Pocas personas parecian interesadas en el mercante español, principalmente por su aspecto deteriorado y viejo. Tras varias ofertas la más alta era la de un "comerciante" que os daba 3000 pesos por ella y un descuento en la compra de víveres para vuestras provisiones. Carmen habia ayudado para atraer a los posibles compradores, mientras algunos de vosotros tratabais de conseguir rumores de interés en tabernas. Se hablaba sobre todo del asalto de la armada española y algunos decian que Tortuga seria el próximo objetivo, mientras que otros comentaban que los franceses recuperarian pronto la colonia perdida.
El Sabio recopilaba información para establecer la ruta más segura, pero obtuvo pocos detalles concretos o que no supiese. El riesgo de encuentros cerca de la costa era mayor. Y se sabia que habia bastantes buques españoles navegando por la zona, aunque ahora puede que estuviese más hacia el oeste por la zona de Habana.
"El Rojo" tampoco tuvo más suerte para vender el barco por los cauces oficiales, las restricciones de venta eran bastante fuertes y su relación con el navegador no era suficientemente buena. Anotó los precios de la colonia, los cuales eran bastante normales, salvo por un valor relativamente bajo para artículos de lujo y algo más alto para los víveres. Aun asi con el descuento que obteniais podias comprar 500kg de víveres por 100 pesos.
Con todo dispuesto os preparabais para partir, buscando a los hombres rezagados, cargando a Bocaseca entre varios tras una de sus numerosas borracheras. Algunos ya estaban esperando en el barco con ganas de partir como "El Escocés" o "el chico rata". Con algo más de dinero y las bodegas repletas de víveres estabais en condiciones de pasar más tiempo en el mar.
Decidir si aceptais la venta del barco. Que cantidad de víveres comprais. Y que rumbo vais a tomar.
Todo esto en la escena de conversaciones.
Finalmente vendemos el mercante por los 3000 pesos que nos ofrecen, y compramos dos toneladas de víveres, al coste de 400 pesos*.
Hecho esto, y con nuestros nuevos tripulantes, nos hacemos a la mar. Partimos en dirección a Montserrat, bordeando la costa, en busca de presas, y esperando que la velocidad y maniobrabilidad de nuestro barco nos pueda permitir evitar barcos enemigos de excesiva envergadura. El plan es llegar bordeando en dirección este, para luego virar al sureste, cortando diagonalmente la línea de los barcos que navegaban y llevaban mercancias entre as colonias españolas de San Juan y Santo Domingo, sin acercarnos tampoco demasiado a ninguna de ambas colonias.
* Y si nuestro cocinero no pone pega alguna, le echa un vistazo a la comida antes de embarcarla, que no quiero esté en mal estado
La noche antes de zarpar subí a bordo temprano, con ganas de volver a sentir el balanceo de la cubierta bajo mis pies. Allí estábamos todos de nuevo, o eso creía por los recuerdos que había acumulado. Rápidamente se organizaron las guardias y, en previsión de posibles jaleos nocturnos y sin mucho que hacer por el momento, decidí aprovechar las horas de sueño disponibles y me marché al camarote.