Partida Rol por web

El Despertar del Mal - II - La Máscara del Dios Viviente

I - Una larga travesía

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09/09/2015, 22:54
Rhylen Carsson

Que Rhylen carecía de cualquier sentido de vergüenza en estado de embriaguez quedó más que patente cuando comenzó a asearse. Vestido únicamente con sus calzones, por suerte en esta ocasión los de mejor calidad, el anciano comenzó a lavarse cara, pelo y barbas acompañándolos  en todo momento de sonidos inentendibles: -  brururururrrr, briurrrllll, ¡pufff-bufff-ñññiiiiaaaagf!. Alguna gárgara, como era de esperar cayó también… y por supuesto una sonora y estridente sonada de nariz.

Aunque estaba inmerso en una de sus mayores “cogorzas”, el apurado lavado parecía haber surtido el efecto deseado y, aunque aún se encontraba bajo los efectos del alcohol, el hipo parecía haber desaparecido… algo que siendo el anfitrión de aquella inesperada reunión ya era todo un éxito.

Pareció calmarse un poco, ajeno a todo lo que ocurría a su alrededor, cuando vio reflejado su rostro sobre el agua de la palangana. La forma era más arrugada y deteriorada de lo normal, un simple efecto óptico que mantuvo al viejo entretenido en sus pensamientos más tristes… fue cuando los fuertes golpes en la puerta le hicieron salir de su ensimismamiento y volver a la cruda realidad. - ¿Pero…?, preguntaba confundido hasta centrar de nuevo su atención en Hostawen. - ¿De qué me suena esa mujer?, se preguntaba entrecerrando los ojos mientras la observaba fijamente.

Finalmente el alboroto que se escucha a las puertas de su casa y el dolor de cabeza que crecía por momentos hicieron al viejo guerrero levantarse con muy malos humos. - ¡¿QUE DEMONIOS PASA AQUÍ!?, exclamó enrabietado. Las manos de Justina se lanzaron a su brazo izquierdo para evitar que cometiese alguna locura. Por suerte para ella y el resto de presentes, los primeros invitados en llegar vinieron acompañados de un suculento presente para Rhylen en forma de barriles. Reconoció a uno de aquellos medianos, sin duda lo había visto por la taberna invitándole en más de una ocasión a alguna jarra de vino… aunque juraría que la última vez que lo vio su piel era verde y llevaba un par de antenas por orejas. – EHHH, pequeño cabrrrr…, ¡que sorpresa!… entrad, entrad… sois bienvenidos, comentó exultante.

Las sorpresas para Rhylen no quedarían ahí, pues instantes después apareció Alétheia por la puerta. – ¡ALEEEEFEEEEAAAAA!, exclamó clamando un abrazo. El viejo recordaba perfectamente a la pitonisa, ¿cómo no?, aquella fornida mujer se ganó el respeto del anciano con cada embestida que presenció… y el hecho de no decir correctamente su nombre no era un problema de memoria, no. Inexplicablemente la llamaba así cuando andaba borracho como una cuba…

- ¡Oh, Padre Prasst!... pase, pasen…¡pasen todos!, berborreaba con un carácter más amable. – Tú, duendecillo… vete sirviendo unas jarras… ¡QUE GRAN NOCHE!, ¡JA! concluyó con los brazos en jarra y sacando pecho. 

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09/09/2015, 23:56
Hostawen

Pocas veces Hostawen se había quedado sin palabras como aquel día. Tenía intención de rectificar al mediano diciendo que era un loco salvaje y no un perro cuando todo se lió. Rhylen comenzaba a dar la nota, lo que hizo que los pómulos de la elfa se ruborizasen en señal de vergüenza ajena. Además un apuesto elfo hacía acto de presencia y soltaba un gato en la estancia que salía despavorido al cobijo de un lugar pequeño al que no pudiese llegar Rakna. Para colmo en mitad del apogeo Togo, decidía que era el mejor momento para presentarse tras un grito de Rhylen "ALEFEEEEA".
Hostawen no pudo más y mirando al infinito se sentó sin mediar palabra. Lo peor de todo es que no entendía como podía Arnama presenciar todo aquello sin rechistar. ¿Qué había vivido en su ausencia? Era algo que no quería saber.

