Partida Rol por web

El ruido del disparo resonó en el hueco de las escaleras. A Ragger le empezaba a faltar el oxígeno, y su mano soltó la porra de Steve en el suelo, permitiendo a Danaón recogerla para también golpear al trozo de cadáver mutante que colgaba del cuello del minero.

 Maldiciendo mi fallo, traté de volver a intentarlo...

Con un 99% de probabilidad, Ragger iba a morir. Desde luego, el minero no podía contar ni con la puntería de Gaheris ni con la fuerza en el brazo de Danaón, ni siquiera con la diosa fortuna. La mutación estaba absorviendo sangre de su víctima muy lentamente, pero empezaba a estrujar con sus intestinos cerrándose alrededor del cuello del pobre Ragger.

En su desesperación por ayudar a Ragger, Danaón atacó con una porra al quiste que parecía beber la vida de su ocasional compañero. No era una acción muy racional y dificilmente pudiese resultar efectiva. ''Pero debo hacer algo, por Hécate''

 Una vez más, con cuidado de no dar a quien no debía, apunté y disparé...

Mmmmmh. Mmmpfh mmmmh-se quejó Ragger, con aquella cosa en la cara.

El porrazo de Danaón hizo cimbrear el torso que colgaba boca abajo, pero el mutante no aflojó la presa sobre Ragger.

El disparo de Gaheris, a bocajarro, fue más contundente: la bala agujereó las vísceras y salió por encima del hueco de las escaleras salpicando la pared de la sangre. Una sangre que era en parte del mutante, y en parte del propio Ragger a medida que la abominación chupaba de él.

Ragger agitó los brazos, demostrando que aún seguía con vida, y que la bala no le rozó la cabeza, pero le era imposible zafarse del intestino que apretaba su cuello...

la situación se complicaba. Danaón volvió a pegarle un nuevo porrazo al bicho que ahorcaba al pobre hombre ... era más desesperación que cálculo, pero sentía que algo tenía que hacer, que debía hacer todo lo posible por salvar la vida de cualquier ser humano.

El porrazo de Danaón lanzó las vísceras por el aire, y la espalda del torso se iluminó con una luz rojiza en torno a la columna vertebral cuando se estrelló con la pared y volvió a caer sobre el escalón. Un intestino quedó sobre los hombros del minero como una estola.

Cof, cof, cof... Gra... gracias.

Ragger tardó en recuperar el aliento. Le pegó una patada a las vísceras para que cayesen por entre los barrotes de la varandilla, y el mutante cayó por el hueco de las escaleras.

¡Splorch!

Esto no es normal. La radiación no puede convertir una persona en... en "eso". Los cylon deben haber estado usando armas biológicas, o algo raro.

El grandullón se quitó el intestino de encima con cara de asco. No quiso recuperar la porra, ya que Danaón había hecho buen uso de ella. No volvieron a encontrar más cadáveres en las escaleras, y pudieron asegurar la ruta hasta el portal. Al asomarse a la calle vieron dos caras conocidas acercarse al edificio...

Robin Wings había causado alboroto en el Olympic Carrier al cogerle el asiento a Roddy Stern, se encaró con Gaheris, se alió con Hordu durante el motín y los dioses saben cuántas cosas más.

Vaya, vaya, vaya... Pero mira quienes son: el gordito, el boy scout y el cometierra-se burló, desde la calle.

La hermana (o supuesta hermana) de Robin rió.

Jijiji... ¡Hoooolaaaa! Vimos el raptor aterrizar a lo lejos... y esa otra nave con forma de cuernitos. Jijiji... ¿Dónde habéis estado todo este tiempo?

¿Qué pasa? ¿Es que os ha comido la lengua el gato? Jajajajaja...

Robin pasó el brazo por detrás de la cintura de su hermana y dió media vuelta, alejándose sin Danaón, Gaheris ni Ragger. La espalda de Robin era una diana muy jugosa para el revolver de Gaheris, pero lo cierto era que por muy marrullero que fuese el joven Wings, no había matado a nadie ni había hecho nada verdaderamente grave, más allá de infligir algunas heridas durante el tumulto de la Olympic Carrier.

Al encontrar a los hermanos Wings, el varón volvió a insultar a Danaón. La situación era desesperada y lo último que quería el taurino era generar un conflicto entre dos seres humanos, de manera que prefirió callar. Sin embargo, la mirada que le dirigió cuando éste le dio la espalda podría haberlo fulminado.

Se volvió hacia Gaheris.

- Vamos, continuemos con lo nuestro. Tratemos de contactar al grupo.

 - Vamos... - Corroboré con las palabras de Káleros. Cuanto antes nos moviéramos, mejor. No me gustaba quedarme quieto en el mismo sitio. Esperaba que el grupo estuvieran cerca.