- Exacto, exacto. - dijo la dramaturga asintiendo a las palabras del catedrático Johnson. - No se crea que negando la atrocidad sobre el doctor Herbert no ocurrirá, señor Cutter.
Luego se dirige a Jessica, apurando su cigarrillo con una calada profunda.
- Cada día que estoy aquí atrapada tengo más motivos para sospechar, señorita Fletcher. De cualquiera. Mi vida está en juego, al fin y al cabo. Y se equivoca, sólo fumo tabaco. Antes bebía alcohol, pero por supuesto tras la Prohibición dejé de hacerlo.
-¿Asqueroso? ¿Yo? la rabia que contenida de Bernard explotó. ¿Como se atreve pedazo saco de mierda? ¿Menosprecia mi labor y mi estudio que tanto sacrificio y lágrimas me han costado? ¡Yo que solo quería ayudar! ¡Ja! Pues saben que les digo, que se pudran todos. Hasta aquí hemos llegado. Uno por uno vamos a ir muriendo, puede que yo el primero dijo levantando un dedo y diciendo estas palabras más alto. Pero me alegraré saber cuando nos reunamos todos en el infierno, sí infierno, ¿acaso no recuerdan lo que hicimos al profesor? Me reiré en vuestra cara y comprenderán quién era el loco. Y levantando el dedo por última vez, le dijo a John Yo me he disculpado anteriormente con la señora Angela porque acabé comprendiendo que me había precipitado. Espero que haga usted lo mismo, caballero.
Una cosa Señora Merryweather, indistintamente de la supuesta época de la que estamos, pienso abrir el bar, uno pequeño en una zona de trabajadores, al lado de una fabrica en mi ciudad natal, poca inversión, poco sacrificio y viviría cómodo, no entiendo que ganaría yo matando gente aquí, usted habla con mucha sangre fría de todo esto y a mi se me revuelven las tripas, creo y espero no equivocarme que no es la primera vez que ve algo así, creo además que esta usted saltando sapos y culebras por la boca en un sin sentido para o bien defenderse a si misma o algún compañero, la mejor defensa es un buen ataque dice y creo que es su caso, no quiero faltarle el respeto ya que es mujer, pero en estos años mi conducta y labores han sido intachables aquí, reconocido por patrones y compañeros, esta usted juzgándome por que Señora? Por que me fije en una cuerda de piano? Ambos son asesinatos totalmente condenables, pero la cuerda me recordó a una de esas novelas negras que me gusta leer antes de dormir, ya está, no hay mas Señora, le pido por favor que no vuelva a dirigirse a mi y si gusta que siga comiendo esas latas, como ha visto sigo vivo.
Revisó con la yema de su dedo enguantado la pintura de los cierres de la ventana del salón de un modo disimulado, se giró estuvo a punto de decantarse en la conversación por una opinión, sin embargo en última instancia pensó para sí mismo, qué demonios... seguro que acabo yo con la culpa, sea del modo que sea.
Retomó su ronda, no tenía capacidad para atender aquella casa por él mismo y una buena cantidad de los que allí estaban no sabían ni hacerse la cama, de modo que recogió las copas vacías y siguió buscando alguna prueba mientras se preguntaba ¿dónde carámbanos está la gente que falta?
No había mucho que decir, las cosas se estaban hiendo por el caño. Donde debería haber consenso y un intento de solución, empezaban a gestarse discordias, enemistades e incluso peligrosamente el caos producto de la locura colectiva. Para Milos, aunque no les gustara, era notorio que haber estudiado un fuerte curso de psicología le habría servido de mucho.
Era lo que le gustaba de la gente, el toque exacto en su ideología los hacia hablar y mas de uno lo necesitaba, satisfecho por al fin escuchar las palabras de aquel negro y de otros tantos era el ahora quien callaba y escuchaba con su baraja entre sus manos, mirando a cada uno de los presentes y sacando una carta por cada uno de ellos, curiosamente ninguna fue un AS, algo perturbador para aquel francés.
Pero las conversaciones empezaban a diluirse entre riñas internas y a poco faltaba para que terminara el día y seguían como a primera hora, sin un claro objetivo a odiar.
-Me temo que si no llegamos pronto a un consenso, acabaremos con otro inocente, solo espero que no sea tan valioso como el primero. Por lo que si, no creen que el servicio a sido quien se ha querido vengar de aquellos que odian por tener un mejor estatus que el suyo. ¿Que les parece buscar el culpable en aquellos que ni siquiera han tenido la decencia de prestarse a esta reunión?-Pregunto a todos sin excepción, sentado en un gran y cómodo sillón.
