Partida Rol por web

En el momento que cogisteis el sombrero de vaquero, las extrañas náuseas regresaron a vuestro cuerpo ¿es que aquello iba a ser el modus operandi del programa?

Cuando finalmente desaparecieron las náuseas y se retomó el control de la situación, se pudo comprobar que el escenario donde os encontrabais ahora era bien distinto.

El sonido escandaloso de una muchedumbre riendo, gritando y cristales rotos ambientaban un escenario propio de cualquier taberna de mala muerte. Una vez recobrado el sentido comprobasteis con claridad que vuestras ropas ya distaban de ser aquel uniforme de Imperus, sino que lucíais trajes dignos del oeste americano con sus característicos elementos que con tanta elegancia adornaban una turbia época.

Estabais en mitad de un Saloon, a vuestro alrededor más de una decena de personas que hacían diferentes actividades: beber, cantar embriagados, dejarse seducir por las palabras pagadas de las prostitutas y escuchar aquel piano desfasado cuyas notas estaban programadas a medias…

Isabel tras las nauseas y varios parpadeos, reconoció el lugar con cierta excitación. Se habían metido en un bar del salvaje oeste, el ambiente era como el de las peliculas.

- Joder... sólo falta Clint Eastwood- entonces se miró sus ropas- Pocho, Pocho, Pocho....- al ver que llevaba uno puesto se regocijó- ¡SI!- y el pocho no era lo único puesto que al tocarse las caderas se dio cuenta que portaba un revolver adornado en el mago con una serpiente. 

Satisfecha cogió el cigarrillo que llevaba en el labio y le dio una calada saboreándolo al principio para después tener que toser ¡Si ella no fumaba! ¿Qué demonios hacía ella con eso? no obstante y para evitar quedar mal, que ahora era una forajida y lo mismo se liaban a tortas en menos que se presigna un cura loco... miró a su compañero para ver que aspecto tenía y poniéndose el cigarrillo nuevamente sobre los labios le indicó la barra torciendo un poco la boca, en plan foragida chunga.

- ¿Qué tal un trago?

¿Quien no ha soñado en estar en el viejo oeste alguna vez? El "viaje" se hizo más corto que las veces anteriores, fue abrir los ojos y encontrarse en aquel gran salón, la situación esta vez sin embargo le resulto ser mucho más familiar como si ya hubiera estado antes sin duda tantas películas habían tenido algo que ver.

Instintivamente saco su arma para contemplar aquel magnifico colt, Conozco a más de uno que pagaría una buena pasta por uno de estos.

Dijo mientras lo examinaba enseñandoselo a Isabel, al verla no pudo evitar dejar escapar una sonrisilla al ver el aspecto de duro que tenía mientras le ofrecía algo de beber.

Por supuesto, un triple X al menos

Una vez que os habíais habituado a vuestra nueva indumentaria el barman os interrumpió con su mirada picaresca y su barba bien recortada.

- Vaya, dos nuevos forasteros ¿verdad? No me suenan vuestras caras pero eso no impedirá que recibáis toda la hospitalidad de este pequeño pueblo – dijo mientras escupía sobre un vaso para seguir frotando con su trapo.

- Y bien, ¿Qué os pongo? Tengo whisky escocés, un licor de frutas y el especial de la casa, “el ojo del Diablo” – al decir la última palabra se notó que aquella bebida (fuese lo que fuese) era algo potente de verdad.

¡Quien demonios puede rechazar un buen Whisky escocés! espetó Alexander mientras daba la espalda al barman observando a su alrededor, sin duda habían llegado allí por una razón y aunque todavía no se les había revelado no tardaría en hacerlo dada sus experiencias previas.

Sin duda ese "Ojo del Diablo" debía tratarse de algún tipo de rompe higados, pero Alexander palpó su colt sabía de sobras que tendría que desenfundarlo antes de acabar el día y mejor no tener la visión doble cuando llegará el momento de apuntar.

Para ser honestos... Isabel hubiera escogido el licor de frutas, mucho más suave y acorde, puesto que ella a fin de cuentas era poli y estaba de servicio... pero lo mismo si pedía algo así la tachaban de mariquita... que bueno siendo mujer tampoco pasaba nada, pero no le hacía mucho tilín que la tomaran por una mujercita mimada, que con esas pintas tenía pinta de malota y eso era siempre lo más conveniente para el salvaje Oeste, así que armándose de valor, decidió comportarse como una mujer de pelo en pecho e irse a por lo más fuerte.

- No hay dolor... el "Ojo del diablo" para mí- dijo escupiendo al suelo y poniéndose chula tratando de que no se notara mucho que le temblaban las piernas.

Aún sin saber cuál era vuestro objetivo aquí decidisteis que era buena idea tomar algo para empezar aquella experiencia con buen pie. A pesar de que vuestra elección era fuerte, os sirvió para despejar vuestra mente y complacer a un barman que comentó alegre que os invitaba a esa copa con tal de que volvieseis más adelante.

