Partida Rol por web

Y los lobos hablaron, el gran león rugió, los cuervos callaron y Gaia sonrió…

Los problemas se habían aclarado, las triquiñuelas y causas para no formar una alianza tomaron un segundo plano.

El espíritu libero pétalos de rosas fantasmales y el viento las hizo bailotear bajo la luz de una luna llena que alumbraba el césped tenue y distante.

Sin embargo, a pesar de ser una imagen pacifica, se sabía que algo debía perturbar aquel ambiente.

De nuevo el espíritu hablo y dijo:

- Los Maeljin y sus seguidores están muy activos últimamente –

Silencio, profundo y punzante silencio, los cuervos graznaron luego y los corax con ojos tremendamente abiertos se acercaron al espíritu.

- Pero… ¿qué estás diciendo Oreja-a-Tierra? – fueron las palabras que Brandon pudo mascullar –

El ancestro se levantó de la roca, dejo al rocoso no nato y se puso en el centro del todo para comenzar a hablar.

- Las imágenes son difusas y extrañas, pero, Malfeas está inquieta, sus filas se han incrementado y sus soldados están dispuestos para la batalla… -

- ¿Qué recomienda? – pregunto Yuki

- Prepararse para lo peor, este saurio no es nada más que un síntoma de las últimas noches… -

Las peticiones del Simba que fueron ignoradas hasta ese momento, fueron respondidas por Brandon, quien rápidamente se alejó del líder al ser recriminado por Asha.

 - Si usted Balthasar está dispuesto a acudir a nuestro llamado, considere como un hecho la orden de mi gente de no seguir a la suya, pero no puedo poner la mano en el fuego por otros informantes, porque quizá no lo sabe, pero no somos los únicos chismosos como la gran mayoría nos tachan en esta ciudad, el Rey Rata de los Ratkin tiene miles de informantes, millones incluso, más que todos los Corax de todo el continente quizá, si hemos de temer de alguien, es de él…-

- Sabemos luchar, si es a lo que temen… – acato Yuki también – …no somos quizá los más fuertes, pero tenemos nuestros trucos y nuestras mañas –

-Soy Viktor, Tifón de Metal, Athro Ahroun de los Señores de la Sombra, es un honor haber recibido este mensaje y atenderé esta llamada con el sentido del deber requerido, como todos, imagino

- Que asi sea - respondió Oreja-a-Tierra –

Ante las palabras de “H.W”, Brandon le responde:

- Nuestro túmulo es quizá uno de los pocos custodiados por una manada de Corax, más de uno se habrá sorprendido al oír tan solo esa oración, nuestra gente no aspira quedarse en un lugar, mucho menos cuidarlo, somos viajeros, desperdigamos información y es por eso que Gaia nos hizo, somos sus ojos y sus oídos, tenemos que estar en cada posible lugar recopilando secretos para ella y fue cuando llegamos aquí y vimos a este Mokolé que hemos decidido quedarnos y decidir qué hacer con él…van casi doce meses que lo tenemos aquí, resguardado de todo mal, pero…los Danzantes han demostrado demasiado interés por este túmulo, no creemos en las coincidencias y tememos que se hayan enterado del Rey Lagarto, por lo que hemos convocado a esta asamblea para saber con quienes contamos y quienes se rehúsan a ayudar –

- Rrot-del-Viento y su gente ayudara –

Iván, quien en todo ese momento se llevó la mano derecha al mentón, acariciando su vetusta barba, sin decir nada más y expresando un rostro serio, cerro los puños y con un gesto afirmativo asegura que también ayudara a la causa.

Flea Market aseguro que informaría a los suyos sobre el problema incluso se ofrece como guía para el Simba.

