Partida Rol por web

Observo a mis compañeros y la situación que estaba ocurriendo. No comprendía nada de lo que pasaba. ¿Donde estaba? ¿Había sido un sueño? No...todo era real. El pastor era un demonio y me había salvado por los pelos gracias a ellos. Iba a estar en deuda de por vida.

Cuando la balacera termino, recorro con la vista el lugar y mi mirada se posa en aquel hombre, me hubiese gustado retorcer su pescuezo de no ser que estaba esposada a aquel infernal caño. Pero luego de eso, vino la imagen horrenda de su cuerpo siendo partido en dos.

Sentí como mi estomago se revolvía por las nauseas y como todo mi cuerpo hacia arcadas listo para vomitar. El hedor a putrefacción y el cuerpo destrozado era una imagen que relajaba mi estomago.

Cuando volvió a acomodarse todo en mi sistema sentí vergüenza de estar así expuesta. Compartía los sentimientos con mi envase y realmente estar semi desnuda frente a todos no era mi mejor imagen. Me sonroje antes de apartar la cabeza un poco del arma que amenazaba con volarme las manos.

-Tal vez deberías revisar su escritorio...allí debe tener una llave o algo...-

Le comento mirando de reojo el cañón que asomaba al costado de mi rostro con peligro. Confiaba en mis compañeros pero una bala mal enviada podría lastimar el cuerpo de mi envase y eso era algo que prefería evitar. Esperaba que la niña no recordara todo lo que había ocurrido o me culparía toda la vida por dejarle un trauma en la cabeza.

-¿El escritorio? Preguntó con incertidumbre Zadkiel, y luego miró a su alrededor. ¡Claro! ¡El escritorio!

La irrupción en la habitación había sido tan frenética y cargada de violencia, que el ángel casi ni se había parado a mirar lo que les rodeaba, y ahora era cuando empezaba a percatarse reálmente del lugar en el que se encontraban.

Zadkiel bajó el arma y buscó con la mirada el escritorio del ex-pastor Michael, registrándo la habitación de arriba a abajo en busca de la llave que liberaría a su compañera, pero pronto se dió cuenta de que si había algun escritorio en el que se guardaba dicha llave, este no se encontraba allí.

-Eeeemmm... me parece que aquí no hay nada de eso, y tenemos que darnos prisa en liberarte, antes de que la gente de la mansión nos arrincone en esta habitación... además aún está el asunto de los fieles, si no han llegado ya, lo harán de un momento a otro... Dijo sin cesar en su búsqueda. Aparta la cara todo lo que puedas Anastacia... Terminó diciendo asegurando el cañón del arma en las esposas para no errar.

Todos parecen pensar con menos claridad y con más frenesí. Ruthiel os espera, y observa la escena sin intervenir. Anastacia corre la cara y Zadkiel, asegurando el blanco, a quemarropa dispara a las esposas. Aprieta el gatillo una vez, esperando que, aunque su conocimiento de este tipo de armas no fuese el más extenso, aquello solucionara el problema de su compañera.

¡¡BANG!!

Un tiro certero ha roto la cadena que la sujetaba, sin hacer más daño. Aunque con la esposa como pulsera, Anastacia era finalmente libre, a pesar de estar a medio vestir. Desde afuera Ruthiel solo se limita a hacer un comentario burlón.

-eh Rambo, te diría que no gastaras balas así, que cortaba yo las esposas... pero es que eres tan jodidamente malo disparando, que una bala menos para disparar me hace sentirme más a salvo- dice y se limita a sonreír. -Bien, vamos a patear algunos culos demoníacos...- dice saliendo por la puerta justo detrás de Eva.

Zadkiel está junto a Anastacia, quien a pesar de estar bien ahora, no parece estar muy contenta... Eddgar bufa mientras los tres deben decidir rápidamente que harán, el tiempo es limitado, una vez más, y al parecer, sus problemas no terminan... casi que saltan de la sartén para caer al fuego. Y la analogía, es escalofríantemente apropiada...

