Partida Rol por web

Eddgar, no seas estúpido y échate a un lado, no te preocupes por mí

Me arrastro, me cubro con lo que encuentre, y si puedo levantarme y correr cambio de sala para ponerme a cubierto, aunque sepa que colocándonos en cubierto no conseguiremos vencerles.... por ahora... Yo, no puedo hacer mucho más

Morid tíos, ¿De donde coño habéis salido?

Yves, si me escuchas... si por casualidad estás por aquí arriba... este sería un buen momento para que nos ayudaras, a mí y a mis compañeros... necesitamos ayuda

¡Malditos! pienso enfurecido tras ver cómo han dejado a la pobre Dorothy aunque también es verdad que no está tan mal como lo estaría su cuerpo humano de no estar Eva dentro, lo cual me alegra en parte.
Veo que ella misma intenta apartarse para dejar de estar a tiro y yo hago lo mismo corriendo a esconderme en la habitación contigua, la primera en la que nos encerraron, donde aún deben estar los restos de los no-muertos con su asqueroso olor invadiéndolo todo...

La situación se había vuelto totálmente en contra de los ángeles, y estos llevaban las de perder. Zadkiel comprendía que dificilmente saldrían de allí en el cuerpo de sus anfirtiones, y que todo apuntaba a que pronto se reunirían con sus jefes. La cruda realidad era que aquella gente estaba armada, y ellos no tenían nada salvo sus poderes para defenderse. Unos poderes, que por otro lado, apenas habían sido ejercitados.

El ángel vio cómo su ataque erraba, pero un rápido vistazo hacia atrás, hacia sus compañeros, le indicó que no tenían salida por ningún lado, y que no había forma de huir. Sólo quedaba enfrentarse y ganar, o despedirse del mundo de los humanos por una temporada.

Zadkiel volvió a concentrarse para atacar con todo lo que tuviera, sabedor de que probablemente aquella fuera a ser su última acción en la tierra.

Familiar, Guardia 1 y Guardia 2 dispararán a Zadkiel.

Guardia 3 y Guardia 4 dispararán a Eddgar.

Todos fallan menos el guardia 2, que hace 10 daños a Zadkiel. Con su resistencia y armadura, (7), solo entran 10-7: 3 puntos de daño.

La situación era pesada como el plomo que llovía sobre los ángeles, sin piedad, el guardia principal, quien parecía liderar el siniestro grupo que descargaba su juicio sobre los enviados del señor. Evangelia se apoya contra la pared, adolorida y en el pecho, con esa sensación pesada en el pecho empieza a rezar como si su vida dependiera de ello... eleva una plegaria a Yves, pero todos saben que Yves está con demasiadas ocupaciones como para bajar a ayudar a sus subalternos de menor grado... aunque estos estén a puntos de regresar como un queso suizo y con moño al cielo.

Eddgar se arrastra por entre los escombros de la puerta, repta lentamente, y Zadkiel se sacude las manos con toda su estática, mientras sigue su demostración de prestidigitación, parece más enfocado en asustar que en darle a algún objetivo, sus palmas se abren y como un enorme conductor, los rayos empiezan a chisporrotear desordenadamente sin tocar ningún objetivo, pero lanzando verdaderos fuegos artificiales sobre el pasillo, el ángel es incapaz de controlarlos o de fijar con claridad hacia donde quiere dirigir la energía. Se oye el sonido eléctrico que produce su don concedido por Juan, y los guardias dan un paso hacia atrás mientras aseguran sus armas de nuevo.

-¡¡¡Dejadlos a todos en el suelo!!!- ordena el jefe, y una nueva dosis de balas fue descargada, Evangelia parecía no ser blanco, para ella todo transcurría en cámara lenta. Respirar le dolía, debía tener algunos fragmentos de metal en los pulmones o algo así, tuvo que cerrar los ojos, pues las astillas saltaban inclementemente. Eddgar se arrastraba con rapidez, frente a él dos tiros hicieron blanco, estaba siendo atacado aún, sentía el calor del rozamiento de las balas, mientras buscaba cobertura, cuando finalmente estuvo dentro de la habitación de nuevo, pudo maravillarse de no haber recibido un solo rasguño (y es que Dios también cuida de los suyos).

