El jardín interior del monasterio de los Capadocios resulta sorprendentemente grande para tratarse de un patio santuario. Resguardado de los elementos, está protegido por los altos muros del monasterio y tres grandes rocas alzadas en su lado norte. Los monjes creen que las rocas, vagamente humanoides, son una señal de que el lugar está bendecido, y las llaman Trinidad.
El jardín está rodeado en tres de sus lados por muros de piedra gris. Sólo las formaciones rocosas marcan el lado norte. Este "muro incluye varias grutas ocultas, un pequeño complejo de cavernas (la entrada de la cueva está cerca del miembro más pequeño de la Trinidad) y un manantial natural
Los monjes han plantado varios arbustos y plantas espinosas en el jardín, como recordatorio del dolor que todas las personas deben soportar antes de alcanzar la perfección del eterno abrazo de Dios. Las rosas cubren tambien los terrenos del jardín.
La mayor de las grutas está rodeada por un semiciruculo de roca. Los monjes pasaron siglos trabajando la piedra para labrar bancos y asientos en la roca. Tres de estos asientos rocosos son particularmente imponentes, con el mayor de ellos flanqueado por los otros dos. La gruta es lo bastante grande para albergar cómodamente unas cuarenta personas, y los monjes usan a veces el lugar para los servicios al aire libre.
En esta cueva, Japheth y varios monjes (sus chiquillos y ghouls) esperan a Claudius Giovanni.
Giani y Marianna estan con ellos, esta última vestida con un hábito de monje y algunos de los templarios levantados de su descanso eterno también están en vigilia de medianoche.
Japheth se acomoda en el asiento de la derecha. El del centro está vacío, pero en el izquierdo se sienta un viejo vampiro de duras facciones, con el brazo derecho deforme. Lo cierto es que de algún modo sus rasgos os son familiares.
Bajo del carromato, ayudada por alguno de los cocheros dada mi condición de mujer y mis ropas femeninas que me dificultan el descenso. Miro alrededor, recordando el monasterio y me adentro en las cuevas, algo intranquila por lo que puede que ocurra a continuación.
Mi asombro no puede ser menor cuando vuelvo a ver otra vez a esas figuras reanimadas, esos templarios, junto con el hermano Clemente, que en el pasado murió bajo mis colmillos. Agito mi cabeza, para desembotarme de la imagen, e intento enfocar mi vista en el señor Vitello.
Es un palcer volver a veros, señor Vitello, Mariana... -cada nombre viene acompañado de una ligera reverencia cordial de cabeza a modo de saludo- os creí muerta tras el incidente de la cena. Habíais desaparecido de la escena antes incluso de poder mirar a cualquier lado. Japhet y... -fijo entonces la vista en la persona que esta sentada - Pese a que me resultáis familiar, no consigo adiviniar quien sois. Mi nombre es Aricia de Mytros, chiquilla de Leopoldo Valdemar. Es un placer.
Desciendo del carruaje ,echo un breve vistazo a mi alrededor dejando que Aricia vaya un metro por delante .Con un gesto de cabeza saludo a Gianni y Marianna antes de aproximarme esperando oir el nombre del desconocido cuando se presente.
Estos últimos dias de paz en el monasterio me han sentado muy bien permitiendome meditar sobre todo lo que se me ha dicho, he experimentado y aprendido estos dias. Apenas he tenido crisis y me siento preparado para lo que sea que ocurra hoy.
Sentado a la izquierda del trono veo a alguien que no conozco, pero guarda un asiento de honor entre los Capadocios pese a que parece fuera de lugar entre ellos
Mis pensamientos sobre esto se desvanecen al ver con alivio como regresan mis compañeros, hermanos de aquella cena funesta, es sorprendente pero parece que un apego por ellos ha crecido al atravesar juntos tantas vicisitudes
-yo tambien me alegro de veros- respondo a Usher mientras espero a ver llegar a alguien mas, ¿Vlad?¿Fernando? eramos tantos al principio
La mirada de Mariana parece empañada de nostalgia cuando Aricia se dirige a ella. Sin embargo sus labios sellados no pronuncian ninguna respuesta
- Es Augustus Giovanni, el padre y sire de Claudius
Responde a su chiquilla sin alejar la mirada de los tronos esculpidos en la piedra.
La tensión entre los allí sentados y el recién llegado Claudius junto a su quadrilla es más que notable después de que estos entraran atrevidamente en el jardín y se presentaran "con humildad" ante Japheth.
Entre aquel siniestro paraje, de repente Claudius se gira hacia vosotros y de entre los conspiradores aparece Lothar con una jaula en sus manos y su constante mirada de sumisión hacia el suelo.
