Sales de la taberna en busca de tu "Paca". A estas horas la Villa y Corte está casi desierta y tus pasos van abriendo el camino hacia tu apreciado instrumento.
Es curioso, tan poco rato hace que nos separamos y ya te necesito, Paca... nunca conocí mujer por la que sintiese si quiera algo parecido, pues normalmente las echo más de más que de menos...
Y así pensando en la guitarra recorro las calles con la agradable sensación de haber llenado el estómago.
Habrá que extremar cautela y prudencia a partir de ahora, si este asunto se pone tan peligroso como promete la cosa puede complicarse mucho...
Pues ya me dirá usted si llego, recojo a "La Paca" y me encuentro con los demás.
Gran alegría ronda tu interior al reencontrarte con tu estimado instrumento. Haces sonar sus cuerdas y te responde tan bellamente como lo hace siempre.
Acto seguido te dispones a salir hacia aquel garito que lleva por nombre... ¿alguien se lo escucho decir al beodo?
Se ve que el vino me ha afectado más de lo que pensaba, Paca, porque no logro recordar el nombre de la taberna donde había de encontrarme con mis compañeros...no queda otra solución que volver a lo del Chete a ver si hay suerte y el ilustre "Félix de los ingenuos" sigue por allí y me da razón del sitio...
Si no estuviera...vaya problema! Me veo por todo Madrid preguntando por una taberna regentada por un tal Francisco Robles que además es librero, menudo panorama...
Camino ligero hacia la taberna del Chete...
Jajajaja, muy buena Jefe!
Reandas contrariado el camino andado de nuevo a la taberna de Chete por si el tal soñador que lleva por nombre Félix Almansa ha decidido esperarte arropado por sus sueños bañados en el dulce torrente del zumo de la uva.
"La Paca" no se hallaba lejos de la taberna pero alguno es el camino que tienes que andar.
En el trayecto te cruzas con no uno ni dos grupos de civiles chismeando sobre el tema que te atañe. Parece que las noticias vuelan en este Madrid.
A menos que quieras hacer algo, te pongo en espera para sincronizar grupos.
Sin problema, me espero calentando dedos y cuerdas vocales...
Tras un rato de camino a pie llegas de nuevo a la taberna de Chete.
Pasado el mediodía la taberna pierde muchos parroquianos pero no son pocos los que aún calman sus penas en el brebaje que prepara Chete a partir de una parte de agua.
Del de Almansa no hay rastro.
Mis disculpas, señor Chete - digo para llamar la atención del posadero - ¿no sabrá usted por casualidad qué puede haber sido del que nos acompañaba en esta mesa - continúo, señalando el lugar exacto donde le dejé - Responde al nombre de Félix de Almansa, y por lo que tengo entendido es un habitual de su ilustre establecimiento...
La cuestión es que me dió razón de una taberna regentada por Don Francisco Robles, y no recuerdo ahora la dirección. Al parecer es librero aparte de dedicarse a esta noble actividad. Si usted supiera donde cae la taberna en cuestión, o el nombre, le estaría muy agradecido pues me ahorraría muchas molestias, Don Chete...
El tabernero emite una sonora carcajada.
- ¿Librero decís? ¡Ja! Sí, librero de desencuadernada, pues, a fe mía que no se toca otra hoja que no sea esa en el citado garito de Robles.
El hombre sigue limpiando los vasos con un sucio paño mientras conversa contigo.
- Y... sobre el tal Félix... ya vinieron a buscarlo. Ya es costumbre que vengan a rescartarle de los vapores de lo bebido. No hará una hora que vino el que dice ser su amigo... no recuerdo en nombre... a llevarselo a cuestas.
- En cuanto a la ubicación del tal garito... ¿no sois de aquí verdad? Se encuentra en la calle de los Espejos cerca de la plaza de Santiago, en un bajo de un particular.
Se lo agradezco mucho, señor Chete, ha sido usted de gran ayuda - digo al tabernero despidiéndome con una mano, con toda la sinceridad que puedo reunir - Dios se lo pagará bendiciendo su vino...
Y el agua que le echas espero que también... - pienso mientras me encamino por las concurridas y estrechas calles a la citada dirección - Así que de librero nada, dice el Chete... habrá que ir con cuidado y poner entre paréntesis, corchetes y semifusas todo lo demás que nos ha dicho el "Félix de los ingenios", espero que tengamos que ir a la casa de socorro a que las monjas nos pongan un emplasto en el culo si nos la ha metido bien el borrachín...
La plazuela de Santiago está más concurrida que de costumbre - observo al pasar por ella de camino a la calle del Espejo - Lo raro es que no haya oído yo nunca hablar de esta taberna.
Ah jefe, gracias por el mapa, un detallazo!
Nada más girar la esquina ves a un grupo de tres hombres asomarse a la puerta de lo que parece ser una casa más de la citada calle del Espejo. Con un poco mejor de vista reconoces a los tres con los que compartiste vinos en la taberna de Chete no hace demasiado tiempo.
Según te acercas al lugar, el tal Emiio gira la cabeza y llegas a oirle decir:
- ¿Esperamos la llegada de Ambrosio o probamos a buscarle dentro por si hubiera llegado antes que nosotros? No se le distingue en el bullicio desde aquí.
>>> A la escena Las calles de la villa