Partida Rol por web

Lacrimosa

La noche no estuvo mal. Incluso fue... divertida. Papá y Bianca comieron helado hasta hartarse mientras hacían una maratón de las películas y series que a ambos les gustaban. Ya despuntaba el alba cuando ambos se quedaron dormidos en el sofá apoyados el uno en la otra.

Pero cuando despertaron tocó volver a la dura realidad. Mientras Bianca recogía el desorden del salón escuchó a Papá hablando por teléfono en la cocina. A veces sonaba enfadado, otras resignado, y siempre triste. La comida fue rápida y ligera y Papá prefirió hablar sobre cualquier cosa antes que sobre ella. Bianca sólo consiguió sacarle que cumplirá su promesa de que hoy conseguirá las respuestas que necesita.

El pequeño Toyota híbrido culebrea por las calles de Nueva York, abandonando Manhattan hacia el norte. Papá está sumido en un taciturno silencio. Parece totalmente incapaz de explicarle por sí mismo a Bianca lo que le ha pasado, lo que le enfurece tanto como a la propia Bianca. Cuando finalmente llegan a un bloque de apartamentos de clase media y Papá aparca el coche Bianca está a punto de estallar por la tensión. El nudo que siente en el estómago se le retuerce cuando suben en el ascensor y cruzan el pasillo hasta la puerta de un apartamento que espera entreabierta.

El piso es sencillo y austero, típico de alguien que lo utiliza para dormir y poco más. En el pequeño salón les espera una mujer que aparenta pocos años más que Bianca, rubia y de constitución fuerte. Lleva un chándal gastado con el logo de Geenpeace. Nada más verla Papá se queda clavado en el sitio. Ella pasa su mirada de Papá a Bianca, vuelve a Papá y luego otra vez a Bianca.

Hola, Emma - consigue articular Papá

Ella se acerca un par de pasos pero luego se retira, insegura - Hola, Héctor - señala a Bianca con una mano - ¿Ella es...?

Sí, ella es Bianca - contesta él - Bianca, ella es Emma. Ella es...

Mamá - el instinto de Bianca la ha reconocido desde el mismo momento en que le puso la vista encima...

Había soñado tantas veces con aquel momento... Sin embargo, verla ahí, tan guapa, tan sana, tan joven...era un modo de decirle que estaba perfectamente sin ella, que nada le había impedido ir a verla todos esos años.

Rodeó la mano de su padre con las suyas y se pegó a su cuerpo como si intentase ocultarse pero a la vez alzó el mentón en gesto de desafío.

- qué hace ella aquí? - preguntaba a su padre, pero la miraba a ella.

Una parte quería darse la vuelta y salir corriendo, pero otra ansiaba saber que tenía que decirle.

Bianca, yo... - empieza a decir Emma. Luego mira a Papá con enfado - ¿Qué le has contado sobre mí?

Lo que pasó - replica él a la defensiva - Que poco después de que la tuviéramos la dejaste conmigo y desapareciste.

¿Y ya está? ¿No se te ocurrió decirle por qué lo hice, o que os quería tanto que me rompió el corazón tener que dejaros, o...?

Emma, no estamos aquí para hablar de lo nuestro - la mano de Papá está tensa entre las de Bianca - Esto es por ella ¿recuerdas? Porque necesita saber cómo es que una chica de diecisiete años pudo matar a ocho chavales con sus propias manos. Porque quiere saber que no es un monstruo, ni está loca. Así que céntrate en ella y una vez se haya quedado satisfecha podemos hablar sobre nosotros hasta que suene el próximo Aullido de Llamada y tengas que largarte corriendo.

¡ESO NO ES JUSTO! - grita Emma, dolida. Bianca duda ¿acaba Emma de lanzar un gruñido? - Te expliqué muchas veces...

Bianca primero - insiste él. Luego añade un reticente "por favor".

Está bien - Hace una inspiración profunda y empieza a hablar con Bianca - Lo que te pasó en aquél callejón fue lo que llamamos tu Primer Cambio. La verdad es que ni tu padre ni yo esperábamos que te sucediera, pero existía esa posibilidad. No eres sólo humana, sino algo más. Eres parte humana, parte espíritu y parte lobo. Eres una mujer-lobo, una Garou. Igual que yo.

Antes de que Bianca tenga tiempo de reponerse de la sorpresa o de preguntar siquiera Emma empieza a cambiar. Sus músculos se hinchan y se cubren de pelaje blanco y negro. Sus manos se agrandan y se transforman en mortíferas zarpas no muy distintas de las que Bianca desarrolló en aquél callejón. Su cara se deforma en una mueca de ira bestial y de repente se transforma en una enorme cabeza lobuna. Todo el proceso dura apenas un par de segundos, y para cuando termina Emma se ha transformado en una licántropo como los de las leyendas.

