Partida Rol por web

Astérope

Tercer día

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31/12/2020, 10:51
Nikita Pontecorvo

Aún estaba húmedo su rostro cuando la chica volvió a mirarle. Esta vez sí habría querido secar sus lágrimas pero ella tomó sus manos con un gesto que le pareció encantador. Había algo como familiar en él, espontáneo, que agradó profundamente a Nikita. De inmediato sonrió a su comentario más con ternura que humor.

Estaba espectacular con aquella camisa transparente y la falda que remarcaba su cintura y observó con deleite como las rayas verticales delineadas sobre su cuerpo eran cualquier cosa menos rectas. No le extrañaba que su prometido hubiera cruzado la frontera entre los mundos para verla. Aunque, sí de verdad la amaba, no podría hacer otra cosa que alegrarse de que estuviera viva. Cómo tenía que echarla de menos.

La sonrisa de Nikita se amplió al escuchar lo de la bomba de humo e inclinándose un poco trató de captar de nuevo los ojos de Bediviere que se habían ocultado en el suelo. Amargarle la fiesta, decía… Si ella supiera que su mensaje había evitado que saliera corriendo de allí.

Estás preciosa —dijo alzando algo más la voz ahora que no tenía los labios contra su oído. Esperaba no estar gritando demasiado.

Separó las manos de la chica como para contemplarla todavía mejor y suspiró tratando de sacudirse de encima la impresión de irrealidad que hacía solo unos momentos lo había dejado tan confuso. El sentimiento de culpa sin embargo era una astilla clavada demasiado profundo.

¿Te apetece algo para beber? —preguntó. Trató de que su gesto y sus ojos no transparentaran su estado de ánimo, pero notaba esa rigidez en los músculos de la cara cuando algo parece tirar de ellos y se niegan a obedecernos.

Mientras esperaba su respuesta contempló su rostro y sus ojos cuyo maquillaje se había enturbiado ligeramente. Desde luego no habría forma posible en que aquella chica no fuera una auténtica belleza. Y pensar que ella, precisamente ella, fuera real.

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31/12/2020, 11:39
Bediviere Lafayette
Sólo para el director
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31/12/2020, 12:15
Bediviere Lafayette

 

Percibió cómo buscaba de nuevo su mirada, cómo la observaba, paseando aquellas pupilas grises por su ropa, provocando que se sonrojase, mirando hacia un lado, durante un instante, para esbozar una breve sonrisa empañada. 

Gracias. -dijo, siendo ella la que reparaba en él ahora. En su camisa negra holgada, en sus gemelos. En aquellos pantalones de aire macarra. Suspiró, pasándose el dorso de la mano por las mejillas, tratando de secarlas- Tú tampoco estás nada mal.-añadió, alisando su camisa sobre su pecho, con la palma de la mano, ahí donde su rostro había dejado una arruga sobre la tela. 

Y en aquel momento en el que sus rostros se observaban más de cerca,  no fue capaz, al menos en ese preciso instante, de leer su expresión. Sus pupilas dilatadas no fueron capaces de concretar aquella perturbación, aquel malestar soterrado y disfrazado en el gesto de Nikita. Lo contemplaba, sin embargo, llevando una mano a su mejilla, como si el mundo alrededor de ellos se moviese a cámara lenta.

Escuchaba su sugerencia, y por toda respuesta, se aupaba ligeramente, para besar la comisura de sus labios finos, en lo que era un gesto breve y agradecido. Un agradecimiento mudo, que se transmitió desde su boca hasta sus ojos empañados, cuando volvía a mirarlo, de nuevo desde su propia altura- Sí, vamos a beber algo. - dijo al fin. Había llorado. Y había fumado demasiado. Tenía la garganta seca- Una cerveza no estaría mal. 

Notas de juego

He tirado para ver si Bedi se daba cuenta de que le pasa algo a Nikita. He asumido difícil porque ella misma está muy disgustada, él hace un esfuerzo activo por ocultarlo, la luz no es la mejor y encima está ligeramente fumada. No sé si se ve la tirada pero saqué un 7. 

Se pone un poco de puntillas porque el chico le saca como 20 cm de altura si no más, ella ronda el 1.60

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31/12/2020, 12:55
Nikita Pontecorvo

Nikita sonrió ante el cumplido, hizo un leve asentimiento como "gracias" y se dejó alisar la camisa. Se dio cuenta entonces que las propias lágrimas de Bediviere impresas en ella habrían ocultado las que pudieran mojarla antes. Recibió después con idéntico embeleso su caricia en la mejilla, su mirada agradecida y ese pequeño beso para el que la chica debía ponerse de puntillas. Tuvo que contener las ganas de buscar su boca y besarla de verdad.

