Partida Rol por web

Tu entrada es tan brusca que consigue su objetivo; toda la atención se centra en ti durante unos breves instantes, olvidándose de Storitus y de sus peculiares gustos, dejando un incomodo silencio en el ambiente.

-Ehhh...salve sodalis...bueno...creo que sera mejor que nos vayamos-le dice el Verditius a su compañero, le cual asiente y se marchan a toda velocidad. Tras un momento de indecisión, los Flambeau hacen lo mismo dejándote totalmente solo.

"Creo que no ha comprendido bien la razón por la que estoy aquí  y por la cual vos estáis bajo mi protección"

Abandono mi sempiterna sonrisa y mi rostro se torna frío y serio:

"No estoy aquí para participar de sus acciones intrigantes ni de sus negociaciones, por muy beneficiosas que sean para nuestra Casa"

"Es más, desconozco los motivos por los cuales se encuentra aquí y seguramente no debáis compartirlo conmigo. Eso lo dejo a vuestra elección."

"Simplemente mi presencia en este lugar se debe a qué en nuestra Casa se considera valiosa vuestra vida, y mi deber es que así siga siendo"

"Recordad que vos tenéis una misión que cumplir aquí, y la mía unicamente es velar por su integridad. Confío plenamente en que seáis lo suficientemente jucioso y precavido para que no os metáis en problemas innecesarios"

"Y respecto al pequeño ejército que os sigue, espero que realmente sean de ayuda, pues con su presencia habéis demostrado lo importante que sois y muchos ojos indeseados se habrán fijado en vos por ello"

"No creo que puedan acceder con vos a algunos lugares de esta Domus, pero yo sí y procuraré estar a vuestro lado. O por lo menos lo más cerca posible"

Esbozando mi sonrisa de nuevo le digo:

"Y ahora que ya hemos dejado claro nuestros cometidos y deberes, creo que deberíamos de cooperar para cumplir nuestros sendos objetivos"

"Sospecháis de alguien que pueda poner en peligro vuestra integridad física? Os ruego que seáis sincero con vuestras suposiciones" digo con preocupación manifiesta.

De repente, como si me acordase algo subitamente, susurro:

"Habéis mencionado que hay en la Domus un dignatario de nuestra Casa enviado desde Coeris. Qué me podéis contar de él?"

"Debería de presentarle mis respetos, pero no por ello hacerle partícipe de la razón por la cual me encuentro en este Tribunal. eso solamente nos incumbe a nosotros dos"

Las palabras de Felismarte no agradan en absoluto a Septimus, y su cara es fiel reflejo de ello -bueno ... tal vez sea mejor así, si no tiene talento para la intriga ... - finalmente con un ademán de su mano resta importancia añadiendo : -como queráis ... pero entended que a diferencia de vos yo no tengo misión alguna asignada ... al menos oficialmente- se encoge de hombros.

-Tenéis razón en ese punto, habrá lugares donde los grogs no pueden acceder o el simple hecho que estén allí sería una ofensa hacía nuestros anfitriones y la seguridad de su Domus Magna ... bien pensado- reconoció a regañadientes -desconozco quién podría atentar contra mi vida, pero si las cosas se desarrollan tal como preveo ... tendréis mucho trabajo- musita pensativo con la mirada perdida cavilando futuros planes aún sin concluir -ummm, ahora que lo pienso, tal vez cierta bruja merenita ... Alisandre, nuestra enemistad viene de antiguo, pero seguramente no dejará pasar la ocasión de hacerme algún mal e incluso manipular a otro para que se manche las manos- dijo sin ocultar su desprecio.

Cuando salió a debate el asunto del dignatario Tremere negó con la cabeza  -él ya está al tanto de vuestra presencia por mí persona ... si desea algo de vos os lo hará saber, por el momento será mejor que os ajustéis estrictamente a vuestras instrucciones como bien habéis sugerido antes- dice con una sonrisa socarrona -por supuesto sois libre de presentar vuestros respetos, si no me equivoco estará presente en el banquete- añade despreocupado.

