Partida Rol por web

27 de Zyrya del Año 3.724 de la IV Era. (ultimo mes de Primavera)
Pueblo de Ancor, Reino de Erladam.

Mediodia. Dia soleado.

   Tras los ultimos incidentes en Cristalmir, en los que Rachet perdio a su algo mas que amigo Olonheint, vuestros pasos os han encaminada hasta las cercanias de Ancor. Y que mejor lugar que este, una posicion clave para la resistencia de lo poco que queda ya del morubundo Reino de Erladam, para buscar aventuras y quien sabe si vengaza tambien.

ANCOR:

Hasta hacia unos meses, apenas un pequeño pueblo de unas 30 viviendas, ahora se ha transformado en una pequeña ciudad habitada por casi 10.000 almas, en su mayoria soldados, guerreros sagrados de las ordenes de Ihvist y Orlayaut, clerigos de Hareth, asi como varios cientos de carreteros, vendedores ambulantes, pequeños comerciantes y prostitutas que sirven de alivio para los varios miles de soldados que pasan aquí sus cortos dias de permiso antes de volver a la linea de frente.

 Y no es que ahora el numero de casas haya aumentado sorprendentemente, apenas si ha pasado a poco mas de un centenar, en su mayoria posadas y tabernas de dudosa moral. Pues el 95% del poblado esta formado por cientos y cientos de blancas tiendas de campaña, en las que descansan los miles de soldados, los hijos de Ihvist y Orlayaut y casi todos los viajeros que pasan por alli.

 Desde la loma por la que os aproximais observais que la ciudad esta dividida en cuatro zonas claramente distinguibles.

 Una, la ciudad en si, consistente en en el centro del pueblo con todas sus viviendas y en torno a esta dos centenares de tiendas de campaña, con una doble empalizada a su alrededor.

 Otra, la destinada al ejercito, al oeste de la primera y 5 veces mas grande, con un millar de grandes tiendas para dar cobijo a los soldados y como la ciudad con una doble empalizada de madera a su alrededor.

 Una tercera, al este, unas 4 veces mas grande que la central, destinada principalmente a la enfermeria, donde no menos de un millar de soldados y campesinos heridos, victimas de la guerra, son cuidados por los clerigos de Hareth y donde tambien acampa uno de los Capitulos de los Guerreros Sagrados de Ihvist, asi como el millar de monturas de estos. Por supuesto rodeada con la misma doble empalizada.

 Por ultimo y situada 500 metros al norte, aislada del resto, se encuentra el campamento de los Hijos de Orlayaut, con capacidad para todo un capitulo, esto es algo mas de un millar de sus inmaculados y altivos guerreros. Tambien al contrario que las otras tres, en esta han empezado a levantar una muralla de piedra, la cual dista mucho de estar acabada, todo lo que hay de ella es un pequeño muro que no levanta mas de metro y medio de altura....

Llegamos a Ancor. El sol estaba en el medio del cielo. Miré a mis compañeros, me miré a mi misma. Una lancera que había pasado por tanto, perdido tanto, era hora de dar pelea. Pero no estaba sola, tenía a mis compañeros, también habían sufrido.

Miré nuevamente el lugar, muchas gentes había ahora. Una ciudad de guerreros, clérigos y prostitutas. Desde donde estoy veo bien la ciudad: hay cuatro zonas, cuatro partes diferentes. La ciudad en sí, la que era del ejército, una especie de enfermería y el campamento de los Hijos de Orlayaut. Miré a los que estaban conmigo y les hablé:

-¿Por dónde empezar...? -observé nuevamente todo el panorama, pensé en lo distinto que era este lugar a mi casa y en lo lejos que estaba ahora de ella.

- Me gustaría dar un paseo. A una taberna, a un lugar donde nos sentemos un poco y veamos qué vamos a hacer. ¿Ha pasado tanto?- dije, esta vez para mí misma. Todo lo vivido se formaba en mi cabeza. Tanto dolor. Iban a pagar.