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10/09/2015, 00:01
Rakna

Pocas veces un lobo había rechazado una presa tan fácil como aquel peludo y remilgado animal. Suerte tenía que ya había comida en abundancia. Ya que no había día sin una buena ración como desayuno. Mucho había cambiado Rakna desde encontrarse vagabundeando por Fangwood en busca de una presa fácil, hasta encontrares con dos comidas al día. Sin duda, los dioses le sonreían. Aún así alzó la mirada y la posó en el gato. No hizo falta más para que este saliese corriendo a resguarecerse bajo la cama. El lobo al ver que desaparecía en la oscuridad volvió a su descanso.

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10/09/2015, 07:25
Tanyl Argenthor

Tanyl miró sorprendido a su alma gemela cuando salió corriendo hacia la cama. Estaba claro que vivir tanto tiempo bajo la protección de los ancianos le habían hecho un gato cobarde y vago. Pero sabía que terminaría saliendo en cuanto presentasen la comida, asi que devolvió la atención a lo realmente importante: los pechos de la pitonisa.

Centrate! Era como si escuchase la voz del anciano Howart en su mente cuando se quedaba dormido ante una absurda explicación de éste. Pero funcionó y dejó de pensar por un momento en sujurentes pechos y hermosas facciones.

Por fin el dueño de la casa se había mostrado: un viejo borracho. 'Puff'. Qué le haría tan importante como para hacer de su casa el lugar de aquella reunión?

Pese a las dudas que se agolpaban en su inquieta mente, siguió manteniendose en un discreto segundo plano, pues el resto parecían conocerse y no quería interrumpir sus acalorados saludos.

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10/09/2015, 10:22
Alétheia

La Pitonisa se iba hinchando de orgullo con cada halago recibido pero el tema del lobo la deshizo por completo. Bajó y guardó el arma al escuchar las excusas de Hostawen.

- ¡Estás loca! Casi me comen. Es un lobo no un perrito faldero.- El tono de Alé no presagiaba nada bueno. Era una clara señal de "o lo atas den corto o lo machaco". Se cruzó de brazos enfurruñada hasta que comenzaron las presentaciones. Entonces, como profesional que era, lo dejó todo atrás y volvió a ser la alumna aventajada que era del Templo del Débil. La elegida, la Pitonisa, la mejor diplomática que podía tener Kassen.

Aprovecharé para presentarme aunque muchos ya me conoceréis.- El tono de la mujer era neutro, como si repitiera infinidad de veces, como parte de la liturgia de su sacerdocio, las mismas frases, una y otra vez. - Mi nombre es Alétheia, Pitonisa del Débil, Esclarecedora de los Misterios del Deforme ...- Se interrumpió al escuchar a Armana comentar que más gente debía llegar. Maldijo de nuevo su suerte. Esta vez Prasst no le había contado nada y ninguna visión había iluminado su mente por lo que estaba quedando como una auténtica principiante.

Arrrg. Debería saberlo todo sobre los invitados.- Resignada se limitó a comportarse como una persona normal. Se acercó al pequeño que trataba de disimular el chichón en su frente y se acuclilló junto a él.- Déjame ver eso, Togo Overhill. - Se humedeció el dedo gordo con saliva y limpió la frente manchada del mediano.- No es nada, se te pasará en unos días.- Alétheia no era la mejor sanadora del templo, eso estaba claro, de hecho, mucho temían la brusquedad de sus cuidados, aunque con el Padre Prasst siempre se mostraba delicada.- ¿Puedes servirme una copa de vino?- Le vendría bien para levantar el ánimo. Pasó entonces al semielfo al que no conocía ni de vista.- Encantada de conocerle. Precioso gato.- Los ojos claros de la Pitonisa escrutaron de arriba a abajo al hechicero. Realmente era mono y enseguida pensó que formaría una buena pareja con Hostawen. Ese pensamiento le hizo sonreír y, cuando pasó junto a ésta para saludar al Sr. Carsson, no pudo evitar darle un codazo en el costado.