- Agradecidos estamos los cuervos ante sus ofrecimientos – Brandon dobla su cuerpo en señal de sincera gratitud – sabemos que esto es muy peligroso, pueden haber muertos incluso, pero la Madre de todos nos necesita y si hemos de entregar la vida por ella, que así sea –

Había emitido mi decreto, el compromiso de mi manada por un lado, y las exigencias debidas como contrapartida. Era el momento de recibir la respuesta de los cuervos, aunque ésta tardaría en llegar. Para poseer una naturaleza tan propensa a hablar sin medida, a aquellos Corax les costaba dar su palabra. Claro que el modo en que Asha ordenó guardar las distancias a Brandon seguramente no ayudó a que soltasen la lengua. Mi kirii podía llegar a ser aterradora como una tormenta, y su voluntad rivalizaba con la inamovilidad de una montaña. Pero me bastó una mirada para solicitar de ella que no llevase aquello más lejos y se calmase. Aquel toque de atención era correcto y hasta conveniente, pero la pelota estaba en el tejado de los cuervos para responder.

Antes de eso, un nuevo hombre lobo tomó la palabra, un guerrero si no recordaba mal los nombres de sus distintas funciones. Poseía acento extranjero, no demasiado llamativo pero perceptible. ¿Ruso? O de cualquiera de los muchos países de Europa del este que alguna vez lo habían sido. Tampoco esperaba una gran elocuencia de un guerrero, por cuanto sabía no era su fuerte, pero habría que tenerle en cuenta en el futuro por su verdadero valor.

Era curioso lo vertiginosamente que algunas cosas cambiaban. Ahora aquellos perros formaban parte de “mi bando” en una guerra que no convertía en aliados.

Harvey tomó la palabra, y me sorprendió su primera apreciación. Lo último que esperaba era que nadie estuviera pensando en que aquella historia fuera contada, aunque eso era muy propio de las costumbres de los perros. Les encantaba reunirse alrededor del fuego y cantar historias. No es que los grandes gatos fuéramos muy distintos en ese sentido, pues también compartíamos historias en nuestras reuniones clandestinas, pero yo al menos no me detenía a pensar en cuándo contaría lo que estaba viviendo, antes de vivirlo.

Preocupémonos primero de que haya un futuro para esas generaciones. –Le repliqué, quizás con un exceso de seriedad, el poso que me había dejado aquella horrible visión.

Por supuesto, quiso reclamar su lugar como Colmillos de Gaia. No cabía esperar otra cosa, a pesar de todo. Siempre tan orgullosos de su condición de guerreros, aunque tantas veces hubieran fallado a su verdadero propósito como protectores. En el fondo, tantas veces habían empleado su ardor guerrero a favor de Cahlash el Destructor como de Rahjah el Creador, pero en aquellos momentos yo mismo debía centrarme en la necesidad de emplear aquella rabia que atesoraban de la mejor manera posible. Aunque aún me parecía una locura, ahora éramos aliados. Harvey defendió la necesidad de que el Rey Dragón combatiera a nuestro lado cuando tuviera edad para ello, así como llevar la guerra a los hogares de los enemigos, a pesar de que éstos estarían aguardando. Ya lo habían hecho anteriormente, y la historia tendía a repetirse.

Por eso era tan importante conocerla.

El perro con pinta de indigente se comprometió a llevar el mensaje a los suyos, aunque se guardó de hablar en su nombre. Estaba claro que no contaba entre ellos con la autoridad, o quizás conocimiento, como para aventurar su ayuda. Aún así, ofreció la suya con convencimiento, e incluso se prestó a guiarnos cuando llegase el momento de emprender el inexplorado camino hacia el mundo de los espíritus incorpóreos.

Quedo agradecido, Chris Flea-Market Walker. –Respondí con seriedad, asintiendo con la cabeza. En circunstancias normales, habría rechazado aquella oferta sin dudarlo. Aquel lobo que se dedicaba a murmurar y reírse no me resultaba una cómoda compañía. Pero las “circunstancias normales” se habían extinguido.

Mi kirii terminó por presentarse, de forma escueta y directa como ella acostumbraba. Era una mujer de acción, y tal como ella misma indicó, sus actos hablaban por ella. Bastaba oírla declarar su voluntad para comprenderlo. Comprender hasta dónde llegaríamos los leones, en todo cuanto no propusiéramos.

