Partida Rol por web

Jisoo no sabía qué hacer, sabía que tenían que salir de allí, pero que tenían que hacerlo rápido, pese a que podrían resultar heridos y más ahora que había alguien herido allí. Mira al hombre y dice:

Hay un herido… no hay tiempo… no podemos entretenernos tanto… así que, que sea lo que los dioses quieran

Con los ojos cerrados aprieta el botón tras agarrarse a algo, sabiendo que va doler más de la cuenta, pero siendo la única forma de conseguir salir de allí y ayudar realmente.

Las puertas del ascensor del Área de Bienvenida se abrieron en la planta cero. El Área de Bienvenida seguía a oscuras, iluminado solo por la luz que por la compuerta abierta manualmente llegaba desde la bodega de carga. Oyuyua, Dido y Jonas llegaron a tiempo para escuchar el sonido ensordecedor de los motores del raptor a toda potencia. Cerca de ellos, al lado del mostrador, estaban Laffie y la azafata Clarks.

El raptor se deslizó entre las palas de la carretilla elevadora, volando en linea recta durante diez metros hasta estrellarse contra uno de los contenedores de equipaje, que terminó abollado. El piloto automático del raptor, a falta de instrucciones de un piloto, entró en modo crucero para evitar el consumo excesivo de tilio. La llama de los motores se hizo más tenue, y el ruido se mitigó. El raptor quedó sobre un costado, con el morro encajado en el contenedor, pero sin potencia suficiente para empujarlo. La puerta lateral del vehículo estaba abierta, mirando hacia arriba, como una gran aleta de tiburón.

Laffie, que se había dado la vuelta, y tapado los oídos para mitigar el estruendo, vió de nuevo a su compañera Oyuyua, desmejorada, y con la cara llena de moratones.

¡Oyuyua!

Laffie corrió hacia Oyuyua y se abrazó a ella, haciendo que soltara un quejido de dolor, pero también hizo que sonriese. Oyuyua y Laffie se dieron un largo beso en la boca. Al fin volvían a estar juntas.

La azafata Clarks cojeó para entrar en el compartimento de carga, y se pegó al cristal de la carlinga del raptor para ver su interior. Los cuerpos de Jisoo y Dan estaban tendidos sobre los controles, muy malheridos, y perdiendo sangre.

¡Oh, por todos los dioses! ¿¡Estáis bien?!

Según Dido y Jonas entraron en el compartimento de carga, también vieron dos cosas más...

Una era la carretilla elevadora sin conductor, encendida, con sus ruedas resbalando, mientras la punta de sus palas, en contacto con la pared metálica, no permitía avanzar más al vehículo.

Otra situación estaba al lado de uno de los ascensores del compartimento de carga. Allí, la azafata Lorens estaba practicando primeros auxilios al escritor Martin Zemus, tendido en el suelo al igual que la tablet de Dan.

Ya no estaban allí ni Gaheris ni el camarero Platodeus.

Apenas les había dado tiempo a poner los pies sobre la planta cuando un estruendo le estremeció, entonces vio salir disparado el raptor. Se agachó instintivamente cuando vio que la trayectoria no era la adecuada y sin lugar a dudas iba a terminar chocando con uno de los contenedores. ¿Explotaría? ¿Miles de piezas saldrían volando y desperdigándose por toda la estancia? Fuera como fuera agacharse y cubrirse la cabeza con las manos era la mejor opción para salir ileso de aquella. Volvió a sacar la cabeza cuando no sintió ni fuego ni piezas chocando contra su cuerpo. El raptor había chocado de mala manera pero parecía casi entero.

-¡La leche! ¡¿Habéis visto eso?!

Claro que lo habían visto, todo el puñetero hangar lo había visto y no se refería al beso entre Oyuyua y Laffie, demasiado cariñoso como para no significar que eran pareja. Por un momento dividió su atención entre el accidente y el beso, ambas cosas llamaban poderosamente su atención, aunque finalmente se decantó por el accidente, parecía que había alguien dentro. Sin pensarlo dos veces, aunque mirando de nuevo a Oyuyua y Laffie para ver si habían acabado, salió corriendo para ayudar a la azafata Clarks. Mientras se acercaba al raptor vio al señor Martin.

-¡Eh señor Martin! ¡Lo ha conseguido! ¡Excelente!

Por fortuna para él la azafata Lorens parecía tener más idea en primeros auxilios que ellos, quizás pudiera algo por aliviar el dolor del hombre, Jonas no quería imaginarse por lo que había pasado.

Y ahora esto del raptor... ¿Es que no va a salir nada bien en este viaje?

