Partida Rol por web

Con la luz Alvaro puede observar mejor el pasillo. Se trata probablemente de uno de los corredores principales del castelo. Restos de artesonados de madera perviven cubiertos de polvo en el techo y el suelo debió ser en algún momento de finos mármoles pero ahora estos están agrietados y cubiertos de polvo y otras inmundicias. El pasillo se extiende varias decenas de metros y la luz de la antorcha no llega mucho más allá de donde espera de pie Pierre, unos tres o cuatro metros. El resto de Compañeros quedan a unos cinco metros a tu espalda.

A lado y a lado, justo entre donde estas tu y donde está Pierre, puedes ver dos puertas. Mientras que la de tu izquierda parecen ser los restos de unas puertas dobles que fueron lujosas en algún momento la de la derecha es una puerta simple con remaches de hierro.

Pero lo que te llama la atención poderosamente son las pinturas. Colgadas en polvorientos marcos dorados cuatro telas, dos a la derecha y dos a la izquierda, te presentan imagenes propias de pesadilla. ¿Que clase de depravado era Carlo Falisci?

Rodrigo se santigua y realiza una breve, y silenciosa, plegaría a Theus. Y luego sigue a sus compañeros haciendo el menor ruido posible.
No es que sirva mucho para que no les detecten, ya que llevan una luz que les delata. Pero al menos no les escucharan llegar.

Alvaro, dejame a mi la antorcha. Tú usas las dos manos para pelear, y yo tengo una libre.

Tras ese comentario se adentraron en las fauces de la locura. O eso parecia al ver los cuadros que tenía el antiguo dueño del castillo. No obstante Rodrigo los conocía. Le sonaba de haber leido algo sobre ellos. Al final, el haber ido a la Universidad iba a dar sus frutos y todo.

Reconoces las pinturas. Se trata en los cuatro casos de obras de artistas con fama de malditos, locos y herejes.

La primera es "La apoteosis de Legión" por el pintor avalonés Francis Maçon quien fue linchado hace dos siglos por una turba que lo acusaba de brujo y adorador del Diablo.

La segunda es "La pesadilla" por la pintora de Montaigne Clariçe du Sens. Esta joven pintora acabó arrojandose desde lo alto del castillo familiar, afirmaba que oía voces que la impulsaban a pintar escenas terroríficas.

La tercera obra se trata de "El consuelo de la santidad" su autor es desconocido pero se cree que fue un parroco castellano. La obra se creía perdida a manos de la Inquisición.

Finalmente la cuarta es "El beso de Theus" pintada por el artista eiseno Thomas von Mueller. Mueller fue colgado a la edad de 45 años en la ciudad de Posen cuando se descubrió que había asesinado a una veintena de muchachos para fabricar pigmentos con su sangre.

Realmente una colección blasfema y desagradable. Pero valiosa pues siempre habrá diletantes decadentes dispuestos a poseer estas obras.

Tres de los Compañeros ya se habían adentrado en las tenebrosas fauces del castelo Falisci. Solamente Mallory permanecía en la antesala, como si considerase seguir a sus recientes amigos a esa nueva aventura. Una cosa era combatir contra hombres ¿pero quien sabe que horrores habitarían ahí?

Álvaro observó entorno suya con espanto los cuadros y el lugar siniestri donde se encontraban. En un acto reflejo se santiguó antes de entregarle algo absorto la antorcha a Rodrigo como le pedía.

Aprovechando que tenía la antorcha, Rodrigo se puso a examinar los cuadros con atención. La verdad es que era algo téticros, y las historias que contaban sobre sus pintores no eran nada halgüeñas. El que no había acabado quemado se había suicidado.

A pesar de su aspecto son cuadros valiosos. Aunque no sé si me apetece negociar con alguien que le interesen estas pinturas. Ya sólo los títulos parecen algo heréticos.

Miró a sus compañeros y sonrió.

Mejor no os cuento cómo acabaron sus creadores. Y tampoco preguntéis cómo lo sé.

Entro tras mis compañeros, ya que me había entretendio partiendo la boca al asqueroso marinero que se había atrevido a dispararme, y las prisas hacen que no sea completamente cuidadosa con el sonido, haciendo que mis pesados pasos se oigan claramente.

Sigo con la vista al antorcha que porta Rodrigo y observo los cuadros, los cuales no me evocan nada, ya que apenas había estado en lugar artísticos, la mayoría de mi vida había sido la guerre en Eisen.

Mejor seguir, encontrar objetos y partir.

Y así los valerosos compañeros se adentraron en las ruinas. 

Rumbo a los lugares malvados donde la oscuridad engendra monstruos