Aceptada su propuesta, Nikita soltó una de las manos y la llevó tomando aún durante un momento la otra, fuera de aquella pista de baile improvisada hasta algún lugar de la casa en que pudieran encontrar un par de cervezas frías.

Joder con Bryony… —comentó con tono jocoso mientras veía pulular a la gente del cátering de acá para allá. Dejó vagar sus ojos por las paredes y muebles de la sala antes de volver sobre Bediviere. Abrió una cerveza para ella y después otra idéntica para él.

El primer sorbo de toda cerveza fría le resultaba siempre como un bálsamo y lo paladeó con gusto mientras sentía cómo enfriaba hasta sus pensamientos. Después sonrió de nuevo a Bediviere y miró con atención a la gente a su alrededor, buscando. Tenía que estar por allí, ¿no?

Soltó un pequeño bufido resignado y sacó el móvil del bolsillo. Apoyó la cerveza momentáneamente en un mueble y escribió con los pulgares rápidamente un mensaje. Aquello le hizo recordar otra cosa.

Se supone que Sharif y mi hermano Elio van a venir a la fiesta… —terminó de escribir y volvió a guardarlo—. Bueno, tienen la localización, ya aparecerán.

Drogas gratis y Elio. Aquello podía acabar de cualquier manera.

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31/12/2020, 12:56
Nikita Pontecorvo

Nikita escribió un mensaje a su tío Achille:

Padrino, urgentemente nedo del numero de Billie Ellison, la filla d´Edward e Camilla.

Un derco alle fetelle.

Notas de juego

En asteropés, dice:

"Padrino, necesito urgentemente el número de Billie Ellison, la hija de Edward y Camilla".

"Un beso a las chicas."

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31/12/2020, 13:23
Adam Dyer

El chico miró a Branwen en claro plano picado cuando esta se colocó a su lado. Probablemente era la primera vez que la tenía tan cerca y ahora se daba cuenta de lo bajita que era ella en comparación con él. Sin embargo mientras que a él parecía que estaba a punto de llevárselo una leve brisa marina, ella rezumaba seguridad y peso. Grandeza. Claro que, esa era el tipo de cosa que uno no podía decirla jamás a una mujer sin que esta se sintiese que la estaban llamando gorda. Vale que no tengas amigos... pero sabes sumar dos más dos.

Una mueca risueña completó la mirada. No quería cortar el rollo entre Branwen e Idris, pero esta había querido acompañarle a pesar de su predisposición a la no injerencia. Y él lo celebraba. No estando solo se sentía un poco más "dentro" de la fiesta. De lo contrario se vería a sí mismo como el vecino corta rollos que viene a pedir que bajen la música que sus gatos no pueden dormir.

Adam echó a andar hacia ningún lugar, confiaba en que la chica le siguiese y, tal y como había profetizado, que sus cuatro ojos pudiesen dar con el objetivo pronto. Pero en la búsqueda cayó en la cuenta de algo que había dicho ella.

¿El primer día...? — el canadiense tuvo que repreguntar en voz alta para ubicarse. De aquello habían pasado... ¿cuánto? ¿Tres días...? ¿O siete años? Esos días habían sido tan intensos que parecía que aquello había quedado sepultado bajo toneladas de tiempo. Volvió a reír. Igual... sin forzar. —Que va. — comentó quitándole importancia. —Supongo que me vino bien que llegasen tres locas a romper mi cascarón. Un poquito. —bromeó. —De lo contrario aún seguiría allí sin saber lo que es una striga y sin descubrir lo que la sal puede hacer a mi organismo. Y no... no me refiero a subirme el sodio en mi analítica.

Oh, dios mío... ¿estoy sonriendo, bromeando y braceando como un espantapájaros? Cualquier diría que estoy en una fiesta.

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31/12/2020, 13:32
Bediviere Lafayette

Salir de la pista tomada de su mano le resultó extraño, a la par que agradable. Se dejó llevar, fuera de la sala del dj, mirando hacia atrás. Hacia la gente que bailaba, escudriñando durante un instante entre los haces de luces. Volvía la vista hacia adelante, sintiendo, de alguna manera inexplicable, que al salir por aquella puerta declaraba una sentencia irrevocable. Afirmaba una decisión en la que no podría retroceder, a corto plazo. 

