El paso del tiempo os va menguando, cada vez quedáis menos y no parecéis acertar quien o quienes os esta atacando. ¿Acertaréis en el día de hoy? Vuestro número se reduce, y aún se hacen corrillos entre vosotros dejando claro que algunos de vosotros están aliados con otros buscando su propia supervivencia.
Esta pasada noche hizo mucho frío en clanmurk, la nieve y el viento consiguieronn colarse hasta vuestras propias habitaciones. Alguien debió encender un fuego en alguna parte, ya que os llega un olor a quemado que os ayuda a calentar el lugar.
Al día siguiente por la mañana descubrís lo que ha ocurrido, alguien decidió quemar vivo a vuestro compañero John McQueen. Obviamente su muerte debió ser lenta y muy dolorosa, el lugar esta lleno de cenizas y tenéis suerte de que el incendio no se propagase.
Parece que todo aquel al que le restan algo de redaños acaba seco...
Los asesinos, ya que sigo creyendo que tenemos más de un lobo, o loba en el corral, están matando a los que tienen todavía la entereza de tener esperanzas. No sé que pensar, pero no descartaría a los que van de derrotistas, esquilmando la poca moral. Y ahora si me lo permiten debo intentar, por ridículo que parezca limpiar y quitar el olor nauseabundo a animal quemado...
Petaca se mostraba más sobrio que de costumbre, su paso era más firme, su andar más exacto y su aspecto menos horrido en lo que cabía un día lejos del trago.
Sus sentidos comenzaron a percibir el fuerte aroma a chamuscado, al bajar y al observar al negro Jeffrey con trapeador en mano y frente a un cuerpo calcinado hasta los huesos, no se inmuta ni grita, solo se queda ahí, buscando su petaca de aluminio y pasándosela al sirviente, contaba con bastante whisky en él y deseaba compartirlo como si frente a ellos no había nada más que una tétrica visión.
Calla.
Observa.
Tapona su nariz.
Un trago tras otro, se debilita ante su demonio persecutor y cae luego en el suelo humedecido por el intento de limpieza del negro.
Otro muerto más, otro inocente que pagaba con su vida el intento de averiguar quienes cometían aquellos crímenes tan horrendos. La desesperación del arqueólogo era patente. O desenmascaraban a los cultistas de una vez, o sus huesos podrían ir buscándose un sitio en aquel hotel donde permanecer por la eternidad.
-Como vengo sosteniendo, el silencio es el peor enemigo y quienes lo ostentan, posibles sospechosos. Las mujeres, tan habladoras en un primer momento, de pronto no quieren que se averigüe nada, no comparten ideas ni ayudan a descubrir. Señoras, ustedes están en mi lista. A menos que demuestren voluntad de hallar a los asesinos, votaré por alguna de las presentes.
Uno a uno, los trabajadores e incluso el dueño de aquel maldito lugar estaban en su mayoría muertos. Su estancia en la cárcel y las tórridas noches en que defendió su dignidad se esfumaban en medio de aquel lúgubre retrato de una maldición. Cual arte macabro, su vida se había convertido en una pesadilla constante que había dejado ya una marca imborrable de su, ahora, marchito rostro. –Vamos Jeffrey, yo te ayudare, al menos continuas con tu trabajo, las fuerzas ya no me dan a mí para tanto. Como pudo, el técnico ayudo al negro en una tarea que, si bien horrible, por lo menos le ayudaba a usar sus fuerzas en algo físico, separando su mente de la espantosa realidad que les rodeaba.
Jeffrey sonrió a Morgan y le instó a tomar un mocho y fregar las vísceras quemadas. Al final meneó la cabeza y meditó para sus adentros... Al menos mi táctica de no votar a los más odiados, a los predecibles, me está funcionando, no tengo ningún cadaver a mis espaldas. En mi jodida conciencia moriré en paz.
El silencio cada vez se hacía más fuerte y a ella le costaba asimilar todo lo que estaba pasando. La noche anterior se fue a la cama con una sensación incómoda en la boca del estómago...
Pero se despertó, como todas las mañanas. El olor a quemado era nuevo. Y aquella muerte... la había marcado, de algún modo. No pasaron más de dos segundos hasta que se quedó congelada, asimilando.
