Cuando llegasteis a la fortaleza, encontrasteis a tía Joana y tía Caterina, y a Carles en la sala principal. Habían llegado noticias del Conde: el rey y el pretendiente habían decidido parlamentar en Alcalá d'Bispe, bajo el arbitrio del Obispo de Tarragona. Se esperaba de vosotros que enviaseis algún tipo de representación, y el barón (que, era obvio para todos, se encontraba algo enfermo desde hacía meses) se había excusado por estar indispuesto. Propuso a Manel y a sus dos hijos, Joan y Vicenç (y Dionís con él), para el cometido. ¿Aceptarían ir?
De todas maneras, había asuntos urgentes que atender. El confesor de la familia, Bernat, se moría y no se esperaba que pasase de la tarde. Según Carles, había requerido la presencia de su buen amigo Pèire en sus últimas horas. ¿Iría a ver a su amigo?
Sé que no he hablado de todos, pero esta escena será corta y básicamente hablaré yo; no es una escena narrativa, es funcional.
Cuando acabe habrán pasado unos meses (en tiempo de juego), así que si hay algo urgente que queráis hacer, decídmelo ahora.
Iré en representación gustoso de haber sido propuesto para ello, sin embargo he de aconsejar que no vayan los dos hijos varones a dicho cometido puesto que si hay algún problema, Dios no lo quiera, uno debe permanecer aquí, en el castillo. De hecho debería ser Vicenç quien se quede por ser el pequeño. Hago una pausa pensando unos segundos lo que voy a decir a continuación.
También me gustaría proponer a Clara como una de las representantes de nuestra casa, pronto ha de casarse y se tiene que presentar en sociedad, dejarse ver y conocer la ciudad será de su agrado seguro. Miro a Clara con cara de "si quieres puedes".
He editado la parte donde decías que Joan era el pequeño; el pequeño es Vicenç.
Miré sorprendida al tío Manel por sus palabras... Sabía que iban a abroncarlo por ellas y aún así tenía toda la razón... Llevaba demasiado tiempo encerrada en aquel lugar, sólo relacionándome con mis hermanos, tías y la servidumbre... ¿Cómo podía convertirme en una mujer de bien si no conocía nada más allá de estas paredes? ¿Acaso era un pajarillo enjaulado?
- Sería todo un honor y un placer para mi, tío. He escuchado historias sobre la ciudad, he oído sobre la vida en otras cortes pero aún así aún no conozco nada más allá de estas paredes... Si Padre y Madre así lo permiten y desean también, será un honor para mi acompañarles.
-Desearía poder ir yo misma, pero mi lugar esta aquí, en esta tierra, supervisando su buen gobierno junto a mi esposo -dije. O pese a él, pensé. -Así pues, Manel, nada nos llenaría de mayor orgullo que vos acudieseis en representación de Alós. Confiamos en vuestro buen juicio y que haréis justicia al honor de esta casa. A pesar de esto, creo que el hijo que debería quedarse es Joan, nuestro heredero. Como bien decís, Vicenç es joven y creo que le hará bien este viaje y ver algo de mundo. Si a él le place, claro está. -afirmé.
Las siguientes palabras de Manel me encontraron totalmente desprevenida y provocaron en mí un cierto enojo, pues los encargados de presentarla en sociedad y encontrar un marido a su altura éramos sus padres, no su tío. Pero luego reparé en el rostro esperanzado de mi hija y recordé la conversación que habíamos mantenido algunas horas atrás en el bosque. Todo pajarillo debe abandonar algún día el nido. Y sus propias palabras acerca de Vicenç ahora se volvían en su contra, en una especie de encerrona a mí misma. Si quería seguir siendo fiel a mi palabra, no quedaba otra opción:
-Lo permitiremos. -expresé, con la voz algo quebrada. Tosí ligeramente. -Id con vuestro tío, disfrutad de la ciudad y a la vuelta, contadnos todo aquello que hayáis visto y hecho. -dije con afecto.
-Si me disculpáis, creo que acompañaré a maese Pèire a visitar al hermano Bernat.
Sera para mi un placer ir con vos, mi señora.
Me acerco a mi sobrina Clara con gesto alegre pero sin que se note demasiado.
¿Preparada? Suspiro y sonrío.
Sin duda alguna las gentes de la ciudad no esperan ver tal belleza llegar. Acerco mi mano a su cara y paso su pelo por detrás de su oreja suavemente.
A decir verdad me da cierta tristeza la ciudad. Ni por un instante dudo que cuando vuelvas a casa, toda ella se deprimirá y llorará por ser menos bella pues tu ya no estarás allí.
Seguía intrigado por lo que Pèire pudiera saber y estuviera escondiendo acerca de lo sucedido en el torreón, pero, como era costumbre, no pregunté más y me dispuse a recibir ordenes.
Si tengo que partir con Vicenç, todo me parece bien. ¿Ir a la ciudad? Yo soy feliz en los alrededores de Alós, de los que me prometií no volver a salir. Pero de eso ya hace mucho tiempo y la ciudad me despierta sentimientos contradictorios.
