Partida Rol por web

5 de Marzo, 2018

00:00 hs.

El mundo de por si era bastante extraño, los hilos del destino se movían como una inquieta serpiente cuyo destino no era seguro, los teléfonos sonaron hace apenas algunas horas y el mensaje era claro.

- Reserva personal Bowesley, a la medianoche –

Se trataba del viñedo de Queen Anne, un lugar que solamente era usado para reunirse con gente de mucha confianza, así que el motivo de la reunión era simplemente algo demasiado secreto y, o, demasiado peligroso.

El lugar era una típica granja ubicada en las afueras de Londres, se podía llegar a ella en pocos minutos.

La tierra estaba bañada con el manto plateado de una luna llena que perenne, vigilaba a los simples mortales que pocas veces se paraban a admirarla.

La casona respondía a la vieja arquitectura de una Inglaterra que ciño sus cimientos en viejas historias de caballeros y princesas.

El primer vástago que llegara notara que había solo un automóvil estacionado enfrente del lugar, posiblemente era el vehículo personal de Anne quien muy probablemente los aguardaba ahí dentro.

Una vez frente a la puerta y quien quiera que llamara, será atendido rápidamente por Miss Marlowe, la Sheriff de la Reina, quien con una simple sonrisa dará paso a los invitados.

La sala era un lugar realmente amplio, con varios muebles antiguos adornándola, contaba con una infraestructura que casi expelía un aroma a vetusto, Marlowe los guiara hacia unas escaleras que los llevara hacia un sub suelo pobremente iluminado.

El olor a vino y a toneles antiguos apenas eran notorios en comparación a la dueña del lugar, quien estará sentada en un amplio sillón escarlata, con ambos brazos posados y extendidos, con un vestido negro y ajustado que solamente hacían resaltar aún más su delgado cuello de cisne.

- Bienvenidos, por favor, pasen – dirá con su pronunciado acento inglés – perdonen que los reciba así, es que no traigo noticias muy alentadoras y ya sabrán que hay palabras que corren más rápido que ratas husmeando roña –

Suelta una leve sonrisa y cruza la pierna izquierda esperando que todos lleguen a la reunión, una vez que todos se hayan colocado frente a ella, manteniéndose parados, comenzara a hablar tranquilamente.

- Me han llegado reportes de lo que parece ser una especie de droga, capaz de alterar tanto a mortales como a vástagos que se alimenten de ellos, por suerte, hemos podido neutralizar al proveedor y fabricante de dicha sustancia, por lo que pido que estén tranquilos con respecto a ese menester, si bien, eso era la buena noticia, ahora me toca darles la mala… - posa su rostro sobre una de sus manos - …como algunos sabrán, Londres es una ciudad amistosa con aquellos que son leales a la Reina y cuando estas personas fieles sufren de algún tipo de…inconveniente,  - hace énfasis sobre esa última palabra con una mueca sonriente – pues, tenemos que tomar cartas en el asunto y ayudar a aquel que lo requiera, y es esa la razón por la que los he llamado -

Anne analiza los rostros y gestos de cada uno de los presentes, análisis que a cualquiera con el temple débil haría temblar ante semejante gesto.

- Resulta que hace dos meses aproximadamente, - continúa, cruzando ambas manos - la Príncipe Alana Vondik, regente de una ciudad alejada de Estados Unidos conocida como Erebo, sufrió un complot múltiple por parte de varias criaturas que rondan aquel lugar, criaturas que iban desde demonios y cambiantes, hasta miembros del Sabbat, secta que, por cierto, jamás piso el lugar en más de cincuenta años de haberse fundado la ciudad…los miembros de la Camarilla local tuvieron que abandonar el lugar y como se imaginaran, ahora es territorio Sabbat, – aprieta sus nudillos ante esta afirmación – por lo que los he reunido a modo de enviarlos para recuperar ese territorio, sé que parece extraño que los llame para ello, pero, sinceramente, no se a quien más acudir, el terreno es completamente desconocido para mí, sin embargo, moveré todos mis contactos para ayudarlos con recursos, y espero que también constantemente me informen con cualquier movimiento que vayan a realizar en la ciudad, tengo entendido que en el lugar opera un solo pub, por lo que hemos conseguido abrirte uno Maximillian, el lugar servirá de refugio y centro de operaciones –

La Reina se levanta de su asiento y se dirige a los presentes, acercándose a tal punto que solamente había un rango de espacio de pocos pasos.