- Jijiji.- Le guiñó un ojo a su amiga, diciéndoselo todo sin mediar palabra. Cuando por fin tuvo delante al Paladín del Débil, sus mejillas se tornaron de un rojo carmesí. ¿Se emocionaba al verla o eran imaginaciones suyas? Dejó pasar la equivocación con su nombre, asumiendo que era culpa del mal de la lengua de trapo que la ingesta de alcohol provocaba en Rhylen. Ella le había visto luchar, defenderlos hasta casi perecer, y eso era lo que contaba.- Sr. Carsson que bueno...- Ojiplática, repasó el delgado y fibroso cuerpo atlético del guerrero, ahora en calzones, deleitándose en cada arruga y piel flácida. Tuvo que esforzarse y que no le diera un vaído, vencida por el peso de la nueva armadura, y mantener los ojos lo más arriba posible.- ...que bueno verlo de nuevo tan...tan ...saludable.

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10/09/2015, 17:53
Jonark Uptal

Una vez hechas las presentaciones los invitados a la cena fueron tomando asiento alrededor de la mesa. Fue una sorpresa para todos que el Padre Prasst le pidiese, muy amablemente eso sí, a Justina que abandonase la casa justo en el momento en que se apresuraba a tomar asiento al lado de Rhylen; éste vestido ya con unas ropas más dignas. Según el encorvado sacerdote, ésta no querría saber de lo que allí se hablaba, pues eran temas aburridos y de índole militar. Aunque sus palabras fueron ésas, lo cierto era que, para cualquiera que conociese a la mujer, pese a su carácter hirsuto y avinagrado, ésta solía hablar amplia y desaforadamente con sus amigas una vez salía del templo de Débil tras los oficios diarios a los que asistía, valga la redundancia, religiosamente. El grupo de mujeres, las cuales recordaban a una bandada de cuervos dado las ropas negras que vestían y a la forma en la que hablaban, no dejaban títere con cabeza y despotricaban acerca de esto y aquello con tanta pasión como con igual falta de discreción. Aquello, para el buen entendedor, daba un ligero detalle de la seriedad de lo que se hablaría allí.

Una vez Justina dejó la estancia los dos medianos comenzaron a preparar afanosamente platos y jarras para tenerlos listos para la cena. Jimes, decidió quedarse un rato más hasta que apareciesen los tres comensales que faltaban, los cuales no tardaron mucho en aparecer. La voz escandalosa y grave del alcalde Uptal anunció su llegada  un par de minutos antes de que su orondo cuerpo atravesase el quicio de la puerta. Acompañándole venían dos personas: el capitán de la guardia, Gregor Wissen, y otro hombre misterioso de aspecto fiero y hosco en cuyo rostro podían contarse hasta cuatro antiguas cicatrices dejadas allí por espadas enemigas.

¡Bueno! ¡Veo que somos los últimos en llegar! – Exclamó el alcalde tan pronto vio que el grupo ya se encontraba reunido en torno a la mesa. Lamentamos la demora, pero nuestro amigo e invitado, el señor Cygar, acaba de llegar ahora mismo y no creímos de buena educación comenzar la cena sin él. – El alcalde mostraba una sonrisa muy propia de él, sin embargo, sus acompañantes no parecían compartir aquel entusiasmo que presentaba Uptal. En sus caras podía leerse la preocupación acumulada durante lo más de diez días desde que Alétheia, Hostawen, Rhylen y Sigmund llegasen de la cripta con las incómodas noticias.

Por favor, tomen asiento. -  Indicó a sus acompañantes mientras él hacía lo propio.

Jimes no tardó en acercarse a la mesa para tomar nota de lo que querría cenar cada uno seguido por su compañero con cara de niño que iba rellenando las jarras con cerveza, que era lo que realmente contenían los barriles. Todas, excepto la de Rhylen, que cuando iba a ser rellenada el capitán de la guardia colocó su manos sobre ella.

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10/09/2015, 18:23
Cygar Anravis

Una vez Jimes hubo abandonado la habitación para dirigirse hacia las Siete Platas y Togo se huo retirado una distancia prudencial de la mesa, cosa que no impedía que el mediano escuchase todo lo que allí se hablaba, el misterioso Cygar se presentó a los que no le conocían. 

