Partida Rol por web

- Ya... Gracias. Ea, a pasarlo bien -se despidió con la mano.

Se giró y mirando a los ojos a Rachet encogió los hombros.

- Me temo que va a ser muy complicado. Si quieres podemos ir en el mismo... -dijo tocándose la nuca-. Luego podemos volver a buscar algún caballo, o quizá en otro poblado podamos encontrarlo más fácil.

Creo que es posible que tengas razón – digo desanimada y triste- se de que hablas, aunque aquí no lo encontremos  necesito uno. Se que ustedes son muy amables al llevarme pero se que esto se vuelve incomodo a medida que los trayectos se hacen mas largos …. En fin, mas bien hay que cuidar los del grupo, aquí pueden robarselos…

Utilizando mi habilidad druida le digo a los caballos que avisen si alguien distinto a sus dueños tratan de montarlos.

Ni modo entremos…

Garland contemplaba de nuevo aquella impactante taberna. Bien es cierto que no había estado en muchas, pero en verdad esta era la más grande en la que había estado. Se acercó a su silla y la examinó minuciosamente antes de sentarse encima, no le gustaba la idea de que está se rompiera nada más sentarse. Tras comprobar que la silla parecia robusta, se sentó esperando que alguien le trajera algo a lo que incar el diente.

- La verdad que tengo hambre, alguien vendrá a servirnos algo que comer?

No es tan extraño que no haya mujeres, Brielssa, entre los mios, tampoco está bien visto... bueno, que nos metamos en este tipo de lios - sonríe recordando viejos tiempos.

Mira a su alrededor, observando la situación y a la gente, observando a los que están más lejos, por lo que no les miran, sintiendo la tristeza que ellos rezuman.

Hay demaciada gente aca... que incomodo .- murmuro

Me acerco al grupo que esta parado en el bar...

No hay caballos, todos los estan utilizando... es una lastima... y pienso, la ultima vez que entre a una posada a tomar cerveza Olon estaba vivo, lo cual me pone en actitud seria y lastimera

Por ser un lugar tan grande podrían tener más asientos, pensé pero me daba igual yo sólo quería mojar mis labios en algo espumante y con alcohol. De no ser así, el agua serviría.

Seguí hablando con Sahsnôt.

-Entre los míos no está bien que no te metas en esta clase de líos -bromeé, cosa que pocas veces hacía. Luego esperé a la bebida.

Una docena de camareros se afanan de aqui para alla, intentando servir a tanta gente y mas tan sedienta. Uno de ellos sin apenas pausa escucha vuestras peticiones y corre a serviros.

Mientras alrededor vuestro se ha formado como un circulo (o mas bien un semicirculo) de personas que os observan algunos con mas disimulo que otros, pero todos a una distancia prudencial de unos 4 metros.

Cuando comienzan a serviros valiente grupo formado por 4 hombres atraviesa el circulo de personas que se ha formado a vuestro alrededor y se os aproxima. Los cuatro son humanos Osth, vestidos todos con las libreas propias del Reino de Erladam con una armadura de mallas bajo ella, todos portan espadas largas, si bien el que encabeza el grupo luce una capa verde con el escudo del reino grabado en ella y dos franjas rojas de unos 3 cm de ancho recorriendo todo el borde de esta.

             - Buenos dias caballeros, - os saluda educadamente el hombre de la capa – Damas - y hace una pequeña reverencia tras posar su mirada en vosotras tres, si bien en Sahsnot esa mirada se demora algo mas.

 Se trata de un hombre de unos cuarenta años, a quien la vida le ha tratado bastante bien, de estatura media para un humano Osth, (no llega a 175), ni gordo ni delgado, posee un rostro que podria considerarse atractivo, una bonita sonrisa, pero de esas que parecen esconder detrás a un hombre que piensa que sabe mas que el resto, bajo un cuidado bigote, cabello negro pulcramente cortado y unos vivos ojos castaños claros. 

