Partida Rol por web

Uno de los hombres del centro de la mesa se levanta al oirte y al verte, con el lleva un manzana que muerde mientras se acerca, cuando lo ves no puedes evitar perderse en los profundos ojos claros que tiene.

Te ace un ademan respetuoso - Mi nombre es Tudos...Si me permitiis os acompañare, me disponia a dejar la fiesta cuando llegasteis...

Ulfur se levanto de la mesa en busca de aquella mujer con quien habia hablado antes.... Gundrum.

Camino buscando aquellos ojos secundado por su compañero..... donde estaba.... siguio su camino recorriendo todo el lugar - Donde esta Asulf, ayudame a encontrarla -

Estaba sentado hablando con Gundrum mientras veía que todos se iban o bien a las habitaciones o bien a los baños. Me preguntaba como es que nadie se iba a entrenar, al fin y al cabo éramos guerreros. Pero a respuesta era evidente, pues las bellas mujeres eran una fuerza mayor y ya había tiempo para entrenar. Al fin y al cabo también esto era ejercicio físico.

Sonreí ligeramente a Gundrum mientras hablábamos sobre mis proezas y las cosas en general. No me preocupaba por cosas mundanas, simplemente trataba de disfrutar los placeres que se me ofrecían ahora. Y tal vez si la valquiria estuviera dispuesta, a algo mas.

Lentamente pone la mano en su pierna con una sonrisa y seguí charlando, para ver como reaccionaba.

 De repente, siento unos deseos irrefrenables por entrar con ella. No se porque, pero en vida no me hubiese sentido así tan pronto. Tal vez sea por el afrodisíaco pensamiento de estar en un castillo de Dioses, tal vez sea por las sinuosas curvas del cuerpo de la mujer de cabello rojo, sea como sea, no pude aguantar.

Antes de que  pasase completamente, yo  entro detrás de ella. Esa sensación se agigantaba a pasos enormes. Cuando estaba de espaldas, yo la agarré suavemente por la cintura con una mano, para ayudar a que se girase hacia mi. Ya mirándome de frente puse mi mano suelta en la cadera. 

Yo la miraba lujuriosamente y la acerqué a mi.

Esta noche es la de vuestra llegada, entrenareis mañana, hoy es el dia de disfrutar.- Te dice la valkiria con una gran sonrisa entendiendo tu animo.- Hay muchas mujeres hermosas aqui, ¿Veis alguna que os agrade?

 Ella por ejemplo, es de vivo caracter, muy guerrera. Su nombre es Ragna y desde que esta aqui, por el contrario que su hermana, no a consentido en dormir con ningun hombre ¿Sereis vos capaz de conquistarla?

Unos cantando, otros conversando. Me mantengo tranquilo en la mesa, únicamente intercambiando algunas palabras más cortesía que por ser buen conversador. Al terminar de saciarme pregunto a alguna de las personas que atienden nuestra mesa sobre un lugar para descansar.

El shock inicial había pasado, pero todavía había mucho en lo que pensar. He dejado a los míos atrás, ¿les veré denuevo alguna vez? o simplemente debo ahora olvidarme de mi pasado. Sólo quiero meditar un poco.

Gunther ve como todos aquellos a los que Odín les había dado una oportunidad en el cielo, lo que hacían era comer y llevarse a las valkirias Diós sabe donde..
El guerrero se queda en la mesa para acabar de cenar tranquilo, sin prisas y en silencio.

Cualquiera diría que todos ellos han dejado una vida atrás.. - piensa negando con la cabeza mientras se levanta. Había terminado.

A la primera chica que ve, le pregunta por su habitación para ir a pensar sobre lo que hacía y hará en aquel lugar de dioses.

Escuchais decir que hay unas termas solo para hombres bajando las escaleras, no tiene perdida, ademas teneis vuestras habitaciones, jardines y zonas para entrenar.

La verdad es que me preguntaba si tu pudieras hacerme compañía… Tus ojos me dejan perplejo. No si seria una osadía insinuarme a una valquiria… - Aparta la mano de tu rodilla por se acaso y e mira a los ojos con una tímida sonrisa. Se le ve algo nervioso por el hecho de decírtelo de esta manera. No le presto la atención a Ragna casi, simplemente una sonrisa.

Estoy seguro que fue cuando me marché a las termas para hombre, sí, estoy seguro, aquella mujer de pelo rojo salió, al no verme, se marchó. Maldita mi suerte. Aquella noche ya no tenía ganas de seguir en la fiesta, y caminé hacia mi habitación. Simplemente el instinto me guió hacia ella. Entré y dormí.