Suspiró, respirando hondo. No podía negar que el cambio de ambiente, menos opresivo, menos denso, volvía su hilo mental algo un tanto más inofensivo. Aunque no domeñado- Ya te digo.-respondió, aunque no se hubiese fijado demasiado en el catering. Agarró un canapé que llevaba una especie de queso untuoso y se lo llevó a la boca, masticándolo mientras se tapaba los labios carnosos pintados de aquel color que se encontraba a medio camino entre el marrón y el rojo burdeos. 

Aceptó la cerveza, abierta por Nikita, y dio un trago largo que le supo a gloria. Quizá porque simplemente era una buena cerveza, o porque refrescar su garganta la consolaba, o puede que aquel sabor se encontrase magnificado por lo que sea que se había fumado. Fuese marihuana, o marihuana con algo más, como había comentado Farhiya. Lo miró de soslayo, mientras sonreía hacia ella. Lo vio bufar y sacar el teléfono, mirando alrededor, como si esperase encontrar a alguien, recordando de pronto su expresión al mirar la pantalla del móvil, el día que habían ido al campo de amapolas. 

Suspiró, dándole otro trago a su cerveza que matase aquella idea peregrina, dejando menos de un tercio indemne en el botellín- ¿Te las arreglas bien con tanto ruido y sin tus audífonos? - preguntó, mirándolo de frente, mientras se señalaba las orejas, de las que colgaban sendos pendientes largos de cruces de color negro metalizado. 

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31/12/2020, 14:04
Nikita Pontecorvo

Más o menos —respondió a la chica sonriendo divertido al verla gesticular mientras se señalaba las orejas—. Con tanto ruido de fondo no me enteraría de nada, y tampoco si hablan varios a la vez, no queda otra —se encogió de hombros pero se notaba que estaba acostumbrado—. Tú disculpa si no me entero de algo o te pido que lo repitas. O si sueno un poco raro o si me quedo mirando tu boca… —dijo esto con toda su doble intención y una sonrisa de lado—. Lo estás haciendo muy bien, gracias —reconoció antes de dar un nuevo sorbo a la cerveza.

Y si te preguntas si puedo bailar, bueno, no es difícil seguir el ritmo donde más fuerte se oye la música por las vibraciones. Y luego está la gente, te da pistas —dijo señalando alrededor—. Todo el mundo baila aunque no sé dé cuenta y por sus pequeños vaivenes o como se mecen puedo saber si es un ritmo u otro… Mira —señaló a alguien en quien fuera más evidente lo que decía—. Acabas fijándote en otras cosas —concluyó—. Pero sí, echo de menos oírte —dijo esto sin darse cuenta ni querer hacer ninguna referencia a su voz verdadera.

Antes de que ella pudiera afligirse al pensarlo, levantó los dedos anular y corazón de su mano derecha dibujando una "V". Se la mostró y después, mientras acariciaba con esos dedos su propia mejilla desde el pómulo hacia la barbilla le dijo:

Nikita. Esta es la forma con que me llaman en casa cuando hablamos lengua de signos.

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31/12/2020, 14:23
Branwen Glyndwr

 

- Chisssst… Focaliza… - le apostilló juvenilmente buscando la complicidad de soslayo con los ojos - Piensa en Bry. O... que cabras, piensa en mí - le pidió posando con delicadeza la mano en su brazo - Si hemos de conjurar a alguien, esa debe ser a la Princesa de Esta Casa. ¿Verdad? - sonrió plácida. Era evidente que disfrutaba de la conjunción con un amigo - La radiante Dynes1 White aka La fantástica2 Bryony - miraba, mientras hablaba sin un ápice de malicia, hacia uno y otro lado, barriendo el campo dentro de sus posibilidades. A esa distancia ella también se había apercibido del palmo que separaba la cota de sus narices - Me pregunto a qué corresponderá la Jota. ¿Jubilee? Le pegaría... - mesuró sus pensamientos vocalizándolos en voz alta -  Si tú fueras la dueña de la casa y fueras Bry ¿Dónde estarías? ¿A la mayor vista? ¿O iniciando tu fiesta privada? - le pregunto levantando las cejas traviesamente.

Lo miró tranquilamente a la cara. Era similar a cuando le daba sorbos a su bebida misteriosa. Saboreaba el rostro de él con paciente gusto. A ratos pero constante. Si  algo se asemejaba era lo completamente contrario de la posesión. Le alimentaba aquello dado con gusto. Si no era libre no le valía.

