Partida Rol por web

Jisoo empujó junto a Ragger para sacar la vagoneta del cráter donde se había quedado estancada, aunque a decir verdad no creía que su presencia allí fuera algo más que meramente testimonial, un gesto para dar ánimos a Skorpy que fue el que hizo el trabajo duro. Jisoo era una madre orgullosa.

-¡Muy bien SkorpyAAAAAAAAHHHH!

No es que la chica hubiera decidido de repente cambiar el sexo de su robot, eso era ridículo pues no eran ni masculinos ni femeninos, y gritarlo a los cuatro vientos, o mejor dicho a los cuatro túneles de la mina para que todos se enteraran de la nueva condición del robot minero. En realidad uno de los láseres de los otros skorpions había impactado en su traje a la altura del hombro, perforándolo y penetrando en su delicado cuerpo de tal manera que por unos momentos se desvaneció. Cuando volvió a ser consciente de lo que pasaba Ragger la llevaba en brazos al interior de la vagoneta. En circunstancias normales nunca habría abandonado a su pequeño allí, pero ahora en el suelo metálico y protegida de los disparos mientras veía como llegaban los otros se dio cuenta de lo que había pasado.

-Soy una mala madre...

Fue un susurro, un pensamiento en voz baja justo antes que la pérdida de su mascota y el dolor en el hombro se hicieran dueños de ella y comenzara a sollozar. Solo reaccionó cuando escuchó la voz de Jake en algún lugar gritando desesperado y se estremeció con el frenazo repentino de la máquina que hizo que se golpeara y el dolor volviera a ser patente. Ver llegar a su amiga Dido en brazos del piloto y sangrando, aunque ya era una imagen había vivido varias veces, la impactó. Casi olvidándose de su propio dolor se puso en pie y se dirigió hacia su amiga cuando Jake la posó en el suelo. Le acarició la cara intentando consolarla.

-Dido ¿Estás bien? ¡Karen, tienes que curarla! -Miró a la joven con ojos acuosos y de ruego, acababa de perder a Skorpy, no podría soportar perder a Dido.- Por favor...

Sin embargo sus problemas no habían terminado y los skorpiones seguían disparando a la vagoneta, las paredes además de llenarse de pequeños bultos de los impactos comenzaban a calentarse. Era hora de tomar otra decisión y Jisoo tenía claro lo que quería, sabía que nunca había sido ágil y saltar sobre la tuneladora a riesgo de convertirse en picadillo de carne no estaba entre sus preferencias.

-No quiero saltar. -Dijo con miedo.- Y Dido está muy mal, no podrá tampoco.

Quizás si no era suficiente su negativa se avendrían a hacerlo por su amiga, necesitaban llegar a un sitio seguro, con aire y donde Karen pudiera curarlas.

La sangre le corría por dentro del traje y le manchaba hasta la cara. Sonrió mirando hacia Jisoo, muy seria.

—¡Qué pequeñita eres! Tía... ¿Me puedo copiar? Eh, eh... ¿Me puedo copiar?

Estaba delirando. En su mente estaba en un examen en la Universidad de Ingeniería Agrícola de la Ciudad de Cáprica, la asignatura: Autómatas en Cultivos Citrícolas. Susurraba para que no le viera el profesor.

—Shuuu, Jisoo... Vamos, déjame que me copie, anda.

De pronto la temática se puso a cambiar cada vez más incoherentemente.

—Hola Jonas... ¡Tienes el pelo suave como el de una ovejita! ¿Me dejas?¡Cómo te pueden gustar los Buhoneros? ¡Ese equipo es malo, malo... malo...!

Miró a otro lado, como si hubiera una presencia invisible.

—¡Perdone señor! ¡No le quería arrear! ¡Ostras!

Agarró fuerte a Jisoo y tiró de ella hasta pegarla al casco, hablándole más flojito.

—Somos guerreros, Jonas... Y... ¡Los dioses tienen grandes planes para nosotros, ya has oído al tío loco del coco partido! Joder... Le maté antes de presentarme... Es que tenía miedo... Pero me arrepiento... ¡Todavía oigo el ruido de su cráneo al romperse!... Soy una buena chica... ¿No?

¡A la mierda, nos vamos!

Jake arrebató el mando a Karen y mantuvo pulsado el botón de avanzar. La vagoneta se alejó de aquella trampa mortal a toda velocidad, subiendo por la galería por la que habían llegado. Ni los Skorpions ni la tuneladora eran lo suficientemente rápidos para seguirles. Jake se tuvo que encaramar a la escalerilla y asomar la cabeza para poder dirigir el vehículo correctamente sin estrellarse al primer requiebro.

En el interior de la vagoneta, Jisoo y Dido se morían. Sus trajes perdían aire, y cada vez les costaba más respirar. Karen trató de poner tiritas en los trajes para taponar el agujero, pero era consciente de que probablemente morirían ambas. En su kit médico, Karen tenía una mini-bombona de oxígeno para salvar a una de ellas. Bastaría con quitar el casco y poner la mascarilla sobre la cara. ¿Pero y la otra? ¿Qué sería de la otra?

