Partida Rol por web

 El lugar parecía estar completamente abandonado, y a pesar de lo terrorífico que podría resultar, a ti te provocaba una extraña sensación de nostalgia que te traía fugaces visiones de una persecución, un tiroteo, una completa oscuridad...

 Dado que el callejón no parecía tener salida, y acercarse a la mancha no parecía una buena idea, optarías por revisar el camino por el que volviste y otro más por el que podías llegar desde allí mismo, solo para encontrar que la neblina había descendido hasta el suelo impidiéndote ver que había más allá: entonces, al voltear, observarías sen medio del callejón una esfera de luz que flotaba en la nada, desprendiendo un suave aura mágico que te llamaba. ¿Seria aquella la esencia que mencionaba la voz?

Kaoru caminaba como un ratón por un laberinto, perdiéndose por un callejón y por otro, avanzando sin rumbo y retrocediendo solo cuando no había otra alternativa. ¿Ratón?. Solía gustarle decir que no temía a nada, pero parecía ser muy selectivo con los caminos que tomaba. En concreto, no se acercó a la sombra, y de hecho evitó mirarla más de la cuenta, como si se tratara de un monstruo que desaparecería de no mirarlo. ¡Yo no doy la espalda a ningún monstruo!

Y aunque lo invadía un sentimiento de nostalgia, uno casi hasta impropio de alguien tan joven, se marchó hasta que lo que quedó ante él fuela esfera de luz. Como suele ocurrir en un sueño, aceptaba la realidad tal y como la veía, sin cuestionar por qué o cómo ocurrían las cosas. Pero Kaoru seguía siendo Kaoru. ¿Qué quieres decir con eso?

—¡Más te vale no ser ningún tipo de truco! —chilló en voz alta, señalando con un dedo acusador a la esfera de luz—. Como lo seas... ¡Como lo seas, te arrepentirás, porque yo también tengo trucos!

Cerró el puño y lo estampó contra la palma de la otra mano. No daba mucho miedo, aunque quizá algún chico de su edad podría haberse visto intimidado. ¿¡Como que no daba mucho miedo!? ¡Ozawa Kaoru siempre da miedo! ¡Siempre que quiere, por lo menos!

Se acercó lentamente, con los brazos en tensión, y lanzó una mirada determinada a la esfera antes de extender la misma mano acusadora hacia ella. La luz no suele interpretarse como algo que pueda agarrarse, pero eso pretendía hacer en ese momento, como un niño que extiende la mano hacia el sol y la cierra pretendiendo robarlo. ¡No me llames niño! ¡Ni ladrón!

 Como si algo en tu interior te hubiese indicado exactamente lo que tenías que hacer, te extenderías a alcanzar aquella esfera de luz que, según acercabas la mano, iba aumentando su brillo, hasta que finalmente entraste en contacto con ella, y fuiste bañado por una sensación de paz y tranquilidad.

 Mientras tu cuerpo se movía por si solo en la nada, tus ropas se iban desvaneciendo en un aura blanca que, en su lugar, cubría tu cuerpo con la forma de otras vestimentas, tomando forma de una nube de polvo que se movería a tu alrededor. Como si un coro de ángeles cantase a tus oídos, danzabas entre el humo mientras te cubría con aquellas vestimentas que pronto adoptarían color y textura: una camiseta cuello largo cuello subía más allá de tu barbilla hasta hacer de cubrebocas sobre tu nariz siguiendo la forma de tu cabeza, con una chaqueta de algún extraño animal que bien podría ser un murciélago o un gato, aunque más gato, un murciégato. En la parte inferior ocupabas un pantalón cómodo y unos zapatos con su respectivo calzado, y por último cabía mencionar que tus manos eran cubiertas por unos guantes desde cuyos dedos se asomaban unas pequeñas garras rojizas de gacielago: para cuando la nube se disipó estabas completamente cambiado, física y mentalmente...

 Tal vez no dejabas de sentir miedo, sin embargo, ahora también tenías un sentimiento de confianza y poder, como si hubieses sido dotada de la capacidad de enfrentar a los seres de la oscuridad que atormentaban tus pesadillas...