He perdido todo pero aún tengo mi venganza.

Asiente a Brielssa. Sí, busquemos la taberna.... - No puede dejar de mirar a su alrededor, tanto dolor y tanta muerte... - después ire a ver si puedo ayudar en algo... es... horrible... - murmura mientras acaricia el cuello de Ventisca. Debe estar en aquella zona - señala la zona central y hace que su corcel se encamine hacia alli.

Los días habían pasado desde el encuentro en la cueva. Yorash había salido bien parado de entonces pues no resultó herido y consiguió guardar varias monedas, un arma extraña y bien forjada, y lo que era más importante aún, compañía con la que compartir los caminos. Se había visto resignado a modificar su ruta pues aunque no tenía rumbo fijo, sí había pensado algunos puntos de interés. Sin embargo, tras conocer a los guerreros y tras aquel combate consideró que lo más adecuado era viajar junto a ellos.

Montado en su caballo resopló varias veces para apartar un mechón de su cara. Llevaba la capucha puesta ocultando parte de su rostro, lo que era habitual en él. Apretó los puños para sujetar las riendas y espoleó a su caballo un poco para aproximarse junto al resto.

- Recordad lo que ocurrió en la otra posada. El vino especiado nunca me sentó bien... -dijo entre murmullos-. ¿Alguien puede decirme a qué hemos venido aquí?

Lo mismo de siempre Yorash, soldado de fortuna, los únicos con la valentía para adentrarse en la boca del lobo y avisar a la gran masa, seremos sus informadores suicidas y nos pagarán por ello... una agridulce sonrisa alforó en sus labios y encaminó a su bestia tras Sahsnôt, observaba tranquilamente a su alrededor, cualquier posada bastaría; despues de todo estarían llenas, recavar información sería sencillo o eso esperaba.

Hubiera deseado nunca haber ido a esa posada – digo melancólica solo pensando para mi . Lo he perdido todo… mi familia y mi mejor amigo ¿Qué más da?.... ni siquiera pude darle a él una sepultura digna…- Necesito un caballo, necesito comprar uno… ¿alguien puede acompañarme?... No quiero que me confundan con una de esas mujeres

Gracias a ellos que guardaron mis cosas, y entre ellas mi vara, mi única conexión con mi familia, o lo poco que queda de ella…

Hace mucho que ni sonrió. Ni las bromas de algunos me hacen reír. Me he convertido en una piedra, una roca que se destroza por dentro….

El gran guerrero contempla el horizonte y la ciudad en su máximo apogeo. En verdad, la vista es maravillosa, tanto que hasta un simple O'Shar puede contemplar su belleza.

Tras unos momentos embelesado con el paisaje, vuelve en sí, sobre todo por el dolor incesante de algunas de sus heridas, que aunque cicatrizadas ya, siguen produciendo un pequeño pero intenso dolor.

Pero todo ese dolor se marchó al ver la actitud de Breielssa, por lo visto, se la veía muy animada, apesar de cómo se puso con Garland cuando acabó el último combate: No le gustaba ver como su único compañero O'Shar había luchado hasta casi la muerte, pero el guerrero necesitaba luchar, pues aún provocandole heridas de muerte, le aliviaba el dolor de lo profundo de su corazón...

- El pueblo parece estar llenó, quizá tengamos que dormir en tiendas como la mayoría de la gente. Aunque la idea de buscar una posada me gusta, tengo el estómago vacío.

Entrais en la ciudad por la puerta sur. Una decena de guardias con el sobreveste del Reino de Erladam (un unicornio blanco sobre fondo azul, todo bajo una corona Real y flanqueado por dos Arboles) custodian la entrada, esta permanece abierta y hay un continuo transito a traves de ella. El suelo esta cubierto por infinidad de surcos producidos por cascos de caballos y ruedas de carretas. Atraeis la mirada curiosa de los soldados pero nada mas, pasais libremente a su interior.