Y no más de unos pocos minutos hasta que estalló. Gritó y les miró a todos.
¿Cómo os atrevéis, malditos?
Miró a cada uno de ellos como si lo viese por primera vez.
Él era fuerte, maldita sea. Han tenido se que ser más de uno, y apenas quedamos un puñado. Segura que más de uno que pone buena cara debe de ser un lobo vestido de cordero: ¡Unos malditos lunáticos!
Caminó nerviosa de lado a lado, en un esfuerzo por volver a sus cabales, pero claramente eso no iba a ser tan fácil como le hubiese gustado. Comenzó por el señor Johnson.
Sabes que he hablado todos los días. Y estoy segura de que entre los que hablan, sigue teniendo que haber un traidor... pero hablé con McQueen antes de morir, él me dijo sus sospechas. Y justo lo han matado. Sus últimas palabras fueron en contra del señor O'Mally, si es que se le puede dar tal título, y de la señorita Nimri, silenciosa que se enfrentó a la aprendiz de vidente. Y si mi instinto no me falla, al igual que no me falló del todo anteriormente...
Miró directamente a O'Mally.
Es usted un hombre rudo, fuerte. Y creo que culpable como el que más -estaba tan cabreada que no tenía miedo a una posible represaria-. Iré a por usted hasta que uno de los dos muera. Y luego a por el siguiente. Quedamos pocos, y ellos cada vez son más en comparación.
Ante los comentarios de la señorita Hansen, el sencillo técnico se encoge de hombros mientras ayuda a Jeffrey. Por un segundo en su rostro se dibuja una sonrisa irónica. –Vaya mujer, es la primera vez que me dicen rudo y fuerte, supongo que mi trabajo arreglando aparatos eléctricos y hornos me habrán curtido más de lo esperado, yo mismo he hablado antes de la señorita Nimri pero nadie me ha escuchado, gracias a dios que por lo menos parece que usted lo ha hecho, ya que promete cumplir dos cosas que yo he señalado. Su mirada se dirige a la ahora silenciosa Nimri.
–Abrir los ojos hacia la señorita Nimri, que tenía pleito casado con varios de los ahora muertos, y el hecho de separarme de esta maldita pesadilla votándome a mí, que nada quiero tener que ver con esta masacre y prefiero mil veces morir en paz con dios que como asesino de mis semejantes, quiza el sacrificio me limpie antes sus todo bondadosos ojos Infinitos. Un largo suspiro es el punto de cierre de la frustración que le provoca la mujer que, primero calla ante lo evidente, y después termina señalándole a él como a un bruto asesino.
-Señorita Hansen, la mujer es un ser débil e influenciable, más propensa a creer en supersticiones y brujería, de ahí mi primera razón para acusar a su género. A eso hay que sumarle que tanto la señorita Simpson como la señorita Nimri han permanecido más silenciosas que lo habitual, cuando por lo general, las mujeres son de naturaleza habladora y esta última sobre todo. Tiene razón, Dorothy que usted intenta hallar a los criminales a la par de los pocos hombres que nos atrevemos a levantar la voz contra la injusticia. Es de admirar, dada su naturaleza, como también lo es que Jeffrey haya mostrado una entereza moral mucho más grande que la que suele ostentar su raza. Coincido con usted y con O'Mally, de quien por cierto no tengo motivos para sospechar, que la Nimri no parece una buena mujer.
Además de racista... machista! xD
La votación acabo en empate, y la nueva ronda finalizo con vuestra agotada compañera Nawja Nimri como objetivo. Nadie sonrió, nadie se alegro, ni siquiera ella mostró el menor indicio de querer oponerse. Su muerte fue rápida y a continuación una alocada Betty Simpson decidió cortarse el cuello delante de todos vosotros.
El estrés y el miedo erán demasiado para ella, a nadie le extraño lo ocurrido. A estas alturas la locura reinaba a sus anchas por lo que quedaba de clanmurk mientras poco a poco sus habitantes iban muriendo.
Empieza el turno nocturno, finaliza este jueves a las 23.59h a no ser que los jugadores implicados adelanten su turno.