 Con tu cambio realizado, aquella mancha en el agua empezaría a "vibrar", empezando a crecer y a moldearse como una masa negra que iba formando una silueta. Era más alta que el adulto promedio, con largos cuernos que recordaban a las ramas crecientes de un árbol; poseía largas extremidades, y como si sufriese de algún tipo de desnutrición le colgaba la piel de las costillas. Así mismo, iría completamente desnudo, solo cubierto por gruesas capas de pelaje negro que bajaba desde su cabeza, en donde en lugar de haber un rostro se encontraba la calavera de algún animal o criatura, en cuyas cuencas resaltaban un par de brillantes luces amarillas a modo de ojos.

E̸̬͐s̵͚̉e̶̱̐n̵̰̈́c̷̗͑í̵͜ą̵̏.̴̺̒.̶̣͗.̶̫͐

D̶̠̈ë̸͉ḃ̷̤o̴̱͊ ̶̻̈́r̸̬͗e̵̪͑ċ̷̼ó̶͔l̸͍͐e̷͝ͅc̷͖̐t̶̡͌ä̵̮ŗ̵͒ ̴̂͜l̶̻̍ǎ̴̰ ̶̫̄e̵͕͝s̵̬̅ê̸̙n̴̥͒c̸̹͌i̷̧̔ă̷̬.̵͉̓.̴̹͑.̶͍͝

  Repitiendo nuevamente aquellas palabras, la bestia soltaría un baboso rugido, claramente con intenciones agresivas.

Tenía miedo, pero no hay miedo que sea más fuerte que una curiosidad hambrienta. ¡No tengo miedo! Nunca le tengo miedo a nada. ¡Siempre he sido el chico más valiente de mi clase! Y por eso todos los de mi clase me toman como referencia y me admiran. ¡Ya deberías saberlo, soplagaitas! La mano se cerró en torno a la luz, y entonces... entonces es difícil describir lo que sintió. Lo único importante es lo que quedó después.

—Güau... —murmuró, sorprendido, mirando sus manos enguantadas. Presionó un poco una de las garritas rojas contra la palma de la mano contraria—. Es... como mi propio traje de superhéroe...

No tenía menos miedo que antes, pero sí que tenía armas para combatirlo. ¡Te he dicho que no tengo miedo, cobardica!. Ya no era una simple víctima a merced de las pesadillas, si no el justiciero que daría final a los terrores uno por uno. ¡Ozawa Kaoru!

Aunque aquella valentía se sacudió un poco cuando apareció el primer enemigo. ¡T-tú sí que te la sacudes!

—¿¡Y tú... tú qué eres!? —Kaoru separó las piernas y alzó las manos en una posición de combate gatuna, con las garras hacia abajo—. ¿Te crees... que te tengo miedo?

Enseñó los dientes como si eso fuera a intimidar a la criatura, aunque entre los adjetivos que describían la mezcla entre humano y murciégato seguramente no se encontraba intimidante. Y entonces... se lanzó, pegando un brinco con la intención de arañar el abdomen. En su imaginación aquello habría tenido un resultado gore pero de buen gusto, pero tal y como iba la trayectoria del ataque, quizá el que terminaría siendo protagonista de una snuff movie sería él.

Kaoru podía tener miedo, pero no era ningún cobarde. Al contrario, era un chico con más valentía que cabeza. Tal era su valentía y optimismo que en ocasiones tomaba decisiones complicadas pese a que todo apuntaba a que el resultado iría en su contra. Y esto era una de esas ocasiones. ¿Eh...? ¿Pero qué quieres...?

Si hubiera encajado el golpe quizá habría, al menos, mantenido un poco el orgullo. Pero el golpe le dio de lleno y salió despedido, cayendo al suelo de forma muy poco ceremoniosa y rodando unos cuantos metros más allá. Tenía los brazos y el cuerpo lleno de magulladuras, y le dolía todo tanto como le dolía cuando su madre le decía que no llegaría a nada si no empezaba a esforzarse más en sus estudios. ¿A qu-qué viene eso ahora? ¡Deja de distraerme!