Paralizados por el miedo, los dos cachos de carne se volvieron un blanco fácil. Uno de los cylon siguió disparando entre los dos shuttles, mientras otro empezó a dar un rodeo. El segundo cylon apareció a la espalda de Danaón, en el corredor que quedaba entre la pared del hangar y las popas de los tres shuttles.

Jisoo sonrió al ver la energía que tenía Dido, a pesar de su estado parecía muy entera, claro que a medida que fue escuchando lo que decía comprendió que su amiga no estaba bien y se le fue quitando la sonrisa. Además apenas tenía fuerzas para contestarle, simplemente miró al resto con cara de horror esperando que todos fueran conscientes de la gravedad de las heridas de Dido. ¿O acaso era la propia Jisoo la que deliraba e inventaba todo aquello? No podía estar muy segura, pero cada vez le costaba más respirar.

-Ayudad a Dido, por favor...

Sintió la sacudida de su amiga y abrió mucho los ojos con miedo, consiguió tomar una gran bocanada de aire y pensaba que podría ser la última. Ni siquiera respondió a las preguntas de Dido, se limitó a asentir mirando a su amiga con temor, en cualquier momento podía darle un golpe y eso sería muy doloroso. Intentó recomponerse y volvió a respirar, le costaba pero todavía podía hacerlo.

-Dido, soy yo, Jisoo. Tienes que volver aquí. -No sabía donde estaba la mente de su amiga pero tenía claro que no estaba con ellos.- Lucha Dido, eres una buena chica, y una guerrera.

El miedo y la indecisión paralizaron al tauronio. Mientras uno de los cylones atacaba entre los resquicios de las lanzaderas, el otro parecía haber desaparecido; sin embargo, de pronto, un ruido detrás suyo lo alertó. Apenas tuvo tiempo de arrojarse al suelo, tratando de escabullirse por debajo de una de las lanzaderas.

Todo sucedió tan rápido que cuando se quiso dar cuenta la vagoneta estaba de nuevo en marcha a toda pastilla pilotada por un Jake que le había arrebatado el mando de su mano. Miró a la tuneladora y suspiró aliviada, no tenía nada claro que lo hubieran conseguido por ese camino, pero mirando a lo que había dentro de la vagoneta tampoco tenía claro lo que iba a pasar.

La petición de Jisoo se fue introduciendo en su mente poco a poco, a cámara lenta. Miró a una y a otra y se dio cuenta del problema. Miró hacia adelante ¿con cuanto tiempo contaban antes de que todo el aire saliera de sus trajes?

Madre mia... mueve tu culo Karen, o se te mueren aquí mismo.

Cogió el maletín y se arrodillo junto a las dos mujeres echando mano de lo único que tenía para poder taponar aquellos agujeros. Las tiritas. Nunca había pensado que las acabaría usando para tapar agujeros... en trajes espaciales.

-No os vais a morir, vais a aguantar hasta que podamos ayudaros de otra forma. Nunca se me ha muerto nadie y no vais a inagurar el ranking, asi que venga, espabilaos, respirar lo más tranquilamente que podais para no consumir mucho oxigeno y moveros lo menos posible para que este apaño no se despegue...

De pronto dejó de balbucear y entornó sus ojos.

—¿Jisoo está herida?

Hablaba mirando a la doctora mientras ésta le ponía las tiritas pero por el comunicador todos podían oírla.

—Ánimo doc. Es usted un fenómeno. En mi primer agujero quise taparme la brecha con una cortada de queso cremoso, como si fura brea. Pero hacía tanto frío que todo estaba congelado. Busqué tiritas, pero no había…

Se rió.

-Hay que ver. Que tu vida dependa de dos tiritas… Qué cosas… ¿Cree usted en en los milagros? Yo he visto uno. Al menos eso me parece.

Tragó saliva.

—¿Te acuerdas, Jisoo, del tipo que vendía electrodomésticos? El charlatán que nos repartió las tarjetas cuando embarcamos en la Olympic...

Pues cuando estuve en la Colonial One… fueron sólo cinco minutos… vi a su hermano gemelo. Os lo juro. Tenía que ser su hermano gemelo porque era idéntico.

Respiró hondo.

—¿Qué posibilidades hay de que también sobreviva tu hermano gemelo? ¿Una entre un millón? Por favor, si me pasa algo y yo no puedo, buscad a ese tipo de los electrodomésticos y decidle que su hermano está vivo…

Ya me callo, doctora…

No gastaré más aire…

La situación estaba al límite. Mientras Danáon se arrastraba como un cometierra bajo el shuttle nº 2, el cylon que dió el rodeo abrió fuego obligando a Gaheris a subir la rampa del shuttle nº 1 para refugiarse de los disparos en la bodega.

Listo, nos podemos en marcha-se escuchó por la radio de los trajes.