Mi nombre es Cygar, como bien ha dicho el alcalde. Cygar Anravis. - Comenzó diciendo con una voz rasgada y carente de brillo. Sus ojos, acostumbrados por su oficio a escrutar con detalle cada rincón, estudiaban a los allí presentes sin reparo alguno. Vestía ropas de color verde oscuro y unas botas tan polvorientas y desgastadas que a duras penas se distinguía el color original de éstas. Para Hostawen aquel hombre no resultaba un completo extraño, pues Arnama y él se conocían desde hacía mucho tiempo, ya que ambos eran exploradores. Tan sólo una vez había coincidido con él bajo el mismo techo, y fue muchos años atrás, al poco de se acogida bajo la tutela de Arnama. – Para los que no me conozcan, que son los que más, mi cometido es vigilar los caminos del reino cercano de Nirmathas para tener informado a nuestro Rey y Señor, Ulmarión VI de todo lo que acontece más allá de la frontera sur de Lastwall. – Aunque Nirmathas y Lastwall no estaban en guerra, ni lo habían estado desde hacía más de cien años, nunca estaba de más tener espías en el reino vecino. Nirmathas era un reino expansionista,  cosa que le venía debido al carácter bravucón y belicoso de sus últimos gobernantes, empero, en las últimas décadas, había dado con la horma de su zapato, el reino de Molthune, situado en su frontera sur-suroeste. La guerra que mantenían entre ellos, una guerra de desgaste, iba ya por su undécimo año y no tenía visos de que fuese a terminar pronto.

Como podréis imaginar, si es que nadie lo ha dicho ya, nos encontramos aquí por el asunto de los…objetos desaparecidos: el medallón de Assar y el engarce del de Ekat Kassen. – Expuso sin tapujos el explorador.  - Según he podido averiguar, para mi frustración, es que aquellos que lo robaron se cuidaron muy mucho de ocultar su rastro de vuelta hacia Nirmathas. Poco he podido encontrar más allá de un par de cadáveres malamente enterrados dejados atrás por caer víctimas de una enfermedad, la cual seguramente contrajeron en la cripta. – El explorador desenrolló un mapa y lo extendió en el centro de la mesa. Los cadáveres visten igual que el que encontrasteis en la cripta y otro que Arnama me mostró en la orilla del Lago Gris. En un principio pensé que se trataba de saqueadores Nirmathianos buscando riquezas para continuar la guerra… pero el Padre Prasst me sacó de mi error.

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10/09/2015, 18:50
Padre Prasst

El Despertar del Mal - II - La Máscara del Dios VivienteEl Padre Prasst, que había asistido silencioso durante toda la exposición, tomó la palabra. Su voz, no era más que un susurro acompañado por las sibilancias de sus pulmones, por lo que los que estaban sentados al otro extremo de la mesa hubieron de inclinarse hacia adelante a fin de escuchar bien lo que decía. – ¡Gracias al conocimiento acumulado por nuestra Divina Senectud en sus largos siglos de padecimiento, - comenzó diciendo con toda la pompa que podía debido a su escaso hilo de voz, - a éstos jóvenes que son el tesoro de la Villa de Kassen y entre los que se encuentra, Alétheia, nuestra adelantada y prometedora Vaticinadora sin cuya providencial y valiosa ayuda no hubiese podido llegar a éste hallazgo! – Dijo elevando sus manos como raíces hacia el techo.  De debajo de los pliegues de su amplia túnica, el anciano extrajo una máscara de escayola que colocó junto al mapa. Ésta máscara perteneció a uno de esos salteadores de tumbas, el cual falleció estrangulado por las garras del infame Assar. No es ajeno a mí que en Tamran, de donde provenían las monedas que hallasteis en sus bolsillos, existe una iglesia local dedicada al que ellos llaman Razmir, El Dios Viviente. Son monjes que ayudan a enfermos y desfavorecidos que mendigan en las calles de Tamran y que han padecido los estragos de la guerra. No es propio de gentes que hacen esos nobles actos el comportarse así…

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10/09/2015, 19:06
Cygar Anravis

A no ser que no sean lo que dicen ser... - Interrumpió Cygar, dejando sus palabras en el aire.