- No te preocupes por tu cascarón. Ya lo romperás a su tiempo, como supongo lo haremos todos. Es de esas cosas que debe hacer uno mismo. Pero mola, tener compañía. Conforta, te lo digo yo - sonrió - como pensar si las sales de baño cuentan como sal.

Soltó el contacto con la misma suavidad con la que lo había iniciado - Vamos «Ojo de halcón», tenemos una misión que cumplir. Quiero celebrar mi mayoría de edad con todos los míos en algún momento de la noche. Tú ya estás invitado por supuesto.

Y murmuró - Mientras nadie vea mis dragones y me diga Kaleshii... Todo bien...

Notas de juego

1 Dama o Señorita.

2 De Awesome (lleno de maravilla) en ingles.

Hace Percepcion + Contemplar para buscar a Bryony.

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31/12/2020, 14:15
Bryony J. White

Le fastidiaba que su nuevo amigo se fuese tan rápido, pero se quedó con lo importante: la promesa de que volvería a verlo. Tenía aún muchísimas preguntas que hacerle y se quedaba con ganas de arrastrarlo a la piscina con disfraz y todo. Al menos, ya sabía dónde vivía.

Lo despidió con la mano, pero su atención se fue enseguida hacia lo que hacía la mujer con el bastón. Contuvo el aliento al ver que se estiraba y cuando la cabeza de león explotó, aplaudió como una niña pequeña con las pupilas llenas de purpurina. Entre el truco de magia, los disfraces y la mención a los fuegos artificiales, Bry terminó de decidir que debían ser actores. No tenía ni idea de si había algún teatro o festival cercano, pero parecía lo más probable. 

Bebió un trago largo de su mojito, sacó los pies de la piscina y se acercó a ver el árbol más de cerca. Era precioso, con sus alambres de cobre y los pequeños leoncitos. Los tocó con el dedo, preguntándose si tintinearían, y luego miró alrededor para darles las gracias, pero ya se habían ido. 

Suspiró, tenía la sangre encendida bullendo bajo su piel, pero estaba contenta por haber tenido un encuentro tan extraño e interesante. Si así comenzaba la noche, quién sabía cómo terminaría. 

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31/12/2020, 14:47
Bediviere Lafayette

Entiendo. -dijo, sonriendo también, con cierta malicia al percibir su indirecta- No tienes que darme las gracias. Es lo mínimo. Repetiré lo que haga falta, no te preocupes. Aunque, si te quedas mirando mi boca cuando no hablo, no voy a saber qué pensar...-declaró, encogiéndose de hombros con una ignorancia claramente fingida.

Soltando su cerveza, estiraba la mano, agarrando otro de esos cigarrillos alegres que parecían salir de cualquier rincón de la casa de una bandeja, encendiéndolo con el zippo de su bolsillo, dando una primera calada profunda, fijándose en la gente mientras él explicaba en los detalles en los que podía fijarse para poder seguir el ritmo. Entonces mencionaba su voz, y Bediviere volvía a mirarlo directa e inevitablemente a la cara. 

A penas le daba tiempo a asimilar lo que acababa de decir cuando su mano se alzaba ante ella, captando su atención y provocando que elevase ambas cejas con la evidente incógnita en el rostro. Se fijó en aquel gesto, y miró su propia mano mientras trataba de colocar los dedos adecuadamente para imitarlo- Nikita...-dijo repitiendo el gesto mientras vocalizaba- ¿De dónde has salido, Nikita? -preguntó, como un arrullo, realizando de nuevo el signo, entornando los párpados junto a su nombre, mientras exhalaba el humo lechoso del porro, y se lo ofrecía

Luego me haces una demostración práctica de eso de seguir el ritmo. -declaró, sin molestarse siquiera en preguntarle si pensaba bailar con ella. Lo asumía- Pero ahora quiero que me hables de ti. -dijo, posando las pupilas sobre la cruz ortodoxa que adornaba su piel, tras su oreja- Puede que sea algo personal, y en ningún caso estás obligado a responderme. Pero, ¿de qué van todos esos tatuajes? 

Notas de juego

Zippo

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31/12/2020, 16:05
Nikita Pontecorvo

La cruz… —repitió antes de dar una larga calada al porro que le había pasado Bediviere. Nikita exhaló el humo lentamente con la mirada perdida en algún punto indefinido del suelo. Luego tomó el zippo de las manos de la chica para observarlo y juguetear con él entre los dedos.