Dentro ya de Ancor, las cosas cambia, la ciudad esta tan atestada que al poco de penetrar en ella os cuesta sobremanera avanzar, es un caos total. La gente, hombres en su inmensa mayoria os señalan con el dedo descaradamente, en especial a los dos Oshar y a Marcao.

Un detalle que observais es que no hay niños ni personas mayores. Son casi todo varones de entre 15 a 50 años. Muchos portan armas. Veis tambien muchos borrachos, incluso a esta hora tan temprana. como os comente antes casi no hay mujeres tampoco. Muchas miradas de los hombres se posan en las vosotras llenas de lujuria, en especial dedicadas a Sahsnot, aunque Breielssa no se queda muy atras.

Pasais por delante de varias Tabernas y Posadas, mas llenas aun si cabe que la propia calle. En medio de la plaza se ha erigido una enorme carpa (de unos 35 metros de radio) que por lo que veis de su interior y la gente que entra y sale de ella, es sin duda la mayor taberna que habeis visto en vuestra vida.

La gente nos miraba, sobre todo a Garland y a mí. Me daba enojo todo ello, como si fuéramos unos bichos raros cuando yo pensaba que, por cierto, esta ciudad lo era. Preferiría mil veces estar en mi tierra, nevada y pura, pero hacía tiempo que el destino, la suerte, lo que sea me había mostrado otro camino.

Miré a mi compañero y le dije:

-Les gusta nuestros cabellos rojos- y le dí un gesto cómplice.

Mientras vamos dirigiéndonos a una taberna noto que no hay niños, la gente es de joven a viejos pero no hay crías. Eso me da mala espina y lo comento en voz baja pero audible para los que están cerca del grupo.

-No hay niños aquí, ¿no es raro? Esta ciudad no me gusta.

Luego ví a la taberna. Era quizá la más grande, no, sí lo era, sin lugar a duda, era la más grande que había visto. La gente entraba y salía. Había demasiadas personas para mi gusto. De todas formas me encaminé hacia allí, esperando a ver quien entraba primero, si es que elegían ese lugar para detenernos un rato.

Incómoda ante las miradas, y viendo la ausencia de mujeres, Sahsnôt decide dejar de encabezar la expedición, haciendo retroceder su caballo hasta estar a la altura de Marçao. Es capaz de defenderse sola, pero siempre es mejor no buscar problemas, y menos en sitios tan atestados de gente. Al llegar a su altura, le lanza una significativa mirada, que junto al rubor de sus mejillas, indican al oscuro guerrero lo que ella piensa. 

Al llegar a la carpa, busca dónde dejar a los caballos, y una vez encontrado se lo indica a sus compañeros. Conforme está todo, es lógico que no haya niños, yo si tuviese hijos, no dejaría que estuviesen tan cerca de la batalla...

Yorash sonreía bajo la capucha ante los comentarios de sus acompañantes. Levantó un poco la testa para observar las miradas que las dirigían. Era habitual hacerlo, él mismo se había fijado en ellas en aquella posada donde se conocieron semanas atrás.

- ¿Conocéis a alguien en el poblado o nos moveremos por nuestra cuenta? Vigilad vuestra bolda de monedas, con tanta gente las manos son demasiado largas.

Mientras hablaba, el pequeño hombre cogió uno de sus cuchillos y lo ocultó bajo su manga como tantas otras veces había hecho. No sería la primera vez que debía espantar a un curioso, ni sería la última. Ya tenía otras tantas hojas ocultas por sus ropajes, pero tener uno a mano siempre facilitaba su trabajo. Movió su bolsa de dinero para apretarla contra su cintura y meterla bajo sus pantalones.

No recibo respuesta a mi petición, talvez por la sorpresa de esta región... los hombres nos miran espantoso, a mi no tanto como a mis compañeras, nunca me importo mucho mi aspecto, y la verdad no me honra para nada sus miradas. Miro a Yorash y le pregunto... Me acompañarias tu ó Marçao a comprar un caballo?... o podemos ir todos

                        Varios postes de madera colocados alrededor de la Carpa sirven de amarre a las monturas, suficientes para un centenar de caballos, si bien apenas veis un par de ellos.