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10/09/2015, 20:58
Rhylen Carsson

Rhylen tomó asiento rápido cuando los últimos invitados terminaron por llegar, no sin antes vestirse de una forma más adecuada para la ocasión. Con una extraña sonrisa dibujada en su cara, fue dando la bienvenida y coreando la presentación de cada uno de ellos. ¿Acaso era aquello una fiesta? Para el viejo guerrero parecía que sí… Gente nueva con la que echar un trago, algunos conocidos de vista, otros ni pajolera idea de quienes se trataban… e incluso no le molestaba que un lobo y un gato estuviesen merodeando por allí… le resultaba divertido, algo que si no hubiese sido por el estado en el que se encontraba y que estaba a escasos minutos de probar una deliciosa jarra de cerveza, habría tenido un desenlace muy diferente.

Aquella espumosa cerveza caía al interior de las jarras de sus invitados acompañados del sonido característico del llenado – Delicioso. Los primeros sorbos se sucedían entre ellos mientras aquel niño continuaba con su tarea de llenada aproximándose al anciano – Ya queda poco…, se relamía, ya casi saboreando aquel primer trago que despejase su garganta. Iba a conseguir por fin su gran premio cuando de pronto la mano del capitán de la guardia impidió culminar la acción. -¿¿¿¡¡EHHHNN!!!???, la cabeza del viejo se elevó al instante para mirar desafiante a aquel insensato – Malditoooooo… . Por seguro era que si en ese momento tuviese su *espada a mano ahora estarían cruzando algo más que las miradas. -¡JUM!, bufó enojado.

Tras una infinidad de insultos hacia ese capitán para sí mismo, el hombre misterioso comenzó a relatar el motivo de su estancia allí. Consiguió captar la atención de Rhylen, no así como aliviar su sed y apaciguar su enfado…

-Veaaaaaamosssss…, interrumpió Rhylen a la vez que arrastraba la silla para ponerse en pie y golpear la mesa. – Tenemos un mapa, bien…muy bonito…, y unaaaaaa…eeehhh… horrible máscara que bien podía ser de uno de los burdeles de Tamran, comentaba mientras caminaba rodeando la mesa… y sí, en dirección hacia la jarra de cerveza a medio vaciar. – Y luego esos objetos pertenecientes a Kassen y Assar, que todo el mundo les otorga un gran valor pero nadie dice abiertamente que diantres son… ¡o eran!, dijo alzando cada vez más la voz. – Señores, si además de todo este galimatías van a impedirme beber en mi propia casa, continuó agarrando por fin la jarra de cerveza, - Les agradecería que no se andasen con rodeos y vayan directamente al grano, sentenció dando un largo trago – AAAAAAHHHJ, muy buena, ¡si señor!

Notas de juego

* la espada de Rhylen pertenecía anteriormente a Assar

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10/09/2015, 22:28
Hostawen

Sentada en una de las sillas, Hostawen, esperaba impaciente a que los demas tomasen asiento. Cada uno se presentaba, pero la elfa optó por no hacerlo hasta que Alétheia pasó riendo por su lado, algo incomprensible para la elfa. Mucho menos entendió aquel codazo que seguro haría moraton. - ¡Ay!, ¿era necesario? - preguntó con el rostro dolorido por aquel codazo.

No pasó mucho hasta que el alcalde hiciese acto de presencia y pusieron a todos al corriente de lo que allí sucedía, parecía que aquella reunión era para desvelar el misterio que comenzó con la Llama Eterna. Hostawen escuchaba atenta a lo que alli se cocía, pero era difícil con Rhylen en un estado vergonzoso y condenable. No paraba de subrayar las obviedades y buscar alcohol de forma desesperada. Parecía un crío o algo peor. Su actitud incluso le hacía tener vergüenza ajena, pero había decidido hacer caso omiso. - Debería ir alguien a indagar al templo.- dijo la elfa de forma inocente, sin incluirse. -Quizás lo mejor fuese un grupo pequeño y poco conocido. Sobre todo sigiloso.- aportaba Hostawen, para que el alcalde apúntase su consejo y buscase un equipo a la altura de aquella aventura.