Le había hecho daño, pero al menos no le había dejado fuera de combate. Kaoru todavía tenía fuerzas para levantarse, con algo similar a desafío en su mirada.

—¿Y-ya está...? ¿Eso es todo lo que puedes hacer, eh...? ¡P-pues ahora verás! ¡T-tengo una técnica secreta!

Pero lo cierto es que para usar la técnica secreta tendría que recuperar un poco el aliento, así que por lo pronto tendría que conformarse con uno de sus ataques normales. Gritó como un poseso y corrió hacia la criatura, lanzando un gancho —con las garras— hacia arriba, pegando un buen brinco, intentando acertar al bicharrajo en lo que podría llamarse barbilla.

Lejos de asustarse, Kaoru sonrió al ver la sangre de la criatura. ¡Podía ser un monstruo más grande que él, pero estaba luchando! Vaya que si estaba luchando. El único problema era, claro... bueno, que él también estaba recibiendo. Y como era muy posible que la criatura tuviera más resistencia que él, la imagen no era muy prometedora. ¿Por qué intentas desanimarme todo el rato? ¡Puedo con esto! ¡Puedo con todo lo que se me ponga delante!

—Mrgh... —Kaoru enseñó los dientes en un gesto presuntamente feroz— Te voy a... a... ¿uh-uh?

Giró la cabeza, parpadeando. Un adulto. Una mujer. Una... ¿pija? ¿Qué hacía alguien como ella allí? ¡Él era el protagonista! No necesitaba la ayuda de nadie. ¡Y mucho menos de ella!

—¡Aparta, o te va a...!

Se calló cuando la mujer sacó el revolver del bolso. ¿Pero qué leches? ¿Por qué tenía ESO encima? Si Kaoru hubiera sido más listo se habría tapado los oídos cuando vio el dedo en el gatillo. Como no lo era, se quedó con un pitido desagradable en los oídos. Y por desgracia, no sabía si había merecido la pena.

—Buena puntería... —gruñó. Qué poco le gustaba cuando los adultos lo miraban así. Le recordaba a...

A nadie.

¡Ahora o nunca!

Corrió hacia la criatura aprovechando la distancia que se había creado entre los dos, pegando un brinco. Si la criatura volvía a intentar bloquear cruzando los brazos, aprovecharía el gesto para tomar impulso, dar una voltereta y realizar la maravillosa Patada Martillo.

 -¿¡Qué dijiste!? -gritó la mujer, indignada, cuando soltaste aquel comentario de su puntería, pudiendo leer el sarcásmo en él.

 La criatura, por otro lado, se mostró más rabiosa que antes, soltando un rugido feroz antes de alzar las garras para arremeter nuevamente contra ti, pero serias más veloz al aprovecharte de lo distraída que estaba para acortar distancias y dar un buen salto, siendo que por naturaleza la bestia intentaría cubrirse con los brazos dándote esa base para apoyarte que necesitabas para concluir tu movimiento: girar por encima de ella y dejar caer tu pie sobre tu cabeza.

 -A̴̗̪͇͒R̷̛͉̳̒G̷̜͕̅H̴͍̏̔̉Ḣ̶̦̟̲͘H̵̛͖̃ͅ.̷̖̝̈́̐͗.̶̛̲̲́.̴̹͔̊̐  -en ese estado de ira, la criatura soltó un feroz rugido que resonó por todos los callejones, y mientras la mujer apuntaba nuevamente a la bestia con su arma, esta empezó a correr de nuevo hacia ti, que habías aterrizado con éxito de vuelta por donde llegaste.

  Si bien querías asegurarte de que aquella criatura no te asustase nunca más, poco luego de que empezase a correr te percataste de como tu visión se iba nublando poco a poco por una luz, teniendo como última imagen la figura de la mujer jalando el gatillo de su potente arma y la criatura encarando a ambos, siendo que el resultado del combate quedaría como una imagen de los tres enfrentándose antes de que simplemente todo acabase, como nada más que un sueño...

[Fin del Prólogo]