El espíritu decidió seguir compartiendo información con todos nosotros, tras liberar un magnífico espectáculo consistente en pétalos florales espirituales que danzaron a nuestro alrededor. Mucha belleza para noticias tan oscuras. El séquito de Cahlash estaba inquieto y cada noche era más numeroso, lo que indicaba un movimiento inminente. Miré brevemente a Asha, meditando acerca de ello. Permanecer a la espera del primer movimiento de aquellas bestias no era un gran plan. Debíamos descubrir sus intenciones, golpear antes que ellos. Debíamos adueñarnos del tablero, buscar peones a través de los que alcanzar piezas mayores.

Los Corax finalmente decidieron responder a mis exigencias. Lo hicieron por boca de Brandon, quien aceptó claramente mis peticiones aunque quiso aclarar algo del todo innecesario, lavándose las manos respecto a lo que los hombres rata pudieran hacer. ¿Tal vez aquella mención había sido voluntaria? ¿Pretendía quizás ponerme sobre aviso respecto a ellos, o indicarme un rastro que seguir?

Soy plenamente consciente de lo que pido, Brandon. –Le respondí, en tono regio, alzando mi rostro con orgullo- Y de a quién lo pido. Las ratas no forman parte de este acuerdo, entre vosotros y nosotros. Lo que ellas hagan, y la respuesta por nuestra parte que puedan recibir, está fuera de todo esto. –Tras dejar ese asunto meridianamente claro, extendí mi mano abierta hacia él, dos manos de oscura piel alcanzando un acuerdo y un entendimiento, a pesar de milenios de rencillas entre sus pueblos. Sin duda, aquel era un acuerdo para la historia.

Tras ello, la cuervo Yuki dejó claro que, si bien no gozaban de la fuerza de otros, sabían combatir con sus propias reglas, usando artimañas y trucos. No era tan necio como para menospreciar sus capacidades, pero no las creía comparables con aquello a lo que no enfrentábamos y con lo que competían. Pero los leones éramos sabios en ese sentido, y conocíamos la estrategia y el modo de emplear cazadores menores junto con los grandes guerreros. No en vano, en nuestras tierras tribales combatíamos en manadas en que nuestros parientes ayudaban a pesar de su eminente inferioridad física. Sencillamente, sabíamos sacarles partido.

Tal vez deberíamos conversar con aquellos cuervos en otro momento, y plantear una estrategia con la que emplear sus artimañas con eficiencia.

Pero antes de pensar en la lucha, había que pensar en cómo llevarla hasta el enemigo. Había que encontrar a las fuerzas de Cahlash, y necesitábamos una referencia de por dónde comenzar.

Ya que vamos a colaborar… Compartir información tampoco estaría de más. –Indiqué, alzando la voz lo suficiente como para ser oído por todos- He pasado bastante tiempo fuera en diversos viajes de negocios, de modo que no estoy al tanto de las zonas dónde puede haber más avistamientos de las criaturas a las que buscamos. –Aunque era muy posible que, a ese respecto, Asha contase con más información que yo- Sería sensato poner en común la información de la que cada uno disponga y organizarnos para cubrir todo el terreno posible, si queremos sacarles de sus guaridas antes de que carguen como una horda contra nosotros.

La gata tenía mala leche. Ya sabía a quien iba a dejar ir delante junto al Ahroun cuando nos enfrentasemos a aquellos cabrones de los Danzantes.
El gato jefe aceptó mi ofrecimiento con parquedad. Al menos no me ha ignorado directamente. Quizás algún día hasta podamos ser amigos. Je. Sonreí mentalmente ante la idea.
El espíritu liberó unos petalos de rosas fantasmales. ¿A qué venía eso? Tantos años tratando con espíritus y aún seguía sin entenderlos del todo muchas veces. Bam. Nuevo mazazo. Era para eso, para que no lo vieramos venir. Los espíritus chungos estaban con ganas de fiesta.
Entonces el cuervo jefe acepta las peticiones del gato. Miralos que acabaran siendo amigos y todo. Pero las ratas… ahhh… bien jugado.
- Las ratas están… - me muerdo la lengua antes de concluir con la palabra “locas” – Son muy celosas de su cometido. Eso del fin de la civilización suena como algo que les gustaría para reducir el número de humanos… - comento sin ánimo de hacer una gracia, aunque a ver como se enfocaba el tema con ellas… era como jugar con explosivos en medio de una fogata.
.
Guardo silencio de nuevo mientras el gato vuelve a hablar. Asiento a sus palabras. Parecen sensatas.
- Yo me instalaré aquí – señalando con un ademán de la mano general el túmulo – así que seré fácil de localizar para intercambiar información y creo que tengo un teléfono de esos móviles que funciona…

