Partida Rol por web

 No recordabas el momento exacto en el que cerraste los ojos: el mundo de los sueños era un lugar extraño, indescriptible, donde las sensaciones y los recuerdos se mezclaban y creaban nuevas realidades que, al despertar, no eran posible de explicar.

 Te encontrabas sentado en una gran y dura cama en medio de una habitación en mal estado: sábanas sucias, suelo agrietado, paredes sin pintar... El lugar se encontraba iluminado por unas débiles lámparas en las paredes, que pestañeaban constantemente solo aportando al estado decaído del lugar. También había dos puertas en total, una que seguramente llevaba a un baño y otra que debía ser la de la salida, así como un par más que debían corresponder a un armario sencillo incrustado en una de las paredes; podrías describir aquello como la habitación de un hotel en muy mal estado, pero lo que más te llamaría la atención seria cuando te percatarse de que, a pesar de que luego de pestañear las lámparas iluminaban toda la habitación, había una extraña mancha negra en el suelo que no desaparecía, una sombra que en su jurarías escuchar decir con una voz profunda y distorsionada...

E̸̬͐s̵͚̉e̶̱̐n̵̰̈́c̷̗͑í̵͜ą̵̏.̴̺̒.̶̣͗.̶̫͐

D̶̠̈ë̸͉ḃ̷̤o̴̱͊ ̶̻̈́r̸̬͗e̵̪͑ċ̷̼ó̶͔l̸͍͐e̷͝ͅc̷͖̐t̶̡͌ä̵̮ŗ̵͒ ̴̂͜l̶̻̍ǎ̴̰ ̶̫̄e̵͕͝s̵̬̅ê̸̙n̴̥͒c̸̹͌i̷̧̔ă̷̬.̵͉̓.̴̹͑.̶͍͝

  El lugar parecía estar completamente abandonado, y a pesar de lo terrorífico que podría resultar, a ti te provocaba una extraña sensación de nostalgia que te traía fugaces visiones de un encuentro íntimo en la cama, una discusión, una completa oscuridad...

 Revisaste la puerta principal, dado que acercarse a la mancha no sonaba a una buena idea, y acabaste encontrando que se encontraba completamente trabada, algo que pasaría de igual manera con la otra al encontrarse cerrada desde el otro lado: entonces, al voltear, observarías sobre la cama una esfera de luz que flotaba sobre ella, desprendiendo un suave aura mágico que te llamaba. ¿Seria aquella la esencia que mencionaba la voz?

Hiroki abrió los ojos pesadamente, con aquella pesadez en la cabeza propia de los sueños. Intentó recordar exactamente como había llegado hasta ese lugar, pero, como sucedía a menudo en el mundo onírico, era imposible. Recorrió la habitación con la vista, sus labios curvándose en un ligero rictus de tristeza, pues le recordaba perfectamente a su propia habitación.

La sombra definitivamente llamó su atención, y no para bien, pues el chico se internó un poco más en la cama, observando aquella... mancha con miedo. Al principio cerró los ojos con fuerza y se pellizcó los brazos, intentando despertar, pero al ver que aquello no funcionaba... resolvió salir del lecho de un salto, tratando de mantener la mayor distancia posible entre su anatomía y la oscuridad.

Probó con la primera puerta, chasqueando los dientes al percatarse de que estaba trabada y no había forma de abrirla. Al menos le quedaba la otra, ¿no? Pues no, ya que también estaba trabada. El peliblanco tragó en seco e hizo un último intento: abrió el armario en busca de alguna ventana, trampilla o algo similar, pero al no encontrar nada, se giró para volver a enfocar la mancha, aunque su mirada se centró en la extraña esfera de que ahora flotaba sobre la cama.

Hiroki volvió a tragar en seco y se acercó, todavía manteniendo un margen de distancia generoso de la mancha, montándose a la cama por uno de los bordes y avanzando hacia la fuente de luz de rodillas por el colchón.

