Partida Rol por web

Cuando el ascensor llegó a la cubierta superior, alcanzaron un nuevo corredor. Reconocieron la compuerta presurizada que llevaba al hangar, porque era del mismo modelo que la que usaron para abandonarlo cuando Hal les daba órdenes por el altavoz. La compuerta se abrió sin más. El hangar estaba cubierto por el blandiblú rosa: era como caminar sobre una cama de agua. El interior del rider cylon estaba ocupado por el tumor, y aunque no lo estuviese, no podían confiar en que la nave fuese pilotable después de sufrir los daños de radiación de Ragnar. Por suerte, tenían el raptor en el que vinieron.

El interfono volvió a hablar con la voz de Kat.

Chicos... Cof, cof... Yo no puedo acompañaros. Alguien tiene que quedarse para abrir y cerrar "la puerta del garage". Esta mierda del amoniaco pega fuerte y yo no soy tan buena conteniendo la respiración como creía. Cof, cof, cof... Si me he intoxicado lo suficiente para morir asfixiada, me quedo con el recuerdo de que vosotros y yo formamos un equipo cojonudo. Cof, cof... Gracias. Por todo.

La comunicación se cortó. Ni siquiera sabían si Kat seguía escuchando. Despegar también fue complicado: el blandiblú se había colado en el tren de aterrizaje. El raptor estaba en suspensión, volando a dos palmos del suelo, como un globo de helio atado. Eran conscientes de que necesitaban aligerar peso. Todos miraron a Dido y su culo gordo. Dido asintió: era lo que había que hacer. Gaheris, desde la cabina, abrió la puerta lateral del raptor. Con gran dolor, Dido tiró por la borda todas las cajas y maletas en las que Kat llevaba su mercancía chula. Sin ese peso adicional y valioso, los motores del raptor tuvieron potencia suficiente para dirigirse hacia la salida mientras la puerta lateral del raptor volvían a cerrarse. Tan solo faltaba que Kat no hubiese perdido la consciencia. Tan solo faltaba eso. Dependían de Kat. Y entonces, las puertas se abrieron.

El raptor era un liliputiense rodeado por gigantes. Alrededor, tenían a las últimas naves de la humanidad, incluyendo el Battlestar Galáctica.

Recibieron mensaje del Olympic Carrier.

Raptor, aquí la azafata Lorens. Os captamos por el D.R.A.D.I.S. Todas las naves se están alejando de Ragnar para salir fuera de su nube de radiación. Hay una flota cylon que nos disparará en cuanto salgamos. Iniciad maniobra para acercarse a la compuerta de la bodega, y os cogeremos. Corto.

Era una maniobra complicada. Normalmente, los trasbordos se hacían a velocidad de crucero. En esta ocasión, la Olympic Carrier quemaba sus motores para salir a la vez que el resto de naves civiles. Era igual que saltar a un coche en movimiento y colarse justo por la puerta abierta para terminar sentado. Iba a doler. Entonces, como si aquello no fuera suficiente, el cielo empezó a arder: un bombardeo constante de fuego de artillería. Gaheris empezó a esquivar las estelas de los misiles cylon mientras poco a poco se empezaba a acercar a la bodega. Las compuertas en la panza de la nave se empezaron a abrir para ellos.

Jisoo admiraba el coraje de Hoban para quedarse allí pilotando la nave después de lo que había pasado y con el peligro de que volviera a suceder. Esperaba que le mandaran refuerzos cuanto antes y que no volviera a pasar nada así.

-Está bien Hoban, cuídate, espero que nos volvamos a ver pronto, fue un placer.

No había sido ningún placer en esas circunstancias pero le parecía un tipo interesante y que podría ser un amigo, tal y como estaban las cosas no estaba de más tener gente de confianza cerca. Por otro lado la conversación con Kat la dejó con muy mal cuerpo, no solo por tener que dejarla en la nave si no porque no sabía si estaría bien.

-¡Kat! ¡No! -A pesar de que no lo deseaba era la única solución si el resto del grupo quería salir de allí.- ¿Kat? ¿Estás bien? ¿Kat? ¡Kat! ¡Volveremos a buscarte en cuanto podamos! ¡Gracias a ti!

Esperaba que la piloto estuviera bien y junto al grupo se dirigió a la nave, llevarla sin Kat sería extraño aunque lo que verdaderamente le impactó fue tener que llegar por encima de aquella cosa rosa asquerosa, ya casi se había asfixiado una vez y no quería repetir la experiencia, así que fue con mucho cuidado. Al llegar a la nave comprobó que su arma estaba allí, la había echado de menos y luego se puso en el asiento del copiloto para intentar ayudar a Gaheris con el plan de vuelo, una tarea que pensaba sencilla pero que las nuevas instrucciones de la flota complicaron.

-¡Carajo! Tendremos que darnos prisa. Yo te ayudo Gaheris. -Jisoo comenzó a buscar los mapas de navegación y a trazar una ruta más o menos segura, quizás haría las cosas más fáciles aunque finalmente estaban en las manos del piloto, por fortuna Gaheris había demostrado ser un piloto competente.- Te paso una posible ruta, creo que así evitaremos cualquier nave amiga y nos aproximaremos en un buen ángulo. -Jisoo miró hacia la parte de atrás donde estaban Dido y Karen.- Chicas, agarraos fuerte.

Ella comprobó que sus cinturones estaban debidamente abrochados y contempló nerviosa las maniobras de la nave.

La enfermera agradeció a Hoban  todo lo que había hecho. La misión había sido un fracaso relativo, no habían conseguido más información sobre las tostadoras y casi las habían matado.

Cogió su arma que descansaba donde la había dejado. Era curios, ella que se había dedicado toda su vida a salvar vidas, ahora se sintiera cómoda con una herramienta que servía para destruir vidas.

Durante el vuelo, Karen solo pudo quedarse en el asiento y abrocharse el cinturón. Si hubiera sido creyente, hubiera sido el momento ideal para rezar.

 No me hacia gracia dejar a gente atrás, pero era mi responsabilidad salvar el mayor número posible de vidas y esperaba que Kat, siendo piloto, pudiera escapar por su cuenta.

 Finalmente, una vez en el espacio, volamos hasta la Olympic Carrier y respondí a la llamada de la azafata:

 - Entendido, procedemos a realizar las maniobras de aterrizaje.

 Con gran habilidad, aterricé en el hangar, sin el menor rasguño, y suave como la seda.

Magistralmente, el raptor entró en la bodega de la Olympic Carrier en movimiento, sin acercarse a las paredes ni chocar. Los contenedores imantados mantenían el equipaje a salvo del vacío, y la compuerta se cerró pronto. Lo habían conseguido, pero aún seguían dependiendo de lo que hiciese Jake. Las estelas de los misiles cylon se convertían en perturbaciones que hacían vibrar a todos. Entonces, el espacio empezó a plegarse y saltaron a FTL.

- FIN DEL CAPÍTULO VI -