- Señor Pitchford, su idea no es descabellada, pero me temo que mi voto de hoy ya está decidido. El anciano ha reaccionado violentamente, confirmando mi teoría.
No tengo más que añadir a ese respecto.
Señorita Fletcher, sin opinar sobre lo demás, cualquier iniciativa que les ayude a estar mas seguros por mi parte va a ser respaldada. Dormir en parejas o grupos, trancar las puertas con muebles, clavar las contraventanas con clavos... Me da igual. Si fuéramos hombres suficientes, haríamos guardias, pero el resto del personal de seguridad... - no terminó la frase. No hacía falta. Todos sabían de sobra lo que había sucedido al resto del servicio.
Móvil
Por favor...
Su tono de voz era débil, pero era de esperar que todo esto fuese empeorando por momentos.
Dividirnos reducirá nuestra fuerza como colectivo, les dará ventajas a los que estén tramando detrás de nosotros para matarnos. Al igual que el silencio, que es un arma que usarán sin dudarlo.
Se detuvo entonces en el señor McQueen y en el señor Pitchford. Y sonrió débilmente a ambos.
Los que no hablan, no podrán defenderse, ni atacar, caerán por su propio peso*. No deberíamos tirar nuestra voz a la basura hoy... si me permiten. Creo que sería mejor esperar a ver quienes callan pero sí se defienden y atacan**. ¿No les parece?
Les miró nuevamente, deseando que no se enfadasen por aquello, aunque a la vista de la soberbia que se gastaban algunas de las presentes y de la impunidad aparente no pudo evitar relajarse un poco, y rápidamente desvió su mirada para no sostenerla desafiante.
*Digo esto por que en votaciones el director ha dicho que va a cargarse a los que no voten por segunda vez
**Osea, a los que votan sin decir nada aquí
La votación esta bastante ajustada pero al final es Angela Merryweather quien obtiene más votos en contra. Mientras ejecutáis la decisión de la mayoría tenéis tiempo de terminar de registrar los cuartos de los anteriores inquilinos de clanmurk, fuera de aquí tenéis familias que querrán tener sus pertenencias, y hayáis una misteriosa moneda que llama vuestra atención. ¿Qué significará?
La noche es oscura y alberga horrores inimaginables. ¿Quien de entre vosotros no se despertará mañana?
Empieza el turno nocturno, aquellos jugadores que tienen un rol nocturno tienen un mensaje en su escena privada. O bueno, lo tendrán en breve.
Justo antes de morir, la mujer soltó una maldición a sus verdugos. Pero esta vez no hacía gala de sus otrora exageradas gesticulaciones. El fuego ardía en los ojos de Angela, y la dramaturgia del momento podía palparse en el ambiente.
- “Entonces les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominable” (Lucas 16:15).
Y después se hizo el silencio. Ya había visto su muerte en numerosas ocasiones, y el corazón le decía que ascendería al Reino Celestial y sería perdonada, y tendría la oportunidad de hacerlo al menos una vez, antes de que los Primigenios arrasaran la Tierra.
La condena de Merryweather fue un golpe duro. Aquella mujer había muerto simplemente por decir lo que pensaba. Para colmo, al revisar las pertenencias de la Hamilton, se había descubierto que ella era una de las artífices de los asesinatos rituales, lo que no hacía más que reforzar la postura que había tenido Angela al señalar a Quatermass y a Cutter.
-Vaya... así que la señorita Hamilton era una cultista -miró a Quatermass y a Cutter acusadoramente -y ustedes dos fueron los únicos en poner el grito en el cielo por su asesinato. Incluso condenaron a la señora Merryweather porque ella señaló esa actitud, lo que derivó en su muerte. Creo que nos deben unas cuantas explicaciones. Y a menos que mañana no esté aquí para ejercer mi voto, ya sé sobre quién debemos posar nuestras miradas.
En el nombre del Señor... que descanse si es posible, ya que nosotros descansamos también con su muerte.
Petaca suelta carcajadas ante la imagen borrosa de lo que ahí estaba pasando, sus ojos veían algo, pero su mente lo interpretaba de otra manera, todo a causa del alcohol que ya era un elemento habitué en su torrente sanguíneo.
- ¡Hora de la fiesta señores! – bebe un gran sorbo – ¡vamos señoritas, no peleen, el buen Petaca las puede hacer feliz a todas! –
Fueron sus frases para luego desplomarse al suelo y volver a su pesado y acostumbrado letargo.