Resultaba increíble como hasta hace unos minutos, unas diferencias que parecían irreconciliables han forjado una alianza como pocas se habían visto en la historia de los pueblos cambiantes, salvo quizá por la del Ahadi en el continente Negro, formada por una situación casi igual de excepcional. Aunque allí lo que los llevó a formar ese Consejo fue la necesidad de acabar con el reinado de terror de un tirano genocida cuyo nombre llevan con pesar los orgullosos Simba. O al menos, algo así le había comentado Balthasar en alguna ocasión.

Como quiera que fuese, sonrió complacido ante la situación. Aún masticando la menta, le hizo gracia la reacción que obtuvo sobre su comentario de narrar la historia que estaba por acontecer. No recordaba un solo momento en el discurrir del tiempo en que el mundo, Gaia, el equilibrio o todo a la vez no estuvieran a punto de extinguirse y siempre amanecía al día siguiente. La llegada del Apocalípsis era inminente, lo saben aquellos Ancianos ensimismados en el odioso Harano. Nosotros solo podíamos retrasar su llegada un día a la vez, y cada día vivido valía la pena ser contado. Y registrado. Pero esa no era su función, y no habría de juzgar hoy a quienes se encargarían de hacerlo.

Las palabras de la Simba que acompañaba a Balthasar eran fuertes no por lo que decían, sino por lo que callaban. Agradecía tenerla de su lado en esta batalla, pues a decir verdad, ni cien Furias Negras tenían tanta ira reprimida que descargar sobre sus enemigos como esa mujer. O tal vez sí. Al menos sus garras apuntarían esta vez hacia otros antagonistas, y no hacia los Garou. O hacia los Cuervos, que aunque odiosos, les debíamos protección por sus servicios en tiempos pasados.

Las palabras de Brandon, tanto hacia él como hacia Balthasar le hicieron gracia. Se llevó otra menta a su boca. ¿Acaso ese Cuervo tramposo estaba guiando a los felinos hacia otro de sus enemigos naturales, a quienes estos también detestan? Parecía que quería obtener un dos por uno, pero se lo estaba pidiendo al gato equivocado. Este no cazaría ratones, así como el águila no caza moscas. Y fue enfático en su respuesta hacia la insinuación del Corax.

Entonces respondió ante su comentario, mirando directamente al Cuervo. - Lo sabemos, Brandon. Los Moradores también somos buenos sabiendo cosas. - Dice con seriedad. - También sabemos que carecen de las herramientas para proteger este lugar como es debido y hemos mantenido un ojo vigilante sobre el Túmulo para su cuidado, porque con o sin Rey Lagarto aquí, no podíamos permitir que cayera en las manos de los Danzantes o de las Sangüijuelas que infestan todo Londres. Es una cuestión de intereses, como podrás entender. Llevaré las noticias a mi Consejo de Ancianos para extender un boun alrededor del lugar y asignar su protección a una o dos manadas, las que sean necesarias. Si el Consejo no lo aprueba, las enviaré yo mismo. - Afirma con autoridad. - Les aseguro que estas manadas no interferirán en sus asuntos, pero sólo responderán ante mi o ante el Consejo, así que no se molesten en darles órdenes o molestarlos con otras peticiones porque las van a desoír. - Concluye, señelando las condiciones de la ayuda. - La muerte no nos preocupa, el final a todos nos llega. Pero las acciones que hacemos en la vida tienen su peso en toda la eternidad.

