Partida Rol por web

-No no, tranquilo, no te preocupes por eso, no me ofendo.-dice Damon sonriendo y agitando la mano como si despidiendo esas ideas- ¿Valenso, dices? ¿No es ese el hombre que estaba hablando con el capitán Domingo? Si es así puede que nuestros caminos vuelvan a cruzarse, al fin y al cabo parecen amigos. Pero bueno, ya veremos lo que pasará, por el momento podríamos ir a alguna taberna cercana y hablar, que yo tengo dinero de mis viajes que me pesa en el bolsillo, y estoy seguro que tu tienes alguna historia interesante para compartir.

Asumiré a regañadientes el "penoso" deber de ayudaros a aligerar el peso de vuestra bolsa respondo con una media sonrisa.No se si podre relataros algo que os interese pero al menos lo intentare en pago a vuestra gentileza

Entrando en la taberna seguido de su nuevo amigo y encontrando un sitio donde sentarse, Damon señala al tabernero para traerles una bebida a cada uno.

-¿Dime, que te trae por estas tierras? No te ofendas, pero por tu aspecto no pareces de ningún reino cercano, y supongo que uno no viaja tan lejos por puro placer.

Suspiro profundamente y enlazo los dedos tomándome mi tiempo antes de responder Vosotros los occidentales no tenéis reparos a la hora de preguntar.Bueno , soy Kwong provengo de la lejana Kithai y soy un desterrado . Dejo pasar unos segundos para que asimile la respuesta .¿ y usted?

-Como pronto aprenderás, tampoco tenemos reparos en hacer preguntas que no tenemos ninguna intención de responder nosotros.- dice Damon riéndose entre dientes por el comentario de Kwong- Simplemente digamos que la atmósfera en mi antigua casa me resultaba sofocante, y salí a ver mundo. Adopte la forma de vida mercenaria para ganarme la vida, y aquí estoy ahora, como medico en el barco del capitán Domingo.

El sanador toma un momento para darle un trago a la bebida antes de continuar.

-Y que hay de ti? Que hiciste para que te desterraran? Porque imagino que no es algo que se haga a la ligera.

Cometí un error de juicio y acepto que debo de pagar por ello no me malinterpretes .Fui juzgado por mis superiores y condenado pero te aseguro que eso no es nada comparado con el peso de la culpa que me acompañara hasta el final de mis días. Callo por un momento .Disculpa si no te cuento mas pero entre mi gente no es habitual hablar tanto de si mismo y yo ya he hablado demasiado quizás debido a que me encuentro solo y perdido en un mundo extraño lejos de todo lo que conozco.

-No te preocupes amigo, solo era curiosidad, no me ofendo si no quieres compartir toda tu historia. Al fin y al cabo, ¿todos tenemos secretos, no?- contesta Damon, restandole importancia al asunto y levantando a continuación su cerveza- Y ahora dejémonos de malos recuerdos y compartamos algunos conocimientos, pues he de admitir que siempre he sentido curiosidad por como se hacen las cosas en los reinos lejanos.- tomando un generoso trago de bebida, Damon continua- y si luego aun tienes tiempo libre espero que no te importe acompañarme de vuelta al barco, según el capitán tienen perros, y quería hacerme con uno para compañía y protección.

Sera un placer acompañarte así aprovechare para echarle un vistazo a ese celebre barco.Apurando un sorbo de mi bebida dejo la taza sobre la mesa y me levanto lentamente.Cuando gustes....

Seguisteis la calle de la anguila hasta llegar al mercado. Pese a que aun no os habíais acostumbrado ninguno de los dos a las gentes que vivían allí, ni al hediondo olor de sus calles, todas parecían estar mucho mas tranquilas de lo que esperaría a un día de mercado, y el olor a pescado y a basura era menos intenso de lo esperado a aquellas horas del medio día, cuando el sol empezaba a castigar más severamente.

Por el camino comentabais cosas sin mucha importancia, e intercambiasteis impresiones de los filibusteros, la ciudad, y Zíngara en general.

Unas horas después, a cambio de cansancio y posiblemente alguna ampolla en los pies, encontrasteis a un criador de animales. La oferta que tenía era poca, y los precios eran excesivos. Al parecer, las guerras que se estaban librando al norte y al oeste se estaban llevando la mayoría de recursos bélicos, pero a cambio de una discreta bolsa de plata, Damon compró un sabueso de pelo corto y piel manchada.

El vendedor aseguraba que se trataba de un perro fiel, pero no lo habían querido en el ejército por no ser tan agresivo y fuerte como los demás, siendo un perro mas propio de caza que de batalla.*

Tras darle a Damon la correa del animal, que no parecía muy contento de dejar a su criador, Los tres os marchasteis sin ningún rumbo concreto.

El comportamiento de Damon era extraño, más afable de lo que un completo extraño podría serlo con alguien con el que tenía tan poco en común, a primera vista.

Al principio pensaste que simplemente tendría problemas para hablar el idioma local, y preferiría relacionarse con extrangeros, pero seguía pareciéndote extraño, y cuando hablo con el criador de animales, pudiste apreciar que hablaba fluidamente el zíngaro.

Tras algunas palabras más entre los dos, por fin te diste cuenta. Tus habilidades sociales, tu lógica y tu retórica estaban algo oxidadas, solo así podría explicarse por que habías tardado tanto en darte cuenta de eso.

Damon no estaba contigo por voluntad propia. Estaba intentando averiguar algo de ti, sutilmente en todo momento, tratando de no ser descortés o demasaido brusco, pero pretedía hacerte hablar sobre ti y tu pasado.

¿Qué es lo que le interesaría a ese nemedio? ¿Y por qué?