Sales con la puerta, justo para detenerte. Era el punto de medir un poco antes de tomar un curso. Frente a ti, está la moto de Ruthiel, que ha dejado cuidadosamente estacionada en medio del pasillo). Allí, uno de los guardias que Novalis noqueó (aunque seguramente le hizo algo inofensivo para sacarlo de la lucha mientras tanto) toma el bate que le dejaste al lado muy amablemente. Y por el pasillo doblan tres hombres de negro más, uno tiene un comunicador, informando de vuestra posición y los otros dos tienen...

...más armas.

En este punto, son 4 contra 1, un ángel herido, una servidora de Yves que parecía estar haciendo horas extras, ella con una puerta contra el número de balas que tuvieran los guardias esos en sus fusiles. Quizás algo desigual.

Hasta que una voz conocida y reconocida reaparece. -Ni creas que le voy a dejar toda la diversión a los novatos, cuarentona- dice Ruthiel quien levanta su hacha y salta sobre su moto y con un golpe del hacha, hace un tajo diagonal limpio sobre el que habla con el comunicador, el corte va desde el hombro derecho hasta el costado izquierdo de la cintura...

El comunicador cae, mientras aquel guardia se parte en el acto, sus piernas convulsionan y su tronco superior, ahora atrás de las mismas, parece quejarse, no cae tanta sangre como se pudiese haber supuesto, pero si surge un olor a putrefacción familiar...

Abro los ojos desmesuradamente cuando, teniendo entre mis manos agarrado su cuello, el Pastor cae desde mi altura al suelo partido en dos y todos los de la habitación presenciamos cómo se desintegra en polvo y humo en menos que canta un gallo.
Joder, podría haberme dado perfectamente a mí... pienso enfadado mirando al bruto de Ruthiel por el rabillo del ojo pero de todos modos doy gracias a Novalis o a Nuestro Señor por protegerme y evitar que ello sucediera.

Tras de mí oigo gritos por parte de Anastacia y Zadkiel y me giro a tiempo de ver cómo este último revienta el candado que tenía apresada a nuestra compañera que se intenta dar prisa en tapar su cuerpo desnudo.
Tras el subidón de adrenalina por todo lo ocurrido en tan solo unos segundos y la frase de Ruthiel antes de salir al pasillo junto a Eva, me asomo por la puerta intentando ver cómo de mal está el asunto y me vuelvo a meter en la habitación en busca de algo que poder usar como arma... dado que a estas alturas ir dando solo puñetazos no iba a salvarme la vida precisamente.

Me pongo de pie, algo tambaleante y aturdida por aquel disparo. Pero le sonrío levemente a mi compañero, antes de tomar los destrozos de la ropa. Al revisarlos desisto de intentar utilizarlos por que están todos destrozados por atrás. Así que opto por la túnica que tenia puesta. Tenia que cubrirme con algo antes de continuar. Una vez vestida miro a los demás

-Gracias por la ayuda... Esperaba lo peor... - Observo a Ruthiel - ¿Que hace el aquí?-

Les pregunto todavía observándolo Al parecer no era un demonio lo que me daba una leve sensación de alivio de saber que no le había pegado a un ente del infierno.

Detrás de Ruthiel, asomas la cabeza para ver que tan mal está la situación. Evangelia lleva la puerta, y parece pensar un momento la forma de utilizarla adecuadamente. Frente a ella, la moto de Ruthiel se encuentra aparcada tranquilamente en medio del pasillo. Desde el fondo, se acerca uno de los guardias a los que ya os habíais enfrentado, con el bate que tanta falta te hacía en esos instantes. (Claro, Evangelia tan amablemente se lo había dejado allí).

Por la puerta principal, vienen tres hombres de negro más, el primero con comunicador, parece decir algo y los otros dos, tienen sus armas preparadas y lo siguiente, es rutina conocida. Aunque quien sabe si esta vez Eva pudiese resistir tanto castigo. En ese instante Ruthiel interviene con otro de sus comentarios

-Ni creas que le voy a dejar toda la diversión a los novatos, cuarentona-dice saltando por sobre su moto, y de un tajo al primer sujeto, al del comunicador, lo acaba. Hace un corte limpio desde su hombro derecho hasta el costado izquierdo de la cintura. El sujeto se desarma, literalmente, sus piernas caen hacia adelante, y su torso hacia atrás. No puedes ver mucho, pero no parece haber demasiada sangre como hubieses esperado...