Entonces se voltea y se dirige hacia Balthasar, con quien había compartido algunas batallas. - Estableceremos un Consejo de Guerra para intercambiar la información que dispongamos, elaboraremos mapas con puntos estratégicos, trazaremos rutas de ataque y fijaremos objetivos de combate, tanto en el mundo físico como en la Umbra. Estos objetivos tendrán rostros, nombres, posiciones, y será una lista que irá creciendo conforme vayamos avanzando. Danzantes, Sangüijuelas, Magos. Todo el que ayude o pretenda colaborar en la destrucción de nuestros hermanos serán blancos para nuestras garras, y no habrá ningún recodo en el que puedan ocultarse de nosotros. - Su formación castrense era incontrovertible. - Habrá que establecer zonas neutrales donde podamos estar seguros y replanear ataques de ser necesario. Pero nadie puede ir solo a la batalla, mtolo. Tu pueblo conoce mejor que nadie la fuerza que reside en la unión de voluntades, por eso los grupos que se formen para las misiones de reconocimiento o de ataque deben ser como mínimo de un binomio o de una escuadra militar - un grupo de 4, según el estandar internacional -, respectivamente. Porque iremos a la guerra y forjaremos un futuro para esas generaciones, aunque no vivamos para verlo. Que otros sobrevivan - dice, refiriéndose a la función que tienen otros cambiaformas en la Creación -, nosotros pelearemos. Y nos volveremos a ver. - Sonríe de medio lado, y concluye su intervención. Se pondrá en contacto con Balthasar con toda seguridad después de esta reunión. Del resto se despide del resto con la mirada, deteniéndose especialmente en Benedict, su compañero de Tribu a quien espera también contactar más tarde. Al espíritu le hace una pequeña reverencia antes de marcharse. Coloca un cigarrillo en su boca de la cajetilla que tiene guardada en el bolsillo interno de la chaqueta de su traje, pero no lo enciende hasta que sale del parque hasta su coche.

- En ruta. - Le escribe a Credence, su asistente, a través de su móvil.

No comprendí el gesto de aquel espíritu dejando que fantasmales pétalos de rosa danzaran bajo el fulgor de Selene en un momento como aquel. Quizás era algún tipo de costumbre entre los perros, quién sabía. No me disgustó, la imagen era realmente bella, pero me resultó bastante desconcertante; más aún cuando el ancestro retomó la palabra para anunciar que la prole de Calash parecía estar preparándose para la guerra.

Así que todo esto sólo es el principio… Del fin.

Sentí un intenso escalofrío que me esforcé en disimular. Mi fin había comenzado hacía ya mucho, cuando mi alma se resquebrajó en aquella cueva. No temía el fin de los días por lo que a mi respectaba, pero sí por cada una de las criaturas inocentes que podían perecer, entre las que se encontraban mis seres queridos.

Mis ojos viajaron en seguida hasta Bal, quien escuchaba las palabras del líder cuervo. Mi Mtolo iba a ser una pieza clave en esta primera batalla, porque aquello iba a ser: una gran batalla que formaría parte de una guerra, la guerra. Y eso no sólo suponía una mayor probabilidad de victoria, sino un mayor riesgo para Balthasar. Pero así debía ser. Lo sabía, y él también lo sabía. Lo que no sabía era cómo íbamos a contarle a Charlize todo esto. Al menos mantener a salvo a ella y a los niños sería relativamente sencillo.

Continuaron aclarándose diversos temas entre los Corax y los presentes, hasta que se comenzó a abordar la parte estratégica y de comunicaciones por iniciativa de mi Mtolo. Guardé silencio, escuchando con atención lo que los demás tenían que decir, sin terminar de comprender por que Harvey hablaba como si alguien le hubiera dado potestad para organizar todo aquello.

- Sugiero que guardemos lo detalles tácticos para cuando nos reunamos en ese Consejo de Guerra. – apunté, dejando claro que pensaba formar parte de este. - No conviene que demasiados oídos sepan los detalles de qué pretendemos, ni siquiera tratándose de aliados. Estos deberían conocer únicamente lo que necesiten saber. – añadí con convicción. – Deberíamos recabar recursos e información y volver a vernos entonces. - concluí rotunda.

