Partida Rol por web

Los cántabros duermen, mientras Urk avanza por el campamento.

Al verle dos guereros le escoltan hasta la cabaña del rey cántabro.

Tan solo Oroño y Rameru están en la choza donde otrora discutiera junto con Lunder y los demás.

- He venido a comunicar mi decisión. Seguiremos hacia el Oeste como pretendíamos. Pero Ferón quedará, y con él algunos voluntarios a sus órdenes para ayudaros a combatir a los romanos. No puedo deciros cuantos, pues no lo sé todavía, mis gentes han de pensarlo ya que les he dado libertad para decidir por sí mismos.

Es Rameru el que se hiergue para recibir al celta. Su cara al oír la noticia no es de muy buena actitud.

De acuerdo pues. Partiremos al alba, hacia el oeste. Con diez cántabros nada más, pues no quiero que mi rey se desprenda de buenos guerreros en la futura batalla del este contra los romanos.

Se enfrenta a su rey.

Mi señor, con su permiso iré a elegir quienes me acompañarán en mi... - Duda un instante. - Misión.

Dicho esto hace una inclinación de cabeza a Urk y se dirije hacia la salida de la tienda.

- Rameru, no sacrifiquéis guerreros por una causa que no es la vuestra. Uno o dos guías serán suficiente. No quiero recibir más de lo que puedo dar, y no puedo dar más de lo que doy mientras no encuentre un lugar para que las mujeres y los niños puedan vivir.

Rameru se gira hacia Urk.

Mi rey ordena y yo cumplo. Nos ha llevado a la vistoria en mil y una batallas, no puedo desconfiar de su ingenio y previsión. Te recomendaría que le hicieses caso, aunque como a mí no te convenza.

Sale de la tienda con aire marcial.

Oroño habla con pasión tras la llamas de la fogata del centro.

Mañana al alba elige a tus hombres, no obligaré a nadie a acompañarme al este, pero creo que será un buen acuerdo para nuestros tres pueblos, y el inicio de un mestizaje que existiera en la antigüedad. Antes de estos trágicos días, antes de Roma.

Se levanta para acompañar a Urk a la salida de la tienda. Descansa y calibra tu futuro.

El oficial cántabro se dispone a emprender la marcha una vez su rey haga lo propio hacia el este.

Nos espera un viaje, tranquilo pero duro, cuanto antes lleguemos, antes podré regresar con mi señor.

Oroño desaparece tras una loma con el grueso del ejército cántabro y sus nuevos acólitos.

Rameru alza el brazo.

En marcha.

Guoj se queda al lado de Lunder, trata de mantener el ritmo de marcha sin cansarse ayudando a su maestro a llevar sus cosas Maestro.. sabe cuantos de marcha seran?? le pregunta a Lunder

- Nuestro anciano está herido, pero trataremos de ir a la mayor velocidad que podamos. No deseo que perdamos ni un minuto más de lo necesario.

-¿Anciano? Vaya, vaya... no esperaba esa palabra salir de vuestros labios Urk, hijo de Alkar... Si es cierto que vuestro anciano druida esta herido, pero eso no a de detenernos, las heridas sanaran.-Contesto totalmente convencido de sus propias palabras.

-No, mi pequeño sucesor, ahora mismo no estoy seguro de nada.-Dijo con sinceridad en sus palabras mientras se apoyaba una vez mas en el hombro del muchacho y en su callado.

Volvio entonces la mirada y vio a Nesl que parecia despedirse de su hijo y venir hacia ellos.
-¡Me alegro que al final vengais con nosotros viejo herrero! *cof, cof* ¡Sin duda es un buen presagio!-Gritole entre ronca tos sonriente.

- Mi querido Lunder, no eres un jovenzuelo, y lo último que quisiera es perderte por el camino. Ya sólo quedamos cinco celtas para encontrar un asentamiento para nuestro pueblo, y algo me dice que los otros cuatro estamos para escoltarte a ti.

5 Dias... espero que no encontremos problemas en ese tiempo piensa mientras mira a Urk y Lunder No seria bueno crear un grupo de avanzada para observar si hay problemas en el camino... no tendria ningun problema en ver que hay mas alla

Sonrie afable a las palabras de su lider.
-No digais tal cosa, cierto que soy viejo y un estorbo para los jovenes pero no quiero que penseis que debeis perder vuestra valiosa vida por mi, no deseo guardaespaldas, pero si compañeros... El camino empieza a ser muy dificil... pero toda cuesta tiene su final y esta seguro que la tendra Jejeje...-Termino riendo suavemente mientras ayudado por su baston caminaba lo mas aprisa y seguro que podia.

