Partida Rol por web

Sebastian viendo que  estaban convirtiendo su coche en un colador, se desabrochó el anclaje del cinturón y sacó su Revolver de cañón largo, ya era hora de enseñarle a su compañero los resultados de su practica+poder vampirico

-¿Todavía están vivos?-preguntó curioso mientras se colocaba en posición.

Resse lanza la grada contra la carretera, esta rebota varias veces sobre el asfalto hasta  quedar finalmente rodando en el suelo.  Sin explotar.

Una vez que la amenaza de explotar por los aires se ha disipado por el momento, podéis fijaros de nuevo en vuestro objetivo principal “los motoristas”, pero sucede algo raro, entre el choque y la granada no ha habido disparos. Miráis la carretera, solo queda uno de los motoristas, el que tiro la grana y cayó al suelo tras del disparo de Resse, esta subido encima de la moto empezado a acelerar con intención de alejarse.

Sebastian vio como el cabrón que había disparado contra su coche quería salir indemne por lo que se concentró, deslizó lentamente el dedo sobre el gatillo y le hizo un bonito tatuaje, esperando que la fuerza del impacto lo obligara a desmontar.

-¿Todavía están vivos?-

Tanto como nosotros, ni más ni menos. -Escupió un trozo de diente. ¿Por qué aquella granada no había explotado? ¿Qué mierdas ocurría aquí? En cualquier caso lo de pensar se lo dejaba al ventrue, que se le daba mejor. De momento va a ayudarle a darle una buena lección al motorista cabrón. A enemigo que huye, puente de plata patada en los cojones. Le pegara otros tres señores tiros en un intento de abatirlo antes de que huya. Si lo lograban derribarlo, iba a contarlo todo.

Mientras aprieta el gatillo los moratones de la cara y el brazo desaparecen, mientras el diente roto se cae y uno nuevo emerge de su encía. Volvía a estar sediento, muy sediento. Aunque se sentía de coña: el temor a la muerte definitiva lo había espabilado provocándole una agradable sensación de estar jodidamente vivo (aunque fuese mentira).

El motorista puso de pie la moto y empezó a acelerar cuando el disparo de Sebastián le golpeó la espalda, pero seguía sobre la moto y volvió a acelerar cuando los tres disparos de Resse le dieron, entonces el motorista no pudo aguantar más el dolor y cayo de la moto.

Sebastian echó a correr revolver en mano cuando el motorista calló, en la universidad era bueno, pero nunca había corrido de esa forma, debía de ser cierto eso de "quien quiere ¡puede!" ahora mismo solo quería machacarle el craneo con la culata hasta hacerle pulpa la calabera

-Vamos Resse ¡empieza la fiesta, juguemos al poli malo y poli peor!

Habían disparado a su coche, le habían reventado las ruedas, y casi estaba para compararse otro, menos mal que tenía un seguro bueno, aun así no sabía hasta que punto iba a responder este, lo que si sabía era que ese iba a sufrir durante semanas, estaba decidido a convertir una experiencia como guantanamo en una fiesta de pijamas.

El motorista se da la vuelta lentamente como dolorido, debajo de la chaqueta de cuero se distingue claramente una metralleta uzi aunque no hace ningún gesto por coger el arma simplemente espera a que llegue Sebastián. ¿Esta simplemente esperado o está preparando algún truco, estará curando sus heridas con sangre o la estará bombeando hacia sus brazos para lograr una fuerza sobre humana con la que partir a Sebastian en dos?

En cuanto el hombre se da la vuelta Sebastian rebaja el ritmo y se pone a una distancia prudente, alzó el arma y apuntó a su objetivo si podía usar celeridad, se convertiría en un rehen

-¡De rodillas mamonazo!-Dijo justo antes de apretar el gatillo

"hijo de puta....te vas a cagar"

El motorista levanta las manos y grita. ¡Me riendo!  Puedes bajar esa arma, Tio. La voz del motorista suena brabucona con un aire de desdén, y eso que el motorista se está rindiendo. Yo os dejo marchar si vosotros me dejáis marchar, capisci. Dice quitándose el casco, dejando ver una mata de pelo rubio. A pesar de su osadía y que hace todo lo posible por aparentar, es obvio que el motorista esta herido.

Dudas unos instantes, ya habías visto antes esa cara de niño malcriado, era uno de los motoristas que estaban con Tyrus en La Cueva durante la apuesta con Horacio. La apuesta del vampiro que podía salir de un cofre estando empalado. Durante esa reunión el motorista no abrió la boca y tampoco te lo presentaron, por eso no le distes mas importancia.

Reese llego al lado de Sebastian, ¿Desde cuándo el ventrue era un medallista olímpico en correr? La parte buena es que no había perdido la respiración por intentar alcanzarle.

-A ver tu, piltrafa, ¿para quién trabajas? ¿Quién te ha dado esta orden? Como no empieces a cantar te meto el rifle por el orto para disparar desde dentro de ti, ¿”Caspichi”?