Poco a poco, los presentes van formando sus planes, sus aportes y van haciéndose camino a sus respectivos destinos.

Había mucho que hacer y poco tiempo para cumplir, sin embargo, los ánimos estaban altos, las ganas de cumplir con la palabra estaban listas y la ferocidad dispuesta para combatir contra todo lo que posiblemente se avecinaba.

Soy plenamente consciente de lo que pido, Brandon. Y de a quién lo pido. Las ratas no forman parte de este acuerdo, entre vosotros y nosotros. Lo que ellas hagan, y la respuesta por nuestra parte que puedan recibir, está fuera de todo esto.

- Pues qué bueno que entienda eso Balthasar, las ratas han resultado ser una verdadera molestia últimamente, en especial por la muerte de uno de los suyos en Estados Unidos…al parecer, era un trotamundos con mucha información para su clan y fue eliminado por una fomori del lugar, desde entonces, han hurgado hasta los últimos recovecos de cada ciudad en busca de la recuperación de esos datos…aunque, para ser precisos, no sabemos de qué se trata y porque le dan tanta importancia -

Ya que vamos a colaborar… Compartir información tampoco estaría de más. He pasado bastante tiempo fuera en diversos viajes de negocios, de modo que no estoy al tanto de las zonas dónde puede haber más avistamientos de las criaturas a las que buscamos. Sería sensato poner en común la información de la que cada uno disponga y organizarnos para cubrir todo el terreno posible, si queremos sacarles de sus guaridas antes de que carguen como una horda contra nosotros.

- Intentaremos darle toda la información posible, solamente le pido algún correo o algún numero para brindarle todo eso – responde Yuki – pero de buenas a primeras puedo decirle que a los Danzantes se los ha visto muy activos en los bordes del Támesis, quizá ese sea buen lugar para formar equipos de patrullaje, no exactamente para buscar sus guaridas ya que sabemos que eso sería suicidio, laberintos bajo la tierra repletos de trampas venenosas…no es para nada sensato -

- Las ratas están… Son muy celosas de su cometido. Eso del fin de la civilización suena como algo que les gustaría para reducir el número de humanos…

- Quizá esa es la razón por la que se han vuelto particularmente locas en busca de la data del trotamundos, las armas biológicas siempre han sido de su agrado y quien sabe, este ratkin en particular contaba con información de una especialmente potente…conjeturas mías, disculpen el divague – aclara al último Yuki -

- Yo me instalaré aquí, así que seré fácil de localizar para intercambiar información y creo que tengo un teléfono de esos móviles que funciona…

- Perfecto señor Flea, Yuki anotara su número de inmediato – acota Brandon -

Lo sabemos, Brandon. Los Moradores también somos buenos sabiendo cosas. También sabemos que carecen de las herramientas para proteger este lugar como es debido y hemos mantenido un ojo vigilante sobre el Túmulo para su cuidado, porque con o sin Rey Lagarto aquí, no podíamos permitir que cayera en las manos de los Danzantes o de las Sangüijuelas que infestan todo Londres. Es una cuestión de intereses, como podrás entender. Llevaré las noticias a mi Consejo de Ancianos para extender un boun alrededor del lugar y asignar su protección a una o dos manadas, las que sean necesarias. Si el Consejo no lo aprueba, las enviaré yo mismo. Les aseguro que estas manadas no interferirán en sus asuntos, pero sólo responderán ante mi o ante el Consejo, así que no se molesten en darles órdenes o molestarlos con otras peticiones porque las van a desoír. La muerte no nos preocupa, el final a todos nos llega. Pero las acciones que hacemos en la vida tienen su peso en toda la eternidad.

- Muchas gracias en verdad – responde el Corax con un ademan de respeto -

- Sugiero que guardemos lo detalles tácticos para cuando nos reunamos en ese Consejo de Guerra. No conviene que demasiados oídos sepan los detalles de qué pretendemos, ni siquiera tratándose de aliados. Estos deberían conocer únicamente lo que necesiten saber. Deberíamos recabar recursos e información y volver a vernos entonces.

