Partida Rol por web

Tras la reunión Jisoo acompañó a los científicos y ayudó o al menos miró para poder aprender algo, durante el proceso de reinstalación de la cython. Al final tuvieron el tiempo justo para rehacerla del todo y Jisoo se sentía muy orgullosa. Además habían podido configurarla para que obedeciera las voces de Danaón y la suya propia, así que era como volver a tener una mascota.

-¡A que ha quedado genial! -Dijo Jisoo cuando entraron en el shuttle, aunque algunos parecían desconfiar de la serpiente, así que intentó demostrarles que no tenían nada que temer.- Mirad. Cyton, quieta. -La serpiente se quedo en el lugar donde estaba y Jisoo intercambió una mirada de satisfacción con Danaón.- De momento la llamamos Cython, no es un nombre guay pero no había tiempo para pensar en uno y reprogramar todo, aunque podemos pensar en uno durante el viaje ¿Qué os parece?

No tuvieron mucho tiempo pues al sobrevolar la ciudad los Cylons desplegaron las defensas y uno de sus disparos impactó en su nave. 

-¡AAAIIIIII! -Jisoo gritó y se agarró donde pudo, como si eso pudiera evitar que si la nave caía ella también lo hiciera.- ¡Nos han dado, nos han dado! -Al ver que no explotaban y todavía tampoco se iban a estrellar contra el suelo se tranquilizó algo y miró hacia el lugar donde Simpson les indicó que estaba la Argo Navis. Jisoo abrió los ojos como dudando.- ¿Está seguro? Parecen un montón de contenedores...

Quizás por eso seguía ahí, porque parecía un montón de basura más y no una nave, pero claro, si su dueño decía que era el objetivo.  Como parte del plan abrieron la compuerta y Jisoo ayudó a la Cython a "saltar", ahora ella sería parte de sus propias defensas.

-¡Ataca Cython!

La serpiente era lista y seguramente encontraría a sus enemigos, tampoco es que pudieran especificar mucho más pues la programación había sido muy básica.

-Ella se encargará de todo, ya veréis que cara se les queda cuando prueben de su propia medicina.

Me enrollo un pañuelo a la cabeza y arma en mano camino junto a Jisoo, para defenderla de cualquier ataque.

Me estoy acostumbrando a estas situaciones y casi que me gustan, me hacen entrar en una especie de calma especial, que engancha casi como fuera una droga.

Miro atentamente a las montañas de escombros a la espera de que algún armatoste salte a por nosotros.

 Al ver lo que estaba ocurriendo y como iba la cosa, traté de encontrar la manera de desbloquear las armas del raider, esperando no ser derribado mientras lo estaba tratando de hacer.

No podemos esperar a que la serpiente se los cargue, o los cylons traerán refuerzos. ¡Constanza, mueve el culo!

Brendan Constanza salió de la cabina de pilotaje, tambaleándose y llevando una mano a la cabeza mientras la otra llevaba su pistola. Si fuera un clon cylon, este sería un momento ideal para dispararles a todos por la espalda.

En el cielo, el raider disparó sus cañones haciendo volar una placa del blindaje de una de las torretas, mientras la nave recibía daños del fuego del otro anti-aéreo. Gaheris se dió cuenta que estaba lo suficientemente cerca del suelo para volar por debajo del rango con el que los cañones fueron diseñados. También pudo ver a los cylons rodeando los montones de chatarra y a la propia Argo Navis, para buscar ángulo de tiro contra la shuttle derribada.

La cython se lanzó contra uno de los cylons, esquivando los disparos, y se lanzó al cuello. Un disparo de Hordu terminó el trabajo: ya "solo" quedaban 9 cylons. El enemigo devolvió el fuego, y una bala laceró ligeramente el brazo del sindicalista, solo un rasguño, como en las películas de Rudi Biante. Otros disparos se estrellaron contra la vagoneta junto a la que se agazapaba Hordu en la bodega de la shuttle.

La resistencia que habían encontrado era mayor de la esperada, aunque por fortuna habían previsto algo así. Parecía inevitable un enfrentamiento a tiros con el enemigo, pero como siempre sería difícil.