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10/09/2015, 22:45
Togo "El Niño" Overhill

Estaba el pequeño Togo en sus tareas, cuando se percató de que la oronda mujer de rojizos cabellos, amenazaba al perro con un arma. La joven dijo con total seguridad  que lo que allí  había no era un perro, sino un lobo. El "niño" se quedó observando al animal unos instantes y todo empezó a encajar a la vez que su  incredulidad se iba tornando en asombro por momentos -Un Lobo.... dijo asombrado - Lo puedo tocar antes de que se coma a alguien...?   Como tantas otras veces, la curiosidad venció a la sensatez y Togo se acercó  lentamente para tocar el suave pelaje del manso animal. Estaba embelesado con el lobo cuando el pequeño escuchó su nombre y  acudió de inmediato a la llamada, sin saber muy bien para qué. Quien lo reclamaba era la maciza joven, que se agachó para poder ver de cerca el chichón que creía en la frente del mediano. Sin quererlo, el pequeño se vio frente a frente con los enormes y carnosos pechos de la joven, lo que le hizo sonreír inocentemente e incluso llegó a ruborizarse por la situación. la joven le pidió vino, pero no tenían -lo siento señorita, pero sólo tenemos cerveza. Si  lo deseáis, mi compañero Jimes os lo traerá con la cena. Qué será una pitonisa...?

El resto de invitados llegó. Se trataba del alcalde, el capitán de la guardia y un misterioso hombre. Togo empezó a hacer su trabajo sirviendo uno a uno a todos los comensales. Cuando llegó el turno de Rhylen , la mano del señor Wissen se interpuso entre la cerveza y el vaso del anciano. El pequeño enseguida lo entendió - Ah sí, perdón. Olvidaba que el señor Carsson prefiere  vino. Y con una sonrisa dijo - Lo siento señor, tendrá que esperar...

La reunión comenzó y por más que quiso, Togo no pudo evitar escuchar todo lo que allí se decía   bueno, ya lo olvidaré mañana. El hombre misterioso comenzó a hablar y el interés del pequeño fue en aumento a cada palabra que decía reino, rey, objetos desaparecidos, medallón, rastro, cripta mapa!!!! El mediano no pudo evitar acercarse con disimulo a la mesa para ver  el mapa, aunque fuera de lejos. Acto seguido habló el sacerdote y aunque no entendió ni la mitad de lo que dijo, se sintió tan atraído por el objeto que con tanto misterio puso sobre la mesa, que cuando se quiso dar cuenta, Togo estaba de rodillas sobre la silla que había libre, observando boquiabierto la máscara de no se quién ... 

- Tiradas (1)

Notas de juego

EDIT: He hecho tirada de saber local. Y por el resultado parece que algo puedo saber.... XD

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11/09/2015, 01:23
Director

Notas de juego

Saber local:

Por lo que recuerdas, cuando eras pequeño hubo una religión que intentó establecerse en los pueblos que rodean a las colinas de Sangre de Gusano cuyos monjes también llevaban máscaras. Por alguna razón que escapa a tu memoria, ya que por aquellos entonces no eras más que un chiquillo de poco más de cuatro años, esos peregrinos que trataban de reclutar acólitos para su fe desaparecieron al poco tiempo pues no lograron establecerse entre las gentes de tu tierra, gentes de fuerte sentido agrícola y ganadero.

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11/09/2015, 01:49
Togo "El Niño" Overhill

Uuuummm  Esa máscara me suena.... Pronunció Togo sin querer . Al verse encima de la silla y observado por todos, bajó rápidamente y volvió  junto a los barriles silbando con disimulo.