- Así lo haremos gran kirii, avisaremos en el transcurso de la semana como llevaremos a cabo la defensa del Mokole y les pasaremos esa información vía correo electrónico – aclara Yuki con gesto serio -

Los Garras Rojas e Iván parecían no querer dar posturas aun, por lo que se reservaron en silencio.

 Aunque la visión que el gato había tenido era sólo para él, sin duda alguna yo era quien mejor podía comprenderle de entre todos los presentes. Mi auspicio me permitía estar cerca de la Umbra, tanto que en ocasiones no había separaciones entre los mundos para mí. A pesar de la obstinación que Balthasar se había empeñado en demostrar, su interés en los caminos de los espíritus era algo a lo que no podía permanecer ajeno pues a fin de cuentas, era mi terreno. Si demuestran ser dignos, yo mismo les guiaré cuando llegue el momento.. Aún después de la declaración de Chris, consideraba que esa sería mi labor.

 Luego, cuando el simba decidió que Harvey sería el lobo con el que tratarían sonreí tranquilamente, el philodox era alguien en quien podía confiarse, competente y eficaz. Incluso es uno de los pocos que jamás se ha mostrado abiertamente incomodo conmigo..

 El resto de la conversación siguió su curso natural, las palabras fueron pronunciadas, muestras de orgullo, exigencias, ofertas, desaires, pactos, capitulaciones, manifestaciones espirituales, engaños y mentiras; en fin, todo lo habitual en cualquier reunión de cambiantes orgullosos. Sin duda prefiero el chimenaje a negociar con egoístas.. Desvié la mirada al centro del lago y la dejé descansar allí unos instantes. Realmente era un lugar hermoso, lleno de vida controlada, protegido por hilos sutiles pero firmes; clara muestra de la una mano segura que dirigía todo en aras del progreso. Ella no es una enemiga, tan sólo intenta cumplir su labor..

 Mi mayor temor no era que el antiguo huevo fuese robado pues confiaba en las capacidades de los presentes, temía en cambio por los daños que sufriría la ciudad. Mi ciudad.. No cabía en duda que el salvajismo de nuestros recientes aliados nos beneficiaría el combate pero a ellos les importaban poco o nada los daños colaterales. Fuego, humo, sangre.. Dejarán un camino de muerte comparable al que causaran nuestros enemigos.. No les culpaba de su naturaleza pues no era dado a juzgar a los demás por sus complejos, prefiriendo hacerlo por sus resultados; sería mi labor observar que su lucha no destruyese aquello que yo tanto amaba y el resto de los cambiantes despreciaba.

 Cuando escuché a Chris mencionar la posibilidad de poseer un móvil no dudé en extender mi mano hacia él para ofrecerle uno. -No es tecnología de punta pero su batería dura una eternidad y tiene algunos extras. Miré al resto de los presentes. -Si alguien más requiere alguno, con gusto los proporcionaré. Como todo Caminante que se preciase, vivía con todas las comodidades que la ciudad ofrecía y las compartía con gusto.

 Poco después asentí ante las palabras de la felina. -Hablas con sensatez, Asha Luna-de-Sangre Appleby. Ofrezco mi apartamento para tal fin, ni siquiera las ratas podrán espiarnos allí. Luego de informarles la ubicación me acerqué al Antiguo. -Me alegra contar con tu guía, poderoso guerrero. Estaré dispuesto a escuchar cuanto quieras decir. Dicho eso, estaba listo para partir.

La reunión en Stonhenge termino, los demás sabían que debían ir junto a Anne, tu por tu parte decidiste ir junto a Flea, los asuntos con los chupasangres se podían solucionar sin tenerte ahí con ella.

Notas que Penny se dirige hacia su vehículo y los demás la siguen, ésta, para ser una hueca, contaba con gustos bastante adecuados para los vehículos con respecto a su forma de ser, estrambótico y practico.

Se trataba de una Hummer T3 negra, con llantas modificadas y niqueladas, de gran espacio por dentro e imponente por fuera.