Decidí, pues, esperar ordenes.
-Manel, no me has contado que pasó con el jinete rojo...
Cuando madre habla mi corazón se estremece ante lo que pueda decir... En el preciso momento que da su visto bueno mis ojos muestran mi sorpresa y alegría, aunque mi educación y buenos modales me ayudan a no mostrarlo con mis gestos, mi mirada deja ver claramente mi alegría. Poco a poco, con modestia me acerco hasta madre, le doy un familiar y cálido beso en la mejilla.
- Gracias madre, no os defraudaré... He aprendido de la mejor mujer que existe... Tengo la mejor maestra y os echaré de menos... Os prometo que mostraré todo lo bueno que me habéis enseñado pues no conoceré jamás a mujer mejor que vos... Gracias, gracias madre.
Sonrío con afecto mientras sujeto con cariño las manos de madre... ¿Cuándo sus manos se habían vuelto tan rugosas? Esas manos que me habían sujetado tantas y tantas veces... Esas manos que me acunaron y criaron... No tenía más que cariño, amor y gratitud hacia ella... Ella era mi modelo a seguir y no pensaba defraudarla...
Sonreí a tío Manel cuando se acercó a mi con aquella cercanía y confianza con la que siempre me había tratado. Escucho sus palabras con serenidad, aunque mis mejillas se sonrojan ante sus palabras. ¿Por qué seguía soltero? Era un hombre muy atractivo, dulce y amigable... Quizás su vida y su corazón sólo pertenecían a la guerra y ninguna dama había conseguido llegar lo suficiente hasta él...
¿Preparada?
- ¿Podré estarlo alguna vez? - Sonrío - Estoy todo lo preparada que puedo estar... Cuento con las enseñanzas de la mujer más educada y preparada que conozco... Así como la compañía de mi tío y mi hermano... No podría sentirme más y mejor protegida y acompañada...
Sin duda alguna las gentes de la ciudad no esperan ver tal belleza llegar. A decir verdad me da cierta tristeza la ciudad. Ni por un instante dudo que cuando vuelvas a casa, toda ella se deprimirá y llorará por ser menos bella pues tu ya no estarás allí.
Me sonrojo ante las palabras de mi tío...
- No exageréis tío... Soy una muchacha como cualquier otra... Con la suerte de haber nacido en una nuena familia y estar arropada por tantas personas que me quieren y velan por mí...
Nadie te merecerá nunca querida sobrina, mientras yo viva me encargaré de que jamás te pasará nada malo. Dicho esto, me giro y voy en dirección a mis aposentos.
Cuando llegaste, no viste a ningún jinete rojo.
Os retiráis a ver al confesor moribundo, junto al barón Carles. Pasáis allí una hora, presentándole vuestros respetos y rezando juntos.
La habitación presenta ese hedor tan indescriptible que precede al fin de la vida, el olor de la muerte. Era un olor insoportable si uno no estaba preparado para él, y María no lo estaba.
Cuando empieza a anochecer, María decide despedirse y ocuparse de asuntos importantes, conocedora de que será la última vez que se vean. Pero el padre Bernat insiste a Pèire y a Carles para que se queden.
Cuando te quedaste, inmediatamente entendiste que Carles y Bernat tenían algo que pedirte. Pero tú ya sabías qué.
Durante años, habías escondido tu condición de cátaro, hasta el punto que tú mismo habías olvidado que, por un tiempo, perteneciste a la herejía más odiada por la Iglesia de Roma. La Iglesia que persigue y mata, esa fórmula viene a tu cabeza de manera inmediata. En contraposición, está la Iglesia, la verdadera Iglesia, la de los bons homes y bones dones que habitan en el bien. La Iglesia que se esconde y perdona.
Carles y Bernat lo sabían, siempre lo habían sabido y Pèire había comprendido que su secreto estaba a salvo con ellos. Pero ahora Bernat se moría, y según los estándares cátaros, moría en pecado. Eso significaba que tenía que quedarse atado a este mundo otra vez, renacer en otro cuerpo y seguir siendo presa de esta jaula maligna. Pero el viejo Bernat estaba cansado, y quería irse.
Pèire entendió la pregunta sin necesidad de que se la hicieran: Pèire, antiguo bon home (es decir, antiguo miembro de la casta sacerdotal, portador de una vida ejemplar y buen cristiano) podía, si quería, oficiar el consolament y el bautizo por imposición de manos, liberando a Bernat de su prisión temporal, y dejándole volver a Dios.
Todo eso lo recuerdas, pero hacía tanto tiempo que no pensabas en ello. ¿Eras la persona indicada? ¿Querías volver a hacerlo? El último deseo de un amigo moribundo...
Como desees viejo amigo.
Saco de mi bolsa un pequeño odre con agua que uso para limpiar las heridas y cojo un cuenco de la estancia vacío. Vierto una buena cantidad de agua.