 Una vez bajais de vuestros caballos, las miradas de curiosidad clavadas en vosotros se transforman en miradas de asombro. Destacais por encima de la multitud igual que un barco se alza por encima del mar.

Apenas si veis tres hombres que alcancen la altura de Sahsnot, cuanto menos de Marcao y Breielssa. El aspecto de Garland es mas proximo al de un adulto moviendose entre niños.

 Vosotros por supuesto ya estais acostumbrados a esas miradas de asombro, Marcao toda su vida ha destacado alli donde vivia, y los Oshar como la Alhyon ya llevan mas de un año lejos de los suyos y comienzan ver como algo normal verse rodeado de humanos tan pequeños.

 En cuanto traspasais el umbral de la carpa veis que esta esta medio llena, mas de medio millar de hombres pasan alli el rato, bebiendo, comienzo, jugando. Muchos son soldados, claramente distinguibles por el sobreveste que llevan sobre la armadura, muchos otros posiblemente tambien por su forma y postura, aunque no van uniformados.

 El olor a comida y cerveza es intenso, como una oleada de fuerte aroma que inunda, casi dejandolo k.o vuestro sentido del olfato.

 A medida que avanzais hacia la barra, la gente se va haciendo a un lado, como dejandoos un pasillo, pero sin dejar de observaros… podeis apostar todo vuestro oro, que en este momento el tema de conversacion es la carpa sois vosotros seis.

- Si quieres puedo acompañarte yo y luego regresamos -dijo Yorash levantando un poco la cabeza y mirando a su compañera-. Aunque desde luego yo no haré que otros duden de si deben o no acercarse. Ellos asustan por su propio tamaño, no hay nada más que verlos. Vamos, si salimos ahora regresaremos antes. ¿Os quedáis con las alforjas del caballo o me las llevo?

El olor a comida y bebida estaba en todo el lugar. También las miradas de los hombres, siempre de asombro, o al menos eso me parecía a mí. A medida que íbamos avanzando hacia la barra, las personas se hacían a un lado, supongo que nunca vieron gente como nosotros. Además de que no hay mujeres tampoco por aquí. Hay otro olor que se mezcla con el de la taberna pero no sé que es.

Me siento y le digo a Sashôt.

- ¿Y por qué no habrá mujeres? Supongo que estos guerreros creen que sólo los hombres pelean...

Que ridículos, pensé. Si sólo supieran cuantas mujeres son excelentes en batalla. Pensaba en ello cuando escuché que al fin habían decidido quien acompañaría a la druida. Esperé que el tabernero o alguien se acercara a atendernos.

Gracias por acompañarme- dijo como un murmullo a Yorash - aunque no se donde puedan venderlos....

Tomo mi vara y  lo poco que tengo en mi mochila y camino... solo espero conseguir un buen caballo..

Yorash estiró los brazos al bajar del caballo y golpeó varias veces con la punta de su bota en el suelo. Pasó una mano por su cara y luego se acercó a algún grupo de hombres cercano.

- Hola -dijo secamente pero sin parecer ofensivo-. Acabamos de llegar y necesitamos comprar un caballo. ¿Sabrían de alguna cuadra cercana o alguien que quiera desprenderse del suyo?

    El grupo de hombres que paras escucha tus palabras y despues se echan a reir... - Asi que quieres comprar un caballo eh? Pues no has venido al mejor lugar para ello. El Ejercito los esta comprando todos, tanto para armar a su ejercito como para usarlos de tiro en las numerosas caravanas que parten de aqui a la frontera - Lanza una mirada apreciativa a tu caballo - Tendras suerte si no deciden requisar el tuyo...

Hago gesto lastimero al escuchar eso pero no pierdo la esperanza... puede que consiga alguno...