- Le preguntaré a ella pues... - Vuelvo a mirar la lápida - Es curioso... M ... T ... Si no fuera porque creo que es imposible hasta podría decirse que el apellido es, era, Mormont... ¿Qué tonterías, verdad? - Miro algo divertida a tía Caterina.
Miro a mi alrededor, respirando el fresco aire del lugar, sintiendo la tranquilidad del lugar y busco un lugar en donde sentarme, apoyada en algún árbol.
- Ciertamente, es un lugar muy tranquilo... Casi es como si tuviera magia propia... ¿No? ¿Vivirán aquí fades i follets? - Miro entre divertida y curiosa a mi tía - O incluso... esperits... ànimes... ¿T'ho imagines, Caterina?
Tu vista vaga perdida por entre las tumbas.
Tírame Descubrir o Percepción x3 otra vez, la que tengas más alta.
La absoluta sinceridad y honestidad acerca de los motivos de Manel para con mi hija fue algo totalmente inesperado y sorprendente. Aunque más sorprendente debió ser para los allí presentes poder contemplar una de las raras ocasiones en las que no supe como reaccionar. Realmente, no sabía qué hacer de ello.
-Es... es innegable la importancia de mi hija y ella es más que consciente de sus deberes para con esta casa. Sois un hombre adulto y es evidente que nos diré a que causa debéis consagrar vuestra vida, y mucho menos cuando esa causa es engrandecer el nombre de la casa de Mormont. -constaté lo obvio, para intentar salir del paso. -Aunque por supuesto, Joan es el hombre al que un día nos enorgulleceremos de llamar barón. -Si logramos extirpar esas nocivas ideas de su joven mente, claro está. -No sé si os acabo de comprender del todo, pero es evidente que ambos queremos lo mejor para Clara. -Agradecí en suma manera el cambio de tema propuesto por maese Pèire, volvíamos a terreno conocido, en el que era fácil maniobrar. Ya decidiría qué hacer con la información que Manel me había proporcionado más adelante.
-Me parecen más que correctas las propuestas de ambos. Evidentemente, no podemos dejar el castillo desprotegido, bajo ningún supuesto. Coordinar bien nuestras fuerzas, esa es la clave. Dejo los detalles exactos en vuestras manos. -dije a Manel. -Así como localizar a este misterioso superviviente. Me gustaría hablar con él con la mayor brevedad posible, antes de que comience el torneo.
Aquel lugar tenía algo ¿mágico? Algo que hacía que no pudieras apartar la vista de todo cuando mostraba... Y cuánto más estaría oculto...
Motivo: Percepción x3
Tirada: 1d100
Dificultad: 60-
Resultado: 11 (Exito)
Si no se requiere mi presencia en nada más iré en busca del superviviente. Aunque también iré en busqueda del jinete rojo e iré a donde se encuentren los capitanes de la guardia para darles instrucciones, el día promete ser complicado y totalmente lleno de labores.
Opus ipsis exaltavit hominem.
Opus ipsis exaltavit hominem = El trabajo dignifica al hombre.
No era la única tumba llena de rasguños, semiderruida de aquel lugar. Pero era la más nueva.
En las otras los nombres sí eran ilegibles, erguidas hacía más de cien años. Imposible leer nada en ellas, pues habían sido vandalizadas con saña y de manera sistemática.
Si buscas al superviviente, el lugar para empezar cualquier búsqueda es, como siempre, la taberna. Puedes pedirle a Vicenç que te acompañe si quiere.
Cuatro ojos ven más que dos mi señor Vincenç, ¿Me acompañaría a buscar al superviviente del ataque?
- ¿Quién, o quiénes, habrán tenido la osadía de mancillar con tanta saña la sepulturas del eterno descanso de tantas almas? Es completamente indignante...
Me levanto y voy hacia un lugar cercano en donde pueda encontrar flores, tomo algunas de ellas y dejo, como mínimo, una en cada una de las tumbas olvidadas. En la tumba más cuidada dejo tres flores.
- Lo siento, es lo único y poco que puedo hacer ahora... Yo, nunca os olvidaré... Seáis quienes seáis...
Bueno, creo que esta todo hablado, mi señora. Creo que me retirare a continuar con mis trabajos pendientes. Tengo que ir terminándolos antes de que se me amontonen más.