Era evidente que hacía tiempo y que sopesaba algo. Pero no solo era eso. Una congoja insidiosa le ascendía por la garganta y no habría podido contestar todavía aunque hubiera sabido qué. Al devolverle el encendedor la miró con una pregunta en sus ojos, pero era una pregunta para sí mismo. Si nunca antes había sido sencillo ahora todo se imbricaba de tal modo que le era imposible evaluar las consecuencias de nada. Pero no solo sabía ahora que callar puede no proteger a nadie, sino que en ocasiones puede ser la peor de las decisiones.

Toda esa lucha interior podía verse en sus ojos. Se dio cuenta al ver el rostro de Bediviere que debía haberse quedado muy serio y trató de despegar los labios pero así quedaron, semiabiertos pero silenciosos. Cuando algo se entierra tan hondo no es nada sencillo hacerlo brotar.

Seguía mirándola y en sus ojos casi había una llamada de auxilio.

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31/12/2020, 16:41
Bediviere Lafayette

Bediviere se mantuvo atenta a su gesto, mientras Nikita daba una calada y posaba las pupilas en el suelo. Notó el zippo, deslizarse de entre sus dedos, que se crispaban ligeramente al notar la ausencia del mechero. Su mirada se desvió inevitablemente hacia aquel regalo que le había hecho a Bryan a los veintiuno.

Y ver aquel objeto, aquel souvenir de su propia memoria entre los dedos del chico le produjo un nudo en la garganta. Se terminaba el botellín, tratando de deshacerlo, y volvía a mirarlo a los ojos, sintiendo el calor de sus dedos a través del metal, cuando notó de nuevo el peso de aquel objeto en la palma de su mano. 

Leyó la duda manifiesta en sus pupilas, sin comprender- ¿Nikita?- preguntó, preocupada, al ver cómo su rostro mutaba, perdiendo la luz, el brillo. Las palabras parecían atascarse tras sus labios, mientras aquella suerte de angustia, de llamada de auxilio, asomaba a través de su mirada y de su gesto.

Habría sabido reconocer una expresión como esa, de cualquier forma. Y en cualquiera de sus variantes. La había visto en su semblante, innumerables veces, ante el espejo- Eh... No pasa nada, Nikita. No tienes que contarme nada si no estás preparado. -musitó, metiendo el zippo en su bolsillo y tomando de nuevo su mano, sosteniéndola entre las propias- ¿Es por lo que te he preguntado?

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31/12/2020, 17:25
Nikita Pontecorvo

Perdona —sentía la calidez de las manos de Bediviere, unas manos que no te roban el calor, ni la sensibilidad, ni la vida. Y la sintió tan cercana.

En otro momento podría haberle respondido, contarle someramente acerca de la cruz, como había hecho con los demás en la playa cuando ella y Bryony se habían marchado a por ropa de abrigo. Pero el precario equilibrio con que conseguía mantenerse entero después de lo que había ocurrido se desmoronó ante su pregunta. No era eso lo que ella quería saber, solo le preguntaba por su significado para él, querría saber alguna anécdota… Pero si no era ella, ¿quién?

En la terraza de su casa había podido contarle y no lo hizo. No era el momento después de todo lo que acababa de ocurrir. ¿Lo era ahora acaso después de lo que le acababa de pasar? ¿Después de que el amor de su vida le hubiera ofrecido marcharse con él y se hubiera ido? No, desde luego que no.

Volvió a sonreírle pero una lágrima escapó de su ojo y cayó sobre su camisa. Tampoco podía preocuparla sin decirle absolutamente nada.

Es solo… Es solo que esta noche he sabido de alguien que murió y no sabía nada.

Recompuso su gesto como pudo y se pasó rápidamente el dorso del pulgar de la mano que sostenía el porro por la mejilla para secarla. Después dio otra larga calada en cuyo humo quería en verdad evadirse. Empezaba a notar sus efectos en la lasitud que comenzó a sentir en sus músculos. Con su otra mano sin embargo retuvo la de Bediviere.

A ver… El cuervo… —empezó mientras exhalaba el humo—. Es una especie de tatuaje de "clan" podríamos decir —una sonrisa tímida se formó en sus labios pero una sonrisa al fin y al cabo—. Cosa de los Pontecorvo de mi generación en mi familia cercana. Lo tenemos cinco de los primos, todos menos mi primo Andrea y bueno, mi hermana Vera por ahora, hasta donde yo sé… Fíate de ella, acaba de cumplir los quince —comentó para que se hiciera una idea—. No es igual para todos pero ha de tener un cuervo, esa es la única condición fija. En Atenas había un tipo que hacía unos tatuajes que me encantaban y aproveché un viaje que hice allí hace unos años.

