Partida Rol por web

-Maldita perra...¡Pagarás por esto...!.-Dice cuando la elfa se escapa de entre sus guantes y echa a correr a los exteriores de la ciudad; el sargento duda un momento en si ordenar a los guardias de la puerta detenerla pero aprieta el puño y lo deja pasar.

El exterior de Ladara no era algo que hubiese visto muy a menudo, campos extensos, llenos de cultivos de trigo y centeno, ahora amarillentos, y de vez en cuando algun campesino labrando la tierra y cuidando de las irrigaciones que llevaban el agua del rio hasta los campos. Algunos se paran a verla, no es un común ver a una elfa ataviada con una armadura tan bien decorada salir a la carrera de la ciudad, pero no parecen decir nada, simplemente vuelven a sus tareas.

Es un dia caluroso, el sol esta en todo lo alto y suenan las chicharras entre los campos, dando a entender que es un dia de los mas calurosos del verano. Hay un camino que serpentea por entre las no muy altas colinas de las llanuras, y lleva al este, pero no hay ningun cartel ni indicacion de a donde lleva; Naeriel tampoco ha oido nunca nada de ninguna otra ciudad en Desiria, aunque las mercancias deben de llegar de algun sitio, los mercaderes no suelen soltar prenda sobre de donde las traen.

Agradeciendo a Shelyn por haberme podido escapar, me dirijo a través del camino, con tranquilidad, admirando el paisaje. Saludo a alguno de los labriegos y viajeros que me encuentro y comienzo a tararear cancioncillas con una sonrisa, olvidado el problema pasado. Continúo despreocupada por el camino mientras los campos se extiendan a mi alrededor.

Naeriel emprende una larga caminata que hace que llegue la noche y aún fresca y con ganas de caminar sigue caminando bajo la luz de las estrellas, llegado un momento empieza a sentir cansancio y algo llama su atención.

Cuando Naeriel va caminando por un sendero que lleva al este, se da cuenta de que progresivamente este desaparece, la ocasional valla o roca indicando el sendero desaparece como si la propia tierra hubiese decidido engullir el area, y los habitantes de Ladara dejasen olvidado el sendero; tiene una sensación extraña, pero pronto es reemplazada por un sonido lastimoso proveniente de unos arbustos, a un lado del sendero que poco a poco se va difuminando; en este lugar se halla una persona en un estado bastante maltrecho, un hombre de mediana edad vestido con un gorro con una pluma rota, ropas de buena calidad aunque sucias y manchadas de sangre yace en el suelo, emitiendo algunos sonidos de dolor. No porta nada salvo las ropas, y va completamente descalzo.

-Aaah...a...ayuda...-Se oye su voz entrecortada, y tose un poco.

No duda ni un momento en ir a ayudar al pobre hombre. Tras notar que sus heridas aún sangran, hace un hechizo para poder curarle [curar heridas leves] y darle algo de agua. Se queda con él hablándole suavemente hasta que el hombre pueda incorporarse.

El hombre deja de sangrar por sus heridas y tras beber agua se toma un respiro, mirando con sus ojos a Naeriel como si fuera alguna especie de angel de la guarda.

-Gra...gracias. Tiene que ayudarme...Se llevaron mi caballo...Iba a la ciudad, un importante mensaje...iba en este...-Dice señalando hacia el Oeste:-El ladrón...Se llevo el caballo en esa dirección.-Dice señalando a las murallas de la distante Ciudad. El hombre se toma otro largo respiro, Naeriel puede advertir que hay una cuerda en mitad de un sendero por donde pudo pasar un caballo, y dicha cuerda tiene uno de sus extremos fuertemente atados a un tronco, el otro pareció romperse cuando detuvo al caballo. Aún asi no son solo magulladuras lo que tenia el hombre, tenia evidentes puñaladas en su torso que mas o menos han sanado. Pasado el rato hace un gesto para levantarse y apoyandose en ella lo logra, mirando alrededor bastante confuso.

-La suerte hizo que pasase por aquí para poder ayudarle, no rehusaré hacerlo. -Le ayudo y me aseguro que estará bien. -Encontraremos al ladrón y al mensaje. -Sonrío para darle seguridad.