Me levanto hago una pequeña reverencia y salgo de la instancia, en dirección a mis aposentos.
Me pongo a trabajar en las memorias que me pidió, Carles.
Empiezo trabajando en ello, por las partes que conozco o que pueda sacar de los documentos de la casa o la familia. Resumen acopio de datos e información para el trabajo.
Cuando termino lo dejo recogido y bajo llave en mis aposentos.
te escribiré con Rodrigo a lo largo de hoy o mañana
te escribiré a lo largo de hoy o mañana
os escribiré a lo largo de hoy o mañana
Terminada aquella breve pero fructífera reunión, o en eso confiaba, me despedí de los allí presentes con alguna excusa banal y me retiré a mis propios aposentos. Como las ondas en un estanque en el que se ha arrojado un pequeño guijarro, las conversaciones como aquella podían dar la impresión de ser intrascendentes, pero dado el suficiente tiempo, olas más grandes aparecerían en la superfície. Ahora solo quedaba esperar.
Retiré algunas telarañas disimuladamente y abrí los portones para que entrara el tímido sol de la mañana y calentara un poco la estancia (y eliminando ligeramente el olor a cerrado de la capilla)
Me acerqué a la vera del Padre Rodrigo y me arrodillé como propuso. Muchas preguntas me rondaban por la cabeza. Tenia ganas de preguntarle sobre lo que sabia del ataque a la caravana, pero el momento exigía concentrarse en la oración.
Recitamos al unisono la oración del Pater Noster, que tantas veces habia compartido con el padre Bernat. No entendía muy bien el significado de todas las palabras en latín, pero repetía plegaria mecanicamente como de pequeño me habian enseñado.
Al terminar la oración, quizá por su fuerza divina, me atreví a preguntar:
-Padre Rodrigo, le contaron como fué el ataque a la caravana. Los extraños detalles que la envolvieron?
Siento mi ausencia. Aunque he tenido tiempo, me ha costado un poco volver a tener fuerza para escribir.
A ver si puedo reiniciar el hilo con normalidad.
Quizá el viejo Pèire, guardián de los secretos de la familia, sabría algo al respecto...
Le sigues dando vueltas a esa vieja etimología, maure mont, que parece tan fantasiosa. Y tan caballerosa: dos hermanos caballeros, cada uno de ellos un parangón de virtudes, salvando al viejo señor que les concede un título nobiliario... Tu espíritu crítico no se cree nada.
Y luego estaba aquella cosa de las páginas que faltan. Es algo de lo que te has dado cuenta releyendo libros y textos una y otra vez: hay capítulos enteros que no aparecen, que se han esfumado. No es algo inusual, por supuesto, dado que los accidentes ocurren y es un manuscrito que llevará al menos cien años allí. Pero esas páginas... ¿debían contener algún dato interesante? ¿Arrojar luz sobre la supuesta historia de Paulus?
Sin embargo, Mormont parece realmente venir de allí: monte moro. Y si no es por la historia de las Cruzadas, ¿por qué? Es algo que parece perseguir a la familia: incluso el castillo donde residís fue construido en época de dominación islámica, hace más de doscientos años.
Mormont - Maure Mont. ¿Qué será?
Cabalgasteis hacia la aldea una vez terminada la reunión, y entrasteis en la taberna. Allí, Pep, el tabernero, os saludó con la cabeza. Se extrañó de ver al joven Vicenç en ese lugar, dado que no solía frecuentarlo.
El ambiente, como siempre, era de jolgorio constante -- al menos hasta que abristeis la puerta. Ahora que había pasado el invierno, y se habían olvidado los malos recuerdos con los que éste había comenzado, la gente no quería saber nada de malas noticias. Y la llegada de los señores a la taberna era, casi invariablemente, malas noticias.
-- Sed bienvenidos, mis señores. ¿Puedo hacer algo por vos?
El padre Rodrigo te mira fijamente. No puedes evitar tener la sensación de que has hablado de más, pero después de todo, ¿quién sabe cómo actuar?
-- No, hijo. Sólo sé lo que todo el mundo sabe: que unos bandidos atacaron una caravana, mataron a todos los integrantes... y no se llevaron nada.
No te preocupes, de verdad. A ver si ahora despega.