- Entiendan que esta misión es demasiado peligrosa, por ello he contactado a otros vástagos con una reputación, un poco, complicada, por así decirlo, ellos ya se encuentran camino a la Ciudad y como imaginaran, no son del todo mi confianza, por lo que espero que tu Maximillian sirvas como líder del grupo mientras que tu Katherine y Mikael servirían de apoyo ante semejante movida…cabe resaltar que la recompensa, será lo suficientemente interesante para todos, hablando de la parte metálica y de la posición dentro de ésta ciudad y de todo el país e incluso, de todo el continente –

Suelta una leve sonrisa y calla dando a lugar a las posibles preguntas que quieran hacerle.

Katherine se mantuvo firme ante el escrutinio de la Reina; si no fuera porque la vampira tenía una voluntad impacable, probablemente habría querido desviar la mirada, pero no lo hizo. Al contrario, la mantuvo. Y precisamente, esa era la clase de cosas, ese temple, por la que estaba segura que la Reina la había llamado. Probablemente incluso lo admirara, ya que ella también se veía a si misma como una mujer luchadora.

Katherine sospesó lo que decía sobre la droga. Quizás el informe que se vió forzada a entregar como Arpía, había servido para dar con el criminal, en cuanto lo detectaron en aquel bar dónde Samuel y el Lasombra estaban. Aunque tampoco le importó demasiado, sólo era un estorbo resuelto en una larga y eterna no-vida de estorbos y decepciones.

Pensó en Samuel. Y quizás alguna alegría.

Podía simplemente ignorar la petición. Tenía una posición en Londres y la Reina sabía que de querer mostrarse hostil ante una negativa tacharia la indudable buena relación que tenía con sus subditos subyugados, y ahora no era el mejor momento para eso.

A la Reina no le debía nada. Todo lo que Katherine era, era gracias a Katherine. Y la mera idea de que Samuel no hubiera estado convocado levantaba su suspicacia. ¿Samuel no era importante? Si lo debía ser, pero igual por ser un Brujah, y con la tensión entre el Clan y la Reina, lo quería tener cerca.

Aunque, sonrió ligeramente, igual estaba tan cerca ella de él, como él de ella. Era algo que no le convenía olvidar.

En cualquier caso, pensó en lo que la Reina ofrecía. Matar Sabbaths tampoco era algo que Katherine desaprobase, pese a su apariencia de frágil dama, había un mundo de furor siempre a un paso de desatarse. Pero para Katherine, la Reina era un elemento pasajero, una ficha que algun dia estaba destinada a desaparecer, y que para sus ojos que contemplaban el largo paso del tiempo, tampoco le inspiraba ninguna emoción.

El dinero, o una posición en la ciudad le importaban un comino. De ambas le sobraban, y nunca quiso estar en la escena política más arriba de dónde se habia situado; el sitio perfecto para influir sin necesidad de dibujarse una diana. Que los necios buscaran la posición si quería, que ella buscaría bienes de mayor duración, para sus causas y su afecto a la humanidad.

El mero hecho de que también nombrara a un azote lider, en vez de a ella, la dama de Northumbria, tampoco le gustó demasiado, en un primer momento; aunque pensándolo bien era justo lo que ella quería, ya que quedaba claro que todos menospreciaban la capacidad de Katherine, y eso era algo que siempre le convenía a una vampiresa capaz. Y, de todas formas, tenía buena relación con Maximilian; probablemente era lo más cercano a un amigo de la ciudad londinense.

