Mensaje enviado con éxito. Ahora toca pensar qué hacer para seguir con vida. Los golpes que provienen del sótano se escuchan cada vez más y más cerca. La muerte les va recortando metros poco a poco. El asesino quiere disfrutar de nuevo viendo sangre nueva.
“¡Al coche, todos al coche!” – gritan Famo y Kimi desesperadamente. Los cuatro empiezan a correr en dirección al coche de Akiko. Al llegar al coche de la directora se escucha un grito áspero de fracaso: “¡No! ¡No puede ser!”. Akiko se da cuenta de que no tiene las llaves en su bolsillo. Otra vez de nuevo el terror les persigue. ¿Visionáis esa gota de agua que choca contra el cristal cuando hay lluvia? Aparece, desaparece, vuelve a aparecer, vuelve a desaparecer… pero siempre está ahí, como el terror, una vez más y ahora más cerca que nunca.
Ante el golpe de realidad que acaban de presenciar, Tsukuri expone las dos soluciones que ha pensado: “Tenemos dos vías. La primera, destrozar los cristales y hacer un puente o la segunda y más vertiginosa, entrar de nuevo a la cabaña para recuperar las llaves”.