-¡Metámonos en la vagoneta, allí estaremos bastante protegidos y podemos moverla y disparar si hace falta! ¡Hay que cargarse a esos cylons cuanto antes! Bredan, usted puede moverla mientras nosotros disparamos, no se ponga a tiro. ¡Vamos Dido!

Jisoo trató de meterse en la vagoneta y buscar una buena posición para disparar a las chatarras mientras veía como la cython luchaba contra sus antiguos dueños.  Desenfundó la pistola, se tomó unos instantes para apuntar y después apretó el gatillo.

-¡Morid malditos!

Disparo a los cylons mientras corro y luego trato de ayudar a Jisoo a subirse a la vagoneta y luego saltar ella dentro.

—Mierda, son muchos ¡movámonos y machaquémosles con este trasto!

Esto es un auténtico campo de batalla, no quiero ni pensar cuántos "refugidados" morirán si encontramos una resistencia así cerca del estadio.

Trato de centrarme más en disparar, sé que puedo hacerlo mejor. De un tiempo acá estoy fallando demasiado. Espero que no se me haya acabado mi mala-buena suerte.

El taurino se había mostrado silencioso desde la reunión en que se adoptó el plan de Jisoo. Ahora, estaban de vuelta en Tauron, otra vez en Hypatia, a la espera de poder rescatar más personas del horror cylons. Por primera vez, un pensamiento le cruzó por la cabeza: ''¿Y si hay algún conocido entre esa gente?''

En esta ocasión, la llegada a la superficie del planeta no fue tranquila y de pronto se vieron envuelto en una lucha contra las tostadoras. Por suerte, la cython modificada respondía maravillosamente bien a las órdenes y Jisoo mostraba el suficiente aplomo para comandarla ... Danaón dejó todo en sus manos.

En lugar de interferir con las órdenes que la chica le daba a la serpiente artificial, se limitó a tomar su nueva Glock y atacar. Sin embargo, no era un experto en el manejo de armas de fuego.

Todos subieron a la vagoneta para abandonar el shuttle siniestrado. Simpson usaba el mando remoto a ciegas, sin asomar la cabeza por si le metían una bala en el cráneo. El viejo taurano recordaba bastante bien el recorrido a seguir por el vertedero (a base de recuerdos y de la vista aérea y de la vista desde el hangar de la shuttle). Jisoo se cargó a uno de los cylons de un disparo, y Brendan Constanza "mató" a otra cafetera.

¡Yeeeeeeehaaaaaa!

La vagoneta atropeyó a otros dos cylons, que salieron volando hasta uno de los montones de chatarra sin oportunidad de disparar en aquel momento. Otros dos cylons se las veían y se las deseaban con la serpiente cythón. Los otros tres cylons dispararon contra la vagoneta, que ofrecía suficiente buena cobertura para que ninguno de los pistoleros encaramados fuesen heridos, haciendo que sus balas rebotasen en la chapa de metal.

Las torretas anti-aéreas. No podemos despegar en el Argo Navis sin destruirlas.

De eso se estaba encargando Gaheris, pilotando el raider, pero estaba un poco lento. Una de las ráfagas de las torretas rozó el ala de la nave haciendo que por unos segundos Gaheris tuviese que luchar por enderezar su vehículo. Gaheris salvó el trance, y se preparó para hacer la siguiente pasada.

Parecía que el plan comenzaba a funcionar y pronto el número de cylons iba disminuyendo, pero aún debían seguir presionando y disparando.

-¡Un poco más a la izquierda señor Brendan!

Como el hombre no se asomaba entre los que si lo hacían le iban guiando poco a poco, aunque a decir verdad el piloto parecía conocer bastante bien el recorrido y tan solo se había chocado contra dos cylons, lo cual había sido estupendo.

-¡Encarguémonos de los cylons que quedan y después ayudemos a Gaheris con las torretas!

Jisoo volvió a apuntar con su pistola a uno de los robots que seguían activos esperando tener tanta suerte como la anterior.

-¡Chupate esa hojalata!

Danaón se sentía frustrado por su mala suerte, pero no era momento para mostrar dicha frustración ni dejarse llevar por ella. Gaheris estaba tratando de destruir la torreta desde el raider y era necesario darle mayor cobertura, para lo cual necesitaban atacar a las malditas tostadoras.