Pero si tenía que negociar con Anne, y sacar algo de verdad provechoso, ahora era el momento:

-Mi reina, sabéis de sobras conocida, pues sé que os fijais en quienes os sirven, que para mi el dinero o la posición nunca fueron un plato de gran interés, pues ya poseo la suficiente para no desnutrirme ni tampoco deseo el empacho. Os ayudaré encantada, porqué la Camarilla siempre necesitarán de gente dispuesta a dar un paso enfrente con el coraje que merece la sociedad que deseamos preservar. Sin embargo, si queréis endulzar mi motivación, os sugeriría que me déis aquello que realmente deseo: Una extensión de mis dominios, la posibilidad de abrazar a Chiquillos sin presentación previa, aunque si posterior, y su permiso para aplicar la Lex Talionis dentro de mis dominios a mi juicio razonable.

Sobretodo eso último, era lo que realmente le importaba, y lo demás era accesorio, porque de sólo haber pedido una cosa habría sido más sospechoso. Si podía aplicar la Lex Talionis en sus futuros dominos, era la mejor forma y excusa de matar a vampiros y otros seres, sin pasar por el radar de la camarilla, pues seria el edicto oficial de una príncipe. Y ella sabría, o eso creería, que al ser su edicto, eso la convertiría en una sierva más leal de lo que ya creía que era.

Una jugada perfecta. Esperó la respuesta de la Reina, mientras planeaba sus siguientes pasos en la Yihad...

Ni bien recibí la orden de ir hasta viñedo de La Reina supe que esta noche prometía mucho. Cuando esta empezó a hablar me di cuenta que superaba con creces lo que me había imaginado, llegando al clímax de la misma cuando La Reina Anne nos informa que de su intención de recuperar una ciudad que ha caído en manos de esos asquerosos Fanáticos. 

Que me pusieran a cargo dejaba muy claras las intenciones de la reina. No iríamos allí a evaluar la situación, esa pobre ciudad del norte de estados unidos se va a convertir en una zona de guerra, y sus habitantes jamás lo sabrán.

La primera de nosotros en hablar es Katherine, y vaya si habló. Siempre supe que tenía carácter, pero pedirle eso a La Reina. De cualquier forma me alegra que fuera ella y no David quien me acompañara, si he de necesitar una arpía al menos sería con una con la que ya había trabajado. Cuando esta termina digo con tono serio, ocultando lo mejor posible mi emoción. 

-Entonces las órdenes de mi Reina son que recuperemos la ciudad y que exterminemos a cualquiera que se interponga. Mi duda es, una ves recuperada ¿Quien se hará cargo de la ciudad? Sería una lástima ponerla en manos de alguien incapaz de mantenerla en nuestro poder. Lo que me lleva a el tema de la recompensa. Durante años le he servido y durante años mis aspiraciones han sido fáciles de atender, por eso le pido perdón de antemano si lo que voy a pedirle parece demasiado pretencioso- Hago una pequeña pausa, como ordenando mis pensamientos antes de hablar -Una vez recuperada la ciudad, permítame quedarme para que nuestros intereses en la ciudad no sean vulnerados, permítame ser quien mantenga esa ciudad fiel a usted. 

Mis palabras transmitían mucha seguridad, dando a entender que esto no era un simple intento de aprovechar la situación para acumular poder sino más bien una firme convicción de que era capaz de llevar esa difícil tarea a cabo.

 Tras escuchar la razón por a cual nos había traído, no pude más que sorprenderme y preguntarme que tan grave era la cosa y que necesitada estaba de ayuda, si incluso recurría a la ayuda de un Tremere. Era bien sabido que detestaba a mi clan y siempre se había asegurado de limitar nuestro poder en la ciudad, pero esto podía ser una oportunidad de terminar con eso, si jugaba bien mis cartas. Tratando de sonar lo más diplomático y educadamente posible, respondí:

 - Mi señora, sería un honor serviros en vuestro requerimiento, sin embargo ruego por una solicitud. Como sabéis, mi señora, la situación de mi capilla no es la mejor en estos momentos en Londres, por lo que mi ausencia será un duro revés para ella. ¿Sería posible para mí solicitad más miembros y recursos que suplan mi ausencia, por favor?.

