Motivo: Competencia tecnológica (I)
Tirada: 1d100
Dificultad: 60-
Resultado: 55 (Exito)
Caradoc asintió a las órdenes del Inquisidor sin apartar la vista de los mandos del montacargas, ni las manos de los controles. Quizás él no pudiera solventar el combate contra el ser del caos, pero sí podía borrar los datos sobre su presencia en el lugar, y detener el montacargas antes que su llegada obligara a su señor a dar indeseadas explicaciones que sólo podían suponer una merma en la Sagrada Ignorancia de los miembros de otros hombres, hombres como él que era mejor nunca supieran la magnitud de la maldad que pugnaba por destruir toda esperanza, y todo miembro de la humanidad.
Sólo tardó unos segundos en completar su trabajo anterior. Al borrado de todo registro de seguridad se sumaba ahora la detención del montacargas.
- Montacargas detenido y todo registro de nuestra presencia en el lugar, borrado- indicó en voz alta para luego mirar a la psíquica y forzar una sonrisa con la que disimular el pavor que había penetrado en su corazón- Parece que hoy no vamos a morir ninguno de los dos. Ayúdame a que tampoco nuestro camarada Cantus caiga.
Dicho esto, ayudado por Liri, levantó a Dakka Cantus, dispuesto a abandonar el lugar antes que fuera tarde.
Lazarus sintió como sus malheridas piernas le temblaban y con ellas el resto del cuerpo. La intervención de San Valerius le abandonó como había venido, al igual que su adrenalina. Con lentitud volvió a enfundar a la extraordinaria Havofast.
"Buen trabajo. Ahora es momento de descansar. Para los dos"
El arbitrador no se movió de su lugar, excepto para sentarse en el suelo, dando descanso a sus torturadas piernas. Entre ellas descansaban los restos del descompuesto cuerpo. Como quien deshoja una alcachofa, el veterano hombre buscó y arrancó sin pudor los plateados artilugios xenos, adheridos al cadáver, antes de echarlos al abrigo que Sastre había extendido para tal propósito y facilitando la labor al quirurgo.
Finalmente, ayudado por Marius y Sastre, Enoch se reincorporó con un tremendo esfuerzo.
"Enfrentarme a ese bastardo demoníaco me costó menos", reconoció.
Y poco a poco comenzaron a abandonar la plataforma.
- Debemos darnos prisa. Rápido. ¡Rapido! - apremió Sastre.
- Perdona que no corra más. Me ha dado dolor de flato - respondió un enfadado Lazarus, entre dientes, con una cara distorsionada por el dolor en sus piernas y oculta por su máscara. Ayudado por sus compañeros logra ir cojeando sin forzar demasiado su maltrecha pierna derecha, evacuando el lugar.
El infierno no puede ser tal sin sus moradores. Sin sus adoradores. Sin las criaturas que dan sustancia y sustento a tales deleznables lugares. El fuego abrasador nos rodea. Y de la vaina surge, cual ninfa, una criatura que desata a su paso los temores más arraigados, que desgarra el alma dejandote desnudo ante tu propio ser más íntimo. Veo a mis compañeros caer, arrastrarse por las emanaciones de tal corrupción.
Lo miro frente a frente. No es nada que no vea día a día al mirarme al espejo. No es nada que no sienta en mi interior. Por eso, no huyo. Porque sería huir de mí misma. Segura, alzo mi arma, para mostrarles a mis compañeros que se puede destruir. Porque es ahora o nunca. Es una larva, débil, apenas un susurro de la sinfonía que desplegará cuando se desperece totalmente. Apunto, firme el pulso y disparo. Apenas un rasguño. Nos observa. La observo.
Grito a pleno pulmón a mis compañeros lo necesario para que sepan a qué se enfrentan. Pero el Inquisidor da orden de retirada y obedezco. Noctine corre a mi vera y ante el cáriz de la situación, le suplico que no deje que el Huésped me coja con vida. Sé el resultado y es inaceptable. Pero cuando todo parecía derrumbarse, Enoch muestra su veteranía y el claro fervor de su Fe, pues encara valientemente al Demonio. Abrumada, observo en la lejanía.
Egoísta, decido no estar a su alcance. Hasta ahora me ha evitado, pero no tuvo la misma suerte Cantus. Ante el desenlace decido que hay que moverse rápido, demasiado ruido y pronto aquí habrá demasiados invitados a este baile sorpresa. Corro junto a Noctine siguiendo las instrucciones del Inquisidor y trato de repetir sobre su maltrecho cuerpo la hazaña que ya consiguiera con Jaq....
- El Táctico Noctine logra bloquear temporalmente el montacargas. Sabe que eso no los detendrá demasiado, especialmente si el equipo de Emergencias del Puerto cuenta con una llave maestra o con un Tecnoadepto. El tiempo es esencial. En cualquier momento podría aparecer un cutter artillado de los Sancionarios de Desoleum en el contaminado cielo cubierto de humo.
- Sastre y el Inquisidor recogen todo lo rápido que pueden una docena de artefactos xenos. El Inquisidor deja caer el cuerpo reseco del Huésped Demoníaco en el fuego de la lanzadera destruida.
- Marius ayuda al Arbitrador Enoch a llegar cojeando hasta la escalera de incendios. Va a ser muy duro para el veterano Arbitrador bajar por ahí, pero quizá sea la única salida en estos momentos.
- Ferris corre junto al Tecnosacerdote Cantus y procura ayudarlo, poco después recibe la ayuda de Noctine.
- De algún modo, todos alcanzan las escaleras de incendios poco antes de que el montacargar llegue finalmente a la plataforma de aterrizaje de lanzaderas Tertius-9 y el Equipo de Emergencias comience a extinguir los fuegos.
- Es pura suerte que los siete humanos y los tres servocráneos flotantes lleguen hasta el nivel del suelo del Vacío-Puerto sin ser detenidos, y prácticamente un milagro que en su estado consigan camuflarse entre la multitud de obreros y curiosos que se han acercado hasta el lugar.
- El Equipo Principal de Investigación del Arbitrador Enoch da un rodeo mientras Ferris lucha denodadamente por mantener a Cantus con un hilo de vida y Enoch se sobreesfuerza más allá de lo que creía posible por no perder el conocimiento y convertirse en un peso muerto en brazos de Marius y Sastre.
- Finalmente, el Equipo alcanza el Almacén portuario donde descansaron anteriormente.
// Salen de escena: Todos. - Siguen en: Almacén.