-Mi nombre es Naeriel, ¿y el suyo? -Le pregunto antes de dirigirme hacia la dirección en la que el hombre me indica.

-Gracias, gracias señorita. Soy Lenny, mensajero de profesion, vengo desde Ashfell, trayendo...Traia un mensaje del consejo de Ashfell para el gobernador y...ya sabe el resto.- Cuando Naeriel avanza el hombre lo hace sobre sus pies deslcazos, dudando un poco:- Va a caballo, ¿seguro cree que es buena idea ir tras él?

-No, no lo es, pero eso no me va a quitar de intentarlo, la suerte siempre puede estar de nuestro lado. -Le digo con una sonrisa y un encogimiento de hombros. -Además, si ha ido hacia la ciudad, ya sabemos dónde encontrarlo.

Rebusco entre mis cosas hasta dar con un par de botas de repuesto, pero tuerzo el gesto al ver que no le quedarán al pobre hombre.

-Lo lamento, pero no tengo nada de calzado para dejarle, deberá soportar ir descalzo hasta que encontremos una solución. -Le rodeo con el brazo para que pueda caminar apoyado en mí.

El hombre camina apoyado en ella durante un largo rato, pero poco a poco toma confianza, deja de temblar como una ramilla al viento y camina por si solo:-Hay un largo viaje, ¿esta segura que quiere volver?...No quiero ser una molestia, seguro que ha salido en una mision sagrada, a ayudar a mas gente en su camino.

-A la gente se le ayuda de uno en uno. -Le digo con una amplia sonrisa. -Y al menos quiero cerciorarme que está a salvo antes de seguir.

El camino de vuelta se hace durante toda la noche, el hombre tiene que seguir a la elfa, que a la luz de las estrellas tiene dificultades para el seguir el camino de vuelta a la ciudad; por suerte el al final entre el camino y algunas de las escasas luces de la muralla de la ciudad al final la cosa se facilita, retrasandoles mas bien poco. Igualmente el hombre se detiene algunas veces, con los pies bastante tocados por andar por ahí completamente descalzo, cuando levanta uno de estos, se le ve unas heridas que parecen estar molestandole de verdad, y por su lado Naeriel, pese a ser elfa, va camino de andar durante unas 12 horas o más, sin descanso y una armadura que parece molestar mas que proteger.

-Deberíamos encontrar algún sitio para descansar. -Miro preocupada las heridas de mi acompañante. -Necesito algo de tiempo para pedir de nuevo mis habilidades a mi Diosa.

Comienzo a buscar un lugar donde podamos estar tranquilos y que el hombre pueda reposar.

Al buscar por la zona todo parece lo mismo, un campo llano donde lo mejor que puede esperar alguien es dormir al raso. Ni si quiera el cobijo de un grupo de arboles parece posible pues muchos han sido talados, quizá Ladara fuera tiempo atrás un lugar de leñadores o quizá un incendio acabase con la foresta, pues no hay muchos arboles alrededor.

El hombre se sienta sobre una roca, casi dandose por vencido y se raja las mangas de su ropa, vendandose las heridas e intentando hacerse al menos unas alpargatas improvisadas con esto, y algunas cuerdas del chaleco que lleva como prenda de vestir:-Creo que esto es lo mejor que podemos hacer por ahora...Y tengo un hambre que no se si llegare a la ciudad o me quedaré por el camino...Señorita estoy siendo una carga para usted.

-El hambre puede solucionarse comiendo y por la mañana tendré más conjuros para poder sanarle. -Rebusco en la mochila y saco una de las raciones y el odre y se lo ofrezco al hombre. Del petate saco una manta y, tras quitarme la cota y guardarla, me siento junto a él y la echo sobre los dos.

-Ahora deberíamos descansar.

El hombre come y bebe, agradeciendo la compañia de la elfa, sus ojos se desvian a esta cuando se quita la cota, obviamente impresionado por la figura de una elfa, y parece algo nervioso cuando sencillamente se sienta junto a él y se arropan con una manta:- Yo...Hm...tengo que decir que sois toda una belleza, casi como un angel que ha bajado de los cielos a ayudarme. ¿Quien os da todos esos poderes de curación?