Regresas a la habitación, Zadkiel espera a que Anastacia se ponga la túnica, mientras en el aire queda aquel interrogante. Tanto que contar y tan poco tiempo para hacerlo...

¡Jajajaja así se habla viejo !

Alimentada y empujada con la energía de Ruthiel corro tras él con todas mis fuerzas. Con la puerta en las manos avanzo corriendo con tal de embestir a uno... dos o los guardias armados que se pongan enmedio y hacerles un sandwich contra la pared, espero nos presten refuerzos nuestros compañeros, porque el olor a mi sangre ya llega a mi nariz como una premonición de lo que va a ocurrir.

Vuelvo a ver una sopa de balas y a mí en medio

Vuelvo a meter la cabeza dentro de la habitación y de un rápido vistazo veo a Zadkiel cerca mío y a Anastacia, ya tapada con la túnica que nos dieron a los 4 al llegar a la Mansión. Mejor que esté así, aunque quién sabe si el cuerpo desnudo de Constance habría logrado distraer a los demonios que vienen por el pasillo.

- Ruthiel se ha cargado a uno pero quedaban otros dos armados cerca de la puerta principal y otro con mi bate viiendo hacia Eva que está fuera cargando de nuevo puerta en mano... - digo en voz alta. Luego mirando fijamente al valiente hombre de color que ahora es Zadkiel le digo mi idea:
- ¿Qué tal si intento arrebatarle el bate al primero o una de las armas a los otros mientras me cubres las espaldas desde aquí con tu arma? Con Ruthiel cargándose a uno por hachazo quizá me de tiempo a armarme a mí también.

-Apareció sin más. Le respondió Zadkiel a Anastacia. Todavía no tengo claro el motivo de que haya venido, hace ya un rato que en esta casa sólo hay disparos y gritos que confunden a cualquiera, pero es la caballería que estábamos esperando tras la petición de ayuda de Eva, o al menos una avanzadilla de ella, así que mejor que estemos agradecidos a pesar de sus maneras. Comenta recordando las contantes burlas de Ruthiel hacia él en lo referente a las armas que lleva encima.

Zadkiel escucha lo que Eddgar le dice, y luego le responde.

-Como quieras. De todas formas hay que salir de aquí, y si no hay más remedio, hay que pasar por encima de esa gente... o esos demonios del infierno. Zadkiel se descolgó el arma que llevaba al hombro y la ofreció a sus compañeros. Yo no puedo disparar las dos al mismo tiempo, y necesitamos todo el apoyo posible, así que alguno la coja de una vez y movámonos como si tuvieramos prisa.

Dicho aquello, Zadkiel se preparó para cubrir a su compañero con una lluvia de balas que pusiera a cubierto a sus enemigos, dejando que Eddgar se acercara lo suficiente para ejecutar su plan. Asomó ligéramente por la puerta, sin ponerse a la vista, y se preparó para disparar, asegurándose primero de que seguía teniendo munición.

Ante las palabras de Zadkiel miro el arma que sigue pendiendo de su hombro y que no parece dispuesto a usar y con todo el cuidado que puedo tener en estos momentos caóticos me hago con ella tras escuchar su ofrecimiento de dejarnos una a Anastacia o a mi antes de salir a enfrentarse con lo que viene por el pasillo para cubrirme la retaguardia.

Miro un par de segundos el arma que ahora tengo en mis manos y salgo como una bala al pasillo arma en mano para pasar por delante de Zadkiel y, tras sus disparos, me dispongo a disparar yo también con la rabia acumulada por no haber podido ser yo quien rematara al maldito Pastor que tenía presa a Anastacia.

- ¡¡Morid malditosss!! - grito exhasperado en un impulso guerrero inusual en mí. Novalis, si me estás observando, tápate los ojos. Ya me reñirás por esto pero primero he de lograr que mi envase sobreviva o nada de esto habrá valido la pena, pienso antes de empezar la balasera a quienes aún vienen de frente por el pasillo.

