Partida Rol por web

1- Templo

2- Castillo del Rey

3- Puerto fluvial

4- Posada "El Ojo Amatista"

La ciudad de Ladara, en el cauce del rio del mismo nombre, es una ciudad amurallada. El gobierno recae en manos de una nobleza acomodada que pasa por malos tiempos. El gobierno ha caido en manos del Rey Guntag I, que no es si no un hombre que ha escalado puestos en la linea sucesoria a base de (segun se dice) envenenar a otros posibles herederos. Hace poco que el anterior rey regreso gravemente herido tras luchar contra un caudillo orco en el oeste de Desiria, y murió sin que se pudiese hacer mucho por él.

Para Naeriel es un dia mas en el templo, queria viajar...pero no sabia nada de los exteriores de Ladara. Algunas de las hermanas saben que pronto partirá, y ahora que es primera hora de la mañana, hora de los rezos, la elfa no puede evitar sentir algunas miradas y algunos rumores.

La sala del altar del templo esta atestada de gente, todo el mundo viene a buscar sus bendiciones en la mañana antes de salir a trabajar al campo. El sumo sacerdote y al suma sacerdotisa pasean por el lugar, repartiendo agua bendita entre los presentes que oran a la diosa.

Me vestí y preparé todas mis cosas, nerviosa por poder al fin mirar el mundo que me rodeaba. Mis hermanas me echaban miradas furtivas, pero ya no me importaba en absoluto, yo iba a cumplir mi sueño y nada de ésto dejaba que mi sonrisa se encontrase abatida.

Me fui a la sala del altar a visitar a la suma sacerdotisa y despedirme de ella. En cuanto me vio me sonrió de vuelta como saludo y se acercó a decirme unas palabras de despedida. Tras ello, volví a mi cuarto a por mis cosas y me mezclé con la gente que salía, dispuesta a disfrutar de todo lo que el mundo pudiera ofrecerme.

Me dejé llevar por la corriente de personas hasta que estuve en las puertas de la ciudad, viendo como surgía el mundo entre el marco de piedra que eran éstas.

-Aquí comienza por fin mi aventura. Pensé feliz, y me adentré bajo el arco.

Al ir a la habitación, hay una grata sorpresa. Un arcón abierto aguarda en esta y una nota con un pequeño mapa de la zona aguarda a Naeriel.

Si abre el arcón puede encontrar lo siguiente:

-Una cota de escamas

-Colgante de Shelyn hecho en plata

-Una espada larga

-Un escudo ligero de madera

-Un arco largo

-20 flechas en un carcaj

-1 pocion de curar heridas leves

-1 pocion de lujuria

-Una tunica elegante

-Ropa interior con transparencias, de un color azul celeste

-Una bolsita con 20 piezas de plata

-2 raciones de viaje

-1 antorcha

-yesca y pedernal

-1 odre con vino

-Un petate

-Una mochila

-1 frasco de agua bendita

Parece ser que el templo no iba a dejar a una de sus novicias partir sin nada, y han dejado esto preparado casi de manera ánonima. 

Naeriel comenzó a revisar todas las cosas que le habían dejado, expectante. Agarró la mochila y fue metiendo las raciones, el odre, las antorchas, la poción sanadora y el agua bendita. Se sorprendió y sonrojó cuando descubrió la poción de lujuria y la ropa interior, guardándolas en el petate y tapándolas con la túnica. Se colgó el colgante y agarró el arma. Iba a salir de la habitación cuando en un arrebato cogió el arma de proyectiles y su munición y la metió en el petate también, y se puso la coraza. -Sólo por si acaso -Pensó.

Vestida de esa guisa y con el petate y la mochila, fue a buscar a sus hermanas y sus superiores, para agradecerles a todos y cada uno el regalo.

Al llegar a la sala se han acabado los rezos y la suma sacerdotisa junto a un par de sacerdotisas sonrien a Naeriel al verla ataviada con todos los regalos. La suma sacerdotisa aplaude un poco, emocionada al verla pertrechada y una de las jovenes sacerdotisas se acerca para dar un abrazo a la elfa: -¡Te deseo mucha suerte Naeriel!, espero pronto yo partir igual que tú a conocer Desiria, y a buscar la respuesta a la infertilidad que azota Ladara.