-Bien ahora que todo está dicho y aclarado, si no os importa ... debo prepararme para un banquete, os sugiero que hagáis lo mismo ... - dijo abriendo la puerta de la habitación dando por concluida la conversación -seguiremos hablando en otro momento- añade con tono condescendiente.

No puedo hacer nada más que observar como la figura aparece de entre las sombras, habla con aquella extraña forma y se vuelve a sumergir en su escondrijo. Liberado de aquel yugo, empiezo a mover las articulaciones de mi cuerpo, más tranquilo por recuperar la movilidad.

-Decidme que tenéis alguna explicación para esto, porque no me podréis negar que ha sido bastante extraño, hasta para nosotros que somos magos -le digo a Arcturus tras girarme a él-.

¿Qué era lo que había pasado al entrar en la biblioteca? ¿Sería algún tipo de protección, de vigilancia para mantener a salvo los tomos durante el ajetreo de tantos magos? Confiaba en que el anciano mago supiera de esto más que yo.

"Bien, en ese caso nos veremos en el banquete"

Le tiendo la mano para estrechar la suya, para así dar por válida mi presentación y "contrato de protección", y digo:

"Quizás este sea el principio de una buena amistad, además de una fructífera colaboración por el bien de nuestra casa, y por supuesto de la Orden"

Tanto si me dá la mano como si no, le hago una reverencia y me retiro a mis habitaciones pensando "Por su forma de actuar, no será un Jerbitón infiltrado?"

Por un momento observa la mano extendida de Felismarte, parece como si estuviese valorando el gesto y sus posibles consecuencias, finalmente decide estrechar la mano de su "protector" -sí por supuesto ...- añade en respuesta a los buenos deseos de Felismarte con una sonrisa.

Al cerrar la puerta su sonrisa se le borra de la cara mientras se frota la mano, como si estuviese "manchada", finalmente se dirige hacia la palangana remangandose las mangas de su túnica hasta los codos para laverse las manos y antebrazo con agua y jabón -al parecer los rumores sobre Felismarte eran ciertos ... - sonríe negando con la cabeza.

Su vista se fija en la carta y de nuevo comienza a pensar en lo ocurrido -alguien de arriba debe de haber previsto todo esto, lo curioso es que Karisk no haya comentado nada ... - de nuevo tomó la carta entre sus manos para arrojarla a la chimenea, paciente observó como se quemaba junto con el resto de leños, con el atizador removió las cenizas de la carta mezclándolas con el resto.

De nuevo volvió a abandonar sus habitaciones cerrando con llave para dirigirse al banquete, en compañia de uno dos de sus custodes.

Dirigido a Oskari

No, temo que no tengo ninguna explicación, se supone que la biblioteca esta abierta a todos los sodales, ¿en que estará pensando Tortious?-se mesa la barba, inquieto-El hombre al que has visto se llama Kell, es el encargado de custodiar la biblioteca. Si alguna vez necesitas encontrar un libro, solo acude a él. Lamento esta incómoda situación, si es posible tendré un par de palabras con Tortious.

Se gira y hace un ademan para que lo sigas-En vista de la situación, creo que lo mejor será que nos vayamos preparando para el banquete. Ha sido un placer conocerte, sodalis Oskari.

Armand observa como los cuatro magos se marchan, y sonríe. Se considera a sí mismo, y con razón, alguien sociable. Pero los ánimos se estaban encrespando, y eso es peligroso cuando se trata de flambeaus, y cuando además hay tanto mago, y tanta magia tan cerca. No, era mejor esto. Que se disolviera la pequeña reunión y que los ánimos volvieran a su cauce. Ya habría tiempo para conocer bien a esos cuatro magos, especialmente por separado. Y de paso comprobar qué había de verdad en las acusaciones de bestialismo contra el Primus de la casa Verditus. 

Con esa idea en la cabeza, y de bastante buen humor, Armand va al banquete