Partida Rol por web

-¡Madre mía! Menos mal que ya se han ido los civiles, pensé que tendría que seguir contando anécdotas hasta...-de repente se interrumpió y te miró intensamente frunciendo el ceño- Boomer...¿estás bien? Tienes mal aspecto-te preguntó claramente preocupado.

Al notar que alguien se dirigía a mí me detuve brúscamente y entrecerré los ojos intentando enfocar la cara de quien me había hablado. El dolor de cabeza era tan intenso que casi me impedía pensar.

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- ¡Ah! Narcho, no, no me encuentro muy bien, estoy algo mareada. ¿Qué hora es? Necesito saber que hora es. - Le miro ansiosamente, casi con desesperación. Soy consciente de que mi actitud puede parecer un tanto extraña, pero estoy demasiado confusa y frustrada para controlarme - Maldita cabeza, me va a explotar. -

Narcho frunció el ceño y te tocó el brazo como si no estuviese seguro de que te fueras a caer y quisiera prevenirlo.

-Son poco más de las dos...-contestó al notar la urgencia de tu voz. Su ceño se profundizó aún más.- Escucha Boomer, ¿pasa algo? Quizás pueda ayudarte...de todas formas creo que deberías ir a la enfermería, realmente tienes mal aspecto y si dices que estás mareada el Doctor Cottle podría echarte un vistazo. Estamos sometidos a mucha presión y los ataques Cylon apenas nos han dejado descansar- sugirió al recordar su propio ataque de ansiedad de hacía unos días.

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Me esfuerzo en recordar qué hora era cuando acudí al camarote del Comandante, pero el dolor de cabeza está convirtiendo mi mente en una nebulosa espesa. Noto la mano de Narcho sobre mi brazo y lo miro con los ojos entrecerrados.

Ante su amable consejo intento sonreír, aunque apenas consigo una mueca. Apoyo mi mano sobre la suya un instante y le digo con voz más reposada - Gracias Narcho, no te preocupes. Iré a que el doctor me eche un vistazo, pero primero tengo que resolver un asunto. Gracias, de verdad - Aprieto su mano levemente y libero mi brazo echando a andar de nuevo, esta vez más despacio y con aire cansado.

Me dirijo al hangar en busca de Galen, él podrá decirme a qué hora fuimos a hablar con el comandante. Tal vez me ayude a entender algo, aunque no tengo muchas esperanzas. El dolor de cabeza me taladra, y el malestar está consiguiendo desanimarme.

Con cara de preocupación y literalmente con la palabra en la boca, Narcho observó cómo te marchabas. Puede que tu actitud fuese un tanto extraña pero todos habías estado sometidos a mucho estrés últimamente así que finalmente se limitó a encogerse de hombros.

Con el dolor de cabeza martilleándote como si te estuvieran taladrando desde el interior y con el estómago revuelto, te dirigiste por los concurridos pasillos en dirección a la Cubierta de Hangares. Aún aturdida ni siquiera percibiste si alguien te saludaba mientras caminabas en dirección a la oficina de Jefe y cuando al llegar a su puerta, ésta se abrió de repente fuiste incapaz de reaccionar a tiempo y apartarte de la figura uniformada que salía mirando hacia el interior. El choque te hizo trastabillar hacia atrás y sólo tus entrenados reflejos evitaron que te calleras.

-¡Por los Dioses! ¡Qué susto me has dado, Boomer!-aturdida tardaste unos segundos en reconocer a la Jefa de Armas Sloan.

El empellón de la Jefe de armas me hizo trastabillar y me aturdió aún más, si eso era posible. Cuando conseguí recuperar el equilibrio y reconocí a la persona que había salido del despacho, recuperé la compostura y saludé. - Jefe Sloam, mis disculpas. Me disponía a llamar a la puerta y me ha pillado desprevenida. Siento haberla asustado. -

Me quedé mirándola esperando que no quisiera decirme nada más, me encontraba demasiado mal para mantener una conversación coherente. Además, no sabía si le habían informado ya de la desaparición de los detonadores y de mi implicación en su descubrimiento, así que preferí no decir nada mas. Me quedé allí de pie esperando a que se fuera para llamar a la puerta de Galen.

Una vez saliste de la reunión, te dirigiste a paso vivo hacia la Enfermería. Hacía aproximadamente unos cuarenta minutos que te habías separado de Boomer por lo que supusiste que ésta aún seguiría allí. Una vez en el nivel inferior cada vez más personas te saludaron a medida que te acercabas hacia las zonas más concurridas de la nave, pero salvo un breve gesto de reconocimiento les ignoraste a todos, profundamente centrado en tus pensamientos. Una nueva idea se te había ocurrido y una ola de excitación te recorría, ansioso por ponerla en marcha. A ello se unía tu preocupación por Sharon. Sus extraños paseos dormida, su extraña forma de actuar...ese dolor de cabeza ¿sería sólo cansancio o le estaría pasando algo más? Por mucho que le diste vueltas no habías sabido contestar para cuando, diez minutos después, te detuviste ante la puerta de la zona médica. No tuviste que buscar mucho pues pronto la descubriste tumbada en una camilla, la chaqueta del traje de gala medio quitada y un gotero en el brazo. Parecía dormida.