A pesar de encontrarse en la parte más baja de un edificio, donde el olor a madera seca y a antigüedad se habían acumulado a través de varios años, el sonido de la lluvia aún se escuchaba casi tan claramente como estar bajo ella.

Los tacones de Anne por su parte retumbaban ante cada paso que daba de aquí para allá, en un vaivén nervioso que solo se intensificaba ante las palabras de los presentes.

Cuando Katherine termino de hablar, se detuvo, la observa de pies a cabeza y no le dice nada.

Cuando Max termino de hablar, se detuvo, lo observa y sonríe.

Por su parte, cuando Mikael termina, no se detiene, solo escucha asintiendo.

- Bueno… - dice tras un largo tiempo sin hablar - …creo que no fui clara con respecto a las recompensas, no recuerdo haber dicho que pidan algo a cambio, creo que me di perfectamente a entender que alcanzaran mayor estatus a nivel intercontinental, en caso de no aceptar con esta encomienda, me veré obligada a optar por otros métodos que sinceramente no quiero accionar porque la verdad… - sonríe de manera detestable y posa su mirada en cada uno - …me caen bien…sin embargo, llamen avisando que salieron airosos de esta misión, y, tomare muy en cuenta las demandas de cada uno, - consulta su reloj y continua – a las 4:00 am saldrá un avión especial para todos, ya saben, ventanas anti UV, ghoules míos trabajando en él, deberían de estar en la Ciudad para dentro de veintiséis horas, espero que tengan buen viaje –

Se sienta de nuevo y espera que todos salgan siendo Ursula la que los invita a subir de nuevo por las escaleras.

Katherine la miró mientras la miraba fijamente. Sabía que pasaba por la cabeza de ella, igual que ella intuía lo que pasaba por la de Katherine. En esos instantes, vio claro que su "promesa de pensar" no significaba nada. Sin embargo, para Katherine, el eliminar a esos Sabbaths ya de por si era una recompensa.

Y si al volver, Anne no había atendido a sus peticiones, probablemente Anne sería una pieza prescindible para la Camarilla, por lo que a Katherine respectaba. Si por el contrario, le seguía el juego a la dama de Northumbria, quizás se aseguraría a tener una antigua no hostil, a falta de términos mejores. Dejaría que pensara en eso. Seguro que le convenía recordar que gente más poderosa que ella había caido por errores más nímios.

Y es que el trono, era un asiento dónde una no se podía acomodar.

-Aprecio que le caigamos bien, tan bien como me cae a mí, mi Reina. Partiré de inmediato a hacer los preparativos, tengo mucho rebaño que reunir, creo que lo necesitaremos.

Mientras la Reina caminaba mi mirada estaba clavada al frente expectante a que diera una respuesta y, aunque esta no me contentó del todo, tampoco me sorprendió. Mi petición fue bastante vaga, con el suficiente cuidado de no pedir las cosas por su nombre, pero aun así difícil de cumplir.

-Entonces está decidido. Confío en que con la ayude de tanto Katherine como Mikael podré limpiar la ciudad de esos fanáticos. En cuanto a mi ausencia en Londres, estoy seguro que Seamus podrá ocupar el cargo sin mayor dificultad. Ahora si me disculpa, tengo cosas que arreglar antes de partir y un hacha que afilar.

 Ante las palabras de la reina, me limité a hacer una reverencia, indicando que, de momento, aceptaba sus demandas. No obstante, la sonrisa depredadora que le dediqué no tenía nada que envidiar a la suya, mientras le respondía:

 - En ese caso, su excelencia, será mejor que yo también me prepare para el viaje. Si no disponéis de nada más, me pondré a ello inmediatamente, con vuestro permiso...

 Tendría que avisar a Viena de lo que sucedía, para que tomasen medidas oportunas, pero confiaba en que la Capilla local estuviera a salvo en mi ausencia. Además, ese sitio, Erebos, sería un buen lugar para establecer otra nueva y que mi clan extendiera su influencia antes que ningún otro.