Partida Rol por web

El escorpión gigante aparece de la nada a pocos metros de Lindarel y se lanza a la carga contra él, golpeando con su garra e hiriendo al elfo, que sin embargo responde con su lanza.

Dos certeros golpes dejan malherido al escorpión, que sin embargo aguanta a duras penas.

Con un simple pensamiento, libero mi pierna del cepo. Ignorando al escorpión, cargo elevándome hacia Ragnix, tratando de acabar cuanto antes con este combate y llegar a la final...

Sin embargo, al momento de alzar el vuelo dispuesto a alcanzar a Ragnix pasando por encima del escorpión, un destello repentino aparece sobre su cabeza y le hace descender de nuevo al sitio. Otra de las protecciones se han activado, impidiéndole volar y dejándole por tanto en el sitio, con el escorpión entre él y la acorazada mujer.

Furioso, ataco al escorpión, acabando finalmente con él, y aprovechando que su paso ya ha debido hacer saltar los cepos que pudiera haber, me dirijo con paso tranquilo hacia Ragnix, conteniendo el aliento hasta el ultimo momento, listo para lanzar mi golpe.

El cuidadoso caminar parece funcionar, ningún nuevo cepo se cierra bajo los pies de Lindarel, pero, casi cuando llega hasta dónde debe, una nueva trampa se activa, algo solo preparado para las criaturas vivas. Una runa se ilumina bajo las flores y, como un castigo divino, un rayo de fuego, un pilar de llamas que ruge con ira, acude desde el cielo.

Ragnix vio a su rival llegar cerca de ella, el odio en sus ojos le hizo alarmarse, ya que sus golpes eran tan demoledores como los suyos. Atrapada en aquella trampa no tuvo más remedio que enfrentarse a él, lanzando su cadena armada mientras crepitaba con descargas eléctricas en el aire golpeo a su rival con violencia esperando que cayera abatido ante sus ataques. De lo contrario empezaría a pensar que se enfrentaba a un semidios. Quien eres?? Como eres capaz de realizar esas proezasss, exclamo la guerrera tras realizar sus ataques.

Las palabras de Ragnix resonaron por todo el jardín, pero no hubo respuesta alguna. En cuanto la cadena se desplomó en el suelo, abriendo su mordida sobre Lindarel, el cuerpo del elfo se desmoronó sin fuerzas, desangrándose sobre el campo de flores, tiñendo de rojo sus pétalos y regando la tierra con su propia vida.