Lo pongo en la mesita al lado de la cama y me pongo en pie y firme delante del cuenco con agua; empiezo a recitar una oración en latín mientras hago repetidamente el signo de la cruz sobre el agua.
Dona nobis Domine, misericordiam tuam implorabo, et viventem semper pullulant aquea salvatores, ut possimus accedere te et oves pascuæ tuae ne ab omnibus periculis animae et corporis.
Per Jesucristo Dominum nostrum, Amen.
Al acabar, introduzco el pulgar en el agua y me acerco a Bernat. Le dibujo la cruz en la frente.
Deus propitius esto, obsecro hodie te in conspectu Domini
ut, per
loci consecrationen aqua
munda immundis, peccatum originale
quisque dat mundo nascendo
hac dedication
et incipit iter luminis.
Domine, mentis et a vobis offert, impleat manum tuam
cogitare missis praeiudicatis opinionibus,
Consecrare auribus
tantum audi bona,
visus vobis offert impleat manum suam,
ut possis iter vides tu built.
Bernat est cor meum
Semper sit amor in Deum,
et in proximo.
Omnis imitatio fideli est vita tua
de vita et virtutibus nostris a Domino.
Deus meus: audi vocem meam,
orationes meas, et orationes,
Rogamus autem vos Bernat,
Et requiem tibi dabit tibi in ius track.
Vuelvo a meter el dedo en el agua y repetir la cruz en su frente.
In nomine omnipotentis Dei,
et Spiritus Sanctus: et divinam
in- tercessione Beatae Mariae Virginis,
incipit iter luminis
ergo baptizas
In Nomine Patris, Filii
et Spiritus Sanctus.
Amen.
Añado en cristiano por si quieres saber que pone xDxD.
Dios todopoderoso, fuente y origen de la vida del alma y del cuerpo bendice ésta agua que vamos a usar con fe para implorar el perdón de nuestros pecados y alcanzar la ayuda de tu gracia contra toda enfermedad y asechanza del enemigo.
Concédenos, Señor, por tu misericordia, que las aguas viven siempre broten salvadoras, para que podamos acercarnos a ti con el corazón limpio y evitemos todo peligro de alma y cuerpo.
Por Jesucristo, nuestro Señor, Amén.
Dios misericordioso, hoy te imploro frente a ti
para que, a través
de la consagración de la postura de agua
limpies las impurezas, el pecado original
que toda persona trae al mundo al nacer,
por medio de esta consagración
comienza el camino de la luz.Señor, te pido que consagres su mente
para que piense en positivo,
que consagres sus oídos,
para que escuche sólo cosas de bien,
que consagres su vista,
para que vea el sendero que tú has construido.Que el corazón de Bernat
esté siempre con el amor de Dios
y al prójimo.
Que su vida entera sea una imitación fiel
de la vida y virtudes de nuestro Señor.Dios mío, oye mi voz,
mis ruegos y mis suplicas,
te pedimos que a Bernat,
le guíes por el buen camino.
En el nombre de Dios todopoderoso,
del Espíritu Santo, y con la divina
intercesión de la Virgen María,
que comience su camino por la luz,
por lo tanto, yo te bautizo
en el nombre del Padre, del Hijo
y del Espíritu Santo.Amén.
¡Muy bien! Pero esto correspondería más bien a un réquiem latino, romano, y una ablución con agua. Un bon home cátaro hubiera administrado el Consolamentum ( https://es.wikipedia.org/wiki/Consolamentum ), el único sacramento de su iglesia, sin agua, y leyendo el evangelio de Juan, acompañando eso del bautizo por imposición de manos (que un sacerdote romano hubiera considerado, pura y simplemente, brujería).
(De todas formas no te preocupes, era sólo una puntualización. Lo importante es que lo que has hecho se sale de lo ortodoxo, y cualquier cura normal te denunciaría por hereje. Pero estás entre amigos.)
Caminas hacia tus aposentos, contenta. Al pasar por la habitación del padre Bernat, no puedes evitar ponerte triste al recordar su estado. Estás a punto de entrar a despedirte, pero por alguna razón no lo haces: están reunidos dentro. Tú, de natural cotilla, te acercas al ojo de cerradura... y no acabas de entender lo que ves. Pèire, el anciano Pèire, posando sus manos sobre Bernat mientras murmura algo en una lengua que es al mismo tiempo muy cercana y muy lejana, una lengua que has escuchado y no has escuchado al mismo tiempo.
Al lado de Pèire, de pie, presenciando la extraña escena está tu padre, con el semblante grave.
Tírame Cultura x3.
Me quedo en silencio, quieta totalmente mientras observo aquella extraña escena... ¿qué estarán haciendo?
Motivo: Cultura x3
Tirada: 1d100
Dificultad: 60-
Resultado: 10 (Exito)
Reconoces el idioma como occitano, hablado al norte de los Pirineos y en algunos valles pirenaicos. Ya intuías que Pèire era occitano por el nombre, pero el extraño ritual te resulta extraño. ¿Tendrá que ver con la herejía cátara?