Vaya... Bueno, eso puede solucionarse, siempre y cuando tengas fuerza de voluntad y estés dispuesto a hacer ejercicio para ganar fuerza... Ya verás como, de todos modos, cuando crezcas te será más facil, pero si empezamos desde ahora, podrás ser un genio.
Sonrío al muchacho tras estas palabras, tratando de animarle... Cuando llegamos a la casa, llega el momento más duro... quitarse la armadura. Con el hombro tan magullado, resulta doloroso llevar a cabo los movimientos necesarios para quitarsela, pero consigo contener la mayoría de gemidos de dolor hasta que el maestre comienza a hacer su trabajo. Los murmullos del maestre no me resultan nada tranquilizadores, asique finalmente no puedo contenerme más y suelto la pregunta que me reconcome.
¿Qué es lo que percibe? ¿Cuánto tiempo cree que tardaré en estar listo? Tendría que comenzar cuanto antes con las lecciones del Matthew...
El maestre juguetea con la cadena que pende de su cuello mientras toca un par de veces la zona dolorida. Finalmente levanta el dedo indice de la mano derecha y con aire docto dictamina que te conviene una semana de reposo cuasi absoluto o absoluto para sanar la contusión. Pero que en principio el hueso del hombro no puede estar mas que resquebrajado y en ningún caso roto. Añade además que debeis bañaros con agua mezclada con tisana para purgar vuestros malos humores y la suciedad de las heridas así como aplicar un balsamo de corteza a las otras heridas con lo que estas deberian sanar en un dia o dos.
La curación se resuelve tirando Constitución. Al cabo de un dia para las heridas leves y al cabo de una smena par alas graves. Las dificultades varian segun el esfuerzo que se haga durante ese tiempo, los tres grados de esfuerzo son nulo (quedarse en cama) normal (hacer vida mas o menos normal pero sin forzarse) o severo (luchar, viajar, etc). Cada grado de esfuerzo aumenta la dificultad, para saber mas mira el post de Combate para novatos.
El dictamen del maestre resulta tranquilizador... podré invertir esa semana en restablecerme, y hacer sudar al pequeño Matt con un plan de ejercicios para desarrollar un poco su fuerza muscular, así no tendrá excusa para no poder levantar un arma...
Muchas gracias, maestre, eso haré. - con estas breves palabras me giro hacia Matt - Bueno Matt, ya lo has oído, me toca reposo esta semana, asique comenzaremos con los verdaderos ejercicios de espada en una o dos semanas, cuando los dos estemos listos... Mientras tanto, para asegurarnos de que puedas levantar la espada y el escudo sin demasiados problemas, comenzaremos con unos ejercicios de fuerza y resistencia... carrera, levantamiento de peso... ya sabes, esas cosas, ¿crees que podrás con ello?
El tono de la pregunta es duro, pero amistoso... Nunca me ha gustado tener que "recurrir al palo", siempre me pareció una técnica que fragua espadachines mediocres y cobardes...
Pues al final del dia tiraré... ^^
Matt asiente con una mezcla entre asentimiento y quejido. Mientras tanto un criado entra y te informa que ya puedes apsar a la tinaja de agua para lavarte y restablecerte así de tu revolcón por la nieve.
Ante las palabras del criado, me levanto y asiento con un suspiro. Antes de dirigirme al baño me despido de Matt brevemente.
Bien... Matt, si te parece, empezaremos mañana, así podras disfrutar del dia libre.
Te metes en la tinaja humeante, notando como el agua calma tus doloridos huesos y espanta el frio que se había instalado en ellos tras el revolcón por la nieve. La habitación se llena poco a poco de vapor y te relajas, agradeciendo las comodidades de la Casa de Chyttering y la buena fortuna que los Siete han puesto en tu camino cuando oyes unos golpes en la puerta.
Recostado en la tinaja, disfrutando de la agradable temperatura y la sensación de relax, desconecto mi mente y me quedo traspuesto, rodeado por los vapores. Los golpes en la puerta evitan que me quede completamente dormido.
Adelante.
Con paso decidido Lady Amanda entra, su figura moviendose a través del vapor mientras la humedad hace que el pelo se le pegue ligeramente a la frente. Se sienta con gracia en el borde de la tinaja.
Decidme sire, ¿como os encontrais? ¿Ha sido mi maestre de ayuda?
Con cierto pudor al ver entrar a Amanda, me recojo más, acercando las rodillas a mi pecho de forma que mi entrepierna quede oculta. Con cierto rubor, fruto del calor y la verguenza, le contesto con tono ligeramente tembloroso.
¡Milady! Por... por supuesto, ha sido muy amable al prestarme sus servicios, sólo con el baño recomendado ya me encuentro mucho mejor, además, no me impedirá cumplir con mis funciones para enseñar a su sobrino... Aunque por lo visto tendremos que comenzar con ejercicios de fuerza para desarrollar un poco su musculatura y que así pueda empuñar mejor las armas... ¿Disfrutó del torneo?