Zadkiel no tuvo tanta suerte, estando de frente, era el blanco principal, y cuando el ángel sintió su final cerca, como una explosión de energía un halo dorado lo cubrió por completo, emitiendo una luz amarilla llena de pureza y santidad, no entendía que pasaba, pues las balas chocaban contra él sin hacerle demasiado daño... una armadura de láminas de oro lo recubría, cual hidalgo medieval o caballero del señor, todo rebotaba contra él, o casi todo... pues ninguna armadura es perfecta. Aunque estaba haciendo frente como escudo humano, y le funcionaba bien, el frío beso de algunas balas le magulló, una en el abdomen, dos en el brazo, no sangra exageradamente, pero siente el dolor que de nuevo lo ataca con fuerza. Cuando las armas humean y él sigue en pie (sin moverse apenas), como si de un efecto de la luz se tratara, se desvanece su recubrimiento corporal, desvaneciéndose en argollas de humo amarillo hasta volver al estado original. Las heridas persisten, pero ha recibido cuanto menos una docena de balas sin inmutarse...

Me levanto y con las fuerzas que me quedan doy un codazo tras otro a la puerta que hay tras de mí, toda la pared entera tiembla, y los guardias deben estar igual de asombrados de ver tanta fuerza y resistencia, un enorme charco de sangre alimentado por hilos de líquido carmesí se amontona bajo mis pies a la voz desesperada alzandose entre los disparos y coros de:

Walton, Arlond, largaos de aquí, marchaos ahora YA

Un tercer codazo y parece que la puerta empieza a ceder, pero no sé si ha sido suficiente para derribarla, en mi actual estado, nada puedo hacer ya

Aprovechando este golpe de suerte, Anastacia decide darle su mejor patada. Trata de apuntar lo mejor posible, y lanza un puntazo que da en todo el brazo del Pastor, el brazo con el puñal. La inercia se encarga del resto, la hoja férrea cae en algún sitio, mientras que el hombre retrocede hasta quedar apoyado contra la pared, profiriendo maldiciones y blasfemias. Logra quitarse la túnica y arrojarla lejos mientras su rostro ha perdido la compostura y la seguridad que tenía hace unos instantes... sus iris irradian odio, a punto de quemar viva a su víctima. A Constance.

Se agacha mientras va en busca de su arma -Voy a hacer que eches de menos varias partes de tu cuerpo... puta rebelde- dice mientras se mantiene a resguardo de la posibilidad de otra patada, está demasiado lejos y está prevenido, no has logrado más que retrasar las cosas... y despertar la furia del lujurioso Pastor Michael. Mientras los tonos altos de aquel coro parecían transmitir una calma y una cercanía, no podías quitarte la impresión de que estaban ocultando un secreto... había una razón y todo aquello parecía estar formulado con un objetivo. Pero poco tiempo había para reflexiones, la mano de Michael encontraba el puñal, y en nada llegaría sobre ti a mutilarte en respuesta a tu resistencia.

Desde mi posición podía ver a mis compañeros aunque a Zadkiel solo ligeramente si me asomaba más de lo que quería, con ello pue ver toda la escena: Dorothy intentaba tirar otra puerta abajo, una puerta nueva que no se sabía qué demonios tendría detrás, y yo solo espero que no sean realmente demonios... mientras que Walton trataba de sacar sus rayos para chamuscar a quienes les estaban acribillando a balazos.
Abro mucho los ojos al comprobar que un aura parecía estar protegiendo al hombre negro, portador de Zadkiel, de la mayoría de las balas. Guau, es un hacha el tio, aparte de lanzar rayos puede salvarse de algunas balas, pienso asombrado.

Y lo único que se me ocurre hacer allí agazapado (y asustado, aunque eso es mejor no decirlo ni mostralo) es rezar, rezar a Novalis... tal como Zadkiel a debido de hacerlo con Juan.
Sé que nunca he sido el mejor y que cuando me mandaste aquí me libraste de un juicio que habría perdido... pero creo que mis compañeros no merecen que acabemos así, estamos ya muy cerca... nos separan solo algunas paredes de nuestro fin... Novalis, amigo mío, sé que en el fondo me quieres y sabes cuidar de mi como yo intento cuidar de ti... Mi Señor.... Yo... Yo... Ayúdanos...

Zadkiel cerró los ojos cuando vio la que se le venía encima, preparado para subir a donde su jefe a redactar el informe de la misión y aguantar la bronca que le caería, pero en lugar de eso, la mayor parte de la balasera fue detenida por un aura de láminas doradas que lo protegió de la mayor parte del daño.

Aún así no fue suficiente y el dolor penetró en él cuando varias balas lo alcanzaron, sin provocar nada más allá de la angustia física que sentía el cuerpo de Walton.