Penny espera a que todos suban para darle marcha a un motor perfectamente balanceado cuyo traqueteo era prácticamente inaudible y el viaje inicio.

Tú los sigues con tu limosina y tras algunas horas compartiendo carretera, al llegar a la ciudad decides ir en busca del escurridizo cambiaformas.

Al cabo de algunas horas, y cerca al Crystal Palace Park, observas el inconfundible montón de cacharros típicos de Flea Market, lo ves tirado en el suelo húmedo y este a su vez te mira sonriente mientras tu vehículo es estacionado.

La reunión había acabado, comenzaste a mover tus cacharros hacia algún lugar donde la incomodidad fuese más leve.

Era común ver vagabundos en la zona, pero igual evitabas ser visto en demasía y más aún al elegir una zona más cercana a la calle.

Una vez encontrado el lugar perfecto, te sientas en el húmedo piso de una ciudad que no se detenía y cruzaste la mirada hacia un vehículo que conocías de sobremanera.

Era extraño verlo por ahí, pero más extraña era la coincidencia de verlo después de una reunión.

Se trataba de Lord Baskerville, con su porte elegante, su mirada penetrante y su limosina conducida por un chofer particular.

La reunión había terminado. Bastante bien de hecho.
Muertos: 0
Sangre derramada: 0
Combates a muerte: 0
Combates: 0
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Se había llegado a un pacto, incluso se podría decir que a una alianza... veriamos que tal iria todo esto y si no nos rajariamos las gargantas los unos a los otros.
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Al fin había encontrado un sitio guay para mi Palacio. Ya estaba manos a la obra con el carton y la cinta americana cuando vu el coche. ¿Que hacía aquí el ricachón ese? Solo había una manera de averiguarlo. Mentira, había muchas, pero solo una "educada".
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Me levanté y caminé hasta el coche plantándome al lado de la ventanilla trasera.
Esperé a que se bajara.

Williams bajo de su coche y dio unos golpecitos al techo, indicandole a su chofer que arrancara: Ya volveria a casa solo. El auto arranco tras unos segundos, dejando al joven lord de pie ante el garou, sonriendole con familiaridad.

-Chris, como estas? pregunto mientras se sacaba un guante y le extendia la mano desnuda para estrecharla Lamento venir tan tarde y sin avisar, pero me urgia verte... Si no tienes planes, te gustaria acompañarme en la cena?

Señalo con la cabeza a un restaurante cercano, dentro de los complejos del parque, uno de los mas exclusivos de Londres. Si habia alguien en la ciudad que podia hacer que hasta Chris entrara en uno de esos lugares, era Williams.

Cita:

Frunzo el ceño ante semejante muestra de "ricachez".

Cita:

Mantengo el ceño fruncido. Un poco menos. Sabe ganarseme al tratarme con educación como a una persona normal.

Cita:

Alzo las cejas en señal de interrogación pero inmediatamente vuelvo a fruncir el ceño, aunque un poco menos.

Cita:

Maldito cabroncete, ahí me ha ganado. Sabe perfectamente que no le voy a decir que no a una comida gratis y si hay algo que me gusté más que una comida gratis es tocarle las pelotas a esos pijos con mi mera presencia en sus sitios pijos.
Mis facciones se suavizan y amplia sonrisa perruna se dibuja en mi rostro.
- Claro, chico - contesto palmeandole una vez la espalda. Aunque tengo cuidado es evidente en el golpe la fuerza que tengo aunque no lo parezca con los andrajos.
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¿Chico?
Williams sabía que eso era muy buena señal. Solo usaba ese fingido trato condescendiente con él cuando estaba contento, cuando quería cerrar la distancia entre los dos.
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Cuando quería mantener cierta neutralidad usaba Williams.
Si pasaba a llamarlo Baskerville sabía que estaba empezando a marcar las distancias.
Si lo llamaba señor era claro síntoma de que ya estaba cabreado.
Lo peor era si llegaba a usar Lord. En esos casos casi era mejor plantearse darle cierto tiempo para calmar las aguas.