Partida Rol por web

En el momento en que nuestra compañera se adelanta a pedir una bebida, la sigo a un par de pasos a distancia tras hacer un gesto a los mios para que estén atentos.
Pues a pesar de mi comentario sobre la seguridad interna del garito, no es mi intención bajar la guardia.
Por tanto, tras su voz, se puede escuchar la mía añadiendo.
Y un cubata para mi. Y se generoso con la ración de ron.
El camarero parece asentir tras nuestro pedido y únicamente parece lanzarnos una mirada de soslayo causada, quizá, por nuestras pintas.

 Yo les acompañé, pero no pedía nada, no tenía ganas de beber... Pero, al recorda mi rostro, me dí cuenta que necesitaría rehidratarme:

 - Una botella de agua...

El camarero, un moro curtido en mil bares, os echa una mirada de soslayo mientras llena generosamente tres vasos largos de tubo con ron y hielo.-Nu tengo agua, mejor beber eso. Calmar dolor.-El acento es claramente apreciativo, como el de la mayoría de vosotros.     

 No teniendo ganas de replicar, cojo en vaso  y bebo su contenido de un trago, sin mostrar signos de que me moleste la fuerte bebida...

Con una leve sonrisa en el rostro, agarro el vaso en el que me han servido una buena racion de mi bebida favorita y, tras un primer trago que me sirve para paladearlo, me meto el resto del ron entre pecho y espalda.
No puedo evitar que se me escape un suspiro de satisfacción. Pero siendo como soy consciente de nuestra situación, atraigo de nuevo la atencion del camarero para decirle.
¿Tu jefe esta por aqui?. Digamos que resultaría interesante mantener una conversacion con el.

La expresión de su cara es un enigma. No sabes si se está riendo o si te está tomando el pelo. Al parecer estaba leyendo un periódico de papel, algo normal a principios del siglo 21 pero innecesario en estos tiempos. El moro responde tranquilamente con su acento marcado.-Si quieres ver jefe lo estas viendu. Pero hablar con chica guapa, ella preguntar primeru.-

Kim se mantiene en un segundo plano haciéndose una composición del lugar. Busca con la mirada un punto de partida. La punta del hilo del que empezar a tirar para llegar a alguna parte. La música del garito es de su agrado y poco a poco comienza a recuperar su buen humor. Aunque la sombra de los pandilleros apaleados esperándole por decenas fuera del local no le hace nada de gracia.

De momento, no se acerca a la barra. Se queda lo suficuentemente cerca como para oir la conversación, con la vista puesta en los trapicheos que se desarrollan alrededor.

se sorprendió un poco por la reacción ante el inciso de Peter ... ellos son... conocidos... No interrumpen, pueden escuchar y preguntar. Estela no sabía si el hecho de ser una mujer le iba a beneficiar más que perjudicarla en Night City...
¿Como te puedo llamar?¿Como te llaman por aquí?

Bien... no somos de aquí. No sabía bien como decir lo que quería, y para empezar Estela dijo eso tan llanamente. Tras unos segundos, retomó...
Tu nos podrías decir donde pasar la noche por unos pocos dólares?

Parece ser que en ese momento no hay muchos trapicheos. Los que hay parecen piratillas sin importancia no expertos asaltadores del espacio cibernético. Tal vez mas adelante...

-Mi no entender señorita.-El moro saca una bayeta que huele a rayos y se dedica a limpiar la zona donde estáis haciendo que el olor punze vuestro sistema olfativo.-Esto ser un bar, buscar calle arriba, muchos moteles donde pasar rato con amigos.-Otra pasada de la bayeta es suficiente como para alejaros medio metro de la barra. Es como alcohol fuerte. Casi hace llorar. 

 Suspirando, exasperado, por la poca inventiva de la chica, le pregunté al camarero:

 - Lo que de verdad queremos es encontrar trabajo...

El camarero detiene la bayeta al oír la frase mientras observa distante, con la mirada en el horizonte pensando...o tal vez no. 

Una mano se posa violentamente sobre el hombro del mas atrasado de vosotros, Kim.-Te encontré Japo de mierda. ¿Creíais que podríais escapar a la banda de los cuchillos plateados?-

Rápidamente os dais la vuelta contando mas de diez individuos. Al parecer al macarrilla que escapó le han dejado unos pantalones nuevos varias tallas mas grandes que los suyos y manchados.

-Vais a pagar por lo que le habéis hecho a Rooster y recuperaré mis pantalones.-Los cuchillos plateados brillan bajo la luz del garito en las manos de la banda que toma su nombre de eso mismo.  

 Miré fijamente al tipo que ha hablado y respondí:

 - Vosotros lo empezasteis, nosotros lo terminamos...

Mierda - Susurro entre dientes cuando escucho como cogen a mi compañero dandome la vuelta y viendo al grupo de macarras armados. Intento reaccionar rapido y provisto de uno de los taburetes que habia en la barra lo lanzo hacia nuestros atacantes.

Y aqui tenemos a los macarras dispuestos a recibir una segunda ronda de lo mismo. Por mi parte, se acabaron las contemplaciones. Tardo apenas unas decimas de segundo en girarme mientras empuño el cuchillo que obtuve en nuestro anterior enfrentamiento. Y mirando al tipo que ha hablado, digo. Te lo voy a advertir una vez y nada mas. A partir de este instante, te estas jugando tu miserable vida.

susurrando a Gabriel en tono peyorativo- Adelante. Ponte a buscar trabajo ahora.- ¿Como iban a trabajar si ni siquiera sobrevivían a esa noche? Seguramente Gabriel se ponía los pantalones antes que los calzoncillos. Ordena tus prioridades. Capullo.

Tengo un objetivo. El fulano de los pantalones. Puesto que es el mas alejado y además, esta demasiado cerca de nuestro compinche japo.
Y no, no me gusta tener a ese desgraciado tan cerca de uno de los mios.
Por el rabillo del ojo, ya veo como Descarado y Noel, inician sus movimientos. Y si la jugada nos sale bien, podríamos quitarnos a tres maromos de encima a la primera.
Por lo tanto, me adelanto tan aprisa como puedo y pensando que mi cuchillo puede desviar la atencion de mi objetivo, le lanzo una patada a la entre pierna deseando reventarle las entrañas.

La reacción de Kim es automática. El pasado del japonés le dice que llegados a este punto, no hay negociación posible. Son solo 10 contra 5. ¡Me he visto en peores faenas!

Sin mediar palabra, se gira y golpea un fuerte puñetazo al pandillero que se ha atrevido a tocarle y llamarle "japo".

La pelea está iniciada. Tras lanzar el golpe, Kim se tuma una décima de segundo para valorar su acción antes de emprender la siguiente.