Sin embargo, la elección de Isabel llevó a algo más.

- Damas y Caballeros, aquí tenemos a una valiente que va a asumir el reto del “Ojo del Diablo”. Ahhhh, me encanta cuando una forastera cree que tiene lo que hay que tener – dijo mientras sacaba de debajo de la barra una botella que tenía una gran “X” marcada en la etiqueta y cuyo cristal parecía desgastado por el paso del tiempo.

Sirvió el líquido oscuro sobre el pequeño vaso derramando parte de él sobre la madera y se la ofreció a Isabel a la vez que asentía lentamente. De repente notasteis que se hizo el silencio en el Saloon, todo el mundo estaba expectante a su osadía. No había dudas de que aquello era un reto que sabía captar la atención del público.

Isabel se remangó para coger el vasito con el licor de marras, al mirar de reojo y ver la reacción de los presentes se arrepintió de la locura que iba a cometer, pero echarse atrás no entraba dentro del vocabulario de los Turner y menos de ella... Así pues asentando bien los pies sobre el suelo con el vasito bien agarrado delante suyo, se relamió un parade veces y sin pensarlo más se lo bebió de un trago.

Cuando el líquido bajó por su garganta, la joven Turner temió que se la abrasara era como si cien lenguas de fuego estuvieran campando por sus anchas directas al estómago para fulminarlo en una orgía de llamas incandescentes. Sus piernas tambalearon unos segundos, se vió de bruces en el suelo pero sin saber como golpeó la mesa con la que sujetaba el vaso haciendo un sonoro ¡plom! Demostrando que seguía viva y se lo había tomado entero, mirando desafiante al barman con una sonrisa triunfal, pero sin atreverse a articular palabra no fuera que la fuese a cagar.

Alexander arqueo una ceja cuando Isabel pidió el ojo del diablo aunque intento bajarla lo más rápido posible para que tan extraña mueca no fuera percibida por miradas indiscretas.

La atención del salón se cernió sobre la pareja que desde luego aquel reto junto con su cara de forasteros no acompañaba para pasar desapercibidos... el barman sacó una mugrienta botella con el liquido del infierno que parecía corroer la madera al derramarse sobre la barra.

Por su parte Alexander tomo el whisky ¡Por Turner! dijo mientras lo vertió sobre su garganta de un plumazo para quitárselo rápidamente de encima. El brebaje paso rápidamente calentandolo la garganta a su paso y dejando un reconocible gusto a whishky barato.

Con entereza, aguantasteis el trago a pesar de notar que aquella llamarada etílica iba a rasgar vuestro estómago, por lo menos en el caso de Isabel. El resto de los allí presentes al comprobar que la mujer había aguantado con naturalidad comenzó a vitorear y a aplaudir. En cuestión de segundos os habíais ganado la admiración de los allí presentes… o eso es lo que parecía puesto que de repente uno de los hombres (el cual parecía un tipo de duro de verdad) hizo resonar las espuelas de sus botas y se acercó hasta vuestra posición.

- Eh, vosotros… ¿os creéis mejores que yo? ¿eh? ¿es eso? ¿creéis que podéis robarme así a mi público? –masculló de manera grosera.

- ¡¡Ahora os voy a demostrar lo que significa ser fuerte de verdad!! – aquel enfurecido vaquero, al comprobar que su protagonismo había quedado en segundo plano por la hazaña de Isabel con el “Ojo del Diablo”, se abalanzó con la intención de daros una paliza con sus puños abiertos.

Aquel sudoroso y maloliente individuo se abalanzo casi sin mediar palabra, probablemente cegado por el licor en su cuerpo y azuzado por la envidia de que dos forasteros atentarán contra su medio de vida.

Alexander esquivó el mezquino golpe del vaquero con un rápido movimiento para justo después y casi de forma instintiva cogiera la botella de aquel licor tan preciado y se la rompiera en la cabeza. El sombrero pareció quedar algo hundido por el golpe pero la botella corrió peor suerte saltando en añicos desparramados en el suelo, sitio al que el impruedente vaquero le acompañó besandolo con su jeta con un ruido estruendo.

El agente llevo la mano a su arma amenazante pero sin llegar a desenfundarla mientras miraba al resto.

¿Alguien más tiene algún problema?

Isabel, que se había quedado medio traspuesta, por no decir traspuesta del todo... por el licor que se acababa de meter entre pecho y espalda, vio llegar al indignado llanero solitario hacia ellos con muy malas intenciones y lo peor es que las piernas le temblaban tanto que la joven Turner sólo podía una cosa al mismo tiempo, reduciendo el campo de acción a dos opciones... una mantenerse de pie, dos esquivar y... el cuerpo serrano de Isabel eligió manternerse de pie porque para otra cosa ya no le daba la vida, así pues permaneció con los ojos desorbitados viendo como un puño abierto se cernía sobre cara... si algo o alguien no lo impedía.