 Su armadura se aprecia bastante mas limpia y cuidada que la de sus acompañantes, los cuales a su lado dan la impresión de parecer toscos y desaliñados. Estos parecen limitarse a hacer de guardaespaldas para él, quedando en segundo plano.

             - Creo que en estos momentos todos nos preguntamos, que trae a un lugar como este a unos hombres de aspecto tan fiero y exotico (Yorash dirias que no te incluye en este grupo) y por supuesto a unas damas tan hermosas – Os dice a vosotras dedicandoos su mejor sonrisa.

Estaba por pedir una cerveza rubia cuando ví acercarse a unos hombres. Me puse alerta, si querían problemas seguro que los iban a encontrar pero, aparentemente, tenían otra idea en la cabeza.

Uno de ellos, el que sería su jefe supongo, saludó primero a los hombres y luego a nosotras, fijando más tiempo su mirada en Sahsnôt. Luego se vuelve a dirigir a todos nosotros. Mientras habla lo miro fijamente, no tengo confianza en los demás y estas personas no me han dado motivo para mostrarme diferente.

  - Creo que en estos momentos todos nos preguntamos, que trae a un lugar como este a unos hombres de aspecto tan fiero y exotico y por supuesto a unas damas tan hermosas – agrega, pero no me siento identificada. No que no me considere bonita, pero ante nada soy una guerrera, una orgullosa Oshar llena de fuerza y destreza. No contesto su pregunta, espero que lo haga alguno más mejor dado a las palabras. Simplemente me quedo mirándolo, así como a los que lo acompañan.

"¿Qué querrán en verdad?", me pregunto.

No contesto, me quedo mirando al grupo prevenida

Yorash entró en la tienda acompañando a Rachet. Tomó una bebida y relamiéndose tomó un primer sorbo con gran satisfacción. Al retirar la jarra se dio cuenta de la presencia del grupo de hombres que se aproximaban. Curiosos, entrometidos, pero sin duda, una oportunidad única para entablar una conversación interesante. El hombre de cabello oscuro se deslizó entre sus compañeros colocándose en uno de los lados. Frotó su mentón con barba de varios días y escuchó atento sin darse por aludido, por supuesto.

Si desapareces, dejas de ser un objetivo... Filosofía que le había permitido vivir por el momento.

Miró a Sashnôt como si fuese extraña para él y esperó su respuesta con una sonrisa en los labios. Al fin y al cabo él era el último invitado en tan peculiar grupo, no tomaría la voz cantante.

Sahsnôt se mantiene seria y alza ligeramente el mentón cuando se acerca el grupo de caballeros, observándoles, aunque no sin cierta frialdad. Mira a sus compañeros, esperando que alguno de ellos hable,  pero aún así no les da oportunidad, sabe que ella está más acostumbrada a este tipo de gente que ellos, aunque lleven tanto tiempo fuera de casa.

- Mi nombre es Sahnôt, y estos son mis amigos y compañeros de viaje. No estamos aquí con ningún motivo en concreto, pero las amenazas nos afectan a todos, y supongo que cualquier ayuda en buena...- jamás habías notado tal dureza y tensión en la voz de la Alhyon, ni tal frialdad en su mirada.

Garland se limita a mirar de arriba a abajo a los recien llegados. Su intromisión allí no es bien recibida por parte del bárbaro O'Shar, que se limitó a ignorarles por completo. No obstante, deslizó su mano derecha suavemente sobre su cintura hasta llegar al mango de su hacha, al que se aferró con firmeza.

Desde ese momento, aunque disimuladamente, Garland mira a los recien llegados de reojo. NO quiere que halla problemas como hace un mes en aquella posada.

 El Hombre parpadea, pues, tenia su atencion mas puesta en Marcao y Garland y tal vez no esperaba que fuese una mujer la que tomase la palabra en el nombre del grupo. El tono de Sahsnot es claro, asi como la actitud del Gigante O´shar, aun asi, el continua con su sonrisa y palabras amables.