¿Pero qué...? Pensó con incertidumbre mientras escuchaba como Eva los instaba a él y a Eddgar a huir de allí. Cosa que habría hecho con sumo gusto de no ser por que las armas de quienes tenía frente a frente le decían que no iba a largarse a ningún lado. Ya era demasiado tarde para huir de aquello, solo le quedaba enfrentar el problema y esperar lo mejor.

Confiando en que lo que acababa de pasar era otro de los dones con los que su jefe le había dotado para la misión, se concentró en el que parecía ser el líder de aquellos a los que enfrentaba para intentar freirlo cuanto antes y hacerlo callar.

Los cinco guardias atacan, pero solo el familiar hará daño de 8 puntos a Zadkiel (-2 por la armadura) = 6 puntos.

Evangelia entra en un estado de desesperación, herida y en urgencia, se levanta mientras intenta tirar la puerta tras de ella, pero su prisa (que no ha traído nada bueno), y sus heridas, hacen que se convierta en un triste intento de cargar contra una perfectamente sólida puerta de madera (o quizás normal como cualquiera, pero en el estado en el que se encuentra, difícilmente podría notar diferencia alguna). Eddgar masculla algunas cosas del otro lado de la habitación, parece que el miedo es demasiado para él, y ambos ángeles, en medio del predicamento, están más concentrados en salir con vida de allí.

El moreno se para en su intento temerario de acabar con sus atacantes, junta sus brazos y enfila su mirada hacia el líder de este grupo, por un momento la cámara lenta se activa y ambos se enfrentan en un duelo de miradas, Zadkiel libera su energía una vez más, mientras que el guardia se agacha, y el rayo solo roza su sombrero y lo arroja varios metros hacia atrás. Casi que se podía ver la victoria en los gestos del maldito guardia, quien con un clic reactiva su arma seguido de sus "soporte". Las balas truenan de nuevo y Zadkiel solo atina a pensar que esta vez podrá librarse, intenta cubrirse, y de nuevo las doradas láminas parecen materializarse de la nada, como si se tratase de algún caballero, las balas esta vez no tuvieron misericordia, una tras otras impactaron el pecho y las extremidades, algunas no lograron atravesar, otras fueron deflectadas, pero el aluvión no cesaba, y las balas fueron demasiado, la cubierta de oro fue cediendo, y las balas atravesaron en varias partes el tronco de Zadkiel, quien da dos pasos antes de perder el equilibrio y caer hacia atrás, para que Eva le sosteniera.

Ahora Zadkiel siente el dolor real, no solo aquel relámpago quemante, sino la dificultad para respirar, la sangre mancha su ropa con lentitud, su pecho le arde, puede sentir esas partículas de plomo alojadas en sus pulmones, en sus brazos, el dolor insoportable de sus músculos, el olor a pólvora y a humo, ni siquiera tiene más energías para enfrentarse, no sin tener que hacer un esfuerzo sobrehumano... las cosas se ven mal para los subordinados de Yves y Juan.

Eddgar abre los ojos, y encuentra frente a él unas piernas y unas sandalias que podría jurar reconoce. Levanta la mirada con entusiasmo reconociendo al arcángel de las Flores, dos enormes alas y un aura blanquecino salvaje que se desvanece lentamente. Es un tipo bastante relajado, tiene unas bermudas y una camisa roja de flores blancas, un estilo hawaiiano, usa un sombrero del tipo que uno esperaría ver en la cabeza de un turista que se protege del sol en la playa. Su cabello es de un color marrón con algunas líneas blanquecinas de canas permanentes, tiene un bigote frondoso y curvado de gran tamaño, así como una barba desordenada que podrías jurar tiene césped entre ella. Da un paso hacia adelante.

-Siempre me he preguntado, como te ganas tantos problemas Ed... eres un sujeto guay, pero te gusta meterte en líos- dice con una voz suave, calmada, despreocupada, lenta y tan tranquila... por un momento olvidas todos tus problemas (y a tus compañeros). -Hey... ¿dónde es la fiesta?- dice con una sonrisa.

En ese momento resuenan los disparos y se puede ver como Zadkiel cae ante la embestida. -Oh... parece que ya la encontré, llego justo a tiempo, no me gusta ser puntual, pero ya sabes... es mejor tarde que nunca... pero no soporto esas prisas que nos meten, hoy en día todos van tan apresurados, pero viejo! hay que tomarse las cosas con calma... ¿crees que tus amigos se alegren de verme? yo creo que si... aunque parecen estar ocupados, ves lo que te digo Ed? todos están muy ocupados o acelerados para ser amables...- dice sonriendo mientras te ayuda a levantarse y se dirige hacia la puerta a intervenir en la batalla.

