Quizás la mención a una recompensa había logrado que Aran hiciera borrón y cuenta nueva y se tomara de otra forma el peliagudo asunto... Podría ser que incluso hubiera olvidado lo bueno y lo malo. Comprensivo, Bruno le repite las palabras de don Julián quitándole hierro al olvido:
-Aquí mismo, amigo mío, al caer la noche -mientras dice esto observa asintiendo a don Julián con una sonrisa, no al Ratón-. ¡Vayamos! No perdamos más tiempo, señores.
Y reemprende la marcha, esperando que sea la última tentativa.
Cada uno marcha por su lado con la intención de reencontrarse más tarde.
Fin de la escena.