Partida Rol por web

Isabel... que de no ser por su compañero habría dado al traste con toda la operación... se puso muy seria, concentrándose al máximo, después de todo el entrenamiento y los sacrificios realizados no podían fallar tan cerca del final. De manera que sigilosa como una pantera, accedió junto a Alexander a los aposentos del Samurai negro, que estaba custodiado por cuatro guardaespaldas y al parecer entretenido con varias mujeres, algo que le produjo aún más ira... sin embargo se obligo a pensar en su particular "dar cera, pulir cera" y las horas bajo las heladas de la cascada para volver a centrarse y templar sus nervios.

Sin tiempo que perder, la joven Tuner, Katana en mano se abalanzó contra el primero de los guardias dibujando un semicírculo en el cielo con el que hizo trastabillar el tiempo justo a su oponente para tomar apoyo en el suelo y descargar una estocada trasnsversal en el tronco que lo dejó fuera de combate en apenas unos segundos, con la misma rapidez se encaró al siguiente oponente sobre el que eligió una estocada descendente para proceder a atacar de frente, ganar terreno y acorrararlo rematando la embestida con golpe lateral.

Los otros dos oponentes los dejó para su compañero en quien tenía plena confianza para deshacerse de ellos, por lo que volvió a ponerse en guardia, tomando una posición muy "cool" de defensa y ataque con la katana sin perderle la cara al samurai negro.

- Saotama, hemos venido a vengar no sólo a nuestro domyo sino a tu antiguo maestro, al cual averguenzas por haber empleado sus enseñanzas en hacer el mal. Terminemos esto con honor, no tienes escapatoria.

La adrenalina había tomado invadido el cuerpo de Alexander, pero en aquella ocasión está no había tomado el control de su cuerpo. Sus nuevas habilidades le habían conferido una serenidad desconocida para él, lo que hacía del agente un arma mucho más letal al tener la fuerza y la habilidad de controlarla.

Allí estaba el objetivo de su misión aunque aún quedaba un último tramite antes de enfrentarse a su destino en aquella dimensión. Los guardias se abalanzaron contra Isabel y Alexander quienes con apenas una mirada supieron que hacer al instante.

Las maniobras rápidas y precisas como si de una coreografía se tratara, Dawson leía los ataques de sus contrincantes antes que se iniciaran anticipandose a sus movimientos volviendolos contra ellos mismos en una medida concatenación de movimientos que pronto pusieron el jaque mate en ambos adversarios.

La hoja del agente más roja que pálida tenía sed de venganza pues la sangre de aquellos guardias no era digna de su sed la cual estaba reservada para su verdadero objetivo.

Saotama se quedó impresionado, reconoció la técnica que habíais usado para acabar con sus esbirros.

- Ah... el viejo Aoshi os ha instruido... por eso habéis sido capaces de llegar hasta aquí. ¿Sabíais que éste era antes su castillo? Justo antes de arrebatárselo por mi propia fuerza... al igual que hice con vuestro señor, y al igual que haré con otros señores en esta época de caos y desesperación – mientras decía eso desenvainó su katana, aquella que tanto había arrebatado.

- Ahora... ahora que solo estamos ustedes y yo... pongamos fin a esto. Solo podrá sobrevivir una persona, y ése seré yo. No podréis conmigo por mucho que os haya entrenado ese vejestorio ¿lo sabéis verdad? Ahora preparaos y ¡luchad! –

Con un estilo mucho más agresivo, Saotama corrió hacia ustedes, ahora pudisteis comprobar que él usaba el mismo estilo de lucha que el pescador, o lo que es lo mismo, vuestro mismo estilo de lucha. Tres iguales estaban a punto de batirse en un duelo sin igual ¿quién ganaría?

Isabel imbuida por el ímpetu de su juventud y las ganas de revancha atacó al samurai negro con todas sus ganas empleando todo lo aprendido por el anciano, lo bueno de aquel entrenamiento es que había desarrollado habilidades que jamás había pensado descubrir en ella misma, se movía con agilidad, era incluso capaz de predecir los movimientos del enemigo y la espada parecía haberse fundido con su mano... ¡tenía que ganar!

Y tal vez esa seguridad o ese convencimiento absoluto fue lo que le hizo infravalorar a su oponente dejando la guardia baja durante una fracción de segundo, con tal de herir con rapidez a Saotama... algo que este aprovechó para deslizar la espada y alcanzar su objetivo... el vientre de Isabel, que sorprendida se detuvo en seco sintiendo un dolor punzante y lacerante al tiempo que a su boca llegó el sabor metálico de su propia sangre.

- ¡Mierda...!

Allí estaban enfrentados a su destino quien rara vez da segundas oportunidades, Alexander se tomo unos segundos para estudiar a su adversario sabía que aquel hombre no tenía nada que ver con sus esbirros y que si no tenían cuidado les vencería sin dificultad.

Esta vez Isabel y Alexander no se coordinaron bien y el combate se precipito. Aquel guerrero era formidable y sin duda era capaz de luchar con ambos contrincantes a la vez, al contrario que Isabel Alexander tomo una actitud conservadora, estudiando los movimientos de su enemigo, escudriñando su técnica tratando de encontrar algún punto débil en tan formidable guerrero.

Las espadas cortaban el viento cuando Alexander pudo ver que necesitaba ser más rápido que su enemigo algo que por el momento no conseguía, tras unos instantes la katana del hombre oscuro se clavo en el vientre de Isabel cuyo dolor rasgo la habitación.

Era el momento del todo o el nada, Alexander dió un paso atrás intentando evaluar la nueva situación, su mente se puso en blanco y jamás pensó en la derrota como una opción, se quitó la ligera armadura que portaba dejando su pecho descubierto y tras un suspiro se lanzó al ataque.

Los movimientos de Alexander parecían compenetrarse con los de su enemigo, cada una de sus estocadas obligaba al samurai a contrarestar sus golpes llevandolo así justo al punto que el agente quería como si de una partida de ajedrez se tratara y fue allí en aquel instante cuando desprovisto de su armadura pudo ser una milésima más rápido, lo suficiente para que el tajo mortal salvara la defensa de su contrincante haciendole un corte mortal en el cuello.

Todo había acabado, Alexander arrojo su arma y se acercó tomando a Isabel mientras presionaba la herida en su vientre.

Aguanta, lo hemos conseguido.

Y fue así, como el destino de Saotama quedó sentenciado por ustedes; valerosos guerreros que tras perder a su señor crecieron bajo el instinto de la supervivencia, el honor y todo hay que decirlo: la venganza.

Sentíais que os habíais hecho mucho más fuertes, mucho más astutos, mucho más rápidos ¿sería eso lo que quería el programa? ¿Era eso lo que teníais que aprender del Japón Feudal? Probablemente fuese así, pero aún quedaba camino por recorrer...y  aunque hubiese gustado regresar junto al anciano para darle las gracias una vez más, sentisteis las náuseas que indicaban que debíais regresar a la sala blanca, con el éxito entre manos y la sangre aún tiñendo la ropa por los enfrentamientos que habíais tenido que superar a lo largo del viaje...

Minutos más tarde, estabais ahí de nuevo, en la sala blanca donde debíais elegir el siguiente paso. Estabais más cerca del final y no había tiempo que perder...