Esto es lo que somos, hija - ahora ya no emplea palabras humanas, sino gruñidos animales que de alguna manera resultan comprensibles para la muchacha...

Bianca no sabía como sentirse respecto a su madre. ¿Realmente podía haber un buen motivo para marcharse? Quizás si, pero... ni una llamada, ni una visita, ni una explicación. Y escuchando a su padre, por primera vez, se puso en su piel. En lo que debería haber sentido, en lo que había tenido que renunciar. Él había estado ahí por y para ella, y ahora, nuevamente, dejaba sus sentimientos a un lado para preocuparse solo por lo que era mejor para su hija.

Apretó la mano de su padre en un agradecimiento silencioso. La apretó aún más al enterarse que era una mujer-lobo. Tragó saliva con dificultad intentando digerir aquella idea. Durante los escasos segundos que duró la transformación la joven dió un paso atrás asustada. Pero al ver que no iba a atacarlos, sino que racionalizaba sus actos e incluso le hablababa...

- ¿Puedes controlarlo? - preguntó soltandose de Héctor - ¿Y hablar? Yo no puedo hacer eso... - se cruzó de brazos como si fuera un escudo protector mientras miraba al suelo. - ¿Y que significa que soy parte espiritu? - la miró unos segundos fascinada por la belleza que desprendia aquella enorme bestia pero rápidamente volvió a componer un rictus de enfado

- ¿Porque nos dejaste? - soltó de repente. Quizás no le consolase la respuesta, pero necesitaba deshacerse de aquella duda que la había perseguido cada dia de su vida

Emma revierte a su forma humana sorprendido a Bianca con el hecho de que su ropa, que había desaparecido durante la transformación, vuelve a aparecer ahora intacta - Me fui porque nosotros, los Garou, estamos en guerra. Es una guerra que abarca todo el mundo desde hace siglos y que ya se ha cobrado millones de víctimas inocentes. Me fui para evitar que tu padre y tú os convirtiérais en parte de esa lista de víctimas. Sin embargo, como Garou que eres, ahora formas parte de esa guerra. Algo que nunca quise para ti...

- ¿Una guerra? - su tono altivo se había vuelto ligeramente asustado - Pero yo no se pelear... - musitó, aunque los retazos de aquella noche le mordían la conciencia sabiendo que sus palabras no eran del todo ciertas.

Miró a su madre mientras se abrazaba a si misma, intentando digerir lo que su madre le había dicho - ¿Donde es esa guerra? Porque si no has podido venir a vernos en todo este tiempo, o incluso llamar... será muy lejos ¿no? - de nuevo su tono sonaba mordaz, pero menos hiriente que hacía un momento.

Hay frentes por todo el mundo - la informa Emma - Yo misma he estado en el Amazonas, en el Ártico, en Vancouver, México... Incluso aquí, en la propia Nueva York, donde he estado peleando durante los dos últimos años.

Gracias por pasarte - añade Papá con sorna

¿No habíamos quedado en centrarnos en ella? - replica ella ácidamente - Vas a tener que aprender muchas cosas. Quiénes somos, contra quién y por qué luchamos...

Y supongo que también por qué eso te obliga a apartarte de tu familia - apostilla Papá

Soy su madre, Héctor - contesta ella gruñendo de nuevo - Soy tan familia suya como tú.

Tienes un concepto de maternidad un poco laxo ¿no? - Papá ya no se molesta en contener su furia - Te lo has perdido todo, Emma. Por lo que respecta a nosotros ahora mismo podrías ser una farsante que se hace pasar por la madre de Bianca.

Querrás decir por lo que respecta a ella porque tú no te has molestado en hablarle de mí en diecisiete años. Aparte de eso ¿qué pretendes hacer, Héctor? ¿Qué harás cuando los Danzantes de la Espiral Negra echen tu puerta abajo para buscarla? ¿Demandarles?

¡Nos ha ido muy bien los últimos diecisiete años que hemos pasado SIN TI!

¡Mientras ella era HUMANA! ¿Cómo esperas poder explicarle lo que es, los impulsos que va a sentir, y los problemas a los que va a tener que enfrentarse?...

La respiración de Andrea se iba haciendo más rápida y superficial. Los gritos y palabras de sus padres iban presionandole el pecho provocandole un ligero dolor. Se llevó ambas manos a los oidos mientras cerraba los ojos con fuerza intentando alzar un muro que no lograba aislarla de aquella discusión.