Dentro de la jaula hay una paloma que es sacada de entre los barrotes y puesta en manos de User Kuk.
- El señor quiere que entregueis esta ofrenda de paz a Japheth Capadocius
Inquieto voy cambiando mi peso de un pie a otro y observo con atención la paloma, el gesto parece presagiar paz, pero de algún modo me inquieta profundamente y me parece ver figuras riendose en el límite de mi visión. Giro un par de veces la cabeza rápidamente pero no consigo ver esas sombras, aunque parecen seguir burlandose de mi desde el rabillo del ojo
"he de centrarme, he de saber como actuar hoy, las sombras no son nada"
Sin embargo permanezco inquieto mientras espero que transcurran los acontecimientos
Cojo la paloma firmemente pero con cuidado de no hacerla daño y me dirijo hacia Japhet con aire decidido:Soy el portador de este regalo si bien su significado se me escapa.Aceptad este presente que os presento con respeto y humildad.Adelanto la paloma y se la tiendo esperando que al recoja.
Japheth se levanta y acepta la paloma, mientras Augustus permanece sentado.
El anciano le hace un gesto a User para que permanezca a un lado mientras con otro movimiento pide a Claudius que se acerque.
Claudius se aproxima, con una burlona sonrisa de penitente en su arrogante rostro, mientras sus compañeros de conspiración permanecen a una respetuosa distancia. El Giovanni se arrodilla ante Japheth:
- Perdóname, hermano, pues he pecado contra ti
- Ay, hermano, sí que lo has hecho.-
Una larga pausa sucede a la respuesta del Capadocio antes de que este prosiga
- Pero mi sire lo perdona todo, como hace mi Sire en el cielo. Y así te perdono yo.
Claudius se incorpora, haciendo un espectáculo de sacudirse el polvo de sus calzas de seda. Entonces, Japheth agarra a Claudius, manteniendo al Giovanni a la distancia de su brazo, mientras que con la otra mano, sujeta a la a la paloma frente a su pecho, casi protectoramente.
- Vete, - las palabras de Japheth contienen un indescriptible dolor emocional .- y no peques más.
Miro atenta la escena, en silencio. Me preguntaba que ocurriría a continuación... Tengo el cuerpo entero en alerta. A lo mejor Dios no nos tiene en gracia y ocurre algo similar a la cena del señor de Stavlaquia, o quizás algo aún peor.
Rezo una oración en silencio, esperando que todo salga bien.
- ¿Qué es esto? ¿No besas a tu hermano?
Habla el aristócrata con tono provocador
- ¿No le das un beso de paz y perdón?
Japheth suelta el brazo de Claudius, y éste se acerca a su pecho.
Súbitamente, Japheth le coge la cabeza entre las manos, diciendo
- Óyeme bien, "hermano". Soy yo quien se sienta a la diestra de nuestro Padre. Obedezco su voluntad y su palabra. ¡Ten bien presente el destino de quienes abandonan su sendero.
Sollozando, libera al nigromante
- Vamos, Claudius. Estoy esperando tu beso de paz. Conozcamos cada uno el alma del otro y acabemos con ello.
Claudius aferra a Japheth y tira de él en un solo y brusco movimiento.
La paloma, atrapada entre ambos, cae al suelo con el cuello roto, mientras Claudius hunde sus colmillos en el delgado y pálido pecho de Japheth, desgarrando el hábito del monje y haciendo que la sangre salga a chorros. Ésta rebosa los gruesos y codiciosos labios del Giovanni y cae, roja y brillante, sobre las antes inmaculadas ropas de Japheth.
La boca de éste se retuerce en una mueca, pero su cuerpo permanece impávido, los brazos abiertos para aceptar el "beso" de su hermano. Sólo sus puños crispados y la sangre que cae por su barbilla, al haberse hundido los colmillos en sus propios labios, traicionan lo involuntario de su sumisión.
Todos los monjes, excepto Mariana, se dejan caer al suelo y entonan una oración.
En este preciso instante de entre las sombras del jardín empiezan a sucederse las breves detonaciones que dejan trás de si el humo negro que rompe algún hechizo conjurado y las figuras de los fundadores aparecen a la carga al grito de
- ¡Muerte a los traidores! ¡Muerte al nigromante! ¡Muerte a la conspiración!
