Partida Rol por web

Los dias pasaron en aquella fortaleza y ya todos os conociais mucho mejor, habias incluso echo pequeños torneos de batalla para divertiros. La Valkiria que se os habia asignado, era de lo mas cortes y servicial pero siempre remarcando su duro caracter, una cosa era que os cuidaran y otra que las usarais como esclavas.

La mañana del septimo dia abristes los ojos con un delicioso olor en tu habitacion. La viste alli sonriendo y abriendo las persianas, dejando una bandeja en una mesa.

El olor que de buena mañana invadía la habitación sacó a Kadall de su profundo sueño.

Todavía algo traspuesto, el chico entreabrió los ojos y comprobó que era la Valkiria quien se había encargado de despertarlo, y que los rayos de luz inundaban ya la estancia.

Buenos días... Saludó algo cansado. ¿Qué haces por aquí tan temprano, Marila? Preguntó sin tener siquiera una idea aproximada de la hora que podía ser.

La joven se gira y te sonrie, era un mujer muy hermosa, con largos cabellos castaños y preciosos ojos color aceituna... siempre iban armadas con una espada cosa que a veces se hacia un poco violento...

- Acaba de amanecer - Te informa mientras de una jarra te sirve un poco de zumo - ¿Habeis dormido bien? Thor a dispuesto que nos encarguemos de vosotros hoy como nunca esta noche tiene algo que contaros.

Kadall agradeció el ofrecimiento del zumo por parte de la chica y escuchó atentamente.

Vaya... así que a partir de esta noche se acabaron las vacaciones. Comentó a sabiendas de que Thor les tendría algo de diversión preparada. Es una pena. Añadió divertido mientras se llevaba las manos tras la cabeza.

Tras unos instantes, se levantó de golpe tratando de desentumecer su cuerpo y caminó hasta su espada. La desenvainó para comprobar que estuviera en perfectas condiciones y la volvió a dejar donde estaba.

El chico rió levemente mientras recapacitaba las palabras de la joven y no pudo evitar hablar con media sonrisa en su rostro. Así que debeis encargaros de nosotros como nunca, ¿eh? La cosa debe ser seria, ¿sabes algo más al respecto?

Ella niega con la cabeza y se apoya en la mesa acomodandose mientras te habla - Pues no lo se, a primera hora nos han reunido y nos han ordenaro cuidaros muy bien este dia, y acompañaros a la cena, nada mas - Se aparta el pelo de la cara clavando sus ojos azules en los tuyos.

- Algo me dice que dentro de poco tendreis que luchar - Comenta como si un presentimiento la invadiera.

Je... era de esperar. Respondió sin parar de darle vueltas al motivo o al enemigo que tendría reservado el gran Thor para sus guerreros.

Bueno, eso no importa mucho hasta que sea oficial, así que me pongo en tus manos hasta la cena. Añadió quitándose las preocupaciones de la cabeza. ¿Tienes algo previsto para pasar el día?

- Debeis tener cuidado mi señor... - Te mira y no te cuesta ver la preocupacion en sus ojos - Si moriis aqui ireis al eHlherim... y Hela no es muy agradable... ademas de que su padre perturbaria vuestros sueños... - Se aparta el pelo de la cara y coge una pequeña fruta rojiza de la bandeja que te trajo y se la lleva a la boca.

- No te desearia eso... - Sonrie tristemente y suspira de nuevo incorporandose - ¿Que deseas hacer tras el desayuno? - Pregunta intentando quitarse esos pensamientos de la cabeza.

La bella joven parecía estar preocupada realmente, y aquello desconcertó durante unos instntes a Kadall, quien imaginó por un segundo la muerte y sintió un escalofrío por la espalda.

Estaré bien, no te preocupes. Respondió el chico recuperando la sonrisa y sin mostrar preocupación alguna tras apartar los turbios pensamientos de su mente.
Me gustaría salir a cabalgar un rato. Río arriba, supongo. Dijo pensativo mientras se acercaba a ella y le rozaba suavemente la mejila. ¿Querrías acompañarme?

Sus ojos y su piel apreciaron como acariciabas su mejilla que no tardo mucho en rosarse por tu cercania - Claro, preparare dos buenso caballos - Contesto apartandose un poco de ti y mirando la mesa - Desayuna cuando este todo listo partiremos ¿te parece bien? - Pregunto esperando apra salir o no de la sala.

Estupendo. Respondió Kadall con una amplia sonrisa. Avísame en cuanto estés lista, y recuerda que no me gustan las sillas de montar por mucho que los demás se empeñen. Añadió guiñándole un ojo.
Eso de montar sin silla era una costumbre que tuvo en vida desde muy muy pequeño y odiaba cuando, por menesteres de la guerra o de las cuádrigas, le obligaban a cabalgar sobre una silla de monta. El chico esperaba que la Valkiria tuviese aquello en cuenta para hoy.

Cuando la chica se hubo ido, Kadall tomó un par de piezas de fruta y se dejó caer nuevamente en la cama para desayunar y vaguear plácidamente mientras esperaba a Marila.