Al no ver a nadie más por allí supuso que el resto estaban dentro del raptor y por el golpetazo que se habían llevado sospechaba que tenían que estar bastante mal, al menos esperaba que nadie hubiera muerto. Se acercó a la azafata Clarks y vio a Jisso y Dan bastante malheridos.

¡Mierda!

-¡Dido, ayúdame! ¡Jisoo y Dan están heridos!

Esperaba poder sacarlos de allí con ayuda de Dido y que las azafatas pudieran ayudarlos de alguna manera, ni él ni Dido parecían muy puestos en lo de los primeros auxilios.
Jonas comenzó a trepar y ni siquiera pudo llegar al primer lugar de agarre, simplemente volvió a resbalar al mismo sitio donde estaba quedando ligeramente agachado tras el salto, apoyó la rodilla en el suelo para disimular.

-Dido, apóyate en mi, yo te ayudo, está muy alto.

Siento el calor del motor del raptor pero no me quema, me cubro la cara con las manos y me agacho dispuesta a esquivar lo que venga. Por suerte el trasto se detiene y baja la potencia, quedando más o menos estable.

No hay explosiones pero siento miedo. Pienso que puedo morir de un momento a otro y no quiero.nEncima la he jodido, ¡tan cerca del final! Por suerte el tiempo no me da para lamentarme. Dejo de pensar cuando Jonas me advierte de los heridos.

Corro dando saltos, como un conejo de las praderas cuando el suelo quema, pongo un pie sobre la columna de mi amigo y utilizo la flexibilidad de su espalda de fortachón para elevarme, mucho, casi siento que vuelo. Me agarro con fuerza en lo que parece un asa y giro en el aire, patas arriba, para entrar limpiamente en el vehículo por la puerta lateral.

Allí los veo, sus cuerpos tirados contra el suelo, la sangre saliendo a chorros. Pienso que van a morir y me da un vuelco el estómago. Me quito la camisa preparándome para presionar una herida mientras me acerco a quien tengo más cerca. Grito.

-¡Dioses, dioses! ¡Están muy heridos! ¡Jonas están muy heridos!

Mientras Danaón buscaba el Manuel del rapto, Jisoo presiona el botón y de pronto todo comienza a moverse; totalmente desprevenido y todavía sin estar totalmente recuperado del golpe anterior, Dan vuelve a caer.

Esta vez, algo ha lacerado su cuerpo y la sangre comienza a surgir de su pierna. 

La visión periférica se torna borrosa y le cuesta enfocar sus ojos.

- Pá... Má... espérenme... - murmura para nadie en particular. Instintivamente, toca sus bolsillos - Barquero, no será mucho, pero espero que lo estimes suficiente.

La situación estaba al límite. Oyuyua y la azafata Clarks estaban demasiado mal como para ayudar. Laffie se desmayaría si tenía que ver para los accidentados. Martin luchaba por su vida al lado del ascensor, recibiendo asistencia médica de la azafata Lorens. Jonas trataba de encaramarse al raptor. Y mientras, Dido no daba abasto ella sola para atender a Danaón y a Jisoo.

Tres vidas estaban en juego. Tres luces que se apagaban...

Hinco mis rodillas junto a Jisoo. Aprieto mi camisa contra su herida con fuerza. Tengo miedo de pasarme y hacerle daño. ¡Me parece tan pequeña! Las lágrimas no me dejan ver bien. Me salpica su sangre. Trato de rasgarle la ropa, no sé por qué, creo que así podré actuar mejor sobre su herida, pero me cuesta mucho. Cuando le rompo la camiseta veo que tiene clavado algo que no había notado, se lo arranco y le aprieto la herida con mi camisa. Trato de ser rápida pero de pronto la sangre sale con más fuerza. Me doy cuenta que la he cagado, me hecho a temblar y me entra sudor frío.

Danaón dice algunas palabras en su idioma que no entiendo. Su voz suena apagada. Junto a mí noto que Jisoo se pone cada vez más y más pálida.

-No, no, no, no, no ¡Joder! Joder! ¡Joder! Jisoo ¡Venga!

Se me revuelve el estómago. Giro la cabeza negando, pero ya no tengo palabras. Creo que me estoy mareando.

Que Dido lo usara como apoyo para comenzar su escalada le dejó un tanto aliviado, aunque cuando vio a la chica encaramarse por el vehículo se dio cuenta que no le necesitaba. Dido desapareció en el interior de la nave y Jonas se quedó mirando hacia arriba como si se tratara de una distancia insalvable.

Venga, a Dido ni siquiera le ha costado. Tu has hecho cosas más difíciles.