De manera que se acercó a Jisoo y trató de imitarla. Cargó y volvió a disparar. 

Sin embargo, nuevamente su disparo resultó totalmente inútil.

''Por Hécate ... Zeus Padre ... dame al menos una oportunidad''

De nuevo Jisoo y Constanza consiguieron librarse de otros dos cylons. Y entonces el plan de Jisoo se torció. Dos de los cylons dispararon sobre la serpiente cythón haciendo que chisporrotearan sus circuitos internos por los agujeros de bala. Otro de los cylons disparó a Hordu en el pecho, pero el sindicalista resistió encaramado en las paredes de la vagoneta y devolvió el fuego.

¡BUM!

Ese no fue el ruido de un disparo, sino el golpe de la vagoneta al chocar contra la parte trasera del Argo Navis. El contenedor contra el que estaban tenía dos compuertas: la grande, capaz de dejar entrar la vagoneta entera en el contenedor; y la pequeña, para la entrada de personas, enmarcada en la grande pero taponada por la propia vagoneta. Un lector en el lateral de la pared debía activarse para dejarles entrar. El Capitán Markson sacó una tarjeta identificativa y la tendió al resto.

Alguien debería salir de la vagoneta para abrirnos la puerta...

Trengo que ser yo. Levanto una mano como un resorte, me ato bien el pañuelo a la cabeza. Pido la tarjeta para que se abra la puerta y salgo como una liebre.

No sé si es la luz o qué pero me siento un poco confusa. Tengo la terrible sensación de que me estoy quedando sin suerte.

Jisoo se concentraba en disparar e intentar eliminar el mayor número de robots posibles, pero como había escuchado decir una vez a Rudi Biante en una de sus películas... "Ningún plan es capaz de resistir el contacto con el enemigo." Y precisamente eso era lo que estaba pasando, Un chisporroteo llamó su atención y vio como la cython saltaba por los aires.

-¡Noooooo! ¡La cython nooooo!

Desde luego eso era tener mala suerte con las mascotas, ninguna le duraba lo más mínimo y quizás fuera por eso por lo que sus padres nunca le habían comprado ninguna de verdad. Un golpe fuerte la hizo volver a centrarse. Al principio pensó que varios disparos habían impactado contra la vagoneta y se temió lo peor, pero por fortuna tan solo había sido un choque. Se tambaleó pero mantuvo el equilibrio y sonrió con cierto alivio al saber que habían llegado. No dijo nada ni protestó ante el ofrecimiento de Dido, alguien tenía que hacerlo y su amiga era muy capaz, ella la protegería.

-¡Yo te cubro Dido! ¡Venga, disparamos a la de tres!

Estaba enfadada y miró de reojo como Dido recogía la tarjeta y se preparaba para saltar. Hordu también estaba herido pero resistía y la situación no era la mejor. Todos los nervios acumulados y saber que su plan había fracasado hicieron que fallara el disparo, solo esperaba que los cylons vieran más amenazante a los que disparaban en la vagoneta que a su amiga y no centraran el fuego en ella.

-¡Karen! ¡Ayuda a Hordu, está herido!

 Sin perder tiempo, disparo las armas de mi nave, al mismo tiempo que procuro ser un blanco difícil para el enemigo. Las llamadas de auxilio de mis aliados me puso en alerta y volé cerca de ellos, buscando tratar de encontrar una manera de ayudarlos...

La ráfaga del raider hizo saltar por los aires una de las placas de blindaje de la torreta.

 ¡Cython, komm!-ordenó Danaón.

La serpiente obedeció, y se alejó de los cylons serpenteando mientras esquivaba el fuego enemigo. Dido salió aparatosamente de la vagoneta, e inmediatamente se convirtió en el blanco más sencillo contra el que todos apuntaron. Los disparos silbaron cerca de ella, pero parecía tener una especial potra para sobrevivir a todo lo que el destino le lanzase. Una bala perdida inclusó alcanzó la batería de la torreta dañada, provocando una innecesariamente espectacular explosión. Ese cylon torpe, que iba contra su programación disparando contra infraestructuras de la causa, pronto sería sometido a una actualización de software.