— ¿Q-Qué eres...? —preguntó, en voz baja, mientras extendía su mano derecha hacia la esfera.

 Como si algo en tu interior te hubiese indicado exactamente lo que tenías que hacer, te extenderías a alcanzar aquella esfera de luz que, según acercabas la mano, iba aumentando su brillo, hasta que finalmente entraste en contacto con ella, y fuiste bañado por una sensación de paz y tranquilidad.

 Mientras tu cuerpo se movía por si solo en la nada, tus ropas se iban desvaneciendo en un aura blanca que, en su lugar, cubría tu cuerpo con la forma de otras vestimentas, tomando forma de múltiples rayos que se moverían salvajemente a tu alrededor. Como si un coro de ángeles cantase a tus oídos, danzabas entre el humo mientras te cubría con aquellas vestimentas que pronto adoptarían color y textura: una franelilla sin mangas, un short deportivo, y unos zapatos para correr: para cuando los rayos se disiparon estabas completamente cambiado, física y mentalmente...

 Tal vez no dejabas de sentir miedo, sin embargo, ahora también tenías un sentimiento de confianza y poder, como si hubieses sido dotada de la capacidad de enfrentar a los seres de la oscuridad que atormentaban tus pesadillas...

 Con tu cambio realizado, aquella mancha en el agua empezaría a "vibrar", empezando a crecer y a moldearse como una masa negra que iba formando una silueta. Era más alta que el adulto promedio, con largos cuernos que recordaban a las ramas crecientes de un árbol; poseía largas extremidades, y como si sufriese de algún tipo de desnutrición le colgaba la piel de las costillas. Así mismo, iría completamente desnudo, solo cubierto por gruesas capas de pelaje negro que bajaba desde su cabeza, en donde en lugar de haber un rostro se encontraba la calavera de algún animal o criatura, en cuyas cuencas resaltaban un par de brillantes luces amarillas a modo de ojos.

E̸̬͐s̵͚̉e̶̱̐n̵̰̈́c̷̗͑í̵͜ą̵̏.̴̺̒.̶̣͗.̶̫͐

D̶̠̈ë̸͉ḃ̷̤o̴̱͊ ̶̻̈́r̸̬͗e̵̪͑ċ̷̼ó̶͔l̸͍͐e̷͝ͅc̷͖̐t̶̡͌ä̵̮ŗ̵͒ ̴̂͜l̶̻̍ǎ̴̰ ̶̫̄e̵͕͝s̵̬̅ê̸̙n̴̥͒c̸̹͌i̷̧̔ă̷̬.̵͉̓.̴̹͑.̶͍͝

  Repitiendo nuevamente aquellas palabras, la bestia soltaría un baboso rugido, claramente con intenciones agresivas.

Resultaba difícil para Hiroki divisar algo en el interior de aquella espera, pero la luz con que ésta lo bañaba lo hacía sentir cálido y en paz. Tal vez en otras circunstancias habría sentido cierto recelo, pero ahí, encerrado, y probablemente en un sueño, realmente importaba poco. Después de todo, no podía hacerle daño... ¿verdad?

Sea como fuere, la luz ahora empezó a desvanecer sus ropas, y el peliblanco, lejos de cubrirse, cerró los ojos y disfrutó de aquella tranquila sensación, una que pocas veces había experimentado en su vida desde el fallecimiento de su padre.

Para cuando volvió a caer en el suelo, definitivamente era un chico diferente en más de un sentido. Se miró las manos, la ropa nueva y sonrió suavemente, como si llevara toda la vida sintiéndose así. No obstante, cuando aquella mancha empezó a vibrar, Hiroki frució el ceño y afiló la mirada en dirección a ésta. Definitivamente, retrocedió un par de pasos cuando se alzó y adoptó una forma bastante aterradora, alzando los puños con la intención de defenderse si se acercaba demasiado.