De repente un hombre entra a la escena, viene del cuarto donde Eddgar estaba, su aspecto es curioso y claramente poco común, unas bermudas hasta las rodillas, unas sandalias que dejaban descubiertas sus pies y una camisa roja de flores blancas con un aire hawaiano, su rostro parece ser tranquilo y en su cabeza usa un sombrero blanco que sería más adecuado en un día soleado en la playa, tiene un cabello castaño junto con algunas líneas blanquecinas que delinean canas, un bigote curvado hacia arriba (aunque no cuidado con delicadeza) y una barba corta enmarañada con algo de hierba en ella.

-Ek..- dice al entrar a escena -como detesto esos chismes, son tan ruidosos y molestos- dice mientras se para protegiendo a Zadkiel y a Eddgar y sonríe, su sola presencia parece llenar de armonía el sitio, tiene un aura de alegría y de euforia fuera de lugar. Con su índice en los labios, indica a ambos que deben hacer silencio, y les dedica una sonrisa. Mientras que los enemigos parecen súbitamente detenerse algo estupefactos. Al menos en lo que se podría leer de sus expresiones.

-pero que...?- dice el guardia bajando el arma, mientras se para, observa fijamente, como si hiciera un esfuerzo, se gira hacia el guardia de al lado tomándolo por la solapa de su traje -¡¡Se han transportado!! ¡¡Están tratando de escapar!! No hagáis bullicio, informad a todos que tengan los ojos abiertos y en cuanto los encuentren, llamadme. SON MIOS, no lo olvidéis, no deben estar lejos- dice casi vociferando, suelta al sujeto, quien asiente.

-Tu!- dice señalando al del otro lado -¡¡Tu te quedarás conmigo, los demás, a buscarles por los terrenos de la mansión, están heridos y no les queda mucho, son mi promoción segura... a que esperáis tarados!- y los tres restantes salen caminando rápidamente hacia atrás mientras el guardia camina con el arma delante, de forma sigilosa, seguido del otro, como si buscara a los ángeles que estaban frente a él hace unos instantes y ahora... no fuese capaz de verlos.

El ángel gritó de dolor al sentir el acero ardiendo penetrar en su cuerpo inmisericorde. Sintió como si un tren lo arroyara y perdió la noción de la realidad hasta que estuvo tendido en el suelo, con todo el cuerpo apoyada en Eva, quién también se encontraba tirada tras él.

Abrió los ojos y se lamentó en sus pensamientos, nublados a causa del dolor.

Aaaargh! Cómo duele ser humano. Pensó intentando relajar su cuerpo para no sentir más dolor del necesario. Podrían haber terminado de un solo golpe, esto es peor que si me hubieran mandado directamente a donde el jefe.

Se estaba preparando para lo siguiente que vendría cuando un extraño personaje hizo acto de presencia a través de la puerta por la que Eddgar se había escapado de la balasera, dejando a todo el mundo con cara de circunstancia.

Tras el gesto que les hizo el hombre, y la reacción de los tipos armados, supo perfectamente que no era el momento de hacer preguntas y haciéndole una leve seña a Eva con las fuerzas que le quedaban, le indicó que era el momento de apartarse de la puerta, para dejar pasar a cualquiera que pudiera querer atravesr el lugar en el que se encontraban. De este modo, hizo un sobrehumano esfuerzo por ejecutar tal hazaña, por que eso era lo que en esos momentos suponía para él algo tan sencillo como arrastrarse lamentablemente.

Lo observo respirando agitada. Estaba cabreado, y mucho. Genial me había ganado el pase libre al cuchillo mortal. Tenia que hacer algo, y rápido. Si llegaba a donde yo estaba iba a perder, y mas estando encadenada.

¡Maldito pastor y adoradores! Estaba harta de todos ellos. Tenia una oportunidad para liberarme de esa cadena antes de que llegue. Si lograba dislocar mi muñeca aunque me doliera podría sacarla de las esposas aunque me costara.

Respiro profundo. Estaba comenzando a desesperarme y mi mente se bloqueaba para pensar con claridad. Seguramente Guy se estaría revolviendo de vergüenza. Esperaba que pudiera perdonarme, pero no podía dejar que me violara o me matara. No estaba allí para perder.

Exhalo el aire y tiro con todas mis fuerzas del brazo encadenado. Para dar el latigazo que podría dislocarla. Esperaba que dios me ayudara un poco esta vez, por que sin duda estaba totalmente perdida. Y mi final estaba a minutos de mi cuerpo.