Los cuatro vástagos de Gary acompañaron al Príncipe Lodin hasta su refugio donde les volvió a agradecer su espléndido trabajo con parcas palabras. Lodin no era un vampiro especialmente elocuente, y menos aún, cuando tenía que admitir que había tendió que ser rescatado por un grupo de “vampiros neonatos”.
Fin de la aventura.