Partida Rol por web

Miro alrededor, intentando no decantarme por ningún bando. Los conspiradores sacan unas armas, los fundadores otras. Pienso, pues no sé a quien he de unirme, a quien he de ayudar. Sólo una solución inunda mi cabeza, la solución que ayudará a los intereses de los conspiradores pero no me hará parecer culpable a los ojos de nadie.

- Espero que sepáis agradecer este gesto, Claudius, pues os voy a otorgar parte del tiempo que necesitáis para terminar vuestro deseo.

Una sonrisa asoma por mis labios, e invoco el poder de mi sangre del abismo, de la mismisima pureza de lo oscuro y lo tenebroso. De la nada surgen sombras, que se extienden creando una esfera que oculta a Claudius en su tarea y a todos los que lo rodean.

- Y así, la fiesta continúa

El espectáculo de las auras es fascinante y sobrecogedor, tanta gente, tantas criaturas de poder, tantos sentimientos diferentes. Las contemplo fascinado, horrorizado, y casi hipnotizado, con mas experiencia la información sería valiosísima, para mi es una confusión gloriosa que recordaré mientras viva

"pero he de hacer algo, he de actuar en mi momento y ese momento es este"

Doy unos pasos hacia la lucha cuando una oscuridad viscosa y palpable lo cubre todo cegando incluso mi aguda visión, de un estallido de colores paso a la ceguera total, es una oscuridad que ya conozco y me pregunto que pretenderá conseguir Aricia con ella

Esta claro que a ciegas no podré llegar hasta Claudius y Japhet, ¿o tal vez si? así desde luego nadie podrá detenerme

Me agacho y avanzo a cuatro patas en la dirección en que creo que estaban. He pasado casi una semana en este monasterio hablando con frecuencia con Japhet y ahora intento guiarme por mi olfato hasta el, como un sabueso a ciegas

Una sonrisa se dibuja en mi cara al verme rodeado por la oscuridad .Buen intento pero eso no me detendra y hasta me viene mejor.Saco la lengua y me dejo guiar hasta el combate.

La fuerza de la oscuridad emana del aura de Aricia con una fuerza indomable: Sientes que las ráfagas de viento azotan tu cuerpo y se arremolinan a tu alrededor. Cuando finalmente liberas toda la fuerza, un potente sudario de la noche empieza a salpicar como una fuente descontrolada y enorme en el medio del campo de batalla, creciendo cada vez más hasta empañarlo todo.

De repente la oscuridad engulle a todos los presentes excepto a ti misma que des de delante de la puerta que da al interior del monasterio ves como se agitan en el aire los gigantescos tentáculos de sombra.

Sumido en la negrura, Gianni hace acopio de sus sentidos agudizados. El sonido dentro de aquella masa se oye distorsionado y confuso: Los gritos se escuchan como si provinieran del más profundo de los fosos, a la vez que una diminuta salpicadura de sangre estalla con tanta fuerza en tus oídos que casi te obliga a llevarte las manos a la cabeza. La audición no es para nada fiable en éste mar de alquitrán, pero lo que es seguro es que la batalla no ha cesado ni un segundo. Tratas de orientarte con otro de tus sentidos* 

Entre tanto, la bífida lengua de User detecta una presencia delante suyo. Desconoces por completo de quién se trata y mucho menos si es amigo o enemigo. Tu también estas completamente cegado y solo escuchas un silbido metálico junto a voces y golpes en la lejanía. **

Casi instantaneamente una silueta sale caminando de la nube tenebrosa en dirección a Aricia

Sin duda tu gran talento llamó la atención de los más poderosos allí presentes, en este caso de la aliada de Hardestadt, Dama Fanchon.

Sus ojos se clavan en ti a medida que la mujer avanza. Una voz resuena en tu cabeza

"¿Te gustan los trucos de magia?"

Y entonces un torrente de pensamientos que no distingues como propios se proyectan en tu mente: las llamas quemándote mientras gritas y tu cuerpo desmembrado. Sangre fluyendo por todos lados. No queda nada de ti.

Me muevo por la melaza de oscuridad conjurada por Aricia, dentro de ella los sonidos estan distorsionados, los gritos de dolor y rabia se confunden con los gemidos aterrorizados de los monjes, el olor de sangre poderosa derramada me llega por doquier. Aun así me aferro al conocido olor de Japhet y avanzo hacia el tan rápido como puedo, evitando las refriegas cuando me doy cuenta de que tengo alguna encima, o que se me hecha encima

Me llevo las manos a la cabeza, intentando mantener la concentración en el sudario para que no se desvanezca mientras me ataca esa bruja. Entre gritos de angustia y dolor ante la imagen, consigo casi sollozar.
- ¡¿Qué me estás haciendo bruja?!¡Sal de mi cabeza! - Intento ponerme en pie, con las fuerzas que me queden. No estoy preparada para un combate, nunca lo estuve. Yo sólo sirvo para mantenerme al margen. Miro alrededor, esperando ver a otra persona fuera del sudario que me pueda ser de ayuda.