- ¡Callaos! ¡ Callaoooooos! - gritó con rabia mientras se volvía hacia la puerta y salía corriendo. En ese momento no quería verlos. No quería saber cual de los dos tenía razón. No quería pensar sobre esa guerra de la que desconocia su existencia. No quería decidir.

Aunque la vida parecía que había decidido ya por ella

Bianca corre ignorando las llamadas de Papá y Emma (¿Podrá realmente llamarla "Mamá" algún día? No sabe dónde ir, sólo que quiere alejarse de ellos, de su discusión y del hecho que estuviesen hablando sobre su futuro como si ella no estuviera ¡Dios, cómo le gustaría arrancarles la cabeza ambos! Desgarrar su carne con los colmillos, arrancarles las entrañas con sus garras... Emma es una mujer-lobo experimentada pero Papá sería presa fácil. Tan fácil como...

Las imágenes de la masacre de la pandilla de Gwen y Haley golpean a Bianca con tal fuerza que tiene que apoyarse en una pared para aguantar las arcadas. Los transeúntes pasan junto a ella sin que nadie se digne a preguntarle siquiera si se encuentra bien. Le lanzan miradas de indiferencia, de curiosidad e incluso de hostilidad, y se apartan de ella creando un espacio de acera vacío su alrededor. Estúpidos humanos...

Ya es mediodía cuando los erráticos vagabundeos de Bianca la llevan al estanque de Central Park. La ciega furia animal que la llevó a asesinar a sus compañeros de instituto pugna por salir de nuevo. Sería tan fácil dejar salir al monstruo de su interior, sumirse en el feliz olvido de una carnicería indiscriminada. Más que eso, sería dejar de ser por una vez la rarita asustada de todo. Ser ella la que impusiera el terror a cuantos tuvieran la desgracia de cruzarse en su camino.

No juegues con eso o te quedarás ciega - dice una voz cascada. Bianca se vuelve hacia quien se ha atrevido a molestarla con los todos los músculos a punto de romperse por la tensión. No es más que una anciana sin techo, una mujer bajita y regordeta que lleva un ajado y sucio plumón gris. No parece ser consciente del peligro que corre.

No te importa que me siente ¿Verdad? - añade la mujer, que no espera respuesta. Con movimientos cansados se deja caer al lado de Bianca. A duras penas consigue la chica refrenar su furia. Las dos contemplan el estanque sentadas en las piedras de la orilla. La anciana saca una bolsa de migas de pan y empieza a echárselas a los peces, que las devoran con avidez.

¿Quieres probar? - le tiende un puñado de migas. Su mano es callosa y está enfundada en un raído mitón de lana - Dar de comer a los peces me relaja mucho y a ti se te nota que te hace mucha falta tranquilizarte. No queremos más historias de Bigfoot paseándose por Central Park en los tabloides ¿a que no?...

En cuanto sus ojos se posaron en la anciana no pudo evitar juzgarla por su aspecto. Luego los sentimientos se entgremezclaron. Rabia, desdén, curiosidad.. Por entrometerse en su dolor, por la ropa que lucia, por esa tranquilidad con la que había entablado conversación con ella, una rarita desconocida....

Sentada a su lado, se sentía incómoda pero menos enfurecida. Miró con recelo la bolsa que le tendía la anciana pero la aceptó entre sus manos, justo antes de su última frase, la cual, la puso en tensión.

- No la comprendo señora - frunció el ceño. Si que la comprendía, pero estaba segura que la anciana no se estaba refiriendo a ella ¿o si? ¿Podía saber ella algo de lo que le había contado Emma?. Lanzó un puñado de migas al estanque para disimular mientras la miraba de reojo.

Lo cierto es que tras la primera impresión, ahora la veía menos desagradable a la vista. - Me gustan sus guantes - musitó en tono más amable.

¿A que sí? - dice la mujer enseñándoselos a Bianca - La basura de un hombre es la fortuna de otro. Es lo que siempre digo - de improviso los mitones desaparecen fundiéndose con la piel mientras sus manos se transforman en mortíferas zarpas erizadas de pelaje castaño. Ella sonríe ante la cara de pasmo de la chica. La transformación parcial revierte lo bastante rápido como para que nadie vea las artrósicas manos de la anciana convertidas en instrumentos de muerte pero no tanto como para que Bianca no esté segura de que no está alucinando - Tranquila, no eres la primera cachorrita perdida que acaba entrando en mis dominios. Me llamo Larissa, aunque por aquí la gente me llama "Madre". Déjame adivinar: te acabas de enterar de mala manera y todo lo que creías saber parece que ya no vale una mierda ¿Me equivoco?...