Observo a mis compañeros. Todos iban armados y listos para lo que fuese que hubiese afuera, por sus comentarios imaginaba que íbamos a montar un espectáculo de aquellos y yo estaba sin armas. Necesitaba algo con que defenderme.

Observe el caño, si hubiese podido cortarlo me serviría sin duda. Pero necesitaba algo mas y pronto. Me acomodo bien la ropa, cerciorandome de que no se viera nada y comienzo a buscar por la habitación Detrás de aquella pintura que había estado mirando Michael, tal vez escondía algo.

Reviso la mesa, corriéndola y corriendo el tapete que estaba debajo. Tal vez hubiese algo escondido en aquel lugar que me sirviera para poder defenderme. Podía romper la mesa y usar sus patas pero eran demasiado flojas esas armas como para ayudarme, notando que todos están armados hasta los dientes.  Cualquier cosa que pudiera servirme. Me apresuro buscando algo ya que todos estaban esperándome Pero reviso bien cada lugar del cuarto para verificar que no me quedara nada sin registrar.

Zadkiel ataca primero, luego Eddgar.

Tirada de daño al azar: 1- Algún muerto- 2-3-4- Nada 5-Evangelia 6- Ruthiel

Edgar ataca instintivamente, haciendo 8 daños para los 2 muertos al frente. 4 y 4 serán distribuidos, destruyéndolos en el acto si llegase a acertar.

Muerto 1 y Muerto 3, re-muertos.

El infierno se condensa en cientos de acciones, mientras parece que la suerte está echada y de repente todo transcurre en cámara lenta para nuestros héroes, el tiempo marcha lentamente, y ante sus ojos cada acto parece recordarles que tan cerca están de la muerte...

Evangelia grita algo lanzándose con la puerta para cargar contra los muertos, sus palabras se deforman en algún rugido sin sentido mientras que no puede arrastrar bien su escudo y escucha como las armas de los otros muertos se preparan, la fiel servidora de Yves cierra sus ojos, aprieta sus dientes, mientras respira lentamente, cada milésima es como una hora, mientras recuerda que está tan cerca de regresar a la ciudad dorada donde todos los ángeles esperan.

Entonces, desde atrás entra con dos pasos enormes y un arma en sus manos, su rostro en una contorsión de furia, mientras comienza a disparar, sus músculos se tensan, casi que todos pueden verle entrar en el pasillo, en su mirada hay una furia divina...

Los oídos de Evangelia se llenan con ensordecedores estampidos, siente como las balas atraviesan la madera, pero no siente dolor, se aferra a su égida improvisada, deberá caer en algún momento, las paredes empiezan a perder pedazos, que salen disparados en giros atenuados, polvo y pintura se desprende mientras cae con parsimonia trágica, Ruthiel grita algo, las balas destrozan el pasillo impunemente, mientras los otros muertos empiezan apuntan al nuevo objetivo...

Y el segundo milagro obra, su voz emite otro grito de batalla, Eddgar siente como el corazón de su envase palpita, la adrenalina, toma su arma y con una furia vikinga solo comparada a la de Ruthiel, descarga su nueva arma sobre los enemigos. Las balas se cruzan, los estampidos ensordecen a todos, Ruthiel se lanza al suelo aferrándose a su hacha, la motocicleta en medio es abatida por los proyectiles, que deforman algunas de sus partes y rebotan peligrosamente. Una bala roza la pierna derecha de Eva, varias astillas y una raspadura, esta grita de dolor, mientras se deja caer hacia la pared, su rostro se deforma, todas las heridas le duelen ahora...

El rostro de uno de los atacantes es atravesado por la ráfaga, su mandíbula queda colgada de alguna forma, mientras su cabeza se vacía fuertemente, el equilibrio del cuerpo sin vida hace que sus balas terminen por hacer más agujeros a la pared... el segundo guardia se lanza hacia un lado, cesan las balas, pero no cesa la furia... el último atacante se ve sorprendido, descubierto, su pecho es atravesado mientras la sangre salpica de forma tan lenta, y cae fuertemente hacia atrás, que casi se podría decir que ha levitado durante escasos segundos, milésimas.