La miró con verdadero afecto. Cómo la necesitaba en ese momento.

Bueno, tatuaje por tatuaje —dijo de pronto—. ¿De qué es esa molécula?

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31/12/2020, 18:08
Bediviere Lafayette

Esperó, paciente, a pesar de su gesto preocupado, a que Nikita encontrase las palabras, o la entereza que necesitaba para expresarse, dejando que sostuviese su mano, acariciando su palma, despacio, con la punta de los dedos. 

Cuando lo escuchó confesar que había recibido, precísamente esa noche, una noticia como esa,  y lo vio derramar aquella lágrima contenida y silenciosa, apretó su agarre, sin dejar de contemplar sus ojos, que ahora la observaban a través del velo brumoso del llanto agarrotado. Sí. Sabía reconocer eso también- Lo siento mucho. -dijo, sin más, entendiendo, por su actitud, que no quería ahondar demasiado en el tema- Sabes que no estás solo, ¿verdad? Tú mismo me lo has dicho.-le recordó, terminando de secar ella misma aquella lágrima, con delicadeza, sin hacer amago de soltarlo. 

Dejó que diese una profunda calada más al porro. Pensó que le vendría bien. Luego lo escuchó hablar, cambiar de tema. Y no quiso insistir. Ahondar en algo que a todas luces, parecía resultarle demasiado doloroso de expresar en aquel preciso instante. Sonrió, al verlo sonreír, y negó suavemente con el rostro, tomando el cigarro de entre sus dedos, para darle una calada. 

Así que es el tatuaje de la famiglia.-bromeó, exhalando, posando las pupilas en su costado como si pudiera desdibujar con ellas aquella marca de tinta- Si es igual que yo a los quince... Sí. Fíate de ella.-bufó. 

La pregunta sobre su propio tatuaje la sorprendía un tanto, pero le parecía justa. Aunque su respuesta requiriese de unos largos segundos de silencio, y de una calada más, que embotase lo suficiente su cabeza como para poder decir aquello sin titubeos- Es una molécula de serotonina.-explicó- La serotonina es un neurotransmisor. Popularmente, se la llama la "partícula de la felicidad", porque influye de manera relevante en nuestro estado de ánimo. Y ha sido a la vez una aliada, y un enemigo implacable, durante todos estos años. Me la tatué, para recordarme que debo valorar mi salud mental sobre todas las cosas, y para normalizar el hecho de que voy a tener que tomar una medicación que mantenga sus niveles en un rango correcto, durante... Quizá el resto de mi vida. A saber. - concluyó, devolviéndole el porro a Nikita, y ofreciéndole una tenue sonrisa resignada. No parecía más afligida que antes por haberle explicado todo aquello. El hecho era, que su realidad era esa. Y la había asumido.

El de tu antebrazo, ¿también te lo hiciste en Atenas? Está en alfabeto griego, ¿no?

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31/12/2020, 20:00
Adam Dyer

El término Reina (dama) Blanca referido a Bryony devolvió a la mente de Adam la analogía que había usado la noche anterior para referirse precisamente al padre de Branwen como el mandamás del Club del Fuego Infernal. Y lo hizo con una capacidad gráfica que a Adam le pilló por sorpresa. Bry ataviada como la Reina Blanca solía ir era una imagen de gran capacidad erotizante en la mente de un adolescente como Adam.

Afortunadamente la chica continuó con su refrescante logorrea y pronto despareció el uso de ligueros y níveo cuero para ser sustituidos por otros asuntos.

Algo hippie... ¿no crees? Joy. Ni tiene cara de Jane... no la veo emulando a la heroína feminista de marras que, a mí, por otro lado, me parece una pedorra al igual que las Bronte.

La atalaya en la que ambos estaban no parecía dar muchos frutos. El gentío era más del que el canadiense podía asimilar y aún así, había algo que le frustraba. Ver a Bry entre aquella marabunta debería ser complicado... aún siendo Bry alguien difícil de no ver. Pero no haber tropezado con cualquiera de los otros incluso le preocupaba. ¿Y si habían decidido declinar la invitación? 

Su búsqueda fue interrumpida por una idea interesante. ¿Las sales de baño cuentan como sal? La risa salió disparada de la boca y del cuerpo de Adam con tal intensidad que el chico se tambaleó y tuvo que apoyar la mano en el hombro de Branwen.

