Os despertáis sobre unos camastros con todo el cuerpo todavía doloridos. ¿Cuanto tiempo habrá pasado?
Sobre camas contiguas se encuentran los cuerpos de los cuatro valientes que habéis expuesto la vida a favor del Santo Oficio. Ya habéis estado antes aquí. Se trata de la Hostería del puente, aquella regentada por Evaristo Perez.
Una muchacha, a la que rápidamente reconocéis como aquella que sacasteis de la malhadada casa alerta al posadero quien presto se acerca a interesarse por vuestro estado.
—¡Vive Dios que están vuacedes con vida! —dice con cierto alivio dibujando la señal de la cruz sobre su pecho.
—Un emisario del Santo Oficio desea verles con premura.
Casi sin dejar de acabar al hombre un representante de la Inquisición hace su aparición en la estancia.
El joven reverencia en señal de saludo, sin doblar demasiado.
—Han llegado a nuestros oídos sus hazañas. Me envía el padre Aringarosa para agradecer su labor y confirmar de primera mano que vuestras mercedes siguen con vida. Lamenta mucho la pérdida del joven fraile, pero se encuentra complacido por haber puesto final al asunto de los libros. En cuanto vuacedes se encuentren en disposición de cabalgar o tomar un coche de caballos partiremos a la Villa para que tengan audiencia con él.
El muchacho vuelve a hacer una reverencia y se queda a un lado.
Todo a ocurrido muy rápido, acabáis de despertar y ya tenéis una abundante comitiva a los pies de vuestras camas. De uno u otro modo habéis acabado con el ejemplar del libro y de añadidura os habéis llevado de por medio a los compradores de la obrilla.
¿Qué interés pudiera tener un buen estudiante en semejantes volúmenes?
Caballeros, esto ha llegado a su fin. Dejo esta escena abierta para que roleeis vuestro final y podáis preguntar cualquier cosa que vuestros personajes deseen aclarar.
Muchisimas gracias por jugar conmigo esta aventura. Ha sido un verdadero placer contar con vosotros. Espero haber estado a la altura aunque realmente el peso de la partida lo habéis llevado vosotros con vuestra excelente aportación.
Está es sólo mi segunda partida por web y todavía tengo mucho que aprender. Me gustaría recibir vuestras opiniones sobre la aventura y, naturalmente, vuestras propuestas de mejora.
Una vez más agradeceros vuestra participación.
Ale, os dejo con vuestra actuación antes de la bajada definitiva del telón.
Por un momento me siento tan confuso que no sé que decir, luego rápidamente viene a mi memoria toda la escena del final de esta historia. ¡El joven fraile! Mas mis amigos siguen con vida. Eso me tranquiliza y me alegra. Siento una poca de pena por el fraile pero a fin de cuentas él seguro que estará a la diestra de su Señor, pues sus pecados estarían más que limpios salvo... por un momento recuerdo lo sucedido, los latinajos... ¿preguntaré sobre eso? No. ¿Qué voy a entender yo, un mísero hombre de armas?
Celebro con mis compadres que el susto no quedase en funeral.
- Señores: ha sido un excelente trabajo. Es difícil menester encontrar gente valiente y honesta en estos tiempos que corren pero vive Dios que yo he dado con ellos. Si algún día necesitan de un acero que les ayude en sus cuitas aquí estaré yo para proporcionarlo gustosamente. Dos veces hemos bailado con la Parca y en las dos hemos salido bien librados de la danza. ¡Es menester celebrarlo!
- Aceptaré de buena gana ese vino don Álvaro. Y convidaré al siguiente. Que aparte de comer algo bien me vendría con que calentar el cuerpo en este lecho tan frío.- Lanza miradas indiscretas a la muchacha que salvaran, ¿hace cuanto? quien sabe; en la Casa de las Muertes- Me alegra sobremanera comprobar que los esfuerzos por manteneros con vida no fueron en vano y gozáis de mejor salud que nuestras personas, señora.- La perfecta sonrisa de Emilio brilla seductora en sus palabras para con la moza.