Polvo y escombros se disipan. Evangelia está bien, cansada, gruesas gotas de sudor caen por su frente, Anastacia sale con una daga oculta entre su túnica al ver el silencio y a sus compañeros a salvo, Zadkiel baja el arma, alcanza a sonreír, Eddgar suspira aliviado. Ruthiel se levanta, solo resta uno de los guardias, agachado, a cubierto, su bota pisa la mano con la que intenta aferrarse a su arma. Ruthiel sonríe, por el pasillo una tormenta ha pasado, pero todos están intactos...

-No está mal novatos.- dice mirándolos.

El cañón del arma de Zadkiel humeaba dejando un pequeño y fino hilo en el aire a medida que fue descendiendo cuando el moreno relajo sus, todavía tensos, brazos.

El pasillo que se alargaba frente a él tenía el aspecto de haber sido objetivo militar de las fuerzas de los E.E.U.U. y los cadáveres que adornaban el suelo, el de una pizza barbacoa pisoteada por el paso de una manada de búfalos.

Se avergonzó un poco de ello, pero no pudo evitar sentir placer ante la extasiante relajación que el cuerpo de su anfitrión le proporcionaba, a causa de la adrenalina bombeada por sus venas en sçolo fracciones de segundo.

Pocas veces se había sentido tan a gusto y satisfecho con un resultado.

-Nada mal. Le respondió a Ruthiel con una sonrisa. Y acto seguido se acercó a Eva y le tendió la mano para ayudarla a levantarse. Creo que mañana tendrás agujetas. Le dijo sonriente.

Jejejeje seguramente.... - observo a mi alrededor..... en fin, mejor que otras veces, esta ha sido sin lugar a dudas la mejor misión que he hecho nunca... y eso dice muy poco a mi favor, la puerta ha caido a un lado y con ayuda de Walton me levanto y cojeo un poco por el último balazo recibido.... esto va a doler mañana que no veas

¿Hemos acabado con el jefe sectario entonces? Será mejor acudir a la sala de los feligreses, será mejor terminar la ceremonia y darles un final que purifique sus almas, solo así habremos terminado esta misión como dios manda.

El cuerpo de Eva parece el de un viejo muñeco vudú dado de sí - Yo no estoy exáctamente en condiciones para ello... ¿alguno quiere hacerse cargo de esto?

Un discurso acerca del propósito de esta ceremonia, algo que les recuerde los auténticos valores y les deje marchar a casa con buen sabor de boca - Ruthiel me mira extrañado por la mariconada que estoy soltando - Hombre, no vamos a dejar todo esto así sin más...

¿no?

Sonrío complacido ante la escena que se abre ante mis ojos al percatarme de que, al menos de momento, todo el peligro ha pasado... en unos pocos segundos.
Ni siquiera recuerdo si me paré a aputar con el arma o simplemente la suerte ha estado de mi lado en cuanto a la puntería de las balas arrojadas por la misma, pero el caso es que ahora mismo me alegro y me da igual si ha sido puntería, suerte o un milagro.

Las palabras de Ruthiel y mis compañeros me sacan de esa ensoñación o especie de estado de felicidad en el que había entrado apenas por unos segundos.
Cierro los ojos un momento mientras escucho las palabras de Eva y cuando vuelvo a abrirlos toda esa alegría ha desaparecido dejando paso a un miedo y vergüenza aterradoras. Las frases de mi querido Novalis taladran mi mente y casi puedo oír su voz en mi cerebro, o en el de Arnold, recriminándome por tanta violencia gratuita. Pero al menos seguimos vivos, ¿no? Eso también debería importar... pienso dándome cuenta de que suena exactamente a la clase de excusa que seguramente le tendré que dar.

- No perdamos tiempo entonces. - digo mirando fijamente a Eva y a Zadkiel sonando ligeramente entristecido o melancólico.- Cuanto antes acabemos con todo lo que se nos había encomendado, antes podremos irnos a casa...