¿Sabes...? Usualmente no entiendo lo que dices. Pero no te lo tomes a mal... lo habitual es que la gente tenga unas formas tan llanas que no me moleste ni siquiera en entenderles. Aunque, claro... mi psicólogo dice que eso es solo una coraza para autojustificar mi ansiedad social. ¡Mírame en una fiesta, hijo de puta!— clamó al cielo casi con el puño en alto. —Pero tú... ¿de qué vas? ¿Eres superdotada o algo así? ¿O solo rara? Oye... que las dos cosas me parecen bien, ¿eh?

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31/12/2020, 20:28
Nikita Pontecorvo

Leyó con atención los labios de Bediviere mientras ella respondía. Si hubiera supuesto que era una pregunta delicada no la habría hecho, pero la chica, a pesar de lo duro de sus palabras finales, despachó la respuesta con soltura y entereza. Y después preguntó a Nikita sobre su tatuaje en griego.

El chico sonrió. Empezaba a sentir esa mezcla de agradable embotamiento y desinhibición que le provocaba la marihuana —y aquel porro parecía de los fuertes—, y pensó que parecía una especie de torneo de preguntas difíciles. Bien, pues ahora era su turno.

No, ese no me lo hice en Atenas, fue antes de eso —explicó—. Mi ex —como odiaba aquella palabra— nació en Astérope, pero sus padres son griegos. Lo que llevo escrito es su nombre. Bueno, ya te puedes imaginar, típico arrebato romántico —dijo sin poder evitar cierta incomodidad incluso en la ebriedad—. Se llama Katerina, eso es lo que pone. Bueno, para ser exactos pone "Aikaterine".

Y este —dijo sin dejar mucha pausa mientras indicaba la cruz en su cuello—, bueno, cuando tenía ocho años fuimos a Rusia a visitar a mi abuelo Nikolai —al fin su sonrisa en aquella conversación se tiñó de un aire verdaderamente auténtico, aunque fuera melancólico. Seguía sin soltar la mano de Bediviere—. Joder, adoraba a mi abuelo, ¿sabes? Tengo su viejo reloj de bolsillo guardado como un tesoro. Bueno, pues con él sentía que podía hablar cosas que no podía hablar con nadie más. Le conté acerca de una presencia que había visto y él se asustó y me llevó a ver a un stárets. Es un monje, un anciano generalmente, alguien que se considera un guía espiritual —explicó—. Aún recuerdo perfectamente su cara, el atuendo extrañísimo con que se vistió, lleno de símbolos, como si fuera un mago salido de una novela. Él me bendijo y me ungió en la frente, en las manos, y a ambos lados del cuello con la señal de la cruz. Rezó un montón de cosas en un idioma que yo no entendía porque era una lengua litúrgica. Más tarde decidí tatuarme en uno de los lugares donde me había ungido. No es que crea que la tinta haga nada respecto a la bendición —aclaró—, si ha de perdurar o no, no será por eso. Pero siempre me ha ayudado, dado confianza y recordado también a mi abuelo.

Antes de devolverle el porro a Bediviere dio una profunda calada y exhaló lentamente con los ojos cerrados. Anhelaba empezar a sentir que se desentendía de sí mismo.

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31/12/2020, 21:24
Bediviere Lafayette

Cuando escuchó a Nikita confesar de qué se trataba su tatuaje en griego, Bediviere se vio obligada a apretar los labios en una fina línea, conteniendo una carcajada que pugnaba por emerger de su garganta. La sonrisa bailoteó en su boca, antes de que le diese el último trago a su cerveza- Vaya con la chica del teléfono.-dijo, claramente haciendo suposiciones, sonando sus palabras como las de el que exclama un eureka al realizar todo un descubrimiento. Se expresaba con el filtro verbal un tanto defectuoso,  sin carcajearse al final, pero sin poder evitar, eso sí, reírse por lo bajo, dando gracias a no haber entendido lo que ponía en aquellas letras la noche anterior.

El que Nikita siguiera hablando, la ayudaba a recuperar la serenidad. El hecho de que señalase precísamente aquello que parecía haber desencadenado toda una reacción en él, apagó cualquier clase de comentario jocoso que hubiese quedado sepultado aún tras sus labios. 

Suspiró, al verlo sonreír de aquella manera tan auténtica. Lo escuchaba hablar de su abuelo, y trataba de imaginárselo. Al igual que a aquel santón ortodoxo del que le hablaba. Movió su mano libre hacia adelante, y antes de darse cuenta, estaba tocando su piel. Acariciando aquella cruz. Saber que había sido ungido de aquella manera le provocaba ahora un cosquilleo en la punta de los dedos, al tocarla. Algo subjetivo, que la hizo entreabrir los labios, mientras lo miraba. 