La suma sacerdotisa se acerca igualmente:-Espero que lleves la palabra de la diosa siempre contigo, hemos preparado estas cosas para ti, para tu viaje, esperamos que encuentres respuestas a la infertilidad y que eso vuelva a restaurar el amor y la fe en la familia.

-Lo haré, gracias suma sacerdotisa... -bajo la voz- por todo. -Dejo escapar una risilla por lo bajo. Me despido de todas y cada una antes de partir hacia la salida del templo con una sonrisa.

Sales a Ladara, tu ciudad natal por asi decirlo. Es casi primera hora de la mañana y los guardias patrullan las calles, los mercaderes montan sus puestos y del rio bajan algunos barcos con material sacado de unas minas que hay al norte. Es un dia practicamente normal. Uno de los guardias hace un gesto a su superior y se acerca a Naeriel un poco apresurado. Es un tipo de mediana estatura, humano dirias, con barba cuidada y el yelmo cubriendo la mayor parte de su cabeza; parece bastante en forma, aunque no es precisamente que abulte por sus musculos:- Disculpe señorita, puedo...¿hacer una consulta?...-Parece mirar a los lados y cuando nadie presta mucha atención se acerca algo mas, apoyandose en su lanza: -¿Puedo recibir una bendición de su diosa?...verá he tenido muy mala fortuna en el amor y ...bueno...el ejercito es duro, me gustaria saber si encontraré una buena mujer pronto.-El hombre carraspea.

Sonreí al guardia, radiante. -Estoy segura que a alguien como vos no le será necesaria la suerte en el amor, pero rogaré a Shelyn por que aquello que busca le sea dado pronto. -Le digo sujetando solemnemente el símbolo de Shelyn en la última parte. Después me acerco a él y le quito el yelmo. -Pero no intente forzarlo, el amor llega cuando debe llegar, y sé que un caballero como vos, sabrá reconocerlo y apreciarlo. -Le doy un beso en la mejilla y le devuelvo el yelmo.

-Mucha suerte. -Le replico con otra alegre sonrisa y un guiño antes de darme la vuelta y seguir mi camino.

Antes de llegar a las puertas, voy hacia una taberna para poder obtener un odre y algunas raciones más. Estaba segura que quería que ese viaje fuese largo.

El guardia parece prendado de Naeriel, y sonrie bobalicón cuando besa su mejilla. Cuando esta se marcha puede notar la mirada del hombre durante largo rato en ella, pero su superior le llama y enseguida vuelve a filas.

La posada del Ojo Amatista no queda muy lejos del templo y Naeriel llega rapido a ella, al ser primera hora hay gran variedad de personas desayunando, no hay mucho jaleo salvo el ocasional grito para llamar la atención de la camarera, o el ruido de los platos que vienen desde la propia cocina. El dueño, Bran, que es un hombre entrado en años y bastante barrigon esta en la barra, con gesto aburrido mientras su hijo parece hacer cuentas y atender a la clientela. Cuando Naeriel entra el muchacho alza la vista, saludandola con la mano y dejando la pluma en el tintero: -¿Que va a ser señorita? ¿a que debemos el honor de una visita de alguien del clero de Shelyn?.-El señor Bran rueda los ojos y se aparta de la barra, metiendose a las cocinas con gesto hastiado.

-Al hecho de ser una magnífica posada con una cocina aún mejor. -Le respondo con simpatía. -Y me gustaría comprar unas provisiones para el viaje que estoy a punto de comenzar. Raciones de viaje y un odre con agua estaría bien, pero si hay algo que el experto posadero recomiende para una aventurera novata, soy toda oídos. -Termino diciéndole con cara de inocencia.