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11/09/2015, 05:14
Gregor Wissen - Capitán de la Guardia de Kassen

Sí, ciertamente así debe ser...un grupo sigiloso, competente y que sea lo suficientemente reducido como para no levantar sospechas. - Respondió a Hostawen Gregor Wissen mientras lanzaba una mirada interrogante a Arnama. Pe...pero creí que tu mentora ya te había comentado que habíamos pensado en vosotros. Sigmund se presentó voluntario en cuanto se lo propuse pero, lamentablemente, desde que llegó de la cripta n oha levantado cabeza. Puede que la misma enfermedad que afectó a esos ladrones también le afectase a él. - Añadió sin poder ocultar el el asomo de preocupación que se dibujó en su rostro. - El Padre Prasst está haciendo todo lo que puede por salvarlo... - Én efecto así era pero, según las palabras del sumo sacerdote, esas enfermedades contagiadas a través de un muerto viviente tardaban mucho en sanar, cosa que no siempre se daba. Normalmente el enfermo tenía que poner mucho de su parte para conseguir salir adelante y, en el caso de Sigmund, sólo parecía hacerlo cuando Dimira, la joven a la cual rescataron de la cripta, estaba junto a él.

 

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11/09/2015, 05:22
Cygar Anravis

Viendo el número de veces que el capitán de la guardia tragaba saliva y la dificultad con que lo hacía, Cygar no tardó en intervenir para continuar con lo que el afectado capitán quería decir. En efecto, como bien dice aquí el honorable Gregor, creímos que tanto tú como Alétheia estaríais dispuestas a viajar a Tamran para averiguar más acerca de esa secta y saber quién está detrás del robo y el porqué. Es imperativo que traigamos a esos salteadores ante la justicia para que reciban su justo castigo. – Su áspera voz se elevó más de lo deseado debido a la pasión con que las palabras salían de su interior. Kassen está solo en esto.  - Continuó. - Esos medallones, que pueden parecer en la lejana Skelt más que estúpidas bagatelas, me temo que sean más peligrosos de lo que aparentar ser.

El explorador hizo un alto en su discurso para observar con curiosidad al mediano que, sin que nadie reparase en él, se había subido a la silla y observaba la máscara con curiosidad. Sin embargo, no dijo nada. El alcalde Uptal cree que al señor Carsson le vendría bien salir de la villa y acompañaos a ambas. Su veteranía y madurez puede seros de ayuda en una ciudad tan populosa como Tamran. – Dicho esto, el hombre volvió la mirada hacia Tanyl. - Además, gracias a Tymora, Moltus conoció hace un par de días a éste muchacho quien venía a Kassen atraído por las noticias de lo sucedido en la cripta. Según nuestro extravagante amigo…una persona con sus cualidades podría ayudaos mucho en vuestra tarea; ya que no podemos olvidar que Sigmund está... enfermo y no podrá acompañaros. - La frustración que se escapaba con cada una de sus palabras quedó patente cuando expuso el motivo por el cual él mismo no había averiguado más ni podía ir a Tamran. - De buena gana os acompañaría pero, al igual que yo conozco a algunos espías en Nirmathas, ellos también me conocen a mí, por lo que si yo fuese con ustedes pondría en riesgo la misión. Y... -

Cygar se detuvo tras la enigmática y fugaz intervención del pequeño camarero. ¿Te suena? ¿Cómo que te suena? - Preguntó sumamente interesado.

 

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11/09/2015, 10:57
Alétheia
Sólo para el director
- Tiradas (1)
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11/09/2015, 11:46
Alétheia

Adiooos Justinaaaa.- La oronda Pitonisa se regodeaba al ver partir a la viuda negra mientras tomaba asiento alrededor de la mesa. Con lo que había visto y oído ya tendría entretenimiento para unos cuantos días, así que más le valía conformarse con eso. Estaba encantada con la reunión, sentada entre el Padre Prasst, que tantos elogios dirigía hacia ella, y a la derecha del Sr. Carsson, ante el cual profesaba una ciega admiración. Henchida de orgullo, Alé parecía no caber en la silla y no por sus apretadas carnes, sino de gozo.

Por fin el Padre Prasst expuso los resultados de sus investigaciones en las visitas que había realizado a la Cripta una vez su pupila se había deshecho de Assar, con ayuda de sus compañeros, por supuesto. El culto religioso a quien pertenecía la curiosa máscara era el de Razmir, el Dios Viviente.