Debió impresionarte mucho.-concedió- Tenías sólo ocho años. Y a mí que todo esto ya me ha pasado de adulta... Y me ha costado ayuda y suerte no acabar ida de la puta cabeza.-dijo, suspirando, separando su mano, lánguida, mientras agarraba el porro, al ver que se lo ofrecía- No dudo en absoluto que en verdad has sido bendecido.-declaró, dando una calada, preguntándose qué habría visto en concreto. Y sobre todo, qué tenía que ver ese tatuaje con la congoja repentina que lo había abrumado profundamente.  Y era evidente, a juzgar por su expresión, que habría querido saciar su curiosidad. Pero no quiso perturbarlo. Aquellos días habían sido una maldita locura, y no iba a ser ella la que le arrebatase a Nikita el derecho a dejar de pensar.

¿Fue tu abuelo quien te enseñó a hablar ruso?- preguntó, recordando las palabras que había empleado al referirse a Adam, el día anterior-  Y ¿quién no adora a sus abuelos, eh? Mi abuela me enseñó a hablar Criollo de Luisiana. O como diríamos, por esos lares, Kouri-Vini. No guardo ningún objeto personal suyo... Pero, la recuerdo cantando en ese idioma que sólo hablan unos pocos miles de personas en el mundo... Y casi puedo tocarla, ¿sabes?

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31/12/2020, 22:02
Nikita Pontecorvo

Bediviere relacionó de inmediato el nombre de Katerina con la chica del teléfono y Nikita la miró un tanto resignado. Lo había sabido enseguida y eso que no le había dicho nada más, ni que estudiaba también en la Universidad de Atlaneva, ni cuánto tiempo hacía que lo había dejado… Nada. Pero no había hecho falta para que se imaginara todo. Se sonrió de lado resignado. No le pasó por alto el gesto de la chica al borde de la risa. Y aunque en su estado de ánimo actual no sintiera las mismas ganas de reír sabía que no era para menos.

La chica volvió a acariciar la cruz de su cuello y Nikita sintió de nuevo que se le erizaba la piel. Parecía llamarle poderosamente la atención aquel tatuaje y al menos ya conocía parte de su historia. No añadió nada al respecto pero sí respondió a sus preguntas sobre su abuelo.

No, no fue él. Quien nos habla ruso en casa desde siempre es mi madre —aclaró—. Ella vino a vivir a Astérope a los veinte años, pero es de San Petersburgo.

Cuando la chica habló de su abuela, Nikita recordó la frase que le había soltado a Adam la noche anterior. Y vaya si había sonado a consejo de la abuela.

Kou… ¿Cómo? —preguntó con una sonrisa aún mayor. Al ser una palabra que no había oído nunca no sabía repetirla simplemente leyendo los labios y le pidió que se la escribiera en el móvil—. No lo había oído en mi vida —admitió—. Buah, ya te pediré que me digas algo en criollo… —dejó caer esperando que adivinara en qué tipo de situación le gustaría oírlo.

Me encantaría oír también esa canción.

Ojalá pudiera hacerlo escuchando su verdadera voz.

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01/01/2021, 01:50
Bediviere Lafayette

Entonces como yo. Tienes más de una lengua natal. Inglés por parte de padre, aunque... Bueno, ya me has oído. Es difícil no saber de dónde soy.-comentó, claramente refiriéndose a su marcado acento sureño- Francés por parte de madre y por parte de mi abuela paterna, que también hablaba criollo.-explicó, mientras escribía aquellas dos palabras en la pantalla del movil, y se las enseñaba a Nikita, para vocalizarlas de nuevo, despacio, ante sus ojos- Koura-Vini. Criollo de Luisiana. Suena como Francés roto, pero es una lengua en si misma. Es como... El Asteropés y el Italiano.-explicó, sonriendo entonces, con cierta malicia- Te puedo decir algo en criollo cuando quieras.-dejó caer, acercándose un tanto, notando cómo aún sostenía su mano.

Lo de la canción. Bueno, eso vamos a tener que negociarlo... ¿Qué me ofreces a cambio?- preguntó, libando del cigarrillo, para pasárselo de nuevo- Y no me digas que vas a tatuarte mi nombre, por favor.- añadió, jocosa, apoyando la mano libre sobre su hombro.