   - Sahsnot, un placer conocerla, pero perdon por no haberme presentado, soy un maleducado. Soy el Baron Aximad, Comandante aqui del 27º Batallon - Os dice formalmente

   - Muy ciertan son sus palabras, mi dama, pero lo que tenemos a menos de 2 dias de camino al Norte son algo mas que unas simples amenazas, esos Hijos del Dragon nos estan barriendo del mapa, pasan por encima de nuestros ejercitos y fortificaciones como si no existieran - A pesar de sus palabras, notais que lo dice con tono despreocupado - A este paso no tardaran mucho en llegar aqui, y por si fuera poco, ahora sus oscuros clerigos han levantado un Ejercito de Muertos - Ante esto ultimo su semblante si cambia algo, lo menciona como con repugnancia.

   - Por eso, una ayuda como la de guerreros de aspecto tan fiero como ellos dos y señala con la cabeza a Garland y Marcao, nos vendria de maravilla, al menos eso daria moral a la tropa... ¿Os gustaria entrar a formar parte de mi Batallon, os puedo dar el rango de Sargento de inmediato? - Os ofrece. Pero su ofrecimiento esta destinado en exclusiva a Garland y Marcao, a las mujeres os excluye por completo, asi como a Yorah.

El hombre tenía una propuesta, que formaran parte de su ejército. Que sólo los hombres formaran parte de su ejército. Su preocupación era entendible pero no por ello apaciguaba mi enojo. ¿Acaso pensaba que sólo un hombre puede pelear? Nada sabía esta persona del mundo, entonces o de mi propia casa.

- Sólo los hombres, bien. No tengo problema si ellos aceptan pero házme un favor -mi mirada se clava en la del capitán como un cuchillo en la carne -no vengas a pedir ayuda cuando te quedes sin hombres...

Luego me volteé y me puse a tomar mi cerveza. Ya no tenía nada más que hablar, nadie iba a herir mi orgullo y pretender que le dé algo de mi tiempo. Gracias tenía que dar él que no estábamos solos, porque hubiera tenido la manera perfecta de enseñarle que las mujeres peleamos muy bien.

Sabía ciertamente que pasar inadvertido en estas tierras era díficil para él, pero esto rayaba la controversia, los observaban como si fueran ganado y eso le molestaba. Cerveza tabernero y algo de carne, estoy hambriento...

Mientras esperaba su comida noto por el rabillo del ojo el moviemiento y cogió la mesa por abajo para estamparla en los guerreros si era necesario, pero empezaron a hablar, nada seguía llamandole la atención, así que dejó las palabras para otros, pero entonces llegó la parte divertida, aquel hombre quería contratarlos como guerreros o lo que era mejor como sargentos, pero había cometido un error desestimarlas. Cuidad vuestras palabras Aximad, cada una de ellas vale más que diez de tus mejores guerreros, y si esa oferta es real sientate y bebe con nosotros tengo una idea y me gustaría exponertela, además de saber más cosas de eso que cuentas...

La mirada de Sahsnôt se endurece todavía más al escuchar las palabras del altivo guerrero, y aprieta su mandíbula controlando la ira que asoma a su mirada. Al escuchar las palabras de Marçao, decide retroceder un paso y dejar que se haga cargo del tema antes de volver a cometer una estupidez.

La conversación se complicaba, se volvía más tensa. Yorash se incorporó un poco con la vista atenta a los hombres allí presentes. Si debía jugársela por alguien sería por los que le habían salvado ya en una ocasión. De hecho, por cuidar de él uno de los suyos por poco moría. Pese a ser un vividor y un embustero, la lealtad se encontraba entre sus virtudes.

Al mismo tiempo que llevaba una mano a su cara, la otra la apoyaba en su cinturón, tocando las dagas y cuchillos puestos en él.