- Respecto a lo que su merced nos cuenta padre, sino me retienen asuntos de importancia- un nuevo mirar floreado con una sonrisa llena de intención hacia la joven acompañan estas palabras.- me sentiré honrado de acudir a la audiencia en cuanto mis compadres aquí presentes lo tengan a bien.
Ambrosio se levanta con esfuerzo, renqueante por las heridas recibidas. Apoyado sin aplomo en el alto respaldo de la silla de madera, que no se atreve a soltar, comienza a recitar teatralmente:
Rodeado por la sombra formidable,
que difunde la muerte asoladora,
desterrado en una tierra inhabitable
que a sus tristes moradores cruel devora,
¿cómo cantaré la luz inagotable
del sol eterno que brilla sin aurora,
que no vio del ocaso la tumba oscura
ya torrentes derrama la dicha pura?
Oh vosotros, que errantes en tierra extraña
suspiráis por la gloria verdadera,
no habéis de buscarla en la patraña
de un mundo que da incienso a una quimera:
escalad esforzados esta montaña,
no aterre a vuestros corazones su presencia fiera ;
no dejaros engañar por falsa estrella:
esta es la senda, caminad por ella.
Mejor sin duda hubiera sido acompañar estas humildes coplillas, que con el gusto nacido de lo que sale honestamente del corazón dedico a vuestras mercedes, con algunos acordes de "La Paca". En mala hora la dejé no recuerdo dónde, con todo el ajetreo de no pasar a mejor vida. Habré de ir a buscarla, ya que este burdo bardo tendrá que seguir comiendo y ya no podrá ganarse, al menos por una temporada, las habichuelas con su torpe acero...
No se han ganado un compañero, sino un hermano - añade sentidamente - Si los vientos, las estrellas o quizá Dios Nuestro Señor o el mismo Lucifer lo dictan, acudiré presto a la llamada de tan extraordinarios y honrados camaradas, para poner de nuevo mis escasas habilidades a su servicio...
Sentado en la cama y con los pies descalzos me rasco la descuidada barba de lso últimos días. Había asuntos de mayor importancia que los pelos de la cara. Acompaño las palabras de los compañeros de leves sonrisas, mezcla de alegría y dolor, todo el cuerpo duele, pero las cuchilladas más, aún no termino de creerme que siga vivo.
Lo del joven cura es una desgracia, tanta fe y voluntad auguraban un buen futuro para él. Tenía que haberle visto vuesamerced mientras le atizaba a esa escoria. ¿Se pudo recuperar su cuerpo? Me gustaría acudir a sus exequias. Tanto valor no debe ser olvidado.
Guardo silencio y Ambrosio, figura destacable de esta Odisea nuestra, entona una canción que escucho en un respetuoso silencio. Pobre cura. No puede dejar de pensar en que tal vez le dejé atrás en vano.
¿Tienen intención de quedarse en la Villa y Corte? Tenía pensado enrolarme en el tercio de Nápoles a finales del verano, pero puede que me quede un año o dos en Madrid. Ya he defendido la Verdadera Religión durante bastante tiempo.
Efectivamente el cuerpo del joven fraile había conseguido recuperarse así como los cuerpos de los dos compradores del siniestro volumen.
Han pasado más de dos días de descanso. Evaristo Perez, el dueño del figón, se acerca hacia vosotros.
—Señores, siempre recordaré lo que han hecho por mi hija. Recuerden que aquí tendrán siempre cama y comida cuando pasen por Salamanca. Es lo menos que puedo hacer por vos.
Ahora comprendéis que la moza que sacasteis de la funesta casa era la hija del jovial posadero. La moza, de buen nombre Rosalía, os sonríe agradeciéndoos vuestro gesto.
—Les espera un carruaje fuera. Tengan vuestras mercedes un buen viaje hasta la Villa y Corte.
Pronto estáis en el carruaje camino a un nuevo destino. ¿Quién sabe lo que será de vuestra vida tras la charla con el padre Aringarosa?
El sonido de la Paca acompaña a los cascos de los caballos en vuestro viaje de regreso. Por ahora todo ha terminado; el asunto del libro forma parte de vuestro pasado y ahora os tocará a cada uno seguir vuestro camino.
¿O no?