Hardestadt luce una ancha sonrisa, pues tiene lo que necesitan: ha atrapado a Claudius en el acto de desobedecer una de las tradiciones fundamentales
Observo fascinado el intercambio entre los dos cainitas, aunque de vez en cuando giro la cabeza cuando alguna figura apenas vislumbrada atrae mi atención. Pero en general estoy atento al drama que sucede ante nosotros, sobretodo a la sumisión forzosa de Japhet, debe doler y lo normal sería intentar defenderse, pero algo le fuerza a seguir ahi, ¿la fe?¿alguna prueba moral?¿una orden de su sire?
Ni me inmuto por la aparición de los fundadores que pronostica una inminente batalla entre ellos y nuestros padres, en lugar de eso intento observar con mas atención lo que sucede aquí, la danza de colores que envuelve a los participantes aparece como un sudario hipnótico y fascinante
me dedico a mirar auras desde una posición segura
Mis ojos se abren como platos al ver la escena. Si bien creía que esta reunión conllevaría algún tipo de ataque, no esperaba tal atrocidad, el pecado de beber del corazón de otro cainita, el de beber su propia alma. Doy un par de pasos para atrás buscando el refugio en las sombras de una pared o lo que fuera. Pero aún así, un lugar desde el que pudiera ver como se desarrollaban los acontecimientos e intervenir cuando fuera necesario... si es que lo era.
Todo se va al infierno en poco tiempo, la agresión de Claudius, la pasividad de Japhet y la interrupción de los fundadores suceden con tal rapidez que no me da tiempo a reaccionar.Observo con la boca abierta el devenir de los acontecimientos sin saber muy bien como actuar.
- Atrás
Resuella Japheth entre convulsiones
- ¡Que no se derrame sangre en nombre de los Capadocios!
Sin embargo los fundadores se lanzan con sus espadas contra sus rivales conspiradores, los cuales rápidamente forman un círculo protector alrededor de Claudius y Japheth para que su líder pueda terminar la terrible tarea.
Comienza la batalla, y una tormenta está a punto de estallar. Ambos bandos chocan entre los gemidos del viento.
- ¡Ahora Fernando, User: Invocamos vuestra promesa de lealtad. Uniros a nuestras filas para acabar con esta atrocidad!
En este preciso instante las garras de Matrona Violetta caen sobre Adana que la esquiva con pericia.
Jadviga y Hardestadt también se lanzan el uno contra el otro, haciendo imposible para el líder de los fundadores llegar hasta Japheth gritandole más lleno de ira que nunca
- ¡Chiquillo! ¡Cobarde! ¡Pacifista! ¡¡Defiéndete!!
¿hay algun modo en que pueda llegar hasta Japhet y Claudius sin atravesar la pelea? como un tejado o por encima de un muro
Hay demasiadas auras y sus recipientes son demasiado poderosos para fijarse en detalle en cada una de ellas.
Ves la ira desenfrenada en la mayoría de los antiguos que chocan entre ellos, quizás algo de excitación. Pero es difícil estar seguro ya que cuánto mas viejas son sus almas más pálido el color de sus auras, que requiere gran concentración para simplemente verlas centellear un segundo.
Los monjes: ghouls y humanos alrededor rezando de rodillas al suelo desprenden unas claras auras naranjas en comparación con los luchadores.
Pero al mirar el centro de la escena ves algo nuevo y realmente perturbador: Unas vetas negras empiezan a empañar el aura de Claudius que la ennegrecen y crecen cada segundo. Una sensación de horror te recorre el cuerpo y prácticamente deseas apartar la mirada.
Detrás yace Augustus sentado. En un alarde de concentración logras ver su color, es tan distinto del resto que resalta: verde giratorio e hipnótico
ESQUEMA DEL COMBATE: patio exterior monasterio
verde: Augusto Giovanni // rojo: Claudius Giovanni // azul: Japheth Capadocio // amarillo: conspiradores // morado: fundadores // rosa: Hardestadt // naranja: monjes y cruzados
Según lo que hagáis os posicionaré en el mapa
El patio es un recinto cuadriculado cuyas puertas (sur) llevan al interior del monasterio y limita con la agreste montaña (norte) cuyas tres formaciones rocosas mas grandes, llamadas por los monjes: la trinidad, albergan una enorme bóveda con túneles y construida picando la piedra --> donde ahora se encuentran Claudius, Japheth y Augusto. A los lados (este y oeste) unos muros de piedra, no demasiado altos para un vampiro.
Tratar de llegar a Japheth y Claudius es bastante dificil eludiendo el campo de batalla; quizás se podría conseguir mediante un salto bastante prodigioso des de uno de los muros laterales, o trepando por las rocas de la montaña. De todas formas el combate es bastante confuso y igualado por el momento, con lo que la posibilidad de llegar a través de los luchadores también existe.