Dido pasó la tarjeta por el lector y el contenedor se abrió. Entraron, además de Dido, la Cython y la vagoneta. La compuerta se volvió a cerrar detrás de ellos, mientras los disparos aporreaban el metal.

La puerta no aguantará mucho-dijo Simpson-. Tenemos que cruzar todos los contenedores hasta la cabina de pilotaje.

Recordaron cómo se veía la Argo Navis por fuera...

Desde popa hasta proa había un total de cuatro contenedores desenganchables. Tocaba correr.

Por dentro, el contenedor amarillo era un gran túnel vacío. Era un contenedor de carga. Había una puerta lateral hacia la izquierda que saldría de nuevo al vertedero. Había una puerta lateral hacia la derecha, presurizada, que llevaba hasta el contenedor de al lado. Una escalerilla metálica subía hasta una esclusa en el techo que les llevaría hasta lo alto de la nave. Por último, en la puerta opuesta, otra puerta presurizada llevaba hasta el siguiente contenedor...

Llegaron al contenedor gris, que estaba adaptada para llevar pasajeros. Un falso techo de cristal dividía la cámara en dos alturas, ambas equipadas con sillones parecidos a los de la Olympic Carrier, pero más juntos y sin espacio para las piernas. Vuelos low cost. Y mientras, fuera, seguían escuchándose los disparos.

¿Creéis que el Sargento Kanos será capaz de destruír la otra torreta?-preguntó Markson con preocupación.

Dentro del raider, los bulbos orgánicos de la nave sangraban. Poco a poco Gaheris se estaba rebozando en una sopa de jugos templada. Ahora que se medía contra una sola torreta, las fuerzas se igualaban, pero el soldado llegaba a la batalla con su vehículo tocado. Se le pasó por la cabeza la posibilidad de estrellar el raider contra la torreta, pero esa solo sería una última carta. Por el momento aún podría luchar. Antes de hacer una nueva pasada, Gaheris vió una hilera de camiones blindados dirigiéndose hacia el vertedero: los refuerzos cylon estaban a punto de llegar.

Respiró con alivio una vez estuvieron dentro del contenedor, aunque las balas que aporreaban la puerta le recordaban que aún no estaban del todo a salvo. Aún así tenía motivos para estar alegre.

-¡Cython! ¡Estás bien!

O al menos estaba "viva". Cuando la había visto chisporrotear se había temido lo peor pero había obedecido las órdenes de Danaón y se había conseguido poner a salvo. así que luego podrían repararla.

-¡Danaón, la has salvado! -Se abalanzó hacia el hombre y lo abrazó. Con todas las cosas por las que habían pasado lo consideraba una especie de hermano mayor.- ¿Podremos repararla, verdad?

La serpiente seguía funcionando así que eso le daba esperanzas de recuperarla. Dejó a Danaón y se dirigió a Dido, que se había vuelto a arriesgar para salvar al grupo.

-¿Estás bien? ¿No te han dado? -La cogió de los hombros y la giró para asegurarse que no tenía ningún agujero en la ropa, conociendo a su amiga era capaz de estar herida y no decir nada así que prefería comprobarlo.- Parece que no... Tu también nos has salvado...

Pero no tenían tiempo de entretenerse, debían avanzar por la nave y marcharse de allí así si Gaheris no podía con las torretas al menos podría escapar junto a ellos, claro que serían un blanco muy fácil.

-Hará todo lo posible porque así sea.

Lo dijo orgullosa, desde que los conocía todos se habían sacrificado por salvar la situación y al resto de la gente, por eso ella sacaba una valentía que jamás habría creído tener, no quería decepcionarlos. Cuando llegaron al siguiente contenedor, lleno de asientos para pasajeros, Jisoo se detuvo.

-Me quedaré aquí a cubrir la puerta, no pienso dejar pasar a ninguno de esos cylons. -Salir volando con polizones indeseados podría ser fatal.- Que alguien más se quede conmigo, con un par de personas será suficiente para estar seguros que nadie se cuela, después nos reuniremos con vosotros, en cuanto despeguemos.