En vista del caos que se generó en cuestión de minutos en mitad del Saloon, a golpe de disparos el Sheriff hizo acto de presencia. Una gran parte de los allí presentes siguió con la pelea y el alboroto mientras que otros (más astutos) decidieron quedarse apartados para no verse salpicados por la reprimenda.

- Las tonterías se van a acabar ¡todo el mundo quieto! – gritó mientras disparó la última bala. Parecía que aquel Sheriff era partidario de llamar demasiado la atención.

No os dio tiempo a reaccionar ya que abusando de su fuerza aquel hombre que supuestamente iba del lado de la ley os arrestó ¿Una mera excusa por ser extranjeros?

Sabíais que si os dedicabais a defenderos de la autoridad con más violencia todo acabaría de una forma nefasta así que lo mejor era llevarse llevar y buscar una alternativa civilizada: vuestro sentido común apelaba a ello.

A los pocos minutos os disteis cuenta que realmente solo cogió como presos a ustedes dos, os arrastró con poca elegancia hasta las instancias del Sheriff donde una cutre celda albergaba a un tipo de poca agraciada apariencia que no paraba de berrear.

El Sheriff os hizo sentar en unos taburetes y dejó su rifle a un lado. Escupió en el suelo y se sentó también cerca vuestra.

- A ver, sois nuevos por aquí ¿no? no me gusta que andéis metiéndoos en líos tan pronto pero igual tenéis la oportunidad de ganaros la redención – sonrió pícaro.

- Ese de ahí, el que vocifera es Perry el tuerto, un delincuente de poca clase que sabe más de lo que aparenta. Al parecer están preparando un asalto al tren de las 12:00 y no suelta prenda sobre a qué altura van a llevar a cabo la desfachatez. ¿Seríais capaces de intentar sacarle algo más que insultos de su fea boca? Si conseguís algo de utilidad os dejaré libres y estaremos en paz –

Teniendo en cuenta que si os negabais os arriesgabais a pasar bastante tiempo “a la sombra” decidisteis que no teníais nada que perder por intentarlo.

Y allí estaba Perry, insultando en voz baja a la vez que se movía con espasmos. Sin lugar a dudas resultaba extraño que alguien así formase parte de una banda pero… ¿quién sabe que potencial oculto tenía esa persona?

- Oh… carne fresca en el pueblo… ¿buscáis trabajo?¿eh?¿buscáis trabajo? Jejejeje – rió de manera grotesca.
- Puede que solo tenga un ojo pero sé reconocer cuando alguien tiene un alma especial… oh sí sí, especial especial… ¡como yo! – de repente notasteis que si dejabais que ese tipo hablase más de la cuenta ibais a terminar con la cabeza loca. Teníais un objetivo claro, extorsionarle, interrogarle, persuadirle… ¡cualquier cosa valía con tal de conseguir la información! Era bastante sencillo: ¿dónde iban a asaltar al tren?¿quiénes eran?

La cabeza de Isabel daba vueltas, sentía nauseas y unas ganas enormes de echarse a dormir y no despertar en semanas... pero como el programa era tan majo y considerado, les tenía reservado algo más apropiado... y ¿Qué más apropiado para una resaca que ser requeridos por el sheriff del pueblo para pasar una temporadita a la sombra?

La joven Turner escuchó con toda la atención que pudo los requerimientos de "La Ley", se rascó la cabeza en un intento por despejarse para después mirar al tuerto torciendo la boca y enarcando una ceja... joder ¡Cómo le dolía la cabeza!

- Nosotros somos más especiales tuerto, tanto que vamos a salir de aquí en un tris...- chasqueó los dedos... gracias a eso consiguió espabilarse un poco más - Y tu... si de verdad eres especial podrías venir con nosotros... pero no... no creo que merezcas la pena...

Alexander tenía un buen subidon después de estamparle la botella a aquel mamarracho, pronto la cosa cambió cuando el sheriff les detuvo por estar en el momento y lugar equivocado pero al menos habían dejado claro a los presentes que eran duros y eso les daría cierta ventaja en según que circustancias.

El sheriff pareció ofrecerles un trato, sonsacarle información a ese tuerto a cambio de su libertad, era una oferta que no se podía rechazar al menos mientras la autoridad tuviera las armas de su lado. Isabel tiro el anzuelo sobre el mugriento preso en espera que este picase y Alexander al ver la estrategía de su compañera terminó de aplicar la técnica poli bueno, poli malo...

¿Estas loca? no pienso jugarme el pellejo por sacar a esa rata de aquí. Seguiremos el plan y nos iremos solos como habíamos planeado.

Isabel escupió al suelo en plan dura.

- Esta rata podría sernos útil