Partida Rol por web

Llegados al camino, origen de todo, hallasteis a vuestra tropa, en pose y postura idéntica a la que habíais dejado, cuando fuisteis llamados y guiados por Merlín.

Nada más llegar, toda la soldadesca se despertó a la vez del letargo, y desentumeciéndose, mantenían gestos de extrañeza, pues no entendían aquella causa, motivo, razón o circunstancia, por la que unos jinetes curtidos soldados, habían dado con sus huesos debajo de una tranquila montura.

Al parecer para ellos, la aventura vuestra, había ocurrido en un suspiro, y para vosotros, su sueño se había extendido días.

Esos desajustes y muchos otros eran propios y corrientes en el mundo feérico.

Toda la compañía sube a lo alto de las caballerías, y abandona el lugar al paso, como si nada hubiera pasado. ¿Realmente había pasado algo? Vuestras heridas no os permiten concluir que lo vivido y sentido antes había sido un sueño, pues siguen ahí, aunque no duelen ni sangran.

Merlín es esta vez, el que dirige la compañía, y cabalga un par de pasos de caballo delante de vosotros. Bien sabéis que el viejo Archidruida no es amigo de conversación ni palabrería vana, y no ha cambiado en este trecho, por lo que no pronuncia apenas palabras en todo el viaje. Viaje, que os lleva con calma y sin problemas, hasta vuestro destino en el castillo

Sigo aún un poco mareado y casi me cuesta suirme al caballo como a quien se excede con el vino. Si todo esto sólo fuese una mala resaca cuán tranquilo estaría yo de no haber puesto en peligro mi alma. ¿Aquellos que mueren en el mundo faérico pueden después ser llamados al Reino de Dios? Cabeceo ya subido a Breogán como quien trata de librarse de un sueño...  Finalmente opto por un buen trago de agua a falta de vino y me aseguro de que toda la columna comienza a avanzar siguiéndonos mediante un giro de cuello por encima del hombre que casi consigue hacerme desmontar dado mi extrema sensación de nausea al regresar a este mundo. Apresurémonos primo, que le temo más a las misiones de Merlín que a un ejército de sajones.

Susurro a Gwilherm medio en broma, medio en serio.

Merlín es esta vez, el que dirige la compañía, y cabalga un par de pasos de caballo delante de vosotros. Bien sabéis que el viejo Archidruida no es amigo de conversación ni palabrería vana, y no ha cambiado en este trecho, por lo que no pronuncia apenas palabras en todo el viaje. Viaje, que os lleva con calma y sin problemas, hasta vuestro destino en el castillo

EN UN INSTANTE DEL VIAJE, CUIANDO SE COMBATE LA MONOTONIA DEL CABALGAR LLEVANDO LA MENTE A OTROS LUGARES, Y DEJANDO QUE LA IMAGINACIÓN, LA LOCA DE LA CASA, SE MANIFIESTE Y JUEGUE DE MANERA AMENA Y ENTRETENDA CON LOS PENSAMIENTOS Y ENSOÑACIONES,  Merlin se te pone a tu lado en el cabalgar. Te dice esto a modo de profecía.

El año próximo, en  aquestas fechas, vuelve a internarte por el sendero que acabasteis de desandar. Ahí tu fuerte brazo, y tu valiente corazón desvelaran si eres capaz, y de lo que eres capaz. ¿ Acaso no anhelas ser señor de tus propias tierras?

Dicho lo cual, y sin que aciertes a articular palabra o duda, Merlin desaparece de tu lado, y vuelve a comandar la compañía, ajeno a ti. Como si nada hubiera o hubiese pasado.

Pienso para mí: admitámoslo, Walter, eres incapaz de entender una sola frase del druida del Rey... ni en diez vidas que viviese me daría tiempo a desentrañar uno de sus acertijos. Pero que me aspen si no ha dicho que puedo llegar a ser señor de mis propias tierras. No creo que se refiera a las tierras de mi padre, así pues debe hablar de tierras que me habré de ganar... Pero ¿volver a ese sendero quiere decir volver a ese mundo?

Miro a mi primo, que parece ausente en sus pensamientos. Luego miro de lado a lado buscando alguna señal de que realmente el druida se me ha acercado para hablarme, porque ahora cabalga delante de nosotros como lleva haciendo hace horas. Finalmente me encojo de hombros y me arrellano en la montura. Señor de mis propias tierras...me repito en mi cabeza como para hacerme una idea de lo que sería cumplir ese designio. Y la idea me gusta cada vez más conforme se repite en mi cabeza mientras cabalgo en mi lugar de la columna.

Gwilherm subió a su montura, y tras echar un vistazo a las tropas, se mantuvo taciturno, inmerso en sus pensamientos. No podía dejar de meditar en todo lo acontecido.

_Una prueba... Estoy seguro de haber muerto... O tal vez, no. Y todo formase parte del experimento de Merlín... Pero no la vi, Santa Madre de Dios. Sentí su calor, su paz, su amor... Pero estoy seguro de no ser digno de su presencia... Entonces, ¿qué sucedió realmente? Los predicadores nunca nombraron un lugar como en el que hemos luchado, ni criaturas como las que nos enfrentaron, quizá el infierno... ¿quién sabe?_ 

Apenas prestó atención a las palabras de su primo, y tan sólo le devolvió una ligera inclinación de cabeza, para seguir con sus cavilaciones.

_ ¿ Qué sabe el Rey de todo esto?, ¿fue quizá todo idea suya?... Entonces, mis palabras contra Merlín podrían perjudicarme..._

Tan solamente sabía algo con certeza, y es que el druida no soltaría prenda por mucho que se le insistiera. Así que no le quedaba otra que seguir el camino y esperar que una vez lleguen a su destino, alguien ponga luz en toda esta trama.