Eso era cierto, pero todo lo que estaba pasando le había dejado empequeñecido. Recobró algo de fuerza, dio un paso para atrás, cogió impulso y saltó. Su mano tocó el borde en el que debía apoyarse para seguir subiendo ,casi lo tenía, pero resbaló y volvió a caer al suelo.
Entonces escuchó los gritos desesperados de su amiga dentro de la nave, la situación era crítica y necesitaban su ayuda, pero estaba estremecido, bloquedado por todo aquello. Su siguiente salto ni siquiera se acercó al objetivo. Jonas se quedó de rodillas mirando hacia arriba, hacia el hueco que nunca alcanzaría para ayudar a sus amigos. Lleno de rabia e impotencia dio un puñetazo a la estructura metálica.

-¡Joder!

La situación seguía al límite. Oyuyua y la azafata Clarks estaban demasiado mal como para ayudar. Laffie se desmayaría si tenía que ver para los accidentados. Martin luchaba por su vida al lado del ascensor, recibiendo asistencia médica de la azafata Lorens. Jonas trataba de encaramarse al raptor. Y mientras, Dido no daba abasto ella sola para atender a Danaón y a Jisoo.

Tres vidas estaban en juego. Tres luces que se apagaban...

Siento que se me está muriendo. La pongo de lado tratando de que no se me ahogue, porque creo que empieza a salirle sangre por la boca. Ya ni siquiera estoy segura de que respire.

Danaón sigue ahí al lado, sólo.

Recuerdo al pirata muerto y ahora me importa un comino. Casi que me alegra haberle arreado en toda la cabeza.

Tengo que concentrarme, me siento una inútil. Reprimo las ganas de vomitar pero me estoy cagando de miedo y me aflojan las piernas. Le grito a Jonas sólo por no sentirme sóla.

-¡Jonas, se me están muriendo los dos! ¡Lo estoy haciendo fatal!

Miro a Jisoo.

-¡Vamos, pequeña, te quedan muchas cosas por hacer!

Jonas se puso en pie al escuchar los gritos desesperados de Dido, quizás no era el más listo ni el más habilidoso, pero era un luchador y nunca se daría por vencido.

-¡Espera! ¡Voy a ayudarte!

Con más esperanza y corazón que otra cosa volvió a saltar y se agarró por los pelos a uno de los salientes, pero esta vez se aferró con fuerza impidiendo que resbalara como la anterior. Tras eso volvió a impulsarse y consiguió rebasar el siguiente obstáculo y meterse en el interior.
Aquello era descorazonador, había mucha sangre y Dido intentaba desesperada hacer algo por Jisoo.

-¡Ya estoy aquí! ¡Yo ayudaré a Danaón!

Esperaba que recibir ayuda, aunque fuera la suya animara a Dido y le diera fuerza como ella había hecho con él. Sin pensar en la sangre y la aprensión que sentía corrió hacia el informático para intentar hacer algo por él, al menos tapar las heridas que viera más grandes para que no perdiera demasiada sangre.

-¡Daenón! ¡Aguanta tío, vamos a salvarte!

El golpe fue brutal y Jisoo se golpeó con fuerza, el golpe fue tal que apenas pudo ser consciente de lo que pasaba delante suya, podía ver a gente pasar, pero no sabía muy bien que era lo que pasaba delante de ella.

Yo… ¿Qué? ¿Qué?

No era realmente consciente, sabía que alguien le hablaba, pero no sabía quién, se notaba que estaba perdiendo y recuperando la consciencia

En el piso, apenas recostada su espalda contra la pared interna del raptor, Danaón percibe la penumbra apoderarse de su vista... todo se desvanece, lenta, inexorablemente. Escucha gritos, movimientos bruscos que no alcanza a enfocar, alguien pronunciando su nombre.

Pero solo son datos, sensaciones desconectadas, mientras su mente es incapaz de pensar y de reaccionar.

La situación de Jisoo se había estabilizado, permitiendo a Jonas y a Dido dedicarse por entero a salvar a Danaón. A pesar de lo que Dido había evaluado en un primer momento, el taurano estaba en un estado todavía más lamentable. Parecía que los dos jóvenes ya no iban a poder salvar la vida del informático, hasta que casi milagrosamente, en el último segundo, Dan dejó de sangrar.

Dido y Jonas se miraron a la cara, entre la tristeza y preocupación dejadas atrás y el subidón y la alegría de haber salvado una vida. Se habían olvidado por completo del aparato electrónico que el pirata había conectado al motor de la nave.

Y entonces, las paredes del raptor empezaron a alabear: la Olympic Carrier estaba entrando en FTL.

- FIN DEL CAPÍTULO II -