— ¿Esencia? —se preguntó a sí mismo, en voz baja, mientras recorría con los ojos al extraño ser, intentando buscar algún indicio de su naturaleza, o tal vez un punto débil.

Bueno, al menos había podido asestarle un puñetazo, que era... considerablemente más de lo que hubiese podido hacer en otro momento. Hiroki tragó en seco, viéndose cada vez más superado por aquella... cosa, pero acabó por suspirar y asentir, sabiendo que tendría que pasar a la ofensiva. Claro, primero tendría que asegurarse de no recibir tanto daño.

La verdad sea dicha, tratar de detener las garras de la bestia le parecía una idea estupendamente mala, no tanto así el antebrazo de la criatura, cuya trayectoria logró detener, al menos parcialmente, librándose así de lo peor del garrazo.

El muchacho volvió a retroceder, dejando la suficiente distancia entre él y la criatura como para extender un poco su brazo, haciendo ese tradicional gesto de pistola con la mano, concentrando la energía en la punta de su dedo, tal y como aquella extraña voz que retumbaba en su cabeza le había indicado, y luego dejándola surcar el aire hasta el cuerpo de la sombra.

Definitivamente esperaba un poco más de efectividad, pero bueno, tampoco estaba mal para el primer rayo que tiraba en su vida... Abrió mucho los ojos cuando el pensamiento caló un poco más en su mente: ¡estaba lanzando rayos! Se miró la mano un instante... definitivamente tendría que... conocerse un poco más. No, no en ese sentido.

El quejido de la bestia hizo que le peliblanco volviera a prestarle atención, apretando la mandíbula cuando se percató de que seguía dispuesta a filetearlo, pero ahora un poco más seguro, el muchacho alzó los puños, no sería presa fácil. No obstante, su atención se vió desviada nuevamente cuando alguien abrió una de las puertas. El primer instinto de Hiroki fue correr, pero la abominación seguía estando en el medio. Tendría que acabar con ella.

Ladeó un poco la cabeza cuando escuchó al pelirrojo hablar, parecía humano.

— ¡¿Eres de por aquí?! —exclamó, alterado—. ¡¿Qué rayos es esa cosa?! —evidentemente se refería al monstruo.

La ayuda sin duda era bienvenida, por lo que asintió, atreviéndose a sonreír un poco, antes de acercarse a toda velocidad a la sombra, asestándole una patada por la espalda con fuerza.

 -Oye, esa es una buena pregunta -comentó el pelirrojo soltando una leve risa, una de esas de "no tengo idea". -. Sea lo que sea, no parece que nos quiera cerca: ¡hay que acabar con ella!

  Por su parte, la criatura rugió ferozmente, más rabiosa que antes, y clavó su mirada directamente en ti para arretemer nuevamente, pero antes de poder lanzarte sus garras habrías acortado las distancias lo suficiente para acertarle una fuerte patada, la cual si bien apenas le haría tambalearse sí que le sacó una especie de quejido.

 -A̴̗̪͇͒R̷̛͉̳̒G̷̜͕̅H̴͍̏̔̉Ḣ̶̦̟̲͘H̵̛͖̃ͅ.̷̖̝̈́̐͗.̶̛̲̲́.̴̹͔̊̐  -en ese estado de ira, la criatura soltó un feroz rugido que resonó por toda la habitación, y mientras el pelirrojo se acercaba velozmente para ayudarte dándole patadas también, la bestia alzó sus garras nuevamente para atacar.

 Si bien querías asegurarte de que aquella criatura no te asustase nunca más, poco luego de que alzase sus garras te percataste de como tu visión se iba nublando poco a poco por una luz, teniendo como última imagen la figura del hombre pateando a la bestia y la criatura encarando a ambos, siendo que el resultado del combate quedaría como una imagen de los tres enfrentándose antes de que simplemente todo acabase, como nada más que un sueño...