Branson parece disfrutar con tus decisiones técnicas y tácticas, cuando preguntas sobre el tamaño del golem menea la cabeza como calculando su altura.
- Unos doce metros, lo justo para ser peligroso pero también para poder ocultarse de la artillería.
Una vez cerrado el trato y hechos todos los ajustes en Jim embarcáis en un enorme avión cuya bodega de carga es más grande que cualquier casa en la que hayas vivido.
Branson os entrega durante el vuelo un paquete con provisiones, apenas hay comida para un par de días y algo de ropa.
- Si hay tormenta puede que tardemos un día en volver a recogeros, aunque confío en que mañana estaréis de vuelta. Tendremos un barco por la zona, no os puedo extraer por aíre.
Es mediodía cuando vivís una de las experiencias más divertidas, excepto para Zoe, de vuestras vidas. Subidas en Jim os lanzan desde el avión hacia la isla. La sensación de ingravidez inicial se corta abruptamente cuando se abren los múltiples paracaídas.
Tras un suave aterrizaje y desanclar todos los paracaídas recuperáis la movilidad. Observáis como se retira el avión y regresa al continente.
Una vez en tierra la vista de la isla no es tan plana como indicaba el plano, el terreno es abrupto pero aún así ves grandes extensiones donde maniobrar, aunque será mas ajustado de lo pensado inicialmente.
Estáis a punto de emprender la marcha cuando un vehículo se aproxima a vosotros, resulta ser otro tanque algo más moderno que Jim pero aun así bastante antiguo.
Una mujer asomada a la escotilla os hace señales con la mano, parece saludar y a la vez indicar que os detengáis.
En cuanto están cerca se baja y corre hacia vosotras.
- ¿Que mierda está ocurriendo aquí? ¿Desde cuando contratan a varios grupos de cazadores para el mismo trabajo? Sois los terceros en llegar, mas vale que nos paguen a todos lo prometido o van a tener un problema mucho más grande que un maldito golem.