Partida Rol por web

Hacket asintió con la cabeza y siguió a Jekil mientras hacía una seña al resto de gente agrupada en el patió, para señalar que les siguieran.

De esta manera todo el grupo caminó a través de la cocina y puso rumbo a la entrada del edificio en donde, mientras Sigmund iba sacando el equipo del armario para entregarlo a sus dueños, se despidió de ellos.

-Parece que hasta aquí llega el inicio de su investigación les dijo a todos mientras les estrechaba la mano en señal de despedida y trato cerrado Sólo me queda esperar a que tengan éxito y me traigan pronto lo que les he pedido, para pagarles con lo acordado. Les deseo toda la suerte del mundo en sus pesquisas, por la parte que nos toca a todos en este trato.

Gustav recogió según se las iban dando las posesiones que habia dejado a la entrada. Se abrocho de nuevo el cinto con la bolsa y la maza, se puso su chaqueta larga y se caló el sombrero, repasando todo el borde con dos dedos. Luego se colgó de un hombro la mochila, y colocandose al lado de la puerta principal se giró al resto de sus compañeros:

-Y bien...Hacia el puerto entonces?

El estaliano recogió toda su herreruza y su mochila. Esto sólo era el principio de unas cuantas indagaciones más. Su objtivo era el tal Leonard. Por unos momentos pensó que no le gustaría encontrarse en la piel de ese pobre diablo. Sobre todo si el grupo de extraños que viene a hacerte unas preguntitas, dispone de un enano matador con ganas de machacar huesos... como todos los matadores enanos.

Realizó un saludo cortés como despedida y le guiñó un ojo a la pequeña Casilda. Ya en la calle, dejó a las personas versadas y con madera de liderazgo, dirigieran el cotarro, pues el bueno de Ruy, fuera de fiestas, jolgorio, tocomochos y una buena ración del mejor acero, no aptitude suficientes.

Se tomó su tiempo para colocar cada objeto, que había dejado en el armario, en su sitio. Bastante meticuloso cuando se trataba de manejar sus herramientas de trabajo. Una vez hubo colocado cada pieza de su equipo en el lugar correspondiente se sintió, más tranquilo y calmado.

Ya en la calle, había que tomar un rumbo. Aunque no todos pensaban lo mismo, él creía que podrían sacarle más punta al asunto del robo en el distrito portuario.

-Sí, creo que es lo mejor que podemos hacer. Ir al puerto y buscar a Leonard.

 Lo primero que hizo Joss fue recuperar sus armas fetiche, su hacha de mano y su martillo, luego comprobó que el filo de su gran hacha estaba impoluto.

-El puerto, grrrruuu. Vamos muchacha, no querras quedarte atrás dirigiendonos a un sitio de tanta penuria humana.- El enano habló con tono paternal a Lari, después de todo él se había salido con la suya y no tenía ganas de rencores innecesarios con una chiquilla humana.

El grupo se despidió de Hacket, Sigmund y el resto de sirvientes de la casa una vez se hubieron pretrechado con lo que dejaron en la entrada a su llegada, y tras la despedida, todos se dirigieron al puerto de la ciudad para comenzar con sus indagaciones sobre aquel robo.

Más allá del jardín, pudieron comprobar que la vida de la ciudad continuaba su ritmo bajo el sol que seguía sin ser capaz de calentar las calles, igual de frías que cuando entraron en la mansión de Hacket y de esta manera, esquivando a la gente que iba y venía con sus quehaceres diarios, todos dejaron atrás la casa para encaminarse al puerto de la ciudad.