Me concentro en  aumentar mis fuerzas y me lanzo al ataque  sin saber muy bien quien se haya enfrente.En el peor de los casos siempre  habra tiempo de  justificarse  y eso  si me dan tiempo a  intentar explicarme.Dura vida  la del que carece del poder suficiente para hacer  lo que quiere  cuando quiere sin  rendir cuentas.Catapulto la lengua hacia el enemigo que  adivino  delante  de mi

Como impulsado por un resorte, desenvaino mis armas y comienzo a avanzar hacia la izquierda, la pared más cercana a mi posición*, una vez llego a ella, comienzo un inexorable avanzar pegado a la pared para que me sirva de ayuda en caso de entrar en combate.

Hardestat, está de nuevo allí, y la atrocidad de la que he sido testigo estos últimos segundos no es algo que esté dispuesto a permitir, he de llegar hasta Claudius antes de que acabe de beber la sangre del inepto y pacifista Japeth

Gianni empieza a moverse con dificultad a través de las tinieblas, apartando aquella masa de alquitran vaporeo hasta que finalmente esta bastante convencido que Japheth se encuentra en frente suyo, entremezclado con el olor de Giovanni, quizás un metro o metro y medio delante de ti.

Fernando al igual que su compañero, trata de llegar a los antiguos arrimándose a la pared lateral

Por su parte, User sin saber si la figura que se mueve delante suyo es un aliado o enemigo lanza su lengua de áspid que se hunde en la dura carne de otro vástago sintiendo el calor de la sangre tibia a su alrededor, algo que despierta poderosamente la sed voraz de la bestia que reprimes dentro

 - Libera el sudario ahora y te prometo que no te dolerá

A tu alrededor no hay nadie más, parece que todos los demás excepto Aricia y Dama Fanchon se metieron en la nube oscura. Entonces la mujer hace acopio de una velocidad pasmosa y antes de que te des cuenta esta a tus espaldas y agarra con fuerza tus brazos inmovilizandote por completo

La lengua impacta en carne y noto el sabor de la sangre.La sed se despierta y una neblina roja me vela la mirada .La bestia me controla , hundo mas profundamente la lengua y comienzo a sorberle la preciosa vitae desentendiendome de todo lo que me rodea.

Finalmente me parece que estoy frente a Japhet y Claudius,  concentro la vitae de mi cuerpo para proporcionarme la fuerza colosal que ya probé y sintiéndome seguro salto adelante para agarrar a Claudius e intentar apartarlo de Japhet, pero solo abrazo sombras

Recupero la compostura, pero estoy atrapada. Idiota- me permito el lujo de castigarme a mí misma. Odiaba la debilidad, máxime cuando de ello dependía mi vida. Mi sangre, o bueno, la de otros, hierve en mi interior. La noto en mis brazos, recorriendo por debajo de mi piel. Hago fuerza hacia afuera, intentando evadirme de la fuerza de esa fulana. Por fin lo logro, no sin esfuerzo, pero la cosa no acaba ahí...

La concubina de Hardestadt, si no me equivoco, ¿verdad? Debe ser frutrante que una simple neonata escape de tus poderosos brazos. - digo, mientras tengo la intención de sumergirme en mi sudario totalmente a oscuras.

Los pasos de Aricia retroceden hacía el bosque de sombras que hay a sus espaldas mientras tratas de ganar algo de tiempo con tus palabras de burla hacía tu oponente. Los dientes de esta rechinan en una expresión enfurecida que se vuelve hacía el suelo para recitar una breve frase en algún dialecto extraño, tras la cual levanta los brazos con las palmas hacia el cielo.

Justo entonces y sin esperar ninguna señal más, te volteas rápidamente para echarte a correr hacía la protección del sudario y ordenas a tus piernas bombear con la mayor intensidad posible. Pero una fuerza como jamás antes habías sentido te levanta del suelo convirtiendo tu intento de huida en un inútil pataleo en el aire. El poder que te envuelve te eleva más y más, por encima incluso de la misma edificación del monasterio. Y ahora es la tremere quien ruge des de lo más profundo de su ser:

- Has elegido la senda del dolor

En la más completa oscuridad, la sangre fluye a través de la lengua del egipcio, mientras tu boca y tu cuerpo se llenan con el espeso líquido que recorre tus venas hasta los extremos últimos de los capilares, envolviendo tus músculos de una vitalidad renovada. La sensación es muy distinta a la que anteriormente habías experimentado al alimentarte de recipientes humanos. A pesar de ser menos cálida y envolvente, esta es mucho más placentera y empiezas a percibir otras sensaciones que no distingues como propias, la sed sin embargo no mengua. Al contrario tus ansias por vaciar el recipiente parecen augmentar con cada gota.

Efectivamente Giani se lanza para agarrar a Giovanni, pero la confusión de aquel ambiente sombrío te sobrepasa, errando en tu intento y quedándote ligeramente desorientado. Sin embargo, logras escuchar una débil voz distorsionada en aquel lugar de tinieblas, la distingues como la voz de Japheth:

- No intervengas

Suplico que también llega a oídos de Fernando, que deduces la proximidad del antiguo a pesar de lo poco fiable que resulta allí la audición. Además, el tacto de la pared que seguías ya ha cambiado por el de la fría roca esculpida de la montaña. La pareja de antiguos debería encontrarse a unos metros de tu posición actual.