Ruthiel borra la sonrisa de su rostro mientras observa la celebración anticipada. Saca un cigarro de su bolsillo y lo pone en su boca, su hacha se descarga sobre el último sobreviviente, antes de que pueda decir algo. Luego con una caja de fósforos, sacando un pequeño, lo enciende.

-¿Y que os hace pensar que hemos acabado con el jefe detrás de todo esto?- dice mientras da una calada a su cigarro. -Os habéis cargado a tres payasos y estáis celebrando... y creéis acaso que estos imbéciles fueron los que se cargaron a mis compañeros? por favor... tenéis coraje, pero os falta seso...- dice mientras el humo sale de su boca lentamente.

- Os voy a explicar detenidamente novatos. Acabasteis de... rematar a un montón de fiambres que los demonios usan para hacer el trabajo sucio, para no untarse de mierda. Ya estaban muertos y vosotros solo os lo habéis recordado- dice mientras señala a los cadáveres de los guardias. -El tío que quería cepillarse a la niñata, no os parece raro que apenas tuviera guardia y que apenas se defendiera... por mi hacha que era un maldito don nadie lamiéndole el culo a algún rojo con algo de poder...- dice y el cigarro se acaba en otra calada. Lo toma y lo observa fijamente.

-Este es apenas el comienzo novatos, la punta del iceberg... esto podría haberlo hecho cualquier escuadrón de limpieza de muertos vivientes- y se lleva el hacha al hombro. -Si queréis huir es el momento, ya habéis demostrado que valéis como ángeles, que sois más que unos inútiles... - y empieza a caminar hacia afuera.

-En cuanto a mi...tengo una cuenta que arreglar con el gilipollas detrás de todo esto... y probablemente esta tarde esté en el banquete del Valhalla...- anuncia con algo de emoción.

-Zadkiel, Eddgar, me debéis una moto- dice mirándolos de reojo, mientras desaparece por el hall, hacia la puerta principal. Y os ha llamado por vuestros nombres.

Estoy muy malherida, probablemente tenga plomo hasta en la médula, pero no dejaré que el moreno se enfrente al jefe él solo

¡ Eh tú tio feo, espérame, voy contigo !

Me levanto a duras penas y observo su silueta... musculosa, recia, dura, cuadrada y con un hacha.... mis manos se cierran entorno al aire mientras maldigo con todas mis fuerzas a Novalis, cojo una de las armas de fuego de los guardias y la sopeso en mis manos, pero jugueteando con ella solo c onsigo partirla en dos, estiro la mano y arrastro la moto por el suelo, cuando alcanza mi cuerpo me agacho y con gran esfuerzo la levanto, colocándola en mi hombro sano... jeje no está mal

La pongo en el suelo y arrastro la maltrecha moto como la niña que hubiera pinchado la rueda

Ya me quedaré yo este trasto, verás tú que gracia

Corriendo un poco y haciendo trabajar a las ruedas de la moto otra vez voy en pos de Ruthiel... a donde quiera que se encuentre el susodicho mandamás

-Ya veo... Tenía la impresión de que el Padre Michael nos habría dado más guerra de haber sido el pez gordo tras la operación. Dijo Zadkiel con el arma todavía humeante en sus manos. Pero esto se nos puede ir mucho de la manos si la gente de la secta está presente en el momento en el que pongamos encima al, o a los, verdaderos responsables de todo esto. Será mejor que nos andemos con cuidado, y no sólo por nuestros enemigos.

Por algún motivo el ángel tenía el presentimiento de que allí había más de un demonio implicado. Y sintió una especie de reconfortante sensación cuando Ruthiel los llamó por sus nombres.

Vaaayaaa... parece que vamos haciendo progresos con el Clint Eastwood celestiaaal... Pensó sin poder evitar sonreir por ello.

El ángel comprobó la munición de su arma para asegurarse de que no le faltaría llegado el momento, y en caso necesario, coger de los suministros que le podrían ofrecer las armas de los caidos. Luego, siguió a Ruthiel mirando de forma extraña a su compañera, la cual se había encaprichado de la moto destrozada y se la llevaba de recuerdo.