-¡MAMÁ! raciones de viaje para una aventurera del clero-El muchacho alza la voz hacia las cocinas, donde le responden algo que para ella es ininteligible, pero para familiares acostumbrados a gritarse de un lado a otro de la posada parece bastante claro:- Pues no sé, yo mismo no he viajado mucho, en cuestión de comida eso si es buena idea...Quizá un buen hombre que te proteja de los peligros del camino tambien pueda ser buena idea, algun mercenario, o una mercenaria mejor.-Al rato se pierde por las cocinas y vuelve con un paquete de comida enrollado, un odre de agua y un par de viales vacios, tendiendoselos a Naeriel:-Invita la casa, señorita, tenganos en cuenta en sus rezos si es tan amable.

Abro mucho los ojos por la sorpresa debido a la amabilidad del hombre y le hago una pequeña reverencia con gratitud antes de coger lo que me tendía y guardármelo.

-¡Muchísimas gracias! Os tendré a todos presentes en mis rezos -Le cojo la mano. -Y recuerda que todo se puede conseguir con un poco de suerte. -Le digo mientras invoco el poder del mismo nombre. Después, y tras volver a agradecer las cosas de nuevo. Me despido y me dirijo resuelta y feliz hacia las puertas de la ciudad.

Tras despedirse de la posada y marchar hacia las puertas, puede observar la basta llanura que se extiende desde Ladara, y las dos altas montañas que casi envuelven el lugar dandole un toque estrategico a la ciudad de puerto fluvial. El pequeño mapa que dejaron en su arcón no es muy detallado, pero si tiene al menos una clara geografia de la zona; mientras esta considerando esto puede notar las pisadas de un guardia acercandose a ella. El hombre, que parece alto, con una cicatriz en un ojo y una pierna que cojea parece tener un rango superior a cualquier otro soldado; algun sargento seguramente.

-Señorita, si va a abandonar la ciudad debe pagar el peaje al llevar tantos pertrechos encima...-Tiene una sonrisa aviesa, de esas que indican peligro a la primera, y sus ojos recorren con la vista el cuerpo de la joven elfa:- Son cinco piezas de oro, o equivalentes.

Le miro con aire inocente. -No recuerdo que se cobrase nada por cruzar las puertas, y menos un peaje tan caro. Además, no llevo tantas cosas. -Le dedico una sonrisa manteniendo mi apariencia de inocencia, mientras busco en mi memoria uno de los conjuros que mi Diosa me obsequia. -Debe de estar equivocado, caballero.

-Me temo que tendrá que acompañarme al cuartel señorita si no puede pagar el peaje, ni la iglesia se libra de estos...son ordenes de mas arriba.-El hombre sonrie mientras trata de sujetar a Naeriel por el brazo para llevarla al puesto de guardia de las puertas de la muralla. Cuando se ha separado algo mas del trafico de gente y otros guardias vuelve a hablar, en un tono de voz mas bajo: -Aunque siempre puedo olvidar la trasgresion de la ley si me haces una buena mamada, he oido que en ese templo vuestro os enseñan a meterosla bien al fondo.-Sonrie divertido.

- Oh, en el templo nos enseñan muchas cosas. -Digo con una sonrisa pícara.

Seguidamente me acerco mi rostro al suyo con una mano en el símbolo y susurrando algo tan bajo que no pudiera escucharme mientras acaricio su mejilla con la otra, esperando que el conjuro de hechizar persona que estaba lanzando surtiera efecto.

Contenta ante el resultado miro al guardia con una sonrisa simpática.

- ¿me dejarás marchar?

El hombre sacude la cabeza algo confundido por las palabras de la elfa, pero no cesa en su empeño, mantiene firme el agarrón en el brazo de Naeriel y comienza a llevarla dentro de uno de los puestos de la guardia por la fuerza, aunque parece un poco torpe en su intento:- No...No...Tú y yo nos vamos a divertir un rato.

- ¡Así no se tratan a las personas! -Le grito mientras doy un tirón y me libero de su presa.

- No voy a caer en tu trampa. -Musito mientras salgo a correr en dirección hacia los campos que rodean la ciudad.