar ser algún enemigo natural del dragón me conformo… - reí.

Ambos continuamos comiendo, hasta que al dar la cena por finalizada recogimos nuestras cosas y salimos del comedor.