Los faros delanteros del shuttle nº 1 se encendieron, deslumbrando al cylon restante. Los motores se encendieron. La nave ascendió en vuelo vertical. Gaheris se tuvo que sujetar a la guía de la bodega de carga para no rodar por la rampa abierta.

Los disparos se centraron entonces en la shuttle... Por popa, Gaheris soltó los amarres de uno de los cajones de provisiones, que resbaló por la rampa hasta arroyar al cylon que disparaba desde la retaguardia. La proa embistió al cylon que disparaba por delante, lanzándolo contra la pared opuesta. Era el momento: Danaón salió de debajo del shuttle 2 y corrió para saltar hasta la rampa de la bodega del shuttle 1, pero volaba demasiado alto por cuestión de pulgadas. Cuando todo parecía que no lo iba a conseguir, la mano de Gaheris le cogió y aupó con él.

Comunicaron por radio a Boomer que estaban abordo, y el shuttle ascendió más mientras los dos cylons se reincorporaban y lanzaban una segunda ráfaga contra el casco de la nave. La rampa se cerró, y el sistema empezó a bombear aire al compartimento de carga, de modo que pudieron quitarse el casco de los trajes.

Al cruzar la puerta se encontraron con cuatro hileras de asientos de pasajeros vacíos, justo antes del puente de mando. Por las ventanas se veía la ascensión, y cómo la nave abandonaba la órbita de Minos.

Lo conseguimos... Ahora os llevaré a lugar seguro. Iremos a Tauron. El botiquín de la nave lleva inyecciones antirradiación que nos permitirá resistir en la superficie bombardeada. Buscad en las cajas del compartimento de carga si hay algo que pueda sernos útil.

Si al menos uno de ellos supiese pilotar una nave, podrían intentar reducir a Boomer y volver a la Olympic Carrier, pero no era el caso. Danaón se fijó en que había más controles y paneles en el puente que quedaban fuera del ángulo de visión de Boomer. El taurano podría teclear un mensaje en la baliza de emergencia de la shuttle y lanzarla al espacio para que retransmitiera en continuo. Con un poco de suerte, sus amigos de la Olympic Carrier captarían la señal.

Oh, por dios, que se callen de una vez. No van a morirse: ya estamos llegando.

El medidor de oxígeno de las muñequeras estaba en mínimos. A Dido y a Jisoo se les empezaba a nublar la mente, al borde del desmayo. Entonces la vagoneta se frenó delante del módulo de emergencia de la mina. Entre los tres empezaron a sacar a las heridas de allí, para meterlas en el compartimento estanco. No sabían cuánto tardarían los skorpions en darles alcance, así que se limitaron a cambiarse los trajes, todos ellos, con nuevas bombonas que pudieran aguantar la larga travesía hasta la Olympic Carrier.

Cuando volvieron a salir, los skorpions ni siquiera se habían ni acercado. Aún así se subieron los cinco a la vagoneta, y salieron de la mina a toda velocidad. Volando bajo se podría distinguir a un pequeño container deslizándose por el polvo de Minos, pero por suerte los raiders cylon no hicieron su aparición. El viaje tan solo duró cuatro horas, y no tardaron en ver el morro de la Olympic Carrier varada como una ballena...

Jisoo se fijó en las antenas de comunicaciones que salían del morro y fantaseó con la posibilidad de montar el láser del skorpion en el casco de la nave. Significaría perder un arma para la infantería, pero daría un pequeño plus a la nave de pasajeros para poder defenderse en combates espaciales. Otra posibilidad sería montarlo en una nave más pequeña, como un viper o un raptor. Tenían un raptor en la bodega que podrían usar en cuanto la Olympic Carrier alzase su vuelo y dejase de tener la compuerta del hangar hundida en el suelo.

Tendremos que subir por la escalerilla lateral del casco. Es la que usaron Dido y Jonas para subir al techo de la nave. La Teniente Valerii adaptó las esclusas de una de las cápsulas de salvamento para convertirlas en un compartimento estanco por el que entrar en la nave sin producir una despresurización. Normalmente podríamos usar los compartimentos estanco laterales, pero pasan por la zona de pasajeros, que en estos momentos está tomada por los amotinados. ¡Sí, tenemos un motín abordo!-dijo a Ragger y a Karen-¿No es fantástico?

Danaón estaba en shock. Apenas había murmurado un agradecimiento a Gaheris por salvarle la vida, atrapándolo a último momento y subiéndolo a la lanzadera.

''Sigo vivo. Gracias Atenea, gracias Zeus, gracias Poseidaón. Parece que Hades no me quiere con él ... al menos por ahora''

La voz de Boomer lo retorna a la realidad. ''¿Taurón? ¿Lugar seguro? ¿Hay sobrevivientes? ... Gracias, dioses''

- Bendito sean los Doce!!! ¿Taurón se ha salvado? Dice que es seguro ¿verdad? - la esperanza sonaba en la voz del tauronio

Eahmmm... Sí, es seguro...-titubeó.

 Miré a mi compañero antes de hacerle recordar, con tono de profesional militar:

 - La baliza...