Apenas le dió tiempo a reaccionar ante la imagen de aquellas garras apareciendo y desapareciendo tan rápidamente. Apoyó la mano en la tierra de la orilla mientras se volvía hacia la anciana con el interés brillando en sus grisaceos ojos y negando ligeramente, lo que provocó que los mechones de pelo que enmarcaban su cara se balanceasen suavemente. No, no se equivocaba.

- ¿Estos son tus dominios? ¿El parque entero? - estaba realmente impresionada. Nunca habría pensado que Central Park albergase a una mujer lobo, aunque hasta hace bien poco tampoco creía en la existencia de semejantes monstruos de pelicula

- Yo soy Bianca - añadió mientras le tendía la mano, ligeramente sonrojada al darse cuenta de que había sido algo maleducada al no presentarse, pero en seguida su rostro se volvió taciturno mientras recuperaba su postura anterior y echaba otro puñado de migas a los peces - ¿Por que tengo que elegir? Se supone que ahora debo participar en una guerra que desconozco. Y que tengo que abanadonar a mi padre al igual que hizo ella - la última palabra iba cargada de bastante rencor. - No quiero dejarlo solo. Me necesita -

¿Estos son tus dominios? ¿El parque entero? 

Pues sí - sonríe la anciana - No tengo un dólar en el bolsillo pero vivo en la casa más grande de toda la ciudad. Y lo tiene todo: buenas vistas, aire libre, servicios de limpieza, mascotas... y además recibo miles de visitas a diario ¿Qué más puede pedir una chica para sentirse feliz?

¿Por que tengo que elegir? Se supone que ahora debo participar en una guerra que desconozco. Y que tengo que abanadonar a mi padre al igual que hizo ella. No quiero dejarlo solo. Me necesita.

El rostro de Larissa se ensombrece al escuchar las palabras de Bianca - Mira, no sé quién te habrá dicho eso pero puedes decirle de mi parte que es un caraculo. Es cierto que la madre Gaia te ha escogido para una tarea de la que todavía no sabes nada y que eso puede ser una putada - coge un puñado de migas y la lanza al estanque con bastante más calma que Bianca - No puedes dejar de ser lo que eres, pero cada uno de nosotros elige cómo quiere estar con su familia. Yo no comprendo cómo hay algunos que eligen proteger a sus seres queridos alejándose de ellos todo lo posible. Eso es una chorrada. Miedo al compromiso - suelta una risa burlona - Lo leí en una Cosmopolitan vieja. A veces sirve para algo más que para echarla al bidón. Es verdad que las vas a pasar putas y que te vas a encontrar con personas que van a buscar todas las formas de joderte que puedan, pero si renuncias a tus seres queridos para "protegerlos" - hace un gesto de comillas en el aire - tú serás la primera en joderte ¿Me pillas? Recuerda esto: Primero: Eres libre, nadie puede obligarte a nada que no quieras hacer. Segundo: Eres la única responsable de tus actos. Tercero: La violencia también es una opción ¿Te gusta? Lo leí por Internet o algo...

Mientras la mujer hablaba ella tenía la vista fija en el agua, viendo  como varios peces de bonitos colores se acercaban a comer. Uno de ellos, más pequeño que el resto, era el que más pan engullía. Quien iba a decirlo... No se detuvo a indagar más en aquel pensamiento pues las palabras de Larissa la alcanzaban certeras como una flecha.

Sintió como el enorme peso que anidaba en su pecho se aligeraba de un solo soplo. El alivio provocó que sus ojos se humedecieran pero se los restregó rápidamente para borrar todo rastro de lágrimas que pudiera delatarla. No quería quedar como una niña llorona delante de aquella sabia mujer.

- ¿Y que tengo que hacer ahora? ¿Como puedo aprender a controlar... esto? - se miró sus manos con intensidad intentando hacer lo mismo que ella.

Tener paciencia - responde Larissa con dulzura - Vas a conocer a mucha gente nueva y tendrás que aprender muchas cosas. Por suerte a los jóvenes lo que os sobra es tiempo y energía, así que te irá bien - termina de vaciar la bolsa en el estanque y se pone en pie sacudiéndose las migas - Ven conmigo, que te voy a empezar a presentar a la familia...

Bianca se puso de pie en un único movimiento. Estaba contenta, exultante, animada... Se golpeó el trasero con varias palmadas para limpiar la tierra del suelo mientras su ceño se fruncia intrigado - ¿Familia? - había anhelo en su voz por conocer más, por averiguarlo todo sobre ese mundo, por aprender a proteger a su padre.

Retiró un par de pelusas que se habían pegado al brazod de Larissa antes de seguirla con pasos alegres