La dama rie ante tu verguenza.
Tranquilo Ser, no teneis nada que ocultar que una viuda como yo no haya visto. En efecto disfruté con vuestra victoria en el campo de justas. Aunque lamento que hayais sufrido tales heridas. Estoy seguro eso si que sanareis prontamente. ¿Ya podeis empezar con el joven Matt? Excelente, ordenaré que dispongan vuestros aposentos en la segunda planta junto a los mios. ¿Necesitais algo más Ser Rymund?
La risa de Amanda me hace sonrojarme aun más, por lo que tardo un poco en contestar mientras recobro la compostura.
No, nada más, mi señora, a no ser... ¿se supo algo sobre mi contrincante?
Ser Anton acepta su derrota y ha ofrecido la nada desdeñable suma de 4500 venados como "rescate" por sus armas. Si lo aceptais enviaré un criado a la residencia Mallery para que recoja vuestro premio por vos. Ahora lo que necesitais es descansar.
Y con una sonrisa se despide por el momento.
Lo cierto es que me gustaría hablar con ser Anton en persona... pero no quisiera importunaros con más preocupaciones, asique aceptaré vuestra generosa oferta, mi señora. Enseguida estaré listo para poner a Matt a practicar, en cuanto me seque y me vista.
Dedicas el resto de la tarde a hacer que el joven Coldwater cargue los mas variados pesos, cubos de agua, haces de madera, sacos de grano...
Cuando las últimas luces del ocaso se retiran del cielo de Desembarco decides darle un respiro al muchacho quien resopla agotado, pareciendo incapaz de moverse. Mientras este se retira para cambiarse para la cena tu te diriges de nuevo hacia el salón en el que encuentras a Lady Amanda tejiendo junto a varias sirvientas a las que despide con un gesto. Se dirige a ti con su agradable voz:
Decidme sire ¿aparte del desdichado Mallery habeis trabado conocimiento con algún otro miembro de nuestra nobleza capitalina?
Fué en ese preciso momento, cuando mi señora me preguntó que si habia conocido a alguien más, cuando unas palabras resonaron con fuerza en mi mente "yo mismo, Lord Tobias Chyttering... Tobias Chyttering... Chyttering..." ¡Maldición!... ¿Cómo no me habia dado cuenta? En fin, si tenía que volver con Vane que así fuera... Al menos no podrían llamarme mentiroso.
Mi señora... ahora que lo mencionais, acabo de caer... sabía que vuestro apellido me era familiar... debo narraros algo que no es del todo agradable - el gesto de mi rostro muestra auténtica incomodidad y... ¿culpa? - Nada más llegar a Desembarco, un mendigo trató de robar mi caballo, y los acontecimientos se desenvolvieron de tal manera que finalmente tuve que utilizar mi espada contra el... El suceso llegó a oidos de la guardia de la ciudad, y fui llevado ante un hombre que, tras reprenderme y amenazarme, se identificó como Tobias Chyttering...
¿Un hombre de unos cuareinta años? ¿Ojeras de maleante? ¿Las maneras de un salteador de caminos? ¿El tono de un sargento de guardias y la cortesia de un bandido? En ese caso habeis tenido el placer la manera como pronuncia "placer" hace dudar que seriamente lo considere tal. De conocer a mi hijastro Lord Tobias Chyttering. No os desespereis sire, tampoco cuenta con mis más afectas simaptias.
Su hijastro... Lo cierto es que no encajaba en mi cabeza la manera en que ese hombre, que a mis ojos había resultado tan mayor, podía ser hijo, o hijastro, de milady... pero probablemente preguntar al respecto resultase de mala educación, asique me limite a inclinar la cabeza, agradecido ante sus palabras.
Gracias, mi señora... sin duda debía tratarse de el, no parece apreciar mucho a los caballeros... - Observé a la mujer durante unos instantes antes de cambiar de tema - lo cierto es que no conozco a nadie más, pero si me gustaría ir conociendo gente... He de confesaros que el auténtico motivo por el que estoy aquí es con el secreto anhelo de mostrar mi valía frente a su majestad y tratar de ingresar en la guardia real... Aunque entiendo que quizá sea demasiado joven e inexperto...
Lady Amanda rie de nuevo.
Encima sois modesto, ¿estará Desembarco, o el mundo, preparado para un caballero perfecto? Sonrie casi taimadamente antes de añadir Dejaos guiar pues por vuestro corazoón y por vuestro sentido del deber Sire, y estoy seguro que alcanzareis la gloria. No dejeis que la Corte doble vuestro recto proceder joven Rowan.
Cierro y abro "Deber" Capítulo II