- Mmmm.- Se hizo la interesante Alé al escuchar el nombre, acariciando con su regordeta mano la abultada papada, aunque no recordaba casi nada de ese culto.- Interesante.- A pesar de las apariencias, se preguntaba una y otra vez por qué demonios el Padre Prasst no la había puesto al día en todos el tiempo que llevaban en Kassen desde su regreso victorioso de la Cripta. Supuso que el Sumo Sacerdote del templo del Débil habría estado realmente ocupado.

Togo se había disculpado con ella porque no había sido previsto para la cena que hubiese vino. Disgustada la mujer le contestó que la cerveza no le gustaba. Pero no quedó ahí la cosa pues se acercó a las orejitas del mediano y le susurró al oído.

A medida que la velada iba avanzando la Pitonisa se iba encontrando más y más cómoda. Ignoraba ya al lobo que se sentaba apaciblemente junto a su amiga. Hasta se permitía el lujo de posar su mano en el fuerte antebrazo del guerrero y reírle las gracias.

- ¡Oh, jajaja, Sr. Carsson cómo es usted!- Adoraba ver cómo la espuma de la cerveza se quedaba pegada a la frondosa y nívea barba. La sacerdotisa del Débil le acosaba a preguntas acerca de lo que había hecho durante esos días. Era un reflejo de su subconsciente pero así pretendía que hablara más y bebiera menos.

Cuando Hostawen habló, lo hizo para mostrar su opinión al respecto. Al contrario que Rhylen, ella sólo hablaba cuando creía que era estrictamente necesario. Alé asintió a sus palabras y escuchó las réplicas de los presentes, esperando su turno para intervenir.

- También  existe la posibilidad de que quieran inculpar al culto del Dios Viviente. Unos ladrones de tumbas interesados en cargarle el muerto a otro. Un chivo expiatorio.  Al ser enmascarados es fácil usurpar su identidad. Por eso lo más aconsejable es hacer ese viaje. Por supuesto que estoy dispuesta a ofrecer mis servicios como Esclarecedora de la Verdad. – Dejaba claro así que no era un gesto altruista, sino que Kassen tendría que agradecerle algún día al culto del Débil, la protección que este dios otorgaba siempre al pueblo.-  Se me ocurre una idea…- Dijo sin avergonzarse por ser de las más jóvenes allí presentes y presentar su idea.-…quizá el Padre Prasst pueda prepararnos una buena coartada, en caso de que la discreción falle.- Ella no era muy de estarse callada o de pasar desapercibida y, si el Sr. Carsson iba a acompañarles, todos los lupanares y tabernuchas de Tarmall acabarían enterándose de sus más ocultos secretos. Por otra parte, aunque ella lo desconocía, puede que hubiera algún tipo de relación cordial entre los dos cultos.- Quizá un salvoconduto para visitar la capilla.

La noticia de la enfermedad de Sigmund fue otro fuerte mazazo para Alétheia. Lanzó furtivas miradas al Padre Prasst. ¿Por qué no le había dicho nada? Ella hubiera podido ocuparse de él, o al menos haber ido a visitarlo.

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11/09/2015, 11:50
Alétheia

- Seguro que el Sr. Carsson guarda alguna botella especial por ahí, sólo que él no puede encontrala en su ...estado- Guiñó un ojo al simpático Togo dejando bien claro lo que quería que hiciera el camarero. Si el gato del extraño semielfo había encontrado botellas vacías bajo la cama, qué no podría encontrar el avispado mediano.

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11/09/2015, 15:45
Tanyl Argenthor

Sí, sí, que si un culto por aquí, que si infiltración por allá. El semielfo dejó de escuchar a la mitad de la explicación - su concentración era fácilmente interrumpida por cualquier otra cosa que reclamase su atención-.

Le sorprendió gratamente la actitud de aquel viejo guerrero; él habría hecho lo mismo si hubiese estado en su lugar, aunque claro, las debilidades de Tanyl eran algo distintas.

- Y bién, ¿de cuánto hablamos? ¿Me refiero a cuánto van a pagar y cuál es el servicio en contreto? ¿Carsson liderará la comitiva?