Sebastian baja el arma al ver que el hombre se rinde-¿te rindes? ¡Claro!-en ese momento levantó un poco el arma y apretó el gatillo

-¡Joder!....-menos mal que Resse llegó-Bien....vamos a ver, me has destrozado tu y tus amigos el mercedes ¿tienes idea de lo que cuesta un mercedes?-dijo de forma retorica-Bueno chico de Tyrus, Dime....¿por que tu y los otros nos habéis atacado ¿y de tu respuesta depende de que te conviertas en cenizas o sigas dando por culo a otros vampis.-Sebastian miró a Resse e intercambió una sonrisa maliciosa con el-por cierto, esta escaramuza nos a dado sed a mi y a mi amigo...¿me entiendes?

El Revolver pesado “Colt anaconda” hace un extraño ruido al apretar el gatillo, Sebastián vuelve a apretar el gatillo y se vuelve a escuchar un extraño “clack” pero no hay disparo.

¡Ehy! Tíos que me he rendido. Dice al ver como el psiquiatra sigue apuntándole con el arma y apretando el gatillo. Yo no que se lo que habréis liao, solo sé que nos han mando a daros un escarmiento.

El motorista saca un peine de uno de los bolsillos de la chupa de cuero y comienza a peinarse el tupe. Hoy por la mañana Tyrus, ha llegado too embalado. Entonces el motorista tuerce la cara, cierra un ojo y pone voz de ogro. “Ramrod coge a un par de chicos y ponte en la carretera de las dunas, si ves pasar a un mercedes gris matricula “tal”. Le pegan un susto a los neonatos que vayan dentro. ¡Esos gilipollas se han saltado una de las tradiciones!”

Entonces Ramrod, que es como se llama el motorista, vuelve a su tono de voz normal. Y yo le pregunte: “¿pero eso no es trabajo del sheriff y sus secuaces? Ese paleto sureño solo sabe rascarse la barriga”

Entonces Tyrus contesto. Ramrod vuelve a torcer la cara en un extraño gesto y poner voz gutural. “No, Ramrod, los de arriba solo quieren un pequeño susto, sin muertos, ni letargos ni cenizas.” Entonces todas las miradas coinciden en la granada de mano que sigue quieta en mitad del arcén sin estallar.

Y yo le conteste: “¡vale!, ¡vale!, jefe lo que tu órdenes”

Y eso es todo lo que se. El motorista se encoge de hombros y señala al choche totalmente destrozado. Y por mi experiencia eso es lo menos que he visto por romper una de las tradiciones. Da gracias que la rotura de una de las tradiciones no ha llegado a oídos de Lodin, porque si no….

Entonces el sonido de un claxon interrumpe la conversación y unos focos os deslumbran.

¡Mierda! Habrá que ir marchando. Ramrod comienza a enderezar de nuevo su moto.

Sebastian escuchó el monologo de Random y finalmente bajo el arma.

-Mandale recuerdos a Tyrus de mi parte...por cierto-Dijo mientras le cogía del hombro y le giraba la cara para mirarle a los ojos-Gracias por la moto y arreglame el coche.

Reese no pudo evitar sonreír, habían venido a darles un susto y se iban bien asustados. Al escuchar el claxon se vuelve hacia el coche de Sebastian, coge la falsa granada asi como todos los casquillos de bala que haya por el suelo. Contempla el destrozo que antaño fue un glorioso Mercedes, eso sí que era un crimen imperdonable. Mientras, se pierde en sus pensamientos*.

El motero se queda paralizado ante la orden de Sebastián y le cede amablemente la moto a este. Ten cuidado y no la rayes.

Ahora quedaban varias cuestiones en el aire, ¿Resse se subiría en la moto con Sebastián o preferiría hacer autostop? ¿Irían los dos vampiros a ver al profesor de universidad vampiro? El coche de Sebastián ya no era un problema, ahora era un cubo de metal arrugado en un arcén de la carretera. La policía abriría el caso y lo cerraría en el mismo día, todos los días había tiroteos por ajustes de cuentas, lo bueno de este caso era que no había que llamar al forense por ello la policía no le prestaría demasiada atención. Abriría el caso y lo cerraría en menos de 48 horas.

Reese sonríe, impresionado por como Sebastian se ha birlado una moto por toda la patilla a uno de sus atacantes. El jodido ventrue siempre caía de pie. Le gustaba que su amigo pese a ser un finolis cortesano ventrue si era necesario, tuviera empaque pasa salir adelante sin necesitar tocar una campanita esperando que un mayordomo le resolviera la vida.

Espera un momento, una moto como esa necesita llevar a alguien de pelo rubio detrás- comenta con una carcajada.-Tendras que denunciar el robo del vehiculo cuanto antes. –Añade mientras se sube

Sebastian miró al rubiales sorprendido y al final capto la broma y se sumo a su risa -¿estarías dispuesto a ser mi churri motera?-ya poniendo un tono mas serio-si..en cuanto bajemos de ver a ese "profesor" llamare a la policia-se puso el casco de Ramrod y le dio puño a la moto-tu diras...

-Solo para la foto- Responde con una sonrisa mientras mete las armas en alguna bolsa. Una cosa era que la poli archivara el caso, otra regalarles un arma tan buena.

-Vayamos a ver a ese profesor y cuando acabemos nos bebemos unas universitarias.- Añade subiendose tras el ventrue.

La moto ruge con cada acelerón de Sebastián, la chica rubia se sube a la moto y agarra al motorista por la cintura notando el suave tacto del cuero. Pero esta vez no hay chica rubia ni chupa de cuero, solo el  fornido aunque rubio Resse  y el abrigo de Armani de Sebastián.