"Iniciativa... buena cualidad"-Pensaba mirando a su pequeño aprendiz, que ya para desgracia del Lunder no aparentaba tan joven e inexperto como cuando lo acogio a su lado.

El oficial cántabro mira al joven aprendiz de Lunder.

No hay peligro por el momento este camino ya lo hemos transitado los cántabros hace un par de días y tan solo algunas tribus locales se encuentran en el trayecto, pero no son belicosas. Después de ello entraremos en territorio cántabro. Más allá hacia las colinas Galis, será otro cantar.

Al escuichar la conversación de Urk con el druída, Rameru habala Lunder, descabalgando de su cabllo.

Si algo es noble en mi pueblo, es el respeto a los sabios y ancianos. Mi vergüenza sería mayúscula si permitiese ir a un herido de tu condición mientras yo monto mi corcel. Así pues, te `pido me perdones y cabalgues en mi caballo hasta que tus heridas estén repuestas.

Siguio con su mirada aquel podenco y sonriole al cantabro antes de hablar.
-No hace falta, es un animal que ya esta acostumbrado a un olor, no lo confundamos mas, ademas aun puedo caminar y estar quieto no me lo perdonaria.

Se detuvo entonces un momento para dar un largo trago a su odre, el cual parecia extrañamente de nuevo a rebozar, de solo el druida sabra de que "licor".
-Ademas no se montar a caballo, nunca me intereso, continuemos nos sera de ayuda si alguno ve por encima de la cabeza de los demas.-Termino de hablar mientras emprendia de nuevo la marcha y limpiaba su barba con la manga izquierda.

- Gracias por el ofrecimiento Rameru, ha sido muy noble.

Rameru miró con cierta vergüenza las palabras de Lunder. Pero las asimiló y entendió.

Ante el agradecimiento de Urk inclinó la cabeza y volvió a montar a caballo.

La marcha hacia el oeste con el sol a espaldas de los integrantes se hizo algo penoso por la sensación de pérdida de los seres conocidos, queridos o a los que se tenía en deferencia, aún así llegaron hasta la riviera de un caudaloso río que fluía hacia el sur.

En aquella hermosa vereda de robles y hayas, los caminantes descansaron, comiendo algo para reponer fuerzas, mientras el sol golpeaba cruelmente sus cabezas desde su cenit.

Rameru ordenó a dos de sus hombres, uno de aspecto delgado y enfermizo, que sin embargo demostraba gran fortaleza en todas sus acciones y a otro de mayor corpulencia que marchasran hacia el oeste, para inspeccionar el terreno y evitar sorpresas.

Tras acabar la comida y hacer una dulce digestión, los miembros de la columna de diferentes pueblos se volvió a poner en marcha.

Fue entonces cuando el hombre que Rameru enviara al oeste, con asoecto enfermizo, regresó con una flecha clavada en la espada y se derrumbara ante ellos exháusto.

Guoj al ver llegar al herido se levanta mirando a Lunder Maestro debemos ayudarlo rapidamente apresurandose a traerlo hacia el anciano para que este ayude a curarlo si necesita que vaya a buscar algo.. digame

Urk se acercó al herido rápidamente, aunque dejó que fuese su jefe quien lo atendiese. Su mirada buscó rapidamente la forma de la fleche, para ver si podía ser de origen romano.

Lunder no mento palabra miro a a quel hombre y espero primero a que algun cantabro de entre esos hombres le atendiera, por desgracia para aquel explorardor nadie parecia hacercarse.

Pensativo decidio entonces actuar, primero rasgo las ropas de aquel hombre buscando el lugar exacto de la herido asi como discernir el angulo en donde estaba clavada, simplemente para poder saber si podria sacar la punta entera y extraerla haciendole el minimo daño posible al malherido hombre.
-Trae agua y un paño deberemos hacer presion cuando extraiga la flecha.

Dicho esto dio algo para morder a aquel hombre y se dispuso a extraerla, primero un leve presion hacia abajo para luego hacerlo hacia fuera y estraer aquella punta de flecha. Gouj no tardo en hacer lo que su maestro le pidio y tras unos largos momentos, el viejo druida procedio a coser aquella fea herida ahora que se suponia limpia, al menos tan limpia como podria esperarse de estar en mitad de ninguna parte.

-Hemos obrado mal mi querido aprendiz, estas cosas han de ser ocupadas por los suyos, sin duda ellos seran mas actos para esto y de morir, nos echaran la culpa de todo.-Susurro a su discipulo mientras obraba en el cuerpo de aquel exhausto hombre.