Jisoo quitó el cargador usado de su pistola y lo sustituyó por uno nuevo, no quería quedarse sin munición en mitad de un tiroteo y acto seguido tomó posición de tal forma que pudiera disparar si alguien entraba por el otro contenedor y que no fuera un blanco demasiado fácil para los atacantes.

Constanza, ven conmigo. Necesitaré tu ayuda para poner en marcha a esta vieja gruñona. Tomad el mando de la vagoneta que tapona el contenedor, por si moverlo os puede ser de ayuda.

Simpson y Brendan caminaron entre las filas de asientos de pasajeros hasta la otra punta del contenedor readaptado. Al abrir la puerta, un montón de paquetes de galletas Io-reo, de nata y chocolate, en forma de marea, cubrió los pies de Simpson.

No recordaba este cargamento. Va a ralentizarnos.

Simpson y Constanza se metieron en el siguiente vagón, nadando entre los paquetes para abrirse paso hacia la proa.

Podemos coger a los cylon por la espalda. Este container tiene una salida hasta el techo, otra hacia fuera y otra que permite rodear los vagones para atacar al lateral.

El sindicalista tenía experiencia en huelgas de transporte, y tenía ciertos conocimientos de cómo era la distribución de contenedores de la Argo Navis.

Yo... ugh...

Hordu perdió pie, y se desplomó sobre uno de los asientos.

Karen... ¿puedes extraer la bala?

¡Plof!

Los cylon consiguieron derribar la puerta del contenedor de popa y entraron en la cámara vacía bordeando la vagoneta.

Me lleno los bolsillos de deliciosas galletas. Abro un paquete con la boca y me como su contenido de un mordisco.

Mientras mastico expulsando migajas cavilo que tal vez tengamos que atravesar los contenedores nadando entre bolsitas de estas y me da miedo hundirme en ellas o algo así. Parece mentira que llevar a la práctica un sueño de la infancia se convierta tan fácilmente en una pesadilla. Pero... me están buenas. Mejor que nunca. Espero que no sea por la radioactividad. Todo ha pasado tan rápido que ni siquiera estarán caducadas. Niños de todas las colonias se fastidiarían la dentadura con esta porquería. Me esfuerzo para no pensar qué será de ellos ahora.

Cuando veo que la empollona se queda para parar a las tostadoras doy un paso hacia ella. Le quiero decir: "me quedo a tu lado, claro" pero con la boca llena de galletas me sale:

-¡M'edo tulao plaffro!

No me preocupa, seguro que me ha entendido. Cuando me trago una me zampo otra y extasiada de sabor de sucedáneo de chocolate y química saco la pistola y me pongo a disparar contra esos trastos.

Jisoo sonrió con una mirada cómplice hacia Dido. ¿A quien no le gustaban las galletas Io-reo? Ella podría comerse toneladas y si no lo había hecho hasta entonces era porque no quería ganar una talla más para estar más atractiva para los chicos, pero ahora eso le importaba poco, quizás iba a morir en los próximos minutos, así estaba el mundo ahora. Se alegró de ver como su amiga la comprendía a la perfección y ella también comenzó a llenar su bolso de galletas.

Nunca se sabe cuando las podremos necesitar.

No era la primera vez desde que había comenzado todo aquello que la escasez de comida podía haber sido un problema y así tendrían algo guardado para el futuro. Cuando terminó de llenar su pequeño bolso sonrió antes las palabras de Dido que no había perdido el tiempo y escuchó con preocupación a Hordu, al que vio desplomarse en uno de los asientos. Esperaba que Karen pudiera extraerle la bala, no quería que nadie muriera. El sonido de la puerta del contenedor cayendo llamó su atención y antes de ponerse a disparar se lo pensó dos veces y tomó una decisión sobre la marcha.

-¡Aguantar aquí! ¡Los sorprenderé por el otro lado!

Salió corriendo para no perder tiempo, debían acabar con esos robots cuanto antes y no quería dejar a sus amigos expuestos demasiado tiempo. Además había otra cosa que le inquietaba, que los cylons decidieran rodearlos, al menos así les cortarían esa posibilidad.