Partida Rol por web

- Mujer parece que cuando menos tienes buena vista y si aguzaras tu oido te darias cuenta que nuestro acento tampoco es Zamorio - comenta Enkidu dandose la vuelta al comprobar que los dos mercenarios no le siguen - aunque cierto es que el noble Kothico que tienes ante ti se vanagloria de su don de lenguas. En cuanto a la caravana no podemos darnos tanta prisa ya que el problema no es cazar al mono sino trasladarlo. - y examino a mis dos criados, a Valan y a la mujer - Y no se porque pero no os veo cargando cientos de millas con un hombre mono a cuestas -

Ya caía la tarde sobre el patio de caravanas, y aun estabais debatiendo si enrolaros en una de las caravanas o no cuando la muchacha empezó a comportarse de un modo algo extraño.

Sus pasos se volvieron nerviosos y se ajustó buen la capucha. Pronto lo entendisteis, pero era demasiado tarde. Una patrulla de guardias de la ciudad se paseaban entre las caravanas observándolo e inspeccionando las caravanas y la gente en ellas en busca de algo. Estaban apenas a dos carretas de distancia y venían en vuestra dirección.

Eran cinco hombres de aspecto rudo para ser zamorios, vestidos en cuero reforzado, los calzones de seda blanca típicos de la región, grebas y cascos de acero . Llevaban gujas al hombro y cuchillos largos al cinto. Iban acompañados por alguien que parecía ser su superior, un tipo que pese al calor, llevaba capa de seda blanca y una brigantina bajo ella y una espada ancha al cinto.

- No te gusta la Guardia? Ami tampoco.- Me la llevo a un rincón discreto y le digo: ponte la capa.

Si se me acerca la Guardia la morrearé y fingiré que es mi señora esposa.

Ionna se deja llevar sin oponer resistencia no era el momento de andarse con remilgos

El noble y orgulloso Enkidu vio llegar a los guardias pero sin prestar demasiada atención ya que esos simples soldados seguramente buscarian a algun pobre diablo que no habria hecho nada más que robar un trozo de pan. Pero todo el mundo sabia que en esta ciudad lo unico que importaba era el dinero y nada más - malditos zamorios - murmuro para si mientras mandaba a sus criados a comprar los viveres que necesitaria para el viaje a las montañas.

La patrulla se detuvo apenas a un puñado de metros de vosotros. Revisaron el cargamento de las caravanas cercanas e interrogaron a algunos de los braceros que ayudaban a cargarlas. El caballero que llevaba la capa blanca mantuvo una conversación algo tensa con el comerciante dueño de la caravana. No pudisteis oírlo sin prestar sospechoso interés, peo está claro que buscan a alguien.

Unos minutos después, la patrulla se marchó en dirección Oeste a repetir el mismo proceso con otros carromatos cercanos, no sin antes lanzaros una inquisitiva mirada a todos los que os encontrabais a poca distancia.

El comerciante de la caravana en la que queríais enrolaros se acercó a vosotros con disimulo cuando los guardias estuvieron lo suficiente lejos. Aun rondaban por las cercanías de la plaza de caravanas, por lo que fingió estar leyendo un rollo de pergamino en voz alta, en una posición cercana a Enkidu.

-No se que es lo que tendréis que esconder y no quiero saberlo. Dijo casi escupiendo cada palabra en aquilonio con un fuerte acento del este. Estaba profundamente enfadado. Pese a que trataba de disimularlo, su ceño estaba fruncido de ira y los hombros rígidos y tensos.

Los problemas que tengáis no son asunto mío y quiero que sigan sin serlo. Yo no os he visto, pero tendréis que buscaros otra forma de iros de la ciudad.
No quiero saber nada.

Cerró el rollo de pergamino tras garabatear algo con una pluma, fingiendo rellenar un formulario o algo parecido y se marchó con el resto de sus trabajadores.

- ¿Qué has hecho para que te busque la guardia, muchacha? Mear bajo la estatua de su dios-araña? Que más da.Busquemos otra caravana.

- Gracias - dice Ionna bajando la cabeza

- Respecto a porque me buscan supuestamente los guardias....mientras menos sepas creo que será mejor para todos, sólo te diré que soy inocente, y me tendieron una trampa.

Dicho esto Ionna se recolocó la ropa con cuidado para no abrirse las heridas y asintió ante la afirmación de buscar otra caravana.

- De acuerdo. Pues larguémonos.- Ya te sacaré la historia.

- Maldita sea me parece que en esta ciudad lo unico que vamos a conseguir es un dolor de cabeza y varios disgustos. Vayamos a almorzar algo a un sitio más tranquilo y asi nos podras contar un poco más de esa triste historia que te aflige bella mujer. Y despues de eso nos iremos de esta ciudad aunque seamos solo nosotros tres y mis dos criados -