Contó hasta cinco y después saco el As de corazones, algo no había salido bien en su juego de manos, no debería estar el As en la baraja.-Sacré Bleu-. Por lo que volvió a barajar habiendo quitado el AS previamente y tras contar cinco volvió a sacar el AS, algo que no tenia sentido alguno, a no ser que hubiera cambiado la baraja sin recordarlo. Al igual que no recordaba que hubiera hecho nada para ser votado, por dos Ases nada menos. Pero dejando las metáforas a un lado observo con cierto asombro como uno de los muertos en la noche era un cultista.
-Vaya, parece que después de todo ese justiciero si sabe donde apuntar.-Después se comprobó que los cultistas por su parte habían echo un trabajo mejor aun.-Un hombre con ese don... desde luego, asesinos, buenos y malos saben donde apuntar. Por otra parte...-Saco entonces un pañuelo blanco le dio la vuelta y era negro, lo dejo en su mano derecha y al levantarlo estaba la moneda encontrada en una de las habitaciones, la miro jugo con ella pasándola de dedo a dedo y al final la levanto para poder compararla ante el reflejo de la luz de la sala.
-¿Que creen que significa esta moneda? La cara es un tanto extraña.-Y decidió preguntar al señor Quatermass.-Señor Quatermass, usted hablo de cultistas, ¿Sabe que significa esta moneda? ¿Algo importante que tengamos a tener en cuenta?
Ya estoy arto de tanta estupidez, Señor Johnson, me puede decir de que me acusa a mi? son muchos lo que hemos votado, usted aportó poco o nada a resolver este sin Dios y me acusa a mi? yo que solo me he defendido de calumnias de una ricachona y encima americana? yo que soy el primero en levantarse y el ultimo en acostarme y lo hago bien agusto y por ello me pagan,pero en cinco años no he dicho ni una vez esta boca es mia y me viene a mi a tocarme la gaita? o bien oculta algo o bien quiere venganza sobre la muerte de su complice, le señala con el dedo, si... he dicho eso.
Jack Cutter tenía algo de razón y Milos lo tenía muy en cuenta. Habían ajusticiado a otra persona sin tener mas que un mero indicio, no obstante el camino a su muerte si que era un indicio. Una vez descubierto si era o no una cultista, habría una camino claro hacia quienes podrían realmente serlo.
-Intentemos establecer si está mujer era realmente una amenaza, luego de ello podrán escupir culpas con un vector de dirección mas acertado-.
-Ha muerto quien más ha hablado, inocente y todo.- Murmuro en tono lastimoso el técnico, todo aquello no era sino un cumulo absurdo de sinsentidos, había allí un hombre que se decía conocedor de cultos extraños y solo la muerta le había señalado, el arqueólogo de culturas perdidas a quien al parecer solo él veía como conocedor de lo oculto y le había votado, las cosas solo se volvían más peligrosas a cada segundo. -Señor Foster, el carajo si no tengo razón y el cerco de los asesinos, tanto cultitas como justicieros, pronto terminara por pasarnos a puñal.- El técnico comenzaba a perder las formas y los protocolos para con su patrón, accediendo a la cercanía que solo la muerte da, justo como lo había hecho el negro, quien no temía a la muerte pues su color le marcaba como a él le marcaba su pasado en la carcel.
-Por los clavos de Cristo!- exclamó la muchacha al ver que Linda Hamilton era una cultista - Gracias al cielo alguien está haciendo justicia - estaba feliz de que Dios hubiese llevado con tino la mano del justiciero desconocido, sin embargo por otro lado estaba triste porque habian descubierto lo valioso e inocente que era el doctor Rosenthal - Espero que esto este proximo a acabarse, que podamos encontrar que la señora Merryweather era la última de esos sádicos enemigos de Dios y que esta pesadilla por fin termine - se persignó con la devoción de siempre y dijo - estoy de acuerdo en que durmamos todos en grupo, tal vez en el gran salón, me sentiré mas segura si estamos todos juntos, si les parece bien traeré unas velas para iluminar como se debe la estancia - si antes Betty le tenía miedo a la oscuridad, ahora con esta infernal situación no hacía mas que aborrecerla.
Esa noche cuando vuelves a tu habitación alguien se te abalanza y te pone un pañuelo en la nariz. Aunque intentas liberarte notas como otra persona te retiene con fuerza y acabas perdiendo el conocimiento.
Cuando despiertas te encuentras crucificado en la capilla, dos personas te clavan a la cruz usando clavos rojos. Lo último que